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Componer nos unió (editado) por Rokuria

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Notas del capitulo:

Pues bien... caps más largos y una historia que avance un pelín más lento... se juntaron demasiado pronto... no terminaba de agradarme :S jajaja

La luz atravesó la fina cortina de la habitación de Adrián, lo que indicaba que era hora de levantarse, giro su cabeza para poder ver su despertador las 7:00 am, “todavía es temprano” pensó. Era su primer día en una nueva escuela, una escuela de gran renombre en esa zona,  especializada en las artes y bastante cara, y aunque en realidad no estaba nada entusiasmado por compartir clases con niños ricos y mimados, no podía desperdiciar la beca que tanto trabajo le había costado, no siempre consigues una beca del 100%, después de mucho estudio, y ayudado por sus conocimientos en piano y guitarra, logró conseguir una beca con la condición de que tomará las clases de música avanzada.

 

Y no es que no le gustara estudiar, pero no quería toparse con gente con la descripción que le habían dado sobre los alumnos de su nueva escuela, de nombre "EthernuS", le habían dicho que todos ahí eran unos engreídos con actitud de "yo-soy-el-mejor-y-nada-me-importa", él no estaba como para tener que soportar esas actitudes. Y además para empeorar las cosas tenía que llevar uniforme, con lo mal que le iba a él eso de seguir las reglas... lo único rescatable de tener que levar uniforme era que en realidad no estaba tan mal, y los colores le gustaban. Éste consistía de unos pantalones negros, una camiseta blanca (que por supuesto él la llevaría arremangada para ponerle su toque personal), una corbata roja, unos zapatos negros y un saco de igual color que ni se había preocupado por comprar ya que era rara la ocasión en que el usaba chaqueta no tendía a darle frío y no comprarla significaba ahorro, todas las piezas del uniforme resultaron excesivamente caras para su pobre economía.

 

Cuando terminó de ponerse el uniforme, pasarse un cepillo y guardar sus cosas en la mochila se miró en el espejo, no estaba tan mal podría estar peor. Su físico no era de su agrado ya que para tener 17 años, y por ser hombre, su estatura era bastante baja medía 1,66, tenía el pelo negro con brillos azulados, sus ojos eran de un color azul rey muy bonito (pero que el consideraba demasiado afeminado), su cuerpo era delgado, aunque no por eso dejaba de ser bastante fuerte, la verdad es que su personalidad y su físico no contrataban en nada y él no se sentía nada cómodo había veces que hasta se sentía menos, además tendían a molestarlo por parecer una chica y por más fuerte que fuera no podía con los chicos más fornidos que él.

 

Después de analizarse se fue a desayunar, cuando acabó se metió a un pequeño cuarto, oscurecido por las cortinas sin abrir, en el estaban varias fotos de sus padres, junto con algunas pertenencias de los mismos.

 

-nos vemos- susurró al acercarse a un cuadro -regresaré pronto, si es que no me inscribo a alguna actividad extraescolar-

 

Esto de despedirse lo hacía ya más por costumbre que por otra cosa.

Lo último que hizo antes de irse fue coger a su inseparable guitarra, si tenía que meterse a clases de música prefería utilizar su propia guitarra. Además, lo único que en verdad lograba calmarlo y consolarlo cuando se sentía solo era la música, la guitarra era su instrumento favorito, a la vez que era el que le enseñó a tocar su padre. Aún podía ver la cara de felicidad de su madre cuando tocaba para ellos.

 

* ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ *


En otra parte de la ciudad, totalmente diferente a la parte en la que vivía Adrián, en un barrio privado lleno de casas grandes con extensos jardines, estaba desayunando un chico de 17 años de nombre David, era fornido de estatura medía 1,80, su pelo era de color negro con destellos pelirrojos, de ojos grises con un toque de verdes y llevaba puesto el mismo uniforme que Adrián, solo que no le quedaba grande como al otro joven y además el sí llevaba la chaqueta puesta. Cuando terminó su desayuno se dirigió a una gran puerta que daba hacia el despacho de su padre, tocó

 

-pase- se escuchó una voz profunda desde dentro del despacho

-padre vine a despedirme- dijo en un tono de respeto

-bien, ya puedes irte y no te molestes en buscar a tú madre que está acicalándose todavía- respondió en tono serio

 

No es que su actitud fueran despectiva o cortante, es que no tendía a demostrar mucho sus emociones en realidad era un buen padre. Se despidió con una inclinación de cabeza y se dirigió al coche pues ya lo estaban esperando para llevarlo a su escuela.

