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El cuadro y libro de ambos. por YahikoGirl

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Notas del capitulo:

Bueno, es el primer capitulo... Espero que les guste y como ya lo dije si hay algo que no les gusta me lo pueden decir... Suerte ;)

-Naruto, vamos. Levántate de una vez hijo.- Le dijo un rubio de ojos celestes como el mismo cielo, a su hijo que todavía estaba acostado, boca abajo y babeando la almohada.

-¿Huh? ¿Qué?- Levantó la cabeza y el hilo de baba corrió hasta abajo. -¿Qué hora es? ¡¿Las ocho?! Diablos, diablos, diablos. ¡Debo irme!- Se quiso levantar, pero al ser tan torpe, se enredó con las sabanas y cayó al suelo.

Cuando logró desenredarse, se limpió la saliva que le había quedado en la cara y miró a su padre que se estaba por hacer pis de la risa en la puerta.

-¿Qué diablos te pasa? ¡TE PEDI QUE ME DESPERTARAS A LAS SEIS, PAPÁ!- Le gritó muy enojado, a lo que el padre solo se arrodilló en el suelo y rio a más no poder.

La cara del menor no era muy linda que digamos y miraba a su padre con muchas ganas de asesinarlo.

-Hijo- Dijo el padre cuando paró de reírse.- ¡Son las seis de la mañana!- Le grito, recordándole que era un grandísimo estúpido. -Recuerda que tu reloj esta averiado, tonto.- Y en ese momento Naruto se quiso morir, había pasado semejante papelón en frente del padre para nada. -Ya levántate, que de verdad se te va a hacer tarde.- Dijo Minato, saliendo de la habitación y dejando tranquilo al niño.

Naruto suspiró y se levantó del suelo. Luego agarró su camisa y pantalón y se los puso.

Iba a una escuela “de ricachones” como él le decía. Pero era la única escuela en toda la ciudad con la que uno salía con un titulo para ejercer laboralmente sin ningún problema. Sus padres se esmeraban cada día para poder enviarlo a ese lugar, lo mejor que podía hacer era estudiar y aprovechar la oportunidad que le brindaban.

Su madre tenía cáncer y Minato no daba a basto con las cuentas; el mandarlo a la escuela y pagar la quimioterapia de Kushina era muy caro. Por lo tanto, Naruto sintió la necesidad de salir a trabajar. Hoy tenía que ir a ver Jiraiya, un viejo un tanto pervertido que le había prometido conseguirle un trabajo muy bien pago. Lo que el rubio esperaba, era que cuando le dijera de que se tratara, no se quisiera morir.

Al terminar de vestirse, bajó hasta la cocina en donde estaba su madre y su padre. Se encontró con la pelirroja desayunando, hacía mucho tiempo que no salía ya que estaba demasiado débil y no podía. El cáncer la había consumido de una manera horrible. Minato a veces se quebraba y lloraba, Naruto cuando lo veía, hacía lo mismo. Era una situación muy devastadora.

Ambos tenían mucho miedo de que le pasara algo a Kushina, siempre fue una mujer demasiado alegre y risueña, y ahora estaba en ese estado, no reía, la luz de sus ojos había desaparecido y parecía que lo único que deseaba era morir.

Naruto saludó a su madre con un gran beso en la mejilla, siempre lo hacía. No sabía cuando seria la última vez que la vería y tenía mucho terror de no poderle darle un último beso. La mujer, sonrió al tacto y él se dedicó a lanzarle una mirada llena de ternura, luego se sentó en la mesa y comenzó a hablar.

-Papa, ¿Estas seguro que ese hombre, Jiraiya, es de confianza?- Preguntó, llevándose a la boca la primera cucharada de desayuno.

-¿Crees que sino te hubiese dicho que vayas a buscarlo? Además, él es como mi padre. Deberías tratarlo de “abuelo” cuando lo vayas a ver.- Contestó, Minato.

