Le gustaba quedarse hasta tarde en aquella cafetería; todos los días iba a la misma hora y pedía exactamente lo mismo, un esspreso, solía llevar un libro pero las últimas dos semanas las había dedicado a inspeccionar con sus ojos algo más. En las últimas dos semanas comenzó a quedarse más tiempo en ese lugar. Normalmente, después de ir a beber su café y leer un buen libro, llegaba a casa a ensayar, estar dentro de una academia de danza no era tarea sencilla, por lo que pasaba las noches ensayando hasta el amanecer; normalmente eso hacía, normalmente… hasta que su mirada fue cautivada por él.
Delgado y de cabello castaño, el empleado de caja había robado los pensamientos de Jongin.
Le gustaba observarlo, como le sonreía a los clientes, cuando levantaba la voz para indicar que la orden ya estaba lista, como se inclinaba sobre el mostrador para coquetearle a las chicas. Era tan entretenido observarlo.
Jongin llegó a la cafetería como todos los días a las 4:30, se a cercó a la caja mientras tenía la mirada baja, buscando en su bolsillo.
-¿Lo de siempre?
-¿huh?- levantó la mirada y lo recibió aquel chico, sonriéndole.
-¿Qué si ordenaras lo de siempre?- repitió sin dejar de sonreír.
-¿Lo de…?
-Todos los días vienes como a esta hora y pides un espresso, después caminas hacia esa silla –señaló una mesita en una esquina al lado de una lámpara de pie- y te quedas observando tu alrededor- Jongin no pudo evitar sonrojarse y de nuevo bajo la mirada –entonces, ¿lo de siempre?
-Eh… Si, por favor… -siguió buscando en su bolsillo eh hizo una mueca –olvídalo, yo no…
-¿Dejaste el dinero en casa?- preguntó el castaño y el moreno asintió – Esta vez yo invito- y le regaló una sonrisa aun más grande –Soy Taemin, por cierto.
-Jo… Jongin, Kim Jongin- levantó la mirada y le sonrió de regreso –pero no tienes que, enserio.
-Hey, eres un cliente frecuente- Taemin se dio la vuelta y entro a la pequeña cocina de la parte de atrás. Jongin, nervioso se despeino un poco el cabello con la mano y se quedó esperando en el mostrador.
Taemin volvió y preparó ahí el café, se lo entregó; Jongin se hizo a un lado para que las personas que iban llegando pudieran ordenar.
-¿Por qué no te sientas? –preguntó Taemin al verlo aún de pie.
-Yo no… eh… ¡Claro!- sus mejillas se tornaron carmesí y salió casi corriendo a la mesa de siempre. Esa tarde se la dedicó a su taza de café, estaba completamente apenado por olvidar su dinero y quedarse parado como idiota un gran rato. Terminó su café y se levantó de la silla, caminó rápidamente a la salida con la mirada en el suelo.
-¡Hey, Jongin! – Gritó Taemin desde la caja - ¿Te vas temprano?
-Eh…- y de nuevo ese sonrojo en sus mejillas –si, debo… debo… practicar.
-Bueno, nos vemos mañana- y sonrió.
Jongin llegó a su casa, se encerró en su habitación y puso música, delante del espejo estiró los brazos, flexionó las rodillas, respiro hondo y movió su cabeza en círculos, después de unos segundos se dejó llevar por la melodía, daba giros, movía los brazos, podía sentir el ritmo recorrer su cuerpo; se detuvo frente al espejo, mirándose fijamente.
-Taemin… -sonrió- gracias por el café- caminó hasta su cama y se tiró boca arriba, dejó que la música siguiera y sin decir más cerró los ojos hasta que el sueño se apoderó de él.
-¿Entonces vas todos los días?- preguntó Taemin.
-De lunes a domingo- dijo Jongin y le dio un sorbo a su café.
-¿no te… cansas?
-Me gusta bailar… Y si quiero seguir en la academia debo ser bueno.
-Pero- jaló la silla y se sentó a su lado, mirándole con sorpresa acercó su rostro- ¡¿Todos los días?!
Jongin rio bajo y le miró: -¿No trabajas todos los días?- el más bajo se limitó a asentir –es lo mismo, aunque a mí no me pagan con dinero, pero lo veo de esa forma, me esfuerzo, hago lo mejor que puedo, mi pago es darme un rol en alguna presentación, y ahí, en el escenario doy más de lo mejor, para el público, quien me recompensa con un aplauso.
-Jongin…- sonrió entrecerrando los ojos –debes llevarme a verte bailar.
Jongin asintió y sus mejillas se enrojecieron, sólo él podía causarle eso en cada momento, sólo él lo hacía sentir así.
-¡Taemin!- gritó un chico desde la caja registradora -¡Termino tu descanso!
-Dame 10 minutos más- respondió.
-¡No! ¡Terminó tu descanso y sigue el mío!
-Kibum, sólo 10 minutos.
-Quizá deberías volver- dijo Jongin bastante divertido al ver como los clientes miraban a ambos empleados –De todos modos debo ensayar más, en dos semanas habrá audiciones y quiero el papel principal.
-¿Vendrás mañana?
-Siempre lo hago ¿no?- le sonrió y ahora él provocó que las mejillas de Taemin se tornaran rojizas.
-Te veo mañana.
Todos los días Jongin llegaba a la misma hora, Taemin le preparaba su espresso y pasaba la media hora de su descanso con él. Todos los días Taemin tenía que cerrar el local en la noche y Jongin se quedaba con él para ayudarle. Todas las noches Jongin llegaba a su casa y comenzaba a ensayar, sonriendo frente al espejo gracias a él. Todas las noches, Taemin se recostaba en su cama y observaba el techo pensando en Jongin hasta quedarse dormido.