 

* ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ *

 

Al llegar a la escuela se dirigió al despacho del director, toco la puerta y se escuchó una voz muy agradable

 

-adelante- era la secretaria

-disculpe, vengo a recoger mi horario- le dijo Adrián

-ah, tu debes se Adrián Ruimonte, aquí tengo tu horario, me lo dio el director- le dijo mientras le entregaba un papel

-muchas gracias- se despidió para retirarse

 

Cuando llegó a su salón de clases vio que estaba dividido en varios grupitos, hubo uno en especial que le llamó la atención y es que era bastante peculiar, ya que en medio de una gran masa de chicas se encontraban dos chicos como centro de atención, uno de ellos le miró y se giró a comentarle algo a compañero pero él no le tomó importancia, solamente se dirigió al último sitio de la última fila para poder disfrutar de la soledad.

 

En ese momento, que él pensó sería tranquilo, se acercaron los chicos que había visto antes en medio de las chicas

 

-hola, soy David y él- dijo señalando al que lo había mirado -es Julián- al terminar le estiró la mano

-hmmm, hola...- dijo Adrián aceptando la mano -me llamo Adrián- agregó por no ser grosero, pero al terminar volvió a girar su cabeza gesto que molestó al otro chico

-¡OYE! tu quien te crees como para ignorarme así- dijo tomándolo del cuello de la camisa

-no me creo nadie, pero se ve que tú sí tienes problemas de actitud, respondí al saludo ¿no? pues ahí se acabó la conversación para mí- le respondió intentando soltarse del agarre y empezando a pelearse con la mirada, si las miradas mataran...

Después de unos segundos, en los que todos se habían quedado como estatuas (ya que nadie entendía como se atrevía a desafiar a David), Adrián reaccionó

 

-que te pasa ¿no estás acostumbrado a que la gente tenga mente propia?- le dijo en tono de burla

 

-... pues tu quien te crees, pareces una chica, seguro que eres un debilucho- le contestó sin saber realmente que más podía decirle, no estaba acostumbrado a que lo desafiaran

 

-¡CALLATE!- eso era lo único que Adrián no soportaba, realmente el odiaba su físico no necesitaba que le recordaran que parecía una chica.

 

El grito que salió de ese pequeño cuerpo descolocó a David, además de que había puesto una cara que realmente pondría nervioso a cualquiera, tenía un gesto entre enfadado y triste, en gesto que en ese momento no comprendió; Adrián estaba realmente enfadado y no atinaba ni siquiera a decir algo más fue entonces que Julián intervino, puesto que tenía una personalidad mas tranquila que David y no quería que empezaran una pelea

 

-vamos no es para tanto hermano- así le decía de cariño, eran amigos desde que tenían 4 años, él siempre había sido la calma después de la tormenta cuando a su amigo le daban una de sus explosiones de enfado

 

-hn, tienes razón no vale la pena gastar tiempo en este- le respondió girándose para verlo, y después volviendo la cabeza para mirar despectivamente a Adrián y soltarle con muy poca delicadeza el cuello de la camisa

 

 

Cuando regresaban a sus lugares Adrián dijo con un deje de burla y bastante alto para que lo escucharan a pesar de estarse alejando

 

-engreído-

 

Justo cuando terminó de pronunciar eso el puño de David se impactó en su rostro, Adrián atinó a reaccionar, así que el golpe no fue tan directo, pero aún así cayó impactando, primero con sus codos, en el suelo.

Pero él no iba a ser débil, no, así que rápidamente se levantó, y justo cuando los dos se preparaban para pelear y Julián se acercaba a detenerlos entró el profesor. La escena ocurrió tan rápido que nadie pudo decir nada: el profesor dejo caer su cuaderno, sujetó a los chicos del cuello de su camisa (y chaqueta por parte de David) y los sacó del salón.

 

-cómo es esto posible, Ruimonte este es su primer día y ya está metido en una pelea, y usted Mendoza debería de aprender a controlarse después de tener tantos años en esta escuela- dio un gran suspiro y continuó -sólo por ser el primer día no los mandaré con el director, pero se van a quedar aquí en el pasillo durante la primera hora de clase, y pobre de aquel que no esté aquí cuando salga a revisar- dicho esto se metió al salón

 

-solo porque el profesor te salvara no quiere decir que esto acabó- dijo David, pero a Adrián parecía no importarle nada de lo que el otro dijera

 

-si, si, como quieras no voy a dejar que alguien como tú me amargue la preparatoria- le respondió sin dejar de mirar al frente.

