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Amor Yaoi
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All I truly want is to get in your head, and steal your imagery... por olgap_k

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Amor.

Lo sientes en el pecho, en todo tu cuerpo, como una enfermedad que va devorándote poco a poco, que va matando tus neuronas, convirtiéndote en un idiota de tiempo completo y no puedes hacer nada para evitarlo. Así que te das golpes contra la pared, pero sigues sintiendo como si cayeras de un precipicio y tu corazón se acelera, sientes mariposas en el estómago y quieres matarlas con tus jugos gástricos, pero parece que vienen con una maldita capa protectora de amor y siguen aleteando, haciéndote sentir extraño. Odias eso, la incertidumbre de no saber cómo vas a reaccionar ante él, porque lo amas, y parece que ya no eres inmune a sus miradas, a sus sonrisas, a su tono de voz, a él... y quieres volver a protegerte, porque sabes que para lo único que sirve enamorarse es para hacerte más frágil y propenso a que te destruyan el corazón en millones de fragmentos, y no quieres darle a nadie la oportunidad de tener tanto poder sobre ti, pero no puedes hacer nada al respecto, porque lo miras y es como si existiera la posibilidad de un mejor futuro, un mejor mundo para ti.

En qué maldito momento el amor te infectó por completo.


Trabajo.

No puedes huir de él, y aunque lo intentaras, sabes que es imposible, porque es tu compañero de banda, son compañeros de trabajo y están contractualmente obligados a hacer todas las promociones de su música juntos, porque sería extraño que no fuera así, y aún más extraño no dar conciertos juntos, cuando TVXQ son ustedes dos, y quieres poder hacer a tu cerebro entender que si permites que él rodee tus hombros con su brazo es simplemente porque son las instrucciones del fotógrafo, no porque quieras sentirlo cerca -aunque sí quieres sentirlo cerca, perderte en él y fusionarte en un mismo cuerpo, pero no puedes, porque es físicamente imposible- y te concentras lo más que puedes en hacer bien el trabajo, porque estás hambriento y quieres ya poder terminar esto y dejar de torturar a tu débil mente, que se crea escenarios mentales a todas las posiciones que el fotógrafo les obliga a posar.

Podrías odiarlo un poco más, de no ser porque te da la oportunidad perfecta para mirar a los ojos a Yunho con una expresión de confianza total, amistad y que debe reflejar que siempre vas a estar ahí para él, y que termina luciendo como si quisieras leer sus pensamientos, pero para el fotógrafo es una imagen ganadora, porque es la que más les gusta a todos, incluyendo a Yunho.

Y cuando cantan juntos alguna balada y les piden que se observen mutuamente, como si el otro fuera tu soporte, lo único que te mantiene, sabes que no puedes poner todos tus sentimientos en una mirada, porque te delatarías, pero haces un esfuerzo por simplemente permitirte filtrar una mínima parte y observar a Yunho.

Sientes como si te golpearan en el estómago -y mataran a tus mariposas- dejándote sin aire, cuando miras al líder y éste te observa con una intensidad que te desarma y te hace preguntarte si acaso Yunho también esconde algo.

Pero no tienes tiempo para eso, porque van y vienen de Corea a Japón y de regreso, y perdidos en una agenda de trabajo tan apretada, es el único motivo de que tus sentimientos no terminen sofocándote, porque a veces mientras estás ocupado en sesiones de fotos, firmando autógrafos o gritando una línea de una canción en un escenario, ante miles de personas, no tienes mucho tiempo para permitirte amar.

Y le agradeces a tu trabajo que sea, en cierto modo, el único motivo por el que el amor no ha podido succionarte por completo las últimas neuronas que aún viven, y luchan por continuar así.


Sueños.

Lo sabes, lo supiste desde que se dio la demanda, lo mucho que Yunho te agradece que te hayas quedado a su lado. Y en ese entonces no lo hiciste porque estuvieras enamorado de él, lo hiciste porque no creíste inteligente botar a la basura todo el esfuerzo y arduo trabajo de años, todos los sacrificios, y decidiste quedarte. Quedarte con él.

Ya después, cuando estaban solos los dos, fue que fuiste conociéndolo aún más, y sin la interrupción de los otros tres, sus lazos se fueron haciendo más fuertes, y las emociones se dispararon al cielo, catapultando tus sentimientos y haciéndolos inalcanzables para ti, para que ya no pudieras volverlos a suprimir en aquel baúl que habías traído de casa, donde escondías todos tus sueños demasiado grandes e irreales, porque no querías que la desilusión de no conseguirlos te arrastrara al fondo.