-Es verdad hijo.- Esta vez habló Kushina.-Él es como un padre para ambos, tanto como para tu padre y para mi.- Dijo la mujer, que se encontraba enfrente del rubio menor.

-Mmm…- Naruto se puso a pensar. Raro el él. -Si él es como un padre para ambos, ustedes serían hermanos.- Dijo el rubio con un tono un tanto picarón.

Minato y Kushina se miraron entre si y volvieron la vista a su hijo, la cara de pervertido que tenía ese muchacho era bastante graciosa.

-Depravados. – Dijo, antes de pararse de la mesa e irse a buscar sus cosas.

Su madre no pudo evitar reírse de los pensamientos raros que tenía su hijo. A lo que Minato rio también, al ver la sonrisa en la cara de la mujer que tanto amaba.

Cuando Naruto bajó, volvió a besar a Kushina y saludó a su padre. Ambos lo miraron sonrientes y se despidieron de él. La verdad era que estaban completamente orgullosos del pequeño.

Naruto salió de su casa directamente hacia la dirección que le había dado su padre, se dirigía a ver al "viejo pervertido". Al llegar, el hombre estaba sentado leyendo una revista. Ni se quiso imaginar de que se trataba. Bueno en realidad si, quería saberlo pero se hizo el serio y carraspeó, a lo que el hombre de cabello blanco, bajó la revista y lo miró.

-Tú debes ser Naruto, ¿No es así?- Preguntó el hombre, examinándolo de arriba a abajo. El rubio, solo asintió. -¡HEY! ¡Por fin tengo el gusto de conocer a mi nietecito!- Se abalanzó sobre el chico y lo abrazó, dándole palmadas en la espalda y zamarreándolo. –Eres la viva imagen de tu padre, niño.- Le dijo cuando lo soltó.

-Emm… Gracias. –Dijo Naruto un tanto apenado y rascándose la cabeza. La verdad era que se sentía orgulloso de que le dijeran algo como eso.

-Bueno, creo que vienes por el trabajo. – Habló Jiraiya.

-Si. Por favor dígame que es bueno. – Pidió el menor, a lo que el peliblanco sonrió.

-Si, bueno. Eso depende de lo que tú consideres bueno. –Respondió. –Para mi es genial. –Dijo emocionado. –Si a mi me pagaran ocho mil al mes, me parecería un empleo hermoso. –

-¿QUE? –Naruto abrió los ojos y un signo de pesos se dibujó en los mismos. -¿Ocho mil? - Preguntó sumamente emocionado. La verdad era que con ese dinero podía hacer de todo, pagar la escuela que le demandaba demasiado dinero a su padre, la quimioterapia de su madre y lo mejor de todo era que le sobraba plata. - ¿Dónde me tengo que presentar? ¿Qué tengo que hacer? –Dijo más entusiasmado de lo que se podía.

-Bueno, mira. El trabajo es en una casa. –Respondió Jiraiya, al ver la cara de emocionado del muchacho, que luego se transformo en una de sorpresa.

-¿En una casa? –Interrogó -¿Cómo que en una casa? ¿Qué? ¿Seré el albañil o que onda? – Preguntó el muchacho con una ceja levantada. Ya se le empezaba a hacer raro eso.

-¿Albañil? ¿De que rayos hablas? Trabajarás sirviendo a los Uchiha, niño. –Al pronunciar esas palabras, la piel del Naruto que hasta ahora era de un color canela, se transformó en una del color del papel.

-¡¿QUE?!- Pegó un grito que casi le vuela la cabeza al peliblanco. -¡¿LOS UCHIHA?! ¡¿LOS UCHIHA?!- Estaba completamente histérico. Dando vueltas en el lugar y agarrándose la cabeza como si hubiese visto al mismo diablo.

Lo que más le impacto al peliblanco no era el hecho de que se pusiera así. No. Lo que mas le impactó a Jiraiya fue el hecho de que el rubiecito reaccionara de esa manera, por el hecho de trabajar para los Uchiha. Pensó en esa reacción, pero Naruto no se puso así por la razón común que a todo el mundo le incomodaría. Le impactaba más el hecho de trabajar para los Uchiha, que el hecho de ser la “mucamita” en una casa de ricachones.

