Se siente cargado de emociones, y su cuerpo parece exageradamente sensible, su sistema nervioso amplificando hasta el roce de la tela de la sábana contra su dermis, haciéndole continuar temblando sobre su sitio en la cama, con la boca entreabierta, queriendo recuperar aún el aliento, con el corazón acelerado y aporreando su caja torácica, sonando ruidoso en sus propios oídos, con sudor secándose en su cuerpo, cabello alborotado y demasiado consciente de todo a su alrededor, hasta de la luz de luna filtrándose por la abertura de la ventana, porque la cortina no estaba bien cerrada.
El cuerpo a su lado está demasiado cerca, lo siente tibio, demasiado, casi le quema y quiere rodarse, pero está inmóvil, el único movimiento de su cuerpo, sobre esa cama, de hecho, es el de dos respiraciones alocadas que aún no bajan por completo de aquel orgasmo que desgarró su garganta.
Él está boca arriba, el otro cuerpo boca abajo y cuando éste se mueve y gira la cabeza para poder observarle, vuelve a sentirse nervioso, como antes de aquel encuentro satisfactorio y tiembla de nuevo, con una sensación foránea recorriéndole todo el cuerpo y se lame los labios, recogiendo de la parte superior de estos un poco de sudor.
—¿Estás bien? —es apenas un susurro que acaricia su piel y contiene el gemido, todo él continúa bastante perceptivo, como si sus terminaciones nerviosas estuvieran alerta, esperando algo.
Suelta un suspiro como respuesta, da un leve movimiento de cabeza, porque no puede más, así de agotado físicamente está.
Y a pesar de lo mucho que está experimentando y casi se siente ahogarse, cuando su corazón empieza a disminuir esa carrera desesperada y empieza a regresar a su ritmo natural, quiere más, más piel, más caricias, y extiende el brazo, su mano buscando la otra que acepta el agarre de dedos largos y delgados.
—Hyung —su voz suena áspera, quizás por lo mucho que gritó—, ¿podemos hacerlo de nuevo?
El sólo pensamiento le hace experimentar un placer tan repentino que quiere arquearse un poco y permitir que éste lo llene, lo recorra por completo, pero no lo hace, mira de reojo al otro, quien tiene el cabello cubriéndole en parte los ojos y le observa entre hebras de cabello castaño.
Un asentimiento, es todo lo que recibe.
—Min-ah, eso fue… —y no dice más, la expresión de su rostro lo delata, la satisfacción y el placer que obtuvo, mezclado con algo más.
Changmin se siente sonrojar de cuerpo completo y asiente, también comparte ese pensamiento, fue una unión indescriptible. Vuelve a sentir otro escalofrío y tiembla sobre su sitio.
La mano de Yunho, aún sosteniendo la suya, le acaricia, con un poco de dificultad, el abdomen y él se abandona a dicha caricia, cierra los ojos, porque así es capaz de concentrarse exclusivamente en el tacto y lo fácil que éste consigue excitarlo.
—Cuando estés listo.
Haciendo uso de la poca fuerza que le queda, se gira para quedar de lado: —Estoy listo, Hyung.