Pero estás viviendo uno, un sueño que nunca creíste que podrían conseguir, son famosos en todo el mundo, no sólo en Japón les idolatran, han conocido varios otros países, y la gente grita y corea sus canciones, aunque no hablen tu idioma, y tú te sientes orgulloso, y miras hacia el cielo, permites que ese sueño de amor que a veces te parece tan repugnante y repulsivo, por lo mucho que sientes que te limita en ciertos aspectos, ilumine tu camino y dejas que ese amor que no has podido volver a encerrar, te dé calidez.

Miras a tu compañero a los ojos y mientras sonríes, cantando con todos los demás miembros de la discográfica, te abandonas a este sueño, que como ya lo conseguiste, lo has capturado, ya no puede llevarte al fondo.

Ignoras, de nuevo, al otro sueño imposible y ves de reojo al líder, quien parece demasiado ocupado en sonreírte y tomarte de la mano para recorrer contigo todo el escenario.

Si sonreír tan ampliamente pudiera romperte el rostro, el tuyo ya estaría fracturado en dos.


Y a veces, los sueños se hacen realidad...

Te rehusas a aceptar la posibilidad de soñar, porque eres un pesimista de primera que cree que el mundo va a terminar del peor modo posible y no hay forma alguna en que él sea capaz de mirarte como más que a Shim Changmin, el único que no le dio la espalda.

Por eso, mientras te emborrachas con él, en la sala del departamento que comparten, y balbuceas sin sentidos que ninguno de los dos entiende, y ríes de forma estúpida, no luciendo para nada como te gusta proyectarte la mayor parte del tiempo, te sorprende que Yunho se acerque a ti, un poco más de lo que sobrio le permitirías, te despeine y deje que te apoyes en él, porque tú estás borracho y él aún molestamente sobrio, y eso te enfurece.

Le das un golpe en el muslo firme y vuelves a reírte cuando él suelta un "ouch".

—Quiero saber qué piensas —murmuras de repente, tus palabras suenan demasiado alargadas, pero aún son comprensibles.

Recibes una caricia más en el cabello y ya no te molestas que Yunho esté despeinándote, sólo te permites otra de esas risas que en cualquier otro momento borrarías inmediatamente de tu cara porque son tan anti-Changmin.

—Pienso en ti —es la respuesta que recibes y no lo crees por completo.

¿Por qué habría alguien como él pensar en alguien como tú?

Eres la oscuridad a su luz, quien siempre tiene algún comentario hiriente, sarcástico o simplemente cruel para desestimarlo, para restarle importancia y por qué demonios piensa en ti.

Tú le sujetas la mano, fuerte, queriendo herir, entierras las uñas, y él te lo permite porque siente tu confusión y quiere permitirte que la superes a tu ritmo, aunque éste sea más lento que de costumbre, porque el alcohol está haciendo que tu cerebro no tenga la misma velocidad que usualmente tendría.

Odias sentirte lento.

—¿Por qué? —parece interrogatorio, pero no te importa.

Quieres respuestas y las quieres ahora.

—Porque sí —es lo único que dice y quieres golpearlo, a ver si a golpes eres capaz de sacar las respuestas que estás buscando, pero no lo haces, sólo te dejas caer más sobre él, un peso casi muerto—. No le des tantas vueltas, Changdol-ah.

—No te entiendo —es un susurro—, quiero entenderte.

Y Yunho vuelve a alborotarte el cabello y después sostiene tu rostro para poder acercarse a ti y darte un beso breve, demasiado breve, en los labios y después uno en la mejilla y otro final en la frente, antes de sujetar tu mano y soltar una suave risa.

—El amor no se entiende —una pausa, la suficiente para darte el tiempo de
captar lo que está diciéndote, esa confesión que se adelantó a la tuya—, sólo se siente. ¿Lo sientes?

Porque yo sí. Y sabes que está implícito en sus besos, en las caricias que te despeinan y en esa mano tibia sujetando la tuya fría, porque eres incapaz de mantener tu calor corporal en invierno, y por eso mismo él te cobija con su cuerpo.

—¿Sabes? —empiezas y lo muerdes en el hombro, suavemente, sin dejar marca—, creo que después de todo, sí te entiendo.

La mano que está sujetando la tuya, la guías a tu corazón, ahí donde tus emociones lo aporrean para que haga
tum-tum-tum de forma acelerada.

—Lo siento —le dices, y ésa es toda tu confesión, porque estando borracho, no quieres atreverte a decir nada más, careces de tu usual elocuencia.

Y, a decir verdad, ninguno de los dos necesita más palabras por el momento.


 

-fin-

 

Notas finales:

Más HoMin, hasta que se me seque el cerebro para siempre y no tenga más que escribir. Mi serie de viñetas es la que sigue... no le había querido dar seguimiento porque tristemente sólo recibió un comment, pero ya, la idea está así que a escribirla :)


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