-¿Los conoces?- Le preguntó, tratando de sonar lo mas indiferente posible, pero la verdad era que estaba preocupado por Naruto. Parecía que en cualquier momento le daría un paro cardíaco.

-¿Que si estoy bien?- Gritó de nuevo. -¡NO, NO ESTOY BIEN, VIEJO!- Esa reacción era de un desquiciado.

Jiraiya levanto una ceja. ¿Qué le pasaba al niño?

-No te pregunte que si estabas bien, es obvio que no lo estas. Ni siquiera estas escuchando. Te pregunte que SI LOS CONOCES. -Esta vez no pudo evitar reírse. -¿Sabes? Creo que es mejor que te tomes un poco de agua, chico.-

Naruto asintió, la verdad era que si los conocía. Bueno, no a todos. Solo a uno. El más emo y estúpido ser humano que según él, había pisado la tierra. Sasuke Uchiha iba a su misma escuela y como frutillita del postre era su compañero en la misma clase. Para Naruto era un imbécil. Era el peor de todos los ricachones que podía haber en la escuela, el más ególatra y presumido de todo el basural ese. Se creía superior solo por el hecho de tener plata, ser el mejor en todos los deportes y las materias, ser el alumno preferido para todos los profesores y ser el más codiciado por todas las chicas de la escuela.

-Imbécil, tarado, mugroso, imbécil. – Susurró, dibujando una mueca de desagrado, cuando se dio cuenta que repitió dos veces lo mismo.

-¿A quien carajo le estas diciendo esas cosas?- Le habló Jiraiya, enojado.

-A nadie. No importa.- Respondió.

-Mira Naruto, si no quieres, no aceptes. Pero te advierto que no conseguirás una oferta igual en ningún lado.- Le advirtió el hombre de pelo blanco.

-Si, lo acepto. Es solo que… -Se quedó callado. –Es solo que… -Volvió a callar. Su mirada estaba baja y se notaba un tanto de enojo en ella.

-¿ES SOLO QUE, QUE? - Se exasperó Jiraiya.

-Nada. Es solo que no quiero ver al imbécil de Sasuke.- Explicó Naruto, volteando la mirada.

-¡Ah! Ahora entiendo. Es por eso que reaccionaste tan raro. Parecía que te hubiese dicho que trabajarías para el diablo o algo parecido.-

-Es peor que eso. –Contestó el rubio.

-Bueno, tranquilízate. No será el único ser humano que estará en esa casa. Además ¿Qué te dice que tendrás que servirlo a él? Es una casa demasiado grande. A lo mejor ni siquiera tienes que verlo a la cara.-

Pensándolo de esa manera, Naruto creía que podría vivir con ello.

-Si, creo que tienes razón. - Dijo, accediendo. Siendo tan ingenuo que llegaba a dar lástima.

-Bueno, mañana mismo hablo para decirles que ya tienen al nuevo mucamo y novio de Sasuke.- Jiraiya miró de reojo al ojiazul para ver su reacción, cosa que después deseo no haber hecho. Pues el rubio que se encontraba sentado, se levantó como para morderlo. Bueno, no “como para” sino que lo hizo.

-No te pongas así. Sé que lo odias. O al menos eso es lo que tratas de aparentar. - Volvió a decir, para luego salir corriendo.

Naruto se quedó maldiciéndolo por lo bajo, agitando un puño hacia la dirección que se había ido el viejo.

-¡Mañana vuelve aquí a la hora que salgas de la escuela! –Gritó Jiraiya, desde adentro.

El muchacho, solo agarró su mochila y salió de aquel lugar. Ahora se dirigía a su escuela.

