De confesiones
Abrió los ojos con cierto pesar, el par de horas de sueño que se había permitido no habían sido suficientes, pero tendría que conformarse. No pudo evitar que un agradable calor le recorriera el cuerpo por completo al descubrirse firmemente aprisionado entre los brazos del rubio “como si me fuera a ir” pensó. No podía negar que era realmente fácil acostumbrarse a algo así, claro que las excusas comenzaban a hacerle falta para poderse quedar los fines de semana con el rubio, su madre no era problema, pero su padre a pesar de no dar negativas le miraba con cierto recelo, aunque siempre terminaba cediendo. Dio una mirada fugaz al reloj digital que descansaba en el taburete junto a la cama; tendría que conformarse también con sus últimos minutos juntos.
“Tan tranquilo que se le ve así cuando duerme” pensó justo antes asestarle un severo codazo en las costillas.
– ¡Joder! ¿Qué no me puedes despertar como la gente decente?–se quejó ruidosamente su compañero. Claro que él ni se inmutó, no porque no quisiera ser más amable con él (su orgullo podía soportarlo) pero sólo así despertaba.
–Deja de llorar como magdalena y apúrate ¿no ibas a ver a tu familia hoy? – oh, era eso. Dejando la violencia innecesaria por parte del moreno, Naruto tenía que reconocer que era una excelente secretaria; y estuvo tentado a sonreír cuando sintió como su amable secretaria le aventaba una toalla en la cara, comprendiendo su orden de inmediato.
¡Amable una mierda!
Cuándo salió de la ducha, pudo observar que la habitación ya se encontraba limpia y prístinamente ordenada. Si pudiera se traería a vivir con él a Sasuke ya mismo (ya se habían, de alguna manera, acostumbrado a convivir). Naruto se dirigió a la cocina a intentar elaborar algo comestible para ambos en lo que el moreno se duchaba.
Media hora después ya estaban enfundados en su ropa, listos para salir.
—¿Me podrías acompañar un momento en casa?—le preguntó abrazándolo por la espalda, ya sabía que ser meloso sin ser encimoso en demasía funcionaba muy bien con el Uchiha.—Solo saludo a mis padres y después podríamos ir a hacer el tonto por ahí—.
—Querrás decir que tu harás el tonto—aclaró—sabes que no me gusta causarle molestas a tus padres—contestó no muy convencido.
—Jamás lo has hecho, además creo que te quieren más que a mí—bromeó.—Solo será un rato, hazlo por mí ¿sí?—susurró en su oído, apretó más su abrazo y entonces Naruto tuvo el placer de oírlo gruñir un poco: lo había convencido.
Para cuando Sasuke quiso darse cuenta ya eran conducidos amablemente a la sala de estar de la familia Namikaze, donde pudo observar el afectuoso intercambio de besos y abrazos con sus padres. Era obvio el cariño que se tenían.
— ¡Pero si es Sasuke! Tenía semanas que no te veíamos por acá—saludó la pelirroja madre con un casto beso a un muy incómodo moreno. Las últimas semanas había evitado a toda cosa cruzarse con alguno de ellos.
—Aunque siempre es un placer tenerte con nosotros—sonrió el rubio padre quien lo sostuvo amablemente de los hombros.
—Disculpen la intromisión—se inclinó un poco, ante todo sus buenos modales.
El rato paso rápidamente, la atmosfera en esa casa siempre había sido ligera y armoniosa, algo por lo que siempre había envidiado al rubio. Contestaba de vez en cuando a sus preguntas, más que nada ellos querían saber cómo estaba la situación de ambos, eran finales de semestre después de todo y por eso Naruto había ido ahí en primer lugar. Observo entonces como la pelirroja tomaba distraídamente una de las exquisitas flores de la mesa de centro donde tomaban el té y miró a su retoño.
—Entonces—llamo su atención con aire distraído—cuando me vas a decir con quien estás saliendo—sonrió. —Y no te atrevas a mentirle a tu madre, que se te caerá la lengua—concluyó.
Naruto suspiró sintiéndose acorralado, miró a su padre y reconoció al instante esa mira de “a-mi-no-me-metas-por-que-me-pegan.”
—Bueno si tanto quieres saber—contestó Naruto y pidiendo una disculpa a Sasuke con la mirada por la travesura que estaba a punto de hacer, sonrió, con esas sonrisas que él sabía no auguraban nada bueno.—Salgo con él.