Flash back:
Una de las más grandes y temibles guerras santas en la historia de la Tierra y los caballeros se había desatado, una donde la vida de los humanos pendía de un hilo junto con la vida de athena que gustosa ofreció su vida con tal de que sus amados caballeros y humanos no sufrieran la ira de los dioses por considerar que la humanidad había cometido muchos pecados y merecía ser eliminada de la faz de la Tierra, una guerra en la que se puso a prueba la fe, el amor, la confianza y la fuerza de la joven diosa Athena y de sus caballeros, dando como terminando en este terrible acontecimiento la victoria de los guerreros de esperanza.
Una victoria en la que cada uno de los guerreros dieron algo de sí, poniendo sus esperanzas, su fe, e incluso su vida por obtener el triunfo sobre los sobre los dioses del sol y la luna Apolo y Artemisa, y ellos lo habían logrado a base de sacrificios, pero a pesar de haberlo logrado esto no significaba nada para ellos. En una parte sé su corazón estaban felices porque todos sus seres queridos estarían a salvo de los caprichos de los dioses y protegieron a su diosa, mas a pesar de la alegría que debería sentir su corazón un gran trozo de este se desgarraba a cada lagrima que los ojos de los jóvenes guerreros derramaban, era un dolor tan grande que ni con todas las palabras que existieran en la Tierra podrían explicar, mas algo si era seguro y es que era algo que podían sentir que su alma se asfixiaba.
Frente a todos ellos con gran majestuosidad y elegancia se alzaba un gran monolito de piedra donde se podía apreciar con gran facilidad los rostros de los 13 caballeros de oro y del Patriarca Shion que sobre salían de la roca. Muchos que lo observaran pensarían que es un digno homenaje para aquellos poderosos guerreros que ofrecieron su vida no solo para obtener la victoria sobre Hades y proteger a la Tierra y a su diosa Athena, sino también para dar a los jóvenes guerreros de bronce la esperanza de que la victoria se obtendría sobre esta titánica lucha contra el mal, pero desgraciadamente esto no era a si.
Si uno lograra ver mas de cerca, se podría dar cuenta de que no eran estatuas comunes y corrientes y eso era por a través de los ojos de piedra de cada una de ellas pequeñas lagrimas se podían apreciar que corrían por sus rostros. Muchos pensarían que este era provocado por la filtración de agua en la roca dando la impresión de que las estatuas lloraban, pero por desgracia esto no era a sí, si no que se trataban de lagrimas genuinas que pertenecían a las almas de los caballeros de oro, por haberse revelado enconara de los dioses las almas de los guerreros dorados habían sido sentenciadas en esta prisión de piedra a vagar eternamente en un lugar oscuro que casi se podía comparar con el limbo sin la posibilidad de que pudieran alcanzar el perdón y el descanso eterno.
Lentamente nuestros amigos se acercaron a las estatuas, cada uno de ellos se apoyaba en el otro para tener soporte y poder avanzar para estar un poco cerca del gran monolito, podían ver los rostros de los caballeros caídos dando se cuenta del dolor reflejado los ojos de cada uno de los santos, casi se podía escuchar a través de las miradas de piedra el llanto de ellos, un llanto que duraría por toda la eternidad, solo por el simple hecho de haberse levantado en contra de los dioses y ni haber acatado su voluntad
El silencio que gobernaba en estos momentos era sepulcral, pero unos pasos de metal resonaban rompiendo el espectral silencio en aquel instante el santuario, una figura perteneciente a uno de los chicos de bronce que sin tener apoyo se acercaba con paso lento e inseguro ante el enorme obelisco de piedra, en sus ojos de cielo se podía ver reflejado el dolor por la perdida de los caballeros de oro, mientras pequeñas lagrimas caprichosas trataban de salir del encierro de sus ojos, su cuerpo en terribles condiciones se encontraba después de la batalla que sostuvo con uno de los Ángeles de Artemisa, a cada paso que daba sentía que su cuerpo le pesaba una tonelada, a cada paso que daba sus piernas no le respondían bien estas temblaban continuamente dando la amenaza de que muy pronto se derrumbaría. Mas eso no le importo continuo acercándose al gran monolito con la esperanza en su corazón de que lo que veía no era si no producto de su imaginación, mas el sabia que no era así. Pero desgraciadamente su cuerpo no pudo mas cayendo de rodillas mientras golpeaba el piso con sus puños lastimándoselos
-NOOOOOOOOOOOOOOOO- fue el grito de dolor que rompió el cruel silencio que gobernaba el lugar- esto no puede estar pasando, debe ser una pesadilla- esa voz cargada de desesperación provenía de los labios del joven cignus hyoga al observar el castigo al que habían sido sometidos su maestro Camus de acuario, milo de escorpión y los demás santos de oro
Rodeo su tembloroso cuerpo con sus brazos abrasándose a sí mismo tratando de mitigar el llanto incesante que salía de lo más profundo sé su ser, pero a pesar de esto su cuerpo no dejaba de temblar presa del dolor y la desesperación al ver los rostros de piedra de su maestro y Milo. De sus labios palabras de dolor y desesperación se empezaron ha hacer presente en este momento.