-"Maldición, maldición, maldición".- Pensó y pateó una lata. - "Además de tener que soportar todas las humillaciones por parte del maldito ese en la escuela, voy a tener que soportarlo en mi trabajo." - Si, era obvio que lo odiaba. - "Ojala sea como dijo el viejo, que no me lo tenga que cruzar en ningún momento del día."- Una sonrisa se dibujó en su rostro cuando se dio cuenta de las tonteras que se le ocurrían. -"¿Pero a quien quiero engañar? Lo primero que va a hacer es mandarme a limpiarle el baño el muy hijo de perra." -Volvió a patear la lata, sintiendosé identificado con ella. - "¿Por qué insulto a la madre? Tal vez sea de lo más simpática y buena persona que puede existir en el mundo…" - Reflexionó y volvió a reírse. - "Si claro, este sentido del humor que suelo tener." - Parecía loco, se contradecía el solo de las cosas que pensaba. -"Seguramente es como, o peor que el hijo." - No era normal que tuviera esos encuentros bipolares con él msmo, pero siempre había una primera vez para todo. - "En fin, todo sea por mi madre, por mi padre y mis estudios." - Pensó por último, dándose cuenta de la situación y de su verdadera posición.

Al llegar a la escuela, se sentó en el lugar. Era demasiado temprano y era el primero, por lo que los alumnos que llegaban, además de la cara de asco que ponían cuando lo veían, lo miraban sorprendidos.

Recostó su cabeza en el banco y se puso a pensar en lo que vendría. Lo que nunca se imaginó es que mañana, sería el comienzo de algo verdaderamente importante en su vida.

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-"Mucamo… Mucamo… Tengo que ser el mucamo." - Y de nuevo las peleas mentales. -"Es un asco. simplemente humillante." - Estaba exagerando, se daba cuenta. - "Sino fuera por que me van a pagar como se debe, le rompería la cara al Uchiha." - Claro, si es que podía.

-¡Uzumaki!- La voz del erizo pervertido lo saco de sus pensamientos.

“El erizo pervertido” era su profesor de matemáticas. Si, como todo adolescente, le caía mal.

-¿Qué pasó?- Dijo el rubio, con un tanto de enojo en su voz.

-Responda lo que le están preguntando sus compañeros.- ¿Qué demonios? No sabia de que rayos estaba hablando. Estaba sumamente perdido.

-Emm…- Dijo rascándose la cabeza. – ¿Qué me preguntaron, chicos?- Dijo apenado. Era patético.

-Que si estas de acuerdo con que Sasuke sea el presidente de la clase. –Era al único al que le faltaba votar, y como en el curso eran mas de la mitad mujeres y algunos hombres también se incluían en el club de fans de Sasuke, no le quedaba otra que decir que si.

-Si, estoy de acuerdo.- Dijo, totalmente indiferente, a lo que todos dejaron de mirarlo y volvieron a lo suyo.

-¿Para que diablos me preguntan sobre el Uchiha? ¿Ahora les importa? - Pensó, frunciendo el seño con un poco de bronca. Era obvio que si decía que no, no tendría ningún peso en cuestión a la votación.

Cuando sonó el timbre del receso, todos se pararon de los bancos, incluyéndolo.Las chicas del curso, como siempre, se fueron atrás de Sasuke y los chicos se fueron para otro lado. Bueno, algunos, por que otros salían atrás del Uchiha también.

Naruto se dirigió a "su lugar", así era como le había puesto a la terraza. Tenía un rincón en donde se escondía de todo y de todos. Amaba ese espacio, era el único lado en donde se sentía libre y sin las miradas de nadie. Siempre que estaba allí se acordaba de sus amigos de su otra escuela. No podía evitar pensar en lo solitario que estaba. No tenía amigos, y sentía que lo único que podía hacer, era llorar. Así que dejo caer unas cuantas lágrimas, acompañadas de unos no muy ruidosos sollozos.

Al rato, la puerta que conectaba la terraza y la escuela se abrió. Y por ahí entro un azabache, llamado Sasuke.

