La música sonaba fuerte, retumbaba en sus oídos. Su cabello ya largo llegaba debajo de sus cejas y la parte de atrás le tocaba los hombros, llevaba un traje elegante y negro que dejaba ver su pecho. Su mirada parecía sombría, caminaba directo al bar. En el camino muchas chicas y chicos se le pegaba, bailándole no tan discretamente, insinuándose. “Estúpidos”, pensó Minho, “no me gustan los fáciles”. La personalidad de Minho generalmente era amable, pero últimamente se había estado comportando de una manera muy fría. Desde que decidió terminar su relación de un par de años.
- Ya no puedo más… No sé como manejar esta situación… Estoy confundido, no sé que es lo que me pasa… Algo está mal… - le decía Minho.
- ¡Excusas y más excusas! – le gritó.
- Tratemos de hablarlo mejor – Minho empezaba a asustarse.
- Ya estoy harto de ti y que juegues conmigo como si fuera una mierda. Adiós – salió dela puerta para no volver. Minho tampoco le pidió que volviera, tampoco dejó que volviera…
Ya habían pasado dos meses desde entonces, pero todavía sentía ese espacio en su interior, uno que quería llenar a toda costa porque sentía que lentamente caía en algo que todavía desconocía.
- Dame lo más fuerte que tengas – le ordenó al mesero.
Hace poco había abierto ese club, era muy exclusivo, así que sabía que no se encontraría con cualquier zorra.
- Aquí tienes – puso la bebida traslúcida sobre el bar.
Tomó el vaso y vertió el contenido en su boca, cayendo algunas gotas por su comisura. Un trago, dos, cinco, siete. Sentía como su cuerpo ardía.
“Geudae nayegeman jarhejwoyo, hangsang nayegema usojwoyo
(Sólo se bueno conmigo, sólo no dejes de reir conmigo)”
Se adentró a la pista, buscando con la mirada a alguien que le llamara la atención. Necesitaba saciar el dolor de ese vacío. Entonces lo vio, con su cabello largo, un poco más que el de él, sus ojos pequeños, su expresión perdida, sus movimientos indiferentes de un lado al otro, al ritmo del compás de la canción.
“I said oouuhh~…”
De repente esos ojos se fijaron en Minho. Lo miraban directamente, pero dentro de esas orbes miraba un negro sin brillo, una mirada vacía. Ambos se acercaran, como si sus expresiones hayan sido un llamado.
“Oouuhh~…”
El chico posó sus manos sobre los hombres del desconocido y Minho poso su brazos alrededor de las caderas del chico.
“Ajik nan sarangi duryeowoyo (Aún le tengo miedo al amor)…
I love you, I love you~”
Ambos empezaron a moverse al ritmo de la música, cerrando los ojos, dejándose llevar por el extraño sentimiento que parecía rodearle a ambos. Un sentimiento de que algo falta, el sentimiento del vacío, el sentimiento de no querer luchar más. Solo querían dejarse llevar por el beat que resonaba en los parlantes. Empezaban a saltar, rozando sus cuerpos contra la multitud, pero más entre ellos mismos.
“Haru jongil geudae moseup jakku tteo-olla, onjongil olliji ahneun jeonhwagiman tto jyeodabwa
(Todo el día, lo único que hago es pensar en ti, todo el día, no dejo de mirar el teléfono, el mismo que no suena)”
Ahora, el chico le susurraba “Jinki” al oído del más alto, mientras sus cuerpos estaban más unidos, restregándose entre los olores de sudor, perfume, cigarro y alcohol.
“Neoui saengage bamen jamdo mut iruda, dalbiche geudaereul tteo-ollamyeo nae mam gubaekhaebwa
(Todos mis pensamientos son tuyos, no puedo ir a dormir por las noches, pienso en ti con la luz de la luna y confieso mi corazón)”
Las manos de Minho ya estaban en el trasero del otro, pegándolo a su cuerpo lo más posible, el otro se dejaba hacer, como si fuera lo que quería, acercó su rostro al de Minho, haciendo que oliera su aliento alcoholizado. Jinki unió sus labios con los del otro, metiendo de una vez la lengua, devorando los carnosos labios, hambriento, como si le rogara con desespero que calmara el ardor que sentía en sus labios por culpa del abandono.
“Nae mameul barabwayo, ireohke aetaneunde
(Mira mi corazón, está quemando así)”
“Vamos a un lugar más privado”, susurró Jinki descaradamente en el oído del alto, quien asintió como a quien le da igual. Poniendo las manos grandes en su cintura, moviéndose al compás de la música todavía, lo guio hasta un cuarto cerrado, dónde iban los VIP, dónde se podía beber sin que la música estorbara o dónde se podía bailar más íntimamente, o simplemente otras necesidades.
“I love you, I love you~”
Jinki permitió a la música entrar, empujó a Minho al sillón y se sentó sobre él, saltando en sus caderas, sintiendo la música recorrer en alcohol de su sangre. Rápidamente, prenda por prenda van cayendo al suelo, pronto la ropa de ambos estaba perdida en algún lugar dentro de esas cuatro paredes, sus cuerpos desnudos ardían, el miembro de Minho siendo envuelto por una cavidad que poseía un órgano suave que lo recorría de todas formas, sintiendo la humedad por todo su miembro y como éste era succionado. Cierra sus ojos fuertemente, sintiendo como sus caderas se mueven en busca de más contacto con la cavidad húmeda.
“I say yeah, yeah, yeah, yeah~”
La boca inundada de Jinki dejó pasar el líquido viscoso y blanquecino hasta su garganta. Ahora, todavía excitado, se llevó tres dedos a la boca para ensalivarlos y luego meterlos a su entrada de una vez, moviéndose sobre ellos.
“Milgo danggijineun malajwoyo, uri jogeumman soljikhaejweoyo
(No juegues el juego del gato y el ratón conmigo, seamos un poco más honestos) ”
Se dejó caer sobre el miembro, saltando sobre él una y otra vez, pensando que el hombre que llenaba su estrecha cavidad era el hombre que amó alguna vez, tal vez todavía lo hacía, pero todo era tan complicado. Sentía el miembro creciente tocar cada parte de su cavidad, rozando la parte que más le hacía enloquecer. El hombre que lo enloquecía tan solo con pensarlo, cada vez lo hacía menos, cada vez lo hacía sentir más y más mierda, como si no tuviera ningún tipo de valor.
“Odiseo mu-eol halkke gong-geumhaeyo, hokshi ireon naega jwichanhnayo?
(Me causa curiosidad saber donde estás y que estás haciendo. ¿Te molesta que esté siendo así?) “
Mientras iban en camino a la culminación, sentían un vacío más grande, sintiendo como ese acto les hacía recordar descaradamente que ese vacío no podría ser rellenado, por lo más que intentaran.
Entre gemidos, recuerdos siendo remplazados por placer, eyaculaciones sin sentido alguno se hicieron presentes. No se sentían llenos, satisfechos, ni mejor. Sin más, ambos se limpiaron y se vistieron. Un frío adiós quedó resonando en el pequeño cubículo.
Las lágrimas que caían miserablemente por las mejillas de ambos les indicaba que era muy tarde para dar vuelta atrás…
“Te amo cada día,
No te alejes,
Llévame lejos,
Te amo cada día,
En todos los sentidos,
Te amo.”