 

Pasaron los 45 minutos de la primera clase sin que ninguno de los dos dijera nada, los dos eran demasiado orgullosos como para romper el incómodo silencio que se había formado entre ellos.

 

“No puedo creerlo me he perdido la clase que más trabajo me cuesta y todo por culpa de este busca pleitos” pensó Adrián, y es que, desde pequeño, la memoria había su peor compañera, ya que siempre lo abandonaba cuando le tocaba tener clase de historia y según su horario esa era la primer clase de los lunes

 

-en que piensas enano- le dijo David sacándolo de sus pensamientos

 

Adrián suspiro resignado -que te importa "don insoportable"- le refutó en tono de burla

 

-no me importa simplemente estoy aburrido, y este profesor siempre utiliza los 5 minutos extra que normalmente tenemos para descansar entre clases- después de unos segundos, en los que no recibió respuesta, agregó -hasta tus pensamientos tienen que ser más divertidos que esperar a que salga el maestro-

 

-si tanta curiosidad tienes... solo pensaba en lo insoportable que eres y como me hiciste perderme la única clase que me cuesta trabajo- le dijo con una sonrisa irónica, que David nunca había visto, eso de que todo el mundo te haga caso tiene sus desventajas (como por ejemplo el no saber responder a algunas cosas), “este chico es interesante jaja... NO un momento como que interesante nada de eso, en que estoy pensando” David estaba tan enfadado con sigo mismo por tener esos pensamientos que ni siquiera le respondió, con esto Adrián se sintió más que satisfecho y volvió a girar la cabeza hacia el frente.

 

Pasó el minuto que faltaba sin más conversaciones, uno por lo confundido que estaba, y otro por el plan que estaba formando en su cabeza para poder caerle bien a ese maestro de historia, que por lo que decía en su horario, también era el maestro titular de su salón; por lo menos este no era como el de su escuela anterior, el otro daba miedo por lo feo que era, este tenía un gesto amable y una cara agradable, eso lo calmaba ya que si el maestro diera miedo además de dar la clase de historia sería como un infierno personal.

Cuando menos se lo esperaron se abrió la puerta asustándolos un poco

 

-Ruimonte acompáñeme a mi oficina que necesita rellenar unos papeles, y usted Mendoza ya puede entrar al salón- sin más se puso en marcha con Adrián atrás de él, mientras que David entró al salón siguiendo las instrucciones del maestro

“que bien, así podre hablar tranquilamente con el profesor sin esa presencia tan molesta” pensó Adrián

 

-y porque sonríe ahora- le dijo el profesor al chico un poco extrañado

 

-ah, lo siento estaba pensando en mis cosas- respondió y su cara se puso roja al pensar que no debía verse muy normal haciendo gestos a la nada, pero que más da, lo único que quería era no perder su beca y menos por culpa de la clase que más odiaba.

 

Después de unos 5 minutos llegaron a la oficina del profesor, él abrió la puerta, dejo que el chico pasara primero y después de entrar la cerró

 

-disculpe, me podría decir su nombre- empezó Adrián para sacar conversación

 

-Ángel Rivera- dijo secamente mientras buscaba unos papeles

 

-... profesor Rivera- dijo un poco nervioso -esteee... a mí me cuesta mucho la historia y quisiera saber si me podría ayudar antes de los exámenes con un repaso- cuando terminó de hablar el profesor lo miro

 

-claro- le dijo con una media sonrisa, Adrián pensó que por la reacción de su profesor su intento por caerle bien debía de ser bueno, ya que a todos los profesores les gusta que muestren interés por su materia

 

-¡aquí están!- grito de repente el profesor, y le entregó los papeles a Adrián -esto es lo que me tienes que rellenar, no es nada más que una encuesta para los nuevos estudiantes-

 

-ah, claro-después de unos minutos terminó de rellenarla y se la entregó al profesor, aunque para esto ya había perdido la clase de matemáticas y estaba empezando la de química

 

-bien, ya puedes regresar a tu salón- le dijo el profesor revisando los papeles, luego se escuchó el sonido de la puerta cerrándose.