-esto no puede estar pasando, no es justo.......este no puede ser el destino de mi maestro.......de Milo y de los demás caballeros......que solo su único pecado es haber defendido la justicia, a la tierra y a athena- cada exhalación que tomaba para hablar era un verdadero trabajo para sus pulmones ya que no podía no siquiera mantener el control de su llanto, sus ojos giraron en dirección hacia la joven diosa y con voz cargada de tristeza suplico-Por favor Athena as algo esto no es justo, porque los dioses hacen esto ¡responde por favor!- grito la ultima frase a todo lo que su lastimada garganta se lo permitía, mientras lentamente se dejaba ir hacia delante, recargando su pecho contra sus piernas, sus cabellos cubrían su cara impidiendo ver su rostro pero aun a sí se podía ver las pequeñas perlas que salían de sus ojos, mientras pronunciando con voz débil- por.....favor ayúdalos- fueron las ultimas palabras que salieron de sus labios antes de continuar con su llanto.
Todos sus amigos veían el estado en que estaba Hyoga no sabían que hacer para animarlo, todos y cada no tenían un dolor en su pecho por los dorados, cada uno alzo al vista hacia el gran obelisco y en su corazón aparecía el motivo de su dolor.
Los ojos castaños de Seiya observaba con los ojos fijos los rostros de Aioros de sagitario, Aioria de leo y Saga y Kanon de géminis y sufría lo sucedido por cada uno de ellos. A sagitario a pesar de que nunca lo conoció en persona le tenia un gran respeto porque en mas de una ocasión mando su armadura a salvarlo, a Aioria lo consideraba algo así como un hermano mayor ya que siempre fue bueno con él y lo respetaba a pesar de que Seiya era extranjero, a Saga que no tenia la culpa de lo que había sucedido en el santuario pero al final se arrepintió y en la batalla contra hades con su ultimo aliento antes de que el sol consumiera su cuerpo les encomendó a Athena y a Kanon que a pesar de que una vez trato de utilizar a uno dios para conquistar a la Tierra, al final se arrepintió y lucho al lado de ellos como todo un caballero de oro.
Shiryu veía con el rostro lleno de tristeza ya que los llegaría a extrañar los rostros de Mu de Aries, Dhoko de libra, Shura de capricornio y porque no decirlo también a Mascara de Muerte de cáncer, y los motivos eran fáciles de entender Mu la extrañaría porque siempre lo considero un buen guerrero además de un gran amigo, siempre mostrando una bondad y amabilidad única, Shura por ser un guerrero que siempre protegió y se considero el mas leal a la diosa Athena, dándole el poder de Excalibur que siempre lo llevara con honor, por increíble que parezca Mascara de Muerte estará en sus oraciones porque la final de la ultima donde lucho para derribar el muro de los lamentos mostró espíritu de guerrero dorado y arrepentimiento de sus actos, pero al que mas extrañaría seria a Dhoko porque justo en estos instantes pasaba por su mente las veces en que él lo guió para que se convirtiera en un gran guerrero, hademos de que llego a quererlo como a un padre.
