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Sounds of Phantom por Shiroi Kaze

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Eran escasas ocasiones en las que podían lograr reunirse los dos grupos de buenas amistades. Era difícil, el trabajo tanto de Screw como Sadie era exigente. Los miembros luego de tantas reuniones, conciertos, ensayos, etc solo lograban asimilar el cansancio cuando caían en cama. Pero sus reuniones no eran imposibles. Más sencillas lograban ser sus planificaciones en tiempos libres cuando Byou y Mao dieron por enterada su relación.

Las reuniones a finales de otoño eran las más divertidas para el vocalista de Screw. Por lo general solía ser él mismo el administrador de esas interminables noches de películas y “cuentos absurdos” como el castaño solía llamar a los relatos sobrenaturales. “Historias sobre fantasmas, terror y demás hay para tirar al cielo; me son demasiado aburridas ya en la actualidad pero… me divierte asustar con ellas” Delegaba para sus adentros con una mueca maliciosa una y otra vez al pensar en sus planes para esa noche. Solo con esa expresión dejaba al descubierto sus intenciones a los compañeros que simulaban ignorancia. A su vez ya iban preparándose psicológicamente para las pesadas bromas de su amigo.

Al principio no les molestaba, sin embargo ya aplicaban en muchas “todo tiene un límite.” Más que disgusto les irritaba que fuera lo mismo una y otra vez. Lo peor del caso era la suerte extrovertida que se gastaba Byou. Siempre lograba salirse con la suya al no contener sus carcajadas cada vez que sus amistades caían en sus juegos. Fuera por parte de su grupo o el contrario, pareciese que un niño aflorara en su personalidad para esas fechas.

- Aquí vamos…de nuevo… – Manabu en sus suspiros intentaba relajar su resignada mente. Eran pocas las veces que lograban sorprenderle y que su acostumbrado semblante de indiferencia se viera perturbado. Así eran muchos, claro… cuando la broma era ajena las risas no se podían contener. Como la habitual risa cuando un amigo se cae al suelo; primero te ríes y luego le ayudas. Sin embargo, Byou quiso cambiar sus tácticas. Les dejo ver y hacer de todo a sus gustos aquella noche. Más que una reunión ya parecía una fiesta entre las cervezas y la fuerte música de su apartamento.

Y al pasar las horas, la sonrisa del cantante se ensanchaba. En el estado somnoliento de todos le parecía perfecta la ocasión. Madrugada, con la oscuridad del lugar nadie hallaba el teléfono que insistía en repicar.

- A la mierda con ese teléfono, nadie llama a esta hora.

Sin embargo, Mizuki quedo con un trago amargo en la garganta al escuchar su propio móvil repicar. Esta vez, no creían que fuera una broma tan especulada.

El silencio se mantuvo en la sala mientras el celular era puesto en alta voz. Escuchando un entrecortado sonido, indescriptible para todos. Hasta que un chillido entre diferentes niveles, agudos y graves acabo con la llamada. Todos en penumbra ante la “coincidencia” de un bajón de luz.

- ¡Maldito Byou! ¡Deja el juego!

- ¡No seas idiota Kazuki!

Todos se impresionaron al ver que el tan cotizado por las malas bromas estaba aun a su lado. Se habían acostumbrado a que siempre desapareciera en cierto tiempo. Pero no, mantenía a Mao sentado entre sus piernas mientras aparentaba preocupación.

- Bueno, ya dejémonos de rodeos… - Manabu parecía ser el único despreocupado ante la situación. Ya de pie iba con paso decidido a encontrar lo que aun encontraba como una mala broma. Cuando todos quedaron con la voz a mitad de la garganta al ver a una niña tal cual las películas aferrarse a la espalda de que se encontraba de pie.

- Esta es la última vez que vengo acá… - Ya algunos se daban por muertos con ese respectivo tono de voz lleno de miedo.

- No seas imbécil… - Como si de una muñeca se tratase, Manabu tomo a la niña, dejándola en el sillón mientras esta intentaba mantener su rol de “muerta de película.”

