“Decir no es lo mismo que hacer”
Naruto observó emerger a Sasuke del cuarto y no le sorprendió para nada darse cuenta que le había contemplado disimuladamente de arriba abajo desde que cruzó la puerta de la habitación. Hacía mucho tiempo que le había cruzado por la cabeza que el Uchiha, quisiera admitirlo o no, era realmente atractivo; pero solo hasta ahora ese hecho se le hacía mas patente que nunca. Sonrió cuando el reproductor, que seguía sonando, dejó escuchar a Weezer cantando “My best Friend” y no pudo estar más de acuerdo.
–De verdad, que cambio… El día de ayer estuvimos como para foto ¿no?
–Es la última vez que te hago caso –aseguró el otro.
–Ya encontraré la manera de convencerte, no te preocupes –ya casi había agotado su arsenal, pero con lo estirado que era el Uchiha cualquier cosa que pusiera en peligro su integridad, servía.
–Naruto… –gruñó este, imprimiendo el mayor tono de amenaza que pudo.
–Así me llamo –
–¿Por qué te gusta joderme?
–¡Es que resulta tan divertido! –sonrió. Aunque la verdad es que eso de joderse era recíproco. Sasuke podría parecer un santo pero lo cierto es que siempre hallaba el modo de desquitarse. Así que lo suyo era siempre un tira y afloja. Lo único que tal vez ponía a pensar al rubio era ¿qué es lo que haría esta vez Sasuke? La última vez lo dejó encerrado en un probador de damas… esa había sido memorable.
–Veo que tu pequeña fase emo ya es parte del pasado, ¿no?
–Claro, estamos hablando de mi después de todo.–
–¿Entonces planeas volver a la contienda? –a estas alturas a Sasuke le parecía normal el hecho de negar ese incomodo sentir que le provenía del pecho cada vez que Naruto incursionaba en una nueva aventura romántica. Claro que había aprendido a ignorarlo, por más incomodo e insoportable que pudiera ser.
–No –la respuesta le sorprendió.
–¿Harás caso a mi consejo y te volverás seminarista? –su voz sonaba calmada y se había asegurado de imprimirle suficiente burla, tal vez así Naruto no podría notar a las mariposas haciendo fiesta en su estómago.
–Tampoco.–
–¿Entonces?
–¿Sabes?, en estos momentos me acuerdo de algo que constantemente me dice mamá. Siempre olvido donde pongo las cosas y cuando me ve buscando en lugares frívolos se ríe y me dice que no busque donde se que no las puse. Y creo que ya me cansé de buscar amor donde sé que no lo voy a encontrar, y supongo que, al igual que con mis cosas, esto me ha pasado por ser necio y distraído.
–¿De que demonios hablas?
–Dime Sasuke ¿Desde cuando nos conocemos?
–Seis años más o menos.
–Siete años en total y he notado algo curioso, sé que eres un estirado –decía en un tono amable y conciliador, ignorando de paso la mirada asesina del otro –y que le das a entender al mundo que nadie está a tu altura, pero de verdad ¿por qué en todo este tiempo nunca has estado con nadie?
–Porque no he querido, creo que eso hasta tú lo puedes entender. ¿Por qué preguntas todo esto?
–Sólo quería saber, no quiero cometer más errores.
–¿Te has metido algo o es que el efecto de la cerveza todavía te sigue?
–Sasuke… –suspiro sintiendo los nervios aflorarle por toda la piel junto con unas increíbles ganas de salir por la puerta perdiendo el culo. Y todo se fue al traste cuando de su garganta no pudieron salir más que puros gorgoritos, el valor se le había ido y es que: ¿qué era exactamente lo que le iba a decir?
–Creo que si es la cerveza –susurró.
Entonces Naruto entendió que aceptar lo que siente y comunicarlo, no era ni cercanamente lo mismo.
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Estoy seguro que a veces nos ha pasado que nos arrepentimos de no haber hecho algo que si podíamos haber hecho pero que por miedo no hicimos ¿se entendió?