- Lo siento Minho, tenemos que terminar - Park hizo una pausa para mirarme y suspirar - Ya sabes, tus constantes celos me agobian y no me dejan respirar...
Así fue como mi cuarta pareja en menos de año y medio me dejaba. Bien, no fue algo que no me esperara, siempre me pasaba lo mismo y siempre era el mismo motivo: mis celos. ¿Me creerán si les digo que he intentado suprimir en parte e incluso no dejar ver mis celos, y no lo he podido evitar de ninguna manera?
Asentí con la cabeza tranquilamente. Ya no había mucho que hacer, me ha dejado y sinceramente, me estaba acostumbrando a esta experiencia. La primera vez fue un duro golpe, pero ya la cuarta... Se convierte hasta en algo rutinario.
-Lo entiendo - afirmé comprensivo. Otro más a la lista de exnovios. Realmente sólo salía con él porque era mono y me pidió salir (muchas gente me pide de salir, no se, atraigo a la gente), total, que perdía intentándolo? Y como todos, no soportaba mis celos. A pesar de que no estaba enamorado de él, no había remedio, cuando alguien sale conmigo, por poco que me importe, soy muy celoso con todo lo que le rodee.
Me levanté de la mesa y le hice una pequeña reverencia. Él se removió incómodo en su silla, supongo que pensaría que me había hecho daño. Nada más lejos de la realidad. Le lancé una última mirada y dejando un poco de dinero para pagar mi refresco me marché de la cafetería.
Anduve por la ciudad un par de horas y, sentándome en un banco de un parque, me prometí a mi mismo que si encontraba a alguien que realmente amara dejaría mis celos en mi interior para poder estar con esa persona y ser feliz sin que ellos lo arruinaran todo.
Y aquí estaba yo ahora, enamorado de un cariñoso y dulce alumno de mis clases particulares. Tiene 17 años y había empezado 2º de bachillerato, con lo cual desde que empezó el curso su madre me contrató para reforzar sus estudios.
Fue amor a primera vista, cuando entré a su cuarto por primera vez y apareció ante mí un hermoso chico, con la cara más bonita que había visto nunca, la sonrisa más encantadora, un delicado cuerpo blanco y delgado y una risa melodiosa... lo supe, este chico, Lee Taemin, sería la persona que me volvería loco.
Sin embargo, a pesar de queyo suelo atraer a todos los chicos y chicas que me rodean gracias a mi cuerpo atlético y mi cara bien formada... A Taemin no parecía atraerle en absoluto y me trataba con el respeto de un alumno hacia su profesor.
La mayor parte de días esto me ponía de los nervios, pero empecé a pensar que él sería hetero y por eso no le atraía en lo más mínimo. Con este argumento conseguía aplacar mis nervios... hasta hoy.