- Ya te quedaste sin ideas Byou, ahora prende la maldita luz… - El nombrado solo rió suave al imaginarse la típica cara de disgusto del guitarrista.

Dejando a su pareja recostado del sofá, se encargo de enmendar los fusibles del apartamento, volviendo a obtener la luz en todo el lugar. Los que si se habían creído tan inconfundible broma lograron suspirar aliviados. Más bien, a Byou le había parecido tan extraño que cayeran en la burla. A su parecer, era de la clasificación de “cuentos absurdos.” Por lo mismo, soltó una pequeña risa al agradecerle a su sobrina tan magnífica actuación. La niña no vivía lejos, siéndole sencillo acompañarla a su hogar con su trabajo ya culminado y dejar “al resguardo de los chicos” su apartamento.

- Ya no encuentra que hacerles… - Mao observaba con diversión las caras pálidas de sus compañeros.

- Ya era obvio que no dejaría pasar esta oportunidad, así fuera muy estúpida su idea. – Volviendo a sentarse, Manabu apaciguo su semblante.

- Cómo me gustaría verle asustado…

Aquellas sinceras palabras de Mizuki causaron la atención de la mayoría. Hasta Mao se vio interesado en la idea ya que él más que nadie no se salvaba de sus bromas. Planeando en ese lapso de tiempo que no estuvo el vocalista “Cómo asustar a Byou.” Pero ¿qué? ¿A qué le temía Byou? Le era tan indiferente todo lo relacionado hacía el horror y sus derivados que sería difícil.

Por lo que semana tras semana, cada uno de sus compañeros intentaba mostrarle algo que le sorprendiera. Hasta el propio Mao intentaba entre sus conversaciones encontrar ese punto que le causara miedo. Sin embargo, siempre obtenía la misma respuesta que todos encontraban en su rostro. “Tal vez, no le tengo miedo a nada.”

- ¿Cómo no le vas a tener miedo a nada? Hasta yo tengo miedo a algo…

- No te pongas cursi Mao…

- ¡Idiota! No me refiero a eso…

Un suave beso por parte de Byou dejo sin palabras al segundo. Ya no le insistiría en el tema mientras este le acorralaba en uno de los pasillos de su trabajo. Buscando a siegas una puerta que le diera acceso a no ser visto por nadie. Impaciente con el tiempo y el imaginarse morbosamente el cuerpo de Mao bajo el suyo. Pero al abrir la puerta de un vestidor, el pequeño sonido y a su vez agudo le perturbaron a Byou por escasos segundos. Cerrando la puerta con prisa y con un confundido Mao abrazado a su cuello con intenciones de excitarle.

- ¿Qué paso?... – Seguía repartiendo sus besos por el cuello del que le sujetaba con fuerza por la cintura.

- Nada… solo, no me gusta ese sonido… - Y a pesar de no haber podido responder o cuestionar lo dicho Mao guardo ese comentario en su memoria. Deleitándose aquella tarde entre pequeños gemidos y la picara sonrisa que plasmaba el rostro de Byou.

Ya en la tarde y comodidad de su hogar, solo hizo una llamada a aquel que aun tenía la idea de darle a Byou “un trago de su propia medicina.” – Al parecer lo único que le perturba son los sonidos agudos. - Y esa información basto para los propios compañeros del tan mencionado Byou.

El problema estaba en que nadie tenía idea donde encontrar aquello. Un sonido lo suficientemente agudo como para alarmar a una persona. Por lo que los días pasaron y al parecer volverían a quedarse con las ganas de vengarse por tantas bromas en las que cayeron.

Hasta que el día menos esperado, luego de sus distintivos ensayos tomaran rumbos diferentes. Todos los viernes eran parecidos desde que Byou se los dedicaba a Mao. Dejando a los cuatro amigos caminando sin rumbo determinado sin nada que decir más que “por lo menos es feliz.” Manteniendo una serena caminata hasta que uno detuvo el patrón de los pares de pies de los cuatro.