Ikki a pesar de que siempre era considerado entre los caballeros de bronce como él mas duro no podía evitar que su corazón se sintiera morir, porque frente a sus ojos veía el rostro de piedra de Shaka de virgo el único ser además de su hermano y sus amigos había logrado atravesar la dura coraza que cubría su corazón. A su mente asistió el momento en que en la batalla de las doce casas pudo apreciar esos hermosos ojos tan azules como el cielo y que podían ser bellos y a la vez mortales, muy pocos sabían que estos dos guerreros se habían enamorado y que mantenían una relación y justo cuando darían a conocerla la desgracia llega con guerra en contra de hades quitándole a Ikki de nuevo la posibilidad de ser feliz.
Athena sentía el dolor de los caballeros de oro, como deseaba en su alma poder hallar el modo de sacarlos de allí como Hyoga se lo pedía pero era imposible, era un castigo que a pesar de que fue impuesto por los dioses y ella era una diosa no tenia el poder de liberarlos ya que era un poder mas allá de lo que ella podía imaginar, su ojos se empezaron a llenar de lagrimas mirando cada uno de los rostros de piedra que lloraban, los que sobrevivieron a la batalla de las doce casas se le unieron para luchar contra hades, mientras los que perecieron junto con el patriarca Shion regresaron convertidos en Espectros con la finalidad de matarla. Cuando esto solo era una gran mentira, con la posibilidad de ser tachados por todo el santuario como traidores se arriesgaron para prevenirla del regreso del dios de la muerte y de entregarle su armadura, su corazón estaba conmovido por el gran sacrificio que hicieron sus nobles dorados en nombre de la paz
Unos bellos ojos esmeralda miraban cada uno de los rostros de los caballeros de bronce y de Saori sintiendo como sus pupilas empezaban a derramar lagrimas silenciosas, estos ojos pertenecían al joven Shun de Andrómeda por ser conocido por tener el corazón mas dulce y noble de todos los caballeros de bronce sentía una gran pena en el alma por la perdida de los dorados y del sufrimiento de sus amigos, ya que el dolor de ellos lo sentía como propio, pero en estos momentos quien mas le preocupaba era su amigo Hyoga, el sentía su dolor que era muy fuerte y que seria muy difícil que se recuperara pero al ser la persona que mas amaba en el mundo solo deseaba que fuera feliz.
Pero........ por desgracia en estos momentos era imposible, solo podía ver ante sus ojos a un joven muchacho que estaba hecho pedazos por dentro, el santo de l cisne se mecía de atrás hacia delante abrazándose a su mismo mientras de sus resecos labios las únicas palabras que se repetían y se escuchaban eran los nombres de Camus y Milo, era tanto el dolor que se veía en esas bellas orbes tan azules como los mismos hielos eternos de Siberia y que ahora los había cerrado para no ver el gran monolito y a si en cierto modo escapar de la realidad. Sin poder aguantar mas ver el sufrimiento de Hyoga el joven Andrómeda se lanzo hacia él arrodillándose enfrente, lo tomo entre sus brazos recargándolo contra su pecho, mientras acariciaba su dorada cabellera con voz suave le susurraba al oído.
-Hyoga por favor no llores mas- comentaba Shun cerca de su oído esperando alguna reacción del cisne- sé que en estos momentos estas sufriendo, pero..........por favor déjame compartir tu dolor para ayudarte, estoy seguro de que ni a Camus, ni a Milo les gustaría verte así- esperaba que estas palabras de consuelo ayudaran a Hyoga a sacar su dolor.
Pero lo que nunca espero y se pudo imaginar Shun fue que estas palabras de aliento tendrían un efecto muy distinto en la mente de Cignus, pero lo que nunca le paso por la mente es que este reaccionaria de una manera que nunca en su vida havia visto reaccionar a Hyoga