Café
¿Cuánto tiempo había pasado?
Dos o tres horas quizás. Lo cierto es que llevaban mucho tiempo allí y el semblante de Naruto había cambiado radicalmente, como si hubiera lavado sus penas y no precisamente en cerveza. La compañía de Sasuke, aunque silenciosa, le recordaba que no estaba solo. Y como éste mismo había dicho, aquella de cuyo nombre ni siquiera se acordaba, no era la última persona en el mundo.
Dirigió sus ojos azules a su amigo. Resultaba terriblemente gracioso como el correcto e impoluto Sasuke Uchiha se dejaba ver en ese momento. Con la camisa totalmente desarreglada y una mueca rara reemplazando el rictus sempiterno de su cara. Era obvio que la resistencia al alcohol de Sasuke no era mucha, así que apiadándose de su pobre y poco bebedora alma lo ayudó a retirarse del lugar.
A pesar de estar lucido… al menos más que Sasuke, no pudo evitar tambalearse y trastabillar un par de veces durante todo el trayecto de donde les dejara el taxi hacia su apartamento. Reuniendo la fuerza que le quedaba aventó al adormilado Uchiha a un lado de su cama y se dejó caer al momento en el otro extremo. Sonrió nuevamente al ver como su amigo amenazaba con caer del otro extremo y lo jaló al centro de la cama.
–Gracias –dijo sonriendo antes de quedarse dormido. Llevándose una única idea a la cabeza: Desde que podía recordar, Sasuke, siempre había estado ahí con él.
Hacía mucho que había amanecido pero con todo lo que habían ingerido, gran parte de la mañana pasó antes de que alguno pudiera despertar. Naruto fue el primero, con algo de pereza logro enfocar la figura que tenía enfrente. Así de cerca y relajado, Sasuke no lucía como el ogro malhumorado en que se esmeraba parecer. Revolvió un poco sus cabellos negros con cuidado de no despertarlo y desperezándose por completo se dirigió a preparar el desayuno.
El fuerte aroma de café trajo de vuelta a Sasuke a la realidad y para cuando abrió los ojos Naruto entraba con una charola y lo que supuso sería su desayuno ese día.
–Buenos días, “Señorito Uchiha” –saludó con voz cantarina el rubio. De sus años más jóvenes Naruto recordaba que así le decía la servidumbre y desde la primera vez que lo oyera, no dejaba de joderle con ello cuando podía, como ahora. –Antes de que reclames nada. Primero come eso, las pastillas que están ahí te ayudaran con el dolor de cabeza y espero que el café cargado logre devolverte por completo a este mundo. Si vieras tu cara… –soltó alegremente, con esas sonrisas radiantes que, aunque no lo admitiera, a Sasuke le agradaban.
–Parece que estás mejor ¿no?
–¿Te has dado cuenta?
–¿Por qué el repentino cambió? –en lugar de recibir respuesta, Naruto invadió un poco su espacio personal y susurró.
–Si acabas esto y logras darte un aspecto decente en menos de 20 minutos, te lo digo. –Había algo en su mirada que le hizo encender ligeramente los focos de su cara. No que le hubiera insinuado algo. Pero él era tan blanco… una cosa era que le viera con fuerte resaca, pero si algo jamás se permitiría -su orgullo no lo dejaba- es que lo viera con resaca y sonrojado el mismo día, así que apuró el café que estaba en la bandeja atragantándose en el intento. Naruto río con ganas mientras le tendía una servilleta.
Entonces Sasuke Uchiha supo lo que era estar jodida e inexplicablemente nervioso
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se que no deberìa poner notas acá pero por alguna razón a pesar de que había podido subir antes así el cap ahora el editor no me deja ¿a poco no jode? En fin muy a mi pesar haré de todo para dejar todo tal y como estaba y fin de la discucion. Tata!!!!