- Manabu…no te quedes atrás… - La curiosidad le había detenido en una tienda nunca antes vista en aquel camino, al parecer de antigüedades. Invitando a los demás a entrar en busca de lo que esperaban. El lugar era tan diferente, entre penumbras y a su vez con cosas tan llamativas que eran absorbentes. Si no encontraban algo allí era seguro que no encontrarían algo en ningún otro lugar.

- En que puedo ayudarle jóvenes… - Como de costumbre, las personas de edades desconocidas y simplemente asociadas con experiencia por sus arrugas era la que hablaba. Con un semblante dulce como la abuela de cualquiera de los presentes.

- Buscamos… algo que cause un sonido muy agudo. – La señora les escaneaba con deleite al escuchar sus palabras. Desapareciendo entre las cosas por unos instantes con una sonrisa sagaz.

- Esto es lo que están buscando… - Sin saber como la mujer recorrió desapercibida tal tienda, ya se encontraba en la caja registradora. Mostrando entre sus manos un disco sin ninguna caratula y aparentemente muy antiguo, ocasionando que la curiosidad invadiera a los cuatro jóvenes.

Con solo saber que aquello reproduciría por escasos minutos un agudo sonido estos no dudaron en preguntar precio. Sorprendidos al ver que se les otorgaba como regalo, solo con la condición de no dejarlo a la deriva de cualquiera. No dejarían pasar tanta facilidad, aceptando el requisito de la anciana.

“Funciona de diferentes manera para diferentes personas, tengan mucho cuidado a quien le vayan a poner a oír ese disco”

Más nada fue dicho en ese entonces. Dejando pasar escasos días cuando se encargaron de dejar el disco a simple vista entre las pertenencias de Byou. Quien al verle solo sonrió, pensando que era un vago intento de asustarle nuevamente. “Algo absurdo otra vez” logro murmurar al tomarlo y llevarlo a su apartamento. Olvidándolo en la superficie de su cama mientras se ocupaba de mantener todo en orden, tal vez asearse y comer. Solo tomándole en cuenta al dejarse caer en su cama ya que le estorbaba.

Con la mirada duro instantes observando el brillo de su caratula, hasta por fin decidirse en tomarlo y reproducirlo en su computador. Pensaba que sería algún absurdo video de terror donde la típica persona era asesinada o más bien alguien saldría de la nada con una cara deformada. Pero no, al parecer era una canción. Escuchando un leve y inconcluso sonido que era fácil de confundir con el resonar de la brisa.

- ¿Qué demonios es esto? – Nuevamente, la curiosidad mataba un gato al buscar sus audífonos para aclarar el sonido si era posible.

Dando en el clavo al colocar sus audífonos en cada vía auditoria. Todavía se preguntaba por qué demonios le habían mandado una grabación solo con sonidos, que aparte de ser casi inapreciables, no tenían reconocimiento alguno. La grabación era bastante larga, casi una hora completa se tomaba, así que algo tendría de bueno.

Los primeros cinco minutos le hicieron entrar en un estado de inconsciencia. El sonido a medida que pasaban los segundos se hacía más apreciable, abundante y hermoso ante el oído de cualquiera que buscara relajarse. Para alguien con energías tal vez le hubiese causado algo similar a los “sentimientos encontrados” ya que a pesar de ser muy sereno tenía un toque de melancolía. Pero Byou se estaba durmiendo, no tenía energías para analizar un sonido tan sereno y llanamente solo le funcionaba para consolidar el descanso que le hacía falta.

Sin percatarse que se había sumergido en el sonido de tal manera que daba pequeños sacudones luego de algunos minutos más. Ya a los veinte minutos de grabación este se encontraba más que dormido a pesar de que su cerebro siguiera al tanto de la melodía que le adormecía. Estaba a merced del sonido casi placentero y relajante. Pero fue luego de los 30 minutos que logró reaccionar de lo que parecía una pesadilla. El agudo sonido fue peor que el rasgar una pizarra o un vidrio. Asombrado al verse en tal inconsciencia que mostro entre los términos del traumatismo y horror.