-No estés nervioso, ¿bien?
-No lo estoy.
-Te darán el papel.
-Eso espero…
-Yo se que si, algo me dice que si- Taemin se giró hacia él y titubeando acercó su rostro a Jongin, besándole la mejilla. Ambos se quedaron estáticos, Jongin con los ojos muy abiertos, Taemin escondió el rostro entre sus manos, sonrojado como manzana y rio nervioso –bueno… da lo mejor ¿de acuerdo?
-Lo haré- sonrió Jongin y le tomó por las manos descubriéndole el rostro –gracias- rosó sus labios con la mejilla de Taemin y le besó ésta.
-Kim Jongin, 18 años- estaba en el centro del escenario, la música comenzó y se dejo llevar por ella, el sonido del piano comenzó la melodía, suaves y firmes movimientos con sus piernas, movía su torso hacia enfrente y atrás, un suave giro, los dedos de las manos como si tocase un piano, dio unos cuantos pasos hacia el costado, deslizó las manos hacia arriba hasta la altura de su rostro, acercó la izquierda hasta sus labios y sopló hacia fuera, de inclinó un poco y continuó deslizándose por el escenario, la canción estaba por terminar, dio un fuerte giro y… su pie se doblo haciéndolo perder el equilibrio, pasó bruscamente todo el peso a su cadera, haciendo fuerza para no caer –ah…- sintió como el hueso de su cadera tronó, causándole un gran dolor, cerró los ojos con fuerza intentando no hacer notorio el dolor que su rostro expresaba y terminó el giro quedando con las piernas separadas, dio un paso hacia enfrente y de nuevo, su mano como si tocara un piano. La música termino, los aplausos llenaron el lugar, hizo una pequeña reverencia dejando la mano sobre su cadera, apoyándose para no mostrar dolor y caminó lentamente fuera de ahí, al llegar al camerino tomó su maleta. Los resultados de las audiciones estarían en una semana.
Caminó adolorido por las calles, arrastrando los pies y haciendo presión en su cadera con una mano. Llegó a la cafetería y dejó la maleta en el suelo, apoyando toda la parte superior de su cuerpo en el mostrador al lado de la caja registradora.
-Jongin, ¿qué tienes? –le preguntó Taemin al verlo sudando y con esa expresión en el rostro.
-Me lastime de nuevo…
-¿De nuevo?
Jongin levantó la mirada, sus ojos estaban cristalinos, las lágrimas estaban a punto de salir, pero el moreno sonrió de lado y tomó una bocanada de aire –tengo una lesión en la cadera, pero los de la academia no lo saben, si se enteran, estoy fuera.
-Creo que deberías revisarte.
-Estoy bien, ya que llegue a casa tomare analgésicos.
-Jongin…
-Estoy bien, dame lo de siempre ¿sí?- se incorporó y al querer dar un paso hacia un lado, tambaleó sosteniéndose con ambas manos del mostrador.
-¡Jongin!- Taemin corrió hacia el otro lado del mostrador para tomarle por los antebrazos, y le jaló hacia él –no te voy a dar lo de siempre, te llevaré con el doctor. ¡Kibum! Cúbreme, vuelvo en un rato.
-Taemin ¿de nuevo? ¡Es mi descanso!- renegó Kibum desde la cocina.
-Vamos- se agachó y tomó la mochila de Jongin, colgándosela en el hombro y le jaló de los brazos para que se apoyara en él.
-Ten- salió Kibum de la cocina y estiro la mano acercándole un par de llaves a Taemin –llévalo en mi auto.
Llegaron al hospital y con cuidado Taemin ayudo a bajar a Jongin, llegaron hasta la recepción y la enfermera se les acercó.
-Se lastimo la cadera, ya tenía una lesión ahí.
-Estoy bien… No me paso…
-¡Cállate! No es algo que puedas curarte tu sólo, deben revisarte para ver que no haya pasado a mayores.
-Estoy bien.
-No, no lo estas, ni siquiera puedes caminar.
-Taemin…
-No quiero que te pase nada malo ¿entiendes?
-Taemin…
-Quiero verte bailar, quiero ver una presentación tuya, quiero que te cuides, porque, porque ¡me gustas!
-¿Qué?...
Las luces sobre el escenario brillaban, la música inundaba el lugar, Jongin dio un giro en medio del escenario y terminó con los brazos hacia arriba, las piernas cruzadas, mirando hacia el publico con una sonrisa, y el telón comenzó a bajar frente a él. El teatro se llenó de aplausos y silbidos de los asistentes.
Y de nuevo el telón se movió, todos los bailarines en el centro del escenario tomados de la mano, hicieron una reverencia hacia el público.
Jongin caminó fuera del teatro, hacia el estacionamiento, con su mochila y algunas flores en su mano.
-Hey…- dijo Taemin quien estaba sentado en el cofre de un auto negro.
-Hey- sonrió Jongin.
-Fue hermoso…- le regresó la sonrisa y le abrazó por encima de los hombros, pegando sus labios a los del más alto. Jongin tomó con los propios el inferior de Taemin, creando un suave y lento beso –Fue perfecto- rompió el beso para susurrar sobre sus labios.
-Nos vemos el lunes Jongin- dijo una voz detrás de él.
-Nos vemos el lunes, Yixing- giró su rostro para despedirse. Taemin se le quedó viendo con media sonrisa –ehh… Yixing, quiero presentarte a alguien.
Yixing se detuvo y caminó hacia ellos –¿sí?
-Taemin, el es mi compañero Zhang Yixing, Yixing, él es Taemin, mi novio.