Las luces parpadearon intentando, vanamente, iluminar aquella habitación triste y vacía, mientras ésta se desdibujaba y desfiguraba; viajando sobre la blanca tela. Inocente, sola.
Perdiéndose entre el frío de un vacío negruzco, dejándose llevar por mares inexistentes de colores imposibles, vislumbrando el morir y renacer de estrellas luminosas y efímeras mientras el frío la embargaba.
La luna emergió y la soledad la consumió, las estrellas dejaron de brillar mientras los mares se secaban. Y quiso morir, envuelta en el frío desolador de un espacio demasiado grande, pero el sol apareció. Dulce y cálido, llamándole entre cantos de sirenas, embriagándole con su calor.
Y murió, sumergida en las llamas del amor, con la luna cantándole canciones de cuna y con el sol sollozando lágrimas de azufre…
El sonido de la puerta anuncia tu llegada y tus ojos negros como lo noche se pierden en el lienzo. Pero no logras ver la tragedia amorosa que escurren las acuarelas, no percibes el silencio anhelante de las estrellas que, envidiosas, desean morir así, para darle un sentido a su vida. Ni los lamentos llameantes de un sol moribundo.
Tus ojos sólo vislumbran fotos antiguas de constelaciones lejanas y marchitas, estrellas borrosas y efímeras en un cielo velado por la contaminación. Frunces el ceño buscándole un significado inexistente a trazos ensayados.
El arte te parece absurdo y vulgar, lo odias. Porque no eres capaz de percibir su belleza, la armonía de los colores que se funden y difuminan en uno solo. Ni mucho menos cómo la línea forma una figura y cómo ésta se desdobla hasta adquirir significado.
El arte lo es todo, y tu todo es nada.
Te acercas a mí alejándome del lienzo. Ambos sabemos a qué has venido. Las palabras mueren en nuestras bocas mientras tus manos recorren mi cuerpo, depositándome en la cama vieja y deshecha que tantas veces hapresenciado la misma escena. La discreta espectadora en esta película eterna. Pero hoy es diferente.
Las ropas se pierden en el océano de suspiros y abro los ojos, admirando tu rostro enrojecido y tus ojos entornados, queriendo grabarlo a fuego en mi mente.
Porque ésta será la última vez. Porque el mañana es incierto mi amor, y yo ya tomé una decisión.
Lágrimas queman mis mejillas deslizándose hasta morir en las sábanas manchadas de pintura, tan antiguas y rotas como me siento ahora.
Pero no te das cuenta, me abrazas creyendo que lloro de dolor por tu brusca intrusión, y yo dejo que me arropes con tu calor.
Porque ésa no es la verdadera razón, y me cuesta creer que aún no la sepas. Una vez te lo dije, ¿recuerdas? Mientras veíamos aquél partido de fútbol, pero estabas demasiado ocupado gritándole al televisor, como si realmente el jugador pudiera escucharte.
Pero eso fue lo mejor, porque tú no eres mío. Eres de aquella florista del otro barrio, te perdiste en su sonrisa y sus ojos cristalinos. Tan puros y delicados, como una flor, exótica y diferente. Ella es tu ninfa, aquella que tanto anhelabas; Bella e inalcanzable, irreal y encantadora.
Yo no puedo ser lo que tú deseas.
Embistes por última vez mi cuerpo y caes rendido a mi lado. No has dormido nada, el alcohol vuelve a invadir tu casa y tus padres se han vuelto a pegar. Ya no sabes quién grita más y quieres escapar, buscas en mi cuerpo lo que allí no puedes encontrar y yo no puedo negarme.
Tus ojos me miran por última vez y luego se cierran, ya no quieres volver a despertar.
Pruebo tus labios que queman al tocar los míos y deseo que el tiempo se detenga, para que permanezcamos así por siempre. Pero la realidad es otra, cariño, el tren me espera.
Mis dedos trazan tu rostro pintándole con lágrimas invisibles, y mis labios tiemblan.
Te amo, te amo tanto que duele. Pero no puedo seguir con esto, Nate. No soy tan masoquista, ya no puedes destrozarme más. Porque te has llevado todo de mí, ya no queda nada. No puedo hacerte elegir, no puedo seguir en una batalla que ya perdí.
El frío estremece mi cuerpo y la noche engulle mi cuerpo, en un último adiós.
Lo nuestro serán sólo recuerdos que se desvanecen en tu mente, hasta morir lentamente.
Una historia que jamás comenzó
Un final que nunca existió…