Al fin supo lo que era sentir miedo cuando ese sonido más que alarmarlo era como si miles de agujas se le incrustaran en el sistema auditivo, estando en algunos segundos bajo las alucinaciones de tener los oídos sangrando. Se había preocupado, tropezando con algunas cosas al dirigirse al baño. Observándose en el espejo con la personificación del terror plasmada en su rostro, detallando es color carmesí que bajaba por su cuello.

Buscaba con manos temblantes el botiquín de primeros auxilios, viendo una y otra vez como su ropa se veía teñida en rojo. Toallas, agua y alcohol, no sabía qué hacer ni por dónde empezar en su intento de detener la sangre que brotaba de su piel. Antes que todo necesitaba ver dónde estaba la herida, abriendo la llave de agua y dejando su rostro empaparse. Aun dudaba que estuviera despierto mientras secaba su rostro y cabellos.

Pasando por una metamorfosis al llegar a un punto que las imágenes vistas solo transmitían el sentimiento de desgracia. Tan invasiva que le hacían cruzar la línea del delirio al verse completamente seco, sin heridas ni manchones. Pero lo que era su hogar estaba todo destrozado. Devastado como si una tormenta le hubiese atravesado y una masacre fue dada en aquel lugar teñido en un rojo vivaz. Quería gritar y el no poder le causaba aceleración entre el desespero. Asqueroso y aterrorizado; sentía la repugnancia del olor de la sangre en descomposición. Hasta caer en un paso en falso contra el suelo inundado en esa fragancia putrefacta. Los cuájalos de lo que pensaba era su misma sangre no le permitían moverse con facilidad. Comenzando a ahogarse en lo que se había convertido en un pantano escarlata.

Exaltado, el poder gritar en la mañana siguiente le había hecho caer de la silla en donde había consolidado el sueño. Logrando sentir los golpeteos de su corazón en un silencio tenebroso. – Fue un sueño…- Tanto era su ofusque y estado defensivo que hasta la vibración de su celular le había hecho saltar levemente.

Y gracias a esa experiencia, el fin de semana para Byou no fue nada tranquilo. Su estado defensivo era tal que ni siquiera dormir tranquilo le era permitido. En general, no lograba estar sereno en su apartamento con el mal recuerdo de cómo llego a alucinar tales imágenes.

Por primera vez se vio sumergido en un miedo atroz y gracias a dios su memoria no era fotográfica, puesto que como cualquiera, a las semanas de lo sucedido logro volver a su estado natural. Nada le daba señales a el resto del grupo sobre cómo fue su reacción. A el parecer de los chicos no había hecho efecto, ya que era de seguro que si por lo menos le causase perturbación les hubiese reclamado.

- YA… llegué a la conclusión que eres a prueba de miedos Byou… o el puto disco no tenía nada y la anciana nos jugo una broma…

- ¿Tú fuiste el que me dejo ese disco? - La cara de asombro de Byou hacía Kazuki le había delatado, dejando como fondo unas pequeñas risas.

- Por qué tan impresionado… o más bien asustado…

- Idiotas que son, me quede dormido escuchando lo que fuera esa cosa… ¿De dónde lo sacaron? - Un suspiro resignado a lo que habían escuchado les dejo sin esperanzas de vengarse. Siéndole entregado dicho disco a Kazuki. Mientras, Byou aun pedía una explicación del porque la entrega del mismo.

Este les ocultaba la terrible alucinación y pesadilla que le había provocado la diversidad de sonidos indescriptibles que tenía ese disco. Exigía saber de dónde Salió y por qué se lo dieron. Al escuchar lo que quería, entendía por qué el anonimato del disco y la obvia razón por la que calló en sus manos. Las cosas antiguas siempre tenían un trasfondo o una historia por lo que ni se quería imaginar de donde provenían tan espeluznantes sonidos.

- No sean imbéciles, si lo que quieren es que detenga mis bromas para estas fechas…tranquilos, lo haré… ya me aburre hacerlo. – La sorpresa que todos se llevaron al escuchar tales palabras fue interrumpida por un miembro del staff, quien daba a conocer el inicio del concierto en pocos minutos.