 

“No quiero ver a ese tipo pero sigue química... ya que, mas me vale ir al laboratorio que ya empezó la clase hace 5 minutos” siguiendo el mapa que le había dado la secretaria llegó a su destino, toco la puerta

 

-pase- se escuchó al profesor

 

-perdón estaba con el sr. Rivera- dijo para no meterse en problemas

 

-esta bien, llega justo a tiempo acabo de hacer los equipos de laboratorio para poder darles el primer proyecto, así que siéntese en la mesa 4 junto con el señor David Mendoza y la señorita Marta Servil- al terminar le señaló una mesa de las del centro donde estaban una chica que no había visto, bueno tal vez la vio en el salón cuando llegó pero no era muy observador, y el engreído, se resigno y decidió que no armaría un lio ahí, todavía no conocía a la chica, tal vez ella sí le caería bien, así que se fue a la mesa y se sentó junto a la que, había mencionado el profesor, se llamaba Marta.

 

Después de explicarles el proyecto les dijo que era para el final del semestre y que todas las clases se las daría para investigación y trabajo, puesto que quería ver avances pues era un proyecto muy completo, aún así Adrián no se podría evitar la pena de tener que ir a la casa de los otros dos o que ellos tuvieran que ir a su casa ya que era un trabajo muy largo... vaya semestre que iba a pasar con lo que le gustaba la química y se convertía en su tormento.

 

-bien chicos pónganse manos a la obra y empiecen a desarrollar sus proyectos- dijo el profesor para luego girarse hacia su computadora

 

-hola, me llamo Marta- dijo la chica extendiéndole la mano a Adrián

 

-mucho gusto, Adrián- se la quedó viendo un rato realmente era bastante peculiar esa chica, tenía el pelo corto y pelirrojo con unos cuantos mechones blancos, los ojos de color negro intenso, era de rasgos finos y piel clara, se parecía bastante a su madre, claro está a excepción de los mechones, así que no pudo evitar sonreír

 

-¿que, tan rara soy?- dijo al notar que era observada

 

-¿eh?, ah no lo siento digamos que la discreción no es uno de mis fuertes- su cara tomó un color rojo, David, que los había estado observando, sonrió de medio lado al ver un gesto nuevo en esa cara que solo había visto enfadada

 

-ves te dije que parecías una chica, hasta te sonrojas como una- no pudo evitar burlarse de él, todavía tenía que cobrarse lo que antes no pudo contestarle

 

a Adrián eso le pareció bastante molesto así que le respondió -a ti nadie te habló "rey de los engreídos"-

 

Marta se empezó a reír -ustedes dos apenas se conocieron hoy y parecen amigos de la infancia jajajaja, son tan infantiles- ante esto hubo dos reacciones distintas: la de David fue girarse hacia el lado contrario dejando que su mirada se perdiera, mientras que Adrián se puso más rojo y volvió a su rostro serio de antes.

 

-yo JAMÁS tendría ningún tipo de conexión con este "yo-soy-el-mejor-y-nada-me-importa", hmp, prefiero mil veces más a mi guitarra- dijo Adrián mirando a Marta

 

-vale, vale, solamente fue un comentario no te enfades- le respondió esta reprimiendo su risa

 

Cuando Marta terminó de decir esto sonó el timbre, que indicaba que había llegado la hora de comer

 

-que rápido pasó la clase- dijo la chica casi en un susurro, aunque Adrián sí la escucho

 

Y antes de que él le pudiera decir algo Marta lo cogió del brazo y le dijo -ven vamos a comer juntos que me has caído bien- no puso resistencia y salió del salón con Marta, dejando a un David totalmente contrariado por el hecho de haber sido ignorado tantas veces en un día y a un Julián desesperado porque su amigo no regresaba a la tierra y no le hacía caso

 

hasta que por fín gritó -¡tierra a David!, te pregunto si ya nos vamos a comer enajenado- terminó con un tono un poco molesto que David no notó

 

-ah... si perdón ni cuenta me di- dijo saliendo del salón rumbo a la cafetería y con su amigo detrás de él

Ya en la cafetería Adrián no sabía que hacer, esto era totalmente diferente a su otra escuela, en la cuál el llevaba su propio almuerzo, el jamás había estado en una escuela como esta (para chicos ricos), de hecho casi no tenía dinero... Eso de tener que mantenerse a uno mismo sin ser mayor de edad era bastante complicado, aunque que sus padres dejaran suficiente como para los gastos de su pequeño apartamento era un gran alivio.