Naruto que estaba escondido entre unas cajas; lo observó y vio que caminaba hacia el barandal.

En ese momento, una ráfaga de viento golpeó el rostro del pelinegro, a lo que este cerró los ojos y sonrió levemente.

-"Linda sonrisa".- Naruto se sorprendió a él mismo cuando sintió el leve calor en sus mejillas.

Era la primera vez que veía al Uchiha sonreír en todos los años que estaban allí. Y debía admitir que su perfecta dentadura, su cara y su pelo, hacían un excelente juego de colores. Hipnotizante para quien lo viera.

Las lágrimas que Naruto estaba derramando se cortaron y él se dedico a secarlas con la mano. Sasuke, no se había dado cuenta de la presencia del rubio y era justamente lo que el ojiazul esperaba que pasara.

Cuando sonó el timbre que indicaba el final del receso, Sasuke se dio vuelta y se dirigió a la puerta.

-Adios, paz.- Habló casi en un susurro, cosa que el blondo logró escuchar.Por primera vez en mucho tiempo, por más que no hubiesen intercambiado ni siquiera una palabra, Naruto sintió que tenía una especie de conexión con alguien. El hecho de que el azabache encontrara en aquel hermoso lugar lo mismo que él, le daba la pauta de que no eran tan distintos después de todo.

Salió de la terraza y en sus pensamientos, dijo la misma frase que el ojinoche minutos antes.

Cuando entró el curso, tarde como siempre, estaba la profesora de literatura dictando clases. A lo que solo la saludó y se dedicó a irse a su banco. Pero cuando se sentó, al instante sintió una mirada sobre su persona.

¿Qué rayos era eso?

Miro para todos lados, pero no encontró nada. Así que pensó que era su imaginación.

Después de eso, las clases transcurrieron relativamente normales. La mirada que sentía sobre él le seguía molestando, pero asustado decidió ignorar.

Al sonar el timbre de salida, tomó sus cosas y se fue. Hoy había una reunión en la sala después de las clases, pero no se quedó. Nunca lo hacía. Después de todo, todas las charlas conducían a un lugar, el Uchiha. Más que una junta de alumnos, parecía una junta de fans del azabache. Eran patéticos. El único que se las tenía que aguantar era Sasuke, ya que era el presidente de la clase y al parecer le gustaba bastante ser alagado por todos.

¡Por fin había llegado a su casa!

Se dio cuenta de que su padre no había preparado ramen, sino que eran todas verduras, cosa le sacó todo el apetito que tenía hasta ahora y provocó que se fuera a dormir, después de todo mañana sería un día bastante largo y cansador, pero antes de irse a acostar hablaría con su madre y su padre sobre su nuevo trabajo.

-¿Y? ¿Qué piensan?- Les preguntó a ambos que ya habían escuchado de que trabajaría su hijo, cosa que no les orgullecía del todo y al parecer Naruto tampoco estaba muy emocionado con la idea.

¿Y cómo iba a estarlo? Si tendría que trabajar de perro del Uchiha.

-Bueno hijo. –Era su padre quién hablaba. –Como ves, no nos entusiasma tampoco mucho la idea de que lo hagas, pero la verdad es que parece una buena posibilidad. Además, los tiempos los dispones y la paga es genial. –Dijo su padre para que su madre asintiera, dando a entender que estaba de acuerdo con lo que decía Minato.

Naruto asintió, tenía que estar bien. Si sus padres lo aceptaban, lo haría.

Mañana iría a ver a Jiraiya nuevamente, para que lo guiara a donde sería “la sala de tortura”.

Al pasar un rato, se paró y se fue a directo a su cama. Se desvistió y se acostó, mañana se daría una ducha. Cerró los ojos y se quedó dormido al rato, decidiendo no pensar en lo que vendría.

Notas finales:

Mmm... Espero que les haya gustado y me dejen RW... Sinceramente, no sé cada cuento actualizaré, pero lo haré lo más pronto posible.. 

Besos! 

 


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