Tomando sus lugares los cinco integrantes se extasiaban con los alaridos del público, sobre todo Byou. Necesitaba que esa motivación le fuera placentera y a su vez relajante para que, al salir al escenario su voz transmitiera lo que recibía del público. Más esa noche que estaba repleta de invitados especiales. Habían varias bandas, incluyendo a Sadie; y que Mao le estuviera observando era relevante para el vocalista. El nombrado no apartaba su vista de Byou en ningún instante cuando el concierto dio comienzo.

Canción tras canción, nuevamente byou lograba entrar en un estado de éxtasis por el fuerte sonido de la música. Inconscientemente sus sentidos eran controlados por la misma. Sonidos placenteros, relajantes y hasta melancólicos se transmitieron en la mitad del concierto. El sudor de todos los integrantes demostraba ese instintivo esfuerzo en el arte que expresaban. Resonando levemente las guitarras mientras por escasos segundo Byou quedaba en silencio.

“Otra vez…no” Pensó mientras el resonar de las guitarras poco a poco se convertida en ese leve sonido, al igual que la brisa, aquel resonar que le embriagó en su lúgubre pesadilla. Intentó disimular su asombro ante la presencia de la insistente mirada de Mao. Sonriendo con hipocresía al comenzar a cantar nuevamente. Sin embargo, el sonido no le abandonaba. Por mucho que se moviera e intentara ignorarlo, los minutos pasaban como esa noche y en un abrir y cerrar de ojos, el rojo carmesí invadió a cada una de las personas que detallaba.

Maldecía para sus adentros al comenzar a sudar frío mientras el miedo le invadía. Nuevamente como si su cuerpo representara el horror mismo, observaba con fobia como cada persona del público comenzaba a sangrar. Repitiendo un “no” en alaridos desgarradores al ver a Mao de igual forma. Sangrante, mientras de sus labios solo lograba vomitar aquel líquido putrefacto que abrumaba el inconsciente de Byou. De igual forma, fue ver su propia agonía plasmada en su amante al verle caer en un pantano de sangre. Con ojos desorbitantes, vacios como los de un cadáver siendo enterrado por el destino de la anónima melodía.

Mientras el público escuchaba los alaridos como parte de la escenografía. Para sus compañeros eran inauditas las acciones del cantante, que pronto se vieron apoyadas por la preocupada expresión de Mao. Fijamente, se observaban ambos, con diferentes ilusiones de lo que ocurría en el momento en el que Byou parecía perder su voz. Tal como en el sueño, la desesperación le invadía al no poder ni siquiera pedir ayuda. Sintiéndose distante de todo y de todos al verse en la lucha de vencer el miedo que le invadía. Intentando que el instinto de gritar le diera fuerzas para rechazar aquella ilusión.

Logrando su cometido pero dejando en silencio a muchos al ser un grito desgarrador. Siendo en un punto perceptivo de cómo las cuerdas vocales del cantante se iban desgarrando. El público estaba aterrado cuando Manabu se arriesgo a acercarse a su compañero. Callándole antes que acabara con su carrera como cantante.

- ¿¡Qué mierda te sucede Byou!?

Pero este aun que logro escuchar a su amigo seguía a la defensiva. Alejándose en un brusco movimiento de él. Pocos podían percibir lo que ocurría en el escenario ya que las pantallas del mismo fueron rápidamente apagadas. Nadie entendía el horror que Byou observaba en las imágenes; impuesto por su propio cerebro. Ese era su miedo inaudito, insólito, y hasta extraordinario al poder ver tanto con solo haber escuchado inconsciente una melodía.

Notas finales:

Este one shot es una versión alterada y exagerada de una experiencia propia con los Idoser. Para quienes no sepan que es, son sonidos estudiados que tienen el fin de hacer alucinar. Hay diversos y en cada persona causan efectos diferente. 

La curiosidad me hizo probar esto con unas amistades, y así como hubo algunos que no tuvieron ningún efectos uno llamado "Gate of Hades" si me causo un miedo horrible y alucianaciones con lo que más odio en la vida D: los insectos lol. 

Así que espero hayan disfrutado la lectura :* es algo totalmente diferente a lo que estoy acostumbrada a escribir.


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