 

-ehm, Marta ¿que se supone que son estos menús?- dijo un poco avergonzado de su pregunta

 

-pues tu comida- le respondió en un tono divertido -solo escoge el que más te guste-

 

-ah jeje, claro...- “creo que si no me cayo voy a empezar a pasar más vergüenzas de las necesarias” pensó para después ordenar lo que le pareció que era menos cantidad

 

Marta al ver lo que había pedido, el que según ella era su nuevo mejor amigo, no pudo evitar molestarlo un poco -con razón estas tan flaco, hasta yo soy más alta que tú-

 

Adrián se sonrojó y caminó rápido hacia la esa más alejada seguido por una Marta muy contenta de haber logrado que él realizara ese gesto que desde la clase de química le parecía un gesto muy tierno. Cuando estuvieron sentados Marta empezó a contarle a Adrián toda su vida de principio a fin, la vida de la chica para Adrián era como una comedia, le había contado tantas cosas graciosas que ya había perdido la cuenta. Cuando terminó de contarle lo que había hecho estas últimas vacaciones, le preguntó al chico

 

-¿no crees que es tu turno?- después agregó con una sonrisa- después de todo ahora eres mi amigo y quisiera saber todo de ti-

 

-... mi vida no es interesante- le dijo casi en un susurro, cosa que Marta interpreto como un gesto de vergüenza, aunque no tuviera nada que ver ese sentimiento con el que en verdad se estaba juntando en su pecho

 

-vamos anímate, chiquilín- le respondió con ganas de molestarlo a ver si así se le pasaba la "vergüenza". Al ver que no le gritaba o que no se sonrojaba, captó que algo estaba mal, pero antes de que pudiera decir algo Adrián suspiró y comenzó a hablar

 

-mira en realidad no me gusta hablar de esto, pero supongo que si eres mi nueva amiga te tendrás que enterar algún día...- le dijo levantando la cabeza y con una sonrisa, que se notaba a kilómetros que era falsa, Marta ya no pudo hablar solo se dedicó a escuchar -no es que yo sea rico, pero mis padres tenían suficiente dinero como para estar bien y que nos sobrara un poco; mis padres estaban empezando apenas su negocio, y prometía bastante, yo tenía diez años y ellos se fueron en un viaje de negocios...- respiró profundamente y luego continuó

 

-ellos iban en un avión que se dirigía a Nueva York; donde yo viví desde los cinco hasta los siete años, cuando mis padres estaban allí para tomar cursos extra sobre administración de empresas; esa vez no me llevaron porque sino tendría que perder muchas clases, el clima no era bueno para el vuelo, pero si no iban el negocio no les iba a salir- cuando terminó de decir esto una lágrima traicionera escapó rodando por su mejilla -lo hicieron por mi... para dejarme una mejor vida que la que ellos habían tenido, su avión se estrelló y nadie sobrevivió, fue mi culpa ellos lo hicieron por mí... mi madre se parecía a ti, y por lo que podrás deducir yo me parezco más a mi padre, ya no los volveré a ver... mi tío me cuidaba pero, él no es... bueno solo digamos que por su culpa nunca llegué a tener amigos y los que decían que lo eran cuando lo conocían se alejaban de mí, yo busqué un departamento cuando cumplí quince años y he estado viviendo solo- ahora sus lágrimas no paraban de salir, sus ojos parecían unas cascadas, el tema de la muerte de sus padres lo tenía de cierta forma bastante controlado… sin embargo, el más reciente, el de su tío, uno que no pensaba compartir a menos que fuera estrictamente necesario, no estaba cicatrizado

 

Marta se levantó de su lugar y, como si fuera su hermana mayor, lo abrazó con cariño -vamos, nada es tu culpa, todo pasa por algo, tu eres fuerte y has soportado estos años solo, nos acabamos de conocer pero ahora estoy aquí y estoy segura de que pase lo que pase seguiré aquí, de mí no se pueden deshacer tan fácilmente- dicho esto secó las lágrimas del chico

 

-que ridículo soy, se supone que los chicos no lloran así... creo que ahora yo también me siento como una chica- dijo Adrián con un tono menos melancólico del que tenía antes. Después de unos minutos de silencio sonó el timbre para que todos vivieran a clase

 

-sigue literatura- mencionó Marta -dime tu tienes una beca ¿no?- Adrián asintió -y ¿se te complica mucho literatura?-

