Té
Se dejó caer en el único sofá de su departamento. Estaba harto ¿Sería posible que fuera tan estúpido? Bueno… la respuesta era más que obvia, aunque en su fuero interno quiso creer que no todo era su culpa. Él no tenía la culpa de ser tan soñador, idealista y crédulo además…
Pero esta vez sería la última, se dijo mentalmente, prometiéndose jamás volver a caer en una situación así. Había intentado con todas las fuerzas y determinación que le eran características, pero nada daba resultado.
¿A caso era tan difícil encontrar a alguien que le quisiera por lo que era?
Al parecer si.
Había decidido salir con Ino, habían sido compañeros de escuela hace algún tiempo y creyó conocerla. ¿Quién dice que las mujeres no son malas? Seguro un idiota… No le tomó mucho tiempo, ávido en experiencia, darse cuenta de que se había acercado a él para presumirlo y obtener todos los beneficios que estaban detrás de su apellido. Tal vez la chica no era mala en el fondo, pero muy probablemente la idea de tener al chico atractivo con dinero y fama para presumir podrían corromper cualquier otro intento de sentimiento. Entonces pensó que tal vez, no podría generar otro interés que no fuera ese: el material. Rió con ganas, pero no esa risa limpia y cristalina que le eran tan características. .
Al menos tenía amigos, contados con una mano, pero los tenía. Era una pena que ninguna mujer estuviera entre esas filas. A excepción de Sakura claro, pero ella, con el pasó del tiempo, se había vuelto su mejor amiga, intocable. No que no lo hubieran intentado, pero gracias al cielo se dieron cuenta de que eso que sentían tiraba más a lo fraternal que otra cosa.
En verdad que estaba muy, muy jodido.
–Así, tal y como estás pareces lo que eres: un completo imbécil – reconoció de inmediato la voz a sus espaldas. Aunque cargada de sorna, también había un casi irreconocible tono de afabilidad y preocupación.
–Si vienes a decirte un “te lo dije” ahórrate el sermón, ya de por sí me siento bastante mal como para soportar que me recrimines eso. Así que si no quieres perder el culo a patadas, ya sabes donde esta la puerta –dijo al tiempo en que se juraba jamás volver a dejar la puerta abierta.
–Sabes que te lo mereces. Cuando te digo que francamente eres un Idiota, es por que lo eres. Te he dicho que no puedes ir por el mundo confiando en toda la gente como si el mundo no fuera lo que es… – “una mierda” pensó el rubio completando la idea tácita que compartían.
–Me gusta, quiero e intento confiar en la gente por que, al menos hasta ahora, es como me gusta ser. No me gusta estar todo el tiempo huraño, cerrado y desconfiado, justo como tú, y debes admitir que gracias a eso es que tienes un único y mejor amigo, Uchiha.
–Pues vaya mejor amigo que me tocó… –dijo torciendo una extraña sonrisa. Terminó de adentrarse en el Departamento, observando de reojo por donde pasaba. El lugar era claramente acogedor y eso lo sabía: había pasado mucho tiempo ahí. Tal vez si Naruto fuera un poco más ordenado y no botara las cosas allá donde cayeran, sería mejor. Ignorando la posé dramática en la que su rubio amigo se hallaba, echado en el sofá, se adentro en la cocina a preparar un poco de té. Aunque tal vez lo que más necesitaban eran cervezas, cosa que como pudo comprobar no había en el refrigerador, así que sería sólo té.
–No es como si fuera la ultima mujer en el mundo ¿sabes? –le dijo al tiempo en que le tendía el vaporoso té. Naruto se permitió unos segundos mientras su nariz se deleitaba con el aroma, ligero, de azahares y miel. Una vez hubo degustado un ligero sorbo se permitió sonreír.
–¡No me lo creo! El gran Sasuke Uchiha me está consolando ¿dónde está la maldita cámara cuando uno la necesita? ¡Joder! –Naruto soltó una cristalina carcajada al comprobar como aparecían finísimas arrugas en la frente de su amigo. Era algo nimio y podía pasar desapercibido pero había aprendido, a lo largo del tiempo, a tocarle la paciencia y joderle. Era realmente divertido.
Sasuke serenándose lo más que pudo, tomó un poco más del té que había servido para él. Esta vez, no tenía pensado caer en las provocaciones del rubio.
–Claro… te consuelo –dijo regalando una displicente mirada a Naruto, dándose el gusto de verlo ahogarse con su té.