 

-pues no, en realidad es una de las materias que mejor se me da- dijo ya más calmado

 

-bien, entonces vamos a pasear por el jardín y luego volvemos a clase- sin dejar que el chico diera respuesta alguna ella se levantó tomándolo del brazo y guiándolo a los jardines

 

En el salón de clase David se preguntaba internamente donde podía estar ese chico tan molesto, “no es que me interese” se dijo a si mismo “solamente no puedo creer que tenga el descaro de saltarse otra clase siendo apenas su primer día... sí eso es” pensó intentando buscar alguna justificación del porque pensaba en ese chico

 

-hey, David ¿en que piensas hermano?- interrumpió Julián los pensamientos de su amigo

 

-en nada- dijo secamente el otro, cosa que realmente no le pareció rara a Julián, el otro siempre era así

 

Cuando acabó la clase de literatura aparecieron Marta y Adrián por la puerta. Las demás clases pasaron sin contratiempos y cuando ya era la hora de irse a sus casas Adrián le preguntó a Marta

 

-oye ¿aquí tienen algún salón de música que se pueda usar después de clase?-

 

-claro, si quieres te llevo ahora mismo- le respondió con una enorme sonrisa

 

-si, gracias- dijo regresándole la sonrisa a su amiga

 

Caminaron por varios pasillos hasta llegar al salón correcto, cuando entraron Adrián puso una cara de felicidad que su amiga disfrutó mucho viendo

 

-bien, aquí estamos- le dijo Marta

 

-es enorme...- mencionó sorprendido -aquí si que sonará bien la guitarra-

 

-supongo que por traerte aquí merezco escuchar un poco de tu música ¿no es así?- dijo tomando asiento en una de las sillas que se encontraban ahí

 

Adrián sin responderle tomó otra silla y se sentó frente a Marta, cuando empezó a tocar las notas flotaron por el aire con sonidos suaves y melancólicos, sonidos que Marta ya podía comprender sin necesidad de que aquella música tuviera letra alguna, pero justo cuando Marta pensó eso Adrián empezó a cantar

 

"Como yo llegue, tu me dejaste

nunca supe que pasó, nuca entendí la razón

tus caricias ya no eran mías

en tus ojos ya no me perdía

solo tu recuerdo quedo,

para deshacer lo que quedaba de mi

 

Ya no quiero llorar más

solo quiero soñar, soñar contigo

soñar e irme lejos del mundo real

soñar y despertar contigo a mi lado

y saber que todo fue un mal sueño nada más

 

Cuando te pensé nada paso

y tu recuerdo se volvió un suspiro

nunca entendí en que momento pasó

solo supe como llorar otra vez

tu eras mi tormento

y ni siquiera estabas aquí

 

Ya no quiero llorar más

solo quiero soñar, soñar contigo

soñar e irme lejos del mundo real

soñar y despertar contigo a mi lado

y saber que todo fue un mal sueño nada más

 

solo un mal sueño

del que podré despertar"

 

Terminó de cantar y siguió un poco más la melodía con su guitarra, cuando terminó Marta le aplaudió como si estuviera en un concierto

 

-que bien tocas, y cantas como un ángel, y que bonita canción ¿quien la escribió?- pregunto con mucha curiosidad a un rojo Adrián

 

-esteee... yo la escribí Marta- dijo en un tono apenas audible para el oído humano

 

-no te oigo Adrián- le dijo, aunque obviamente sí había escuchado

 

-yo- respondió un poco más alto para que lo dejara de molestar

 

-pues me encantó, y aquí tienes a tu primera seguidora, y la número uno ¡eeh!- le dijo muy emocionada, ya que él se había abierto un poco más con ella

 

Los dos amigos se sonrieron y Marta esperó a que Adrián guardara sus cosas pues se irían juntos a casa, lo que no sabían es que otra persona, que ya se estaba alejando del lugar, también había escuchado cantar al chico “su voz es increíble… tal vez podría intentar llevarme mejor con el chico, después de todo necesitamos un vocalista y si de paso toca también la guitarra, que mejor” pensó David mientras se metía a su coche para irse a su casa.

 

Adrián acompañó a su amiga hasta su casa, y después de dejarla, se encaminó a la suya, muy feliz por haber echo una buena amiga desde el primer día de clases. Llegó a su bloque de departamentos, subió, entró al suyo y se cambió de ropa para ir a su trabajo (aunque tuviera una beca del 100% tenía que pagar el alquiler y sus alimentos). Salió después de cinco minutos y se dirigió al café Stylish que se encontraba a dos calles de su departamento. Entró saludando a su jefe que se encontraba leyendo el periódico, puesto que faltaban cinco minutos para abrir el café.

 

-Adrián, ve a la cocina y revisa que todo esté preparado- le ordeno Favián su jefe

 

-sí señor- dijo para desaparecer por una puerta de color blanco

 

De repente se escuchó un grito en la cocina, así que Favián soltó su periódico, un poco asustado, y corrió hacia el sonido; cuando entro se encontró una escena que le causo un ataque de risa: Adrián tenía una cara de sorpresa que parecía de película, estaba acorralado contra la pared entre dos fuertes brazos, que pertenecían a un chico de su misma edad, pero más alto (1,82) y fornido que él, de cabellos castaños y ojos color miel

 

su jefe terminó de reír, y secándose una lagrimilla dijo -perdón Adrián se me olvido mencionarte que mi sobrino, Sebastián, empezará a trabajar con nosotros... ¡ah! y también irá a tu misma escuela, aunque no lo parezca somos de familia rica, este café es solo u pasatiempo mío y mi hermana pensó que aquí podría aprender algo de responsabilidad-

 

-lo que sea, solo quítemelo de encima- dijo Adrián todo rojo por la vergüenza, acababa de gritar como si fuera una chica y lo había escuchado su jefe... que horror

 

-oh vamos, no seas así lindo, yo no me quiero separar de ti- dijo acercándose más  a Adrián

 

su tío le dio un golpe en la cabeza que ocasionó que quitara sus brazos de la pared para sobarse la cabeza -ya déjalo o vas a hacer que renuncie-

 

Adrián salió de la cocina para abrir el café, a los diez minutos empezó a llegar gente, así que los dos meseros se pusieron manos a la obra. Sebastián atendía del lado derecho mientras que Adrián se ocupaba del izquierdo su jefe miró la división del café atentamente ya que notaba algo diferente ese día, y es que la mayoría de los chicos estaban del lado izquierdo, mientras que las chicas se colocaron del lado derecho.

 

Seguramente la mitad de los chicos eran heterosexuales, y aún así miraban a Adrián con lujuria, el tendía a ser serio, pero en un trabajo así no puedes tener mala cara, así que se dedicaba a sonreír, todos los que lo miraban pensaban que era tierno, y se dedicaban a seguirlo con la mirada mientras él iba de un lado para el otro. Así era todos los días aunque el único que se daba cuenta era Favián, y ahora Sebastián que no dejaba de echarle miradas asesinas a esos tipos... no es que Adrián fuera suyo pero si fijaba los ojos en algo nadie se lo quitaba y ese chico no iba a ser la excepción.

 

A las 9:00 pm se cerró el café

 

-me voy a descansar chicos, hasta mañana- se despidió  se acercó a Adrián antes de irse -ten te dejo la llave, así te encargo que cierres antes de irte-

 

-si Favián, no te preocupes ya cierro- le dijo sonriendo

 

-hasta mañana Sebas-

 

-hasta mañana tío- dijo despidiéndose con un gesto de la mano, cuando su tío se fue se dirigió a Adrián -esta muy oscuro, si quieres te acompaño-

 

-haz lo que quieras- le dijo en un tono frío

 

-vamos no seas así, después de todo, vamos a trabajar juntos- le refutó haciendo un puchero muy infantil

 

-haz lo que quieras- repitió en un tono más calmado

 

Sebastián sonrió triunfante y siguió a Adrián hasta su departamento, después de haber cerrado el café claro está, al llegar Adrián ni siquiera se giro y justo cuando iba a entrar Sebastián le dijo

 

-buenas noches Adri- y corrió a abrazarlo

 

-no me digas así pegajoso ¡¡y ya suéltame!!- le grito como respuesta

 

-sería mejor que te callaras si no quieres despertar a los vecinos- terminando de decir esto le dio un beso rápido en la mejilla y salió corriendo antes de que "Adri" pudiera reaccionar.

 

Harto de todo y con cara de confusión subió a su departamento, “ese chico está loco” pensó mientras se metía a bañar. Al salir ya estaba tan cansado que ni cuenta se dio de cuando se quedó dormido. Para comenzar con la tortura de todas las noches desde que tenía diez años: las pesadillas con su tío.


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