1_Gatito:
Abrió la ventana y se metió. La habitación era cálida (comparada con el frio invierno de afuera) y solo estaba iluminada por la luz proveniente del exterior. Sabía que el hombre que dormía tranquilamente enfrente de él se iba a enojar cuando supiera que había tenido el atrevimiento de haber entrado sin permiso pero, ¡Es tan lindo cuando duerme! Se sentó en su cama a su lado y empezó a juguetear con el edredón mientras esperaba que "suo amore" despertara, pero se congeló cuando algo empezó a moverse debajo de las sabanas. Federico se asomó con ojos curiosos, que para su sorpresa se encontraron con otro par de ojos oscuros y pequeñamente somnolientos QUE NO ERAN DE VIERI.Un pequeño gatito negro salió de adentro de la manta y Vieri se removió, bostezando.
-¿Un gatito? ¿Es tuyo, Vieri?- Dijo Federico burlón, sonriente ante la idea. Un Pazzi cuidando a un pequeño e indefenso animalito.
-¿¡Que mierda haces acá, idiota!?- Si su voz no estuviera arrastrada por el sueño, habría sonado amenazador, pero su tono dormilón hizo que pensar a Federico que era muy dulce. Vieri de haberse enterado lo mataría.
-¿Y el gatito?- Insistió Federico. Vieri de a poco comenzó a tomar conciencia de la situación.
-Hemm… la gata de Viola tubo cría y ella dijo que este se parecía a mi- Ahora frunció el ceño, enojado- le grite y a mi… padre le pareció divertido que yo cuidara del gato durante una semana.- Dijo enfadado amenazadoramente al gatito como si tuviera la culpa.
-Aww, ¿Se supone que es un castigo?- Preguntó Federico divertido burlándose- Además, creo que tu hermana tiene razón.- Continuó observando al pequeño felino, que se había acurrucado al costado del pecho de Vieri y dormía plácidamente.- Si soy sincero caro, creo que son muy parecidos; sus ojos oscuros son iguales y ambos son negros por fuera pero tiernos por dentro, los dos buscan calor- Señaló al gatito- ¿Tiene nombre?- Preguntó como si nada, sonriente. Vieri estaba rojo, mezcla de rubor con furia e intento buscar algo para decir, pero su mente estaba en blanco dando vueltas a las palabras del otro.
-No me parezco al gato- Dijo finalmente con un tono mordaz, pero bajo.- Y te dije mil veces que no me llames "caro", idio…-Puso mala cara cuando fue interrumpido por un bostezo.
-Como digas amore- El otro comenzó a maldecirlo- pero los dos son adorables- Agregó acurrucándose al igual que la mascotita de Vieri, quien se quejó pero no se movió.
-¿Cómo se llama?- Murmuró Federico, acomodandose.
-Vi.
-¿Por Vieri?- Federico se rió.
-Si- Gruño Vieri cerrando los ojos. 2_Mi ángel: -Es tu culpa… yo nunca he llorado antes- Sollozo el Pazzi bajo la sombra de la noche.
Sostenía entre manos su sombrero porque el viento y el frio se lo querían llevar. El pelo le golpeaba la cara, mojándosela con sus propias lagrimas saladas.
-¿Mi culpa? ¿Qué culpa tengo yo? Es la culpa de tu familia- Susurro Federico.
Estaba resplandeciente. Tenía brillo propio, ese que Vieri siempre creyó que venía de su personalidad, de su persona. Pero esta vez venia provenía de su cuerpo, ya que era un ángel. O un demonio. Quien lo sabe…
Federico yacía medio sentado, apoyado irónicamente sobre su tumba, observándolo con una mirada enigmática pero inocente. De su espalda salían dos grandes alas blancas cubiertas de plumas resplandecientes, contrastando con el ambiente negro. Llevaba ropa simple, una camisa y un pantalón difícilmente reconocibles por la luz casi cegadora que lo cubría.
-No… es tu culpa… es tu culpa por prometerme esas cosas que nunca pudiste cumplir…- Vieri agacho la vista, sin poder sostenerle la mirada por más tiempo- por prometerme cosas como "por siempre y para siempre". Esas mentiras se las lleva el viento. No fueron más que mentiras.
Las gotas de llanto le corrían por la cara mientras cerraba los ojos con fuerza y apretaba los puños. Siempre había pensado en Federico como un ángel mas nunca así… había pensado en él como un ángel de otra forma, como la persona que siempre estaría incondicionalmente ahí, cuidándolo y guiándolo aunque Vieri no quisiera. Como un ángel guardián.
Sintió un viento especial, cálido, como una caricia. Entreabrió los ojos y vio enfrente de él lo que probablemente nunca volvería a ver.
-Federico…- Gimió con tristeza.
-No llores… yo no quiero que lo hagas.
-Pero,…
-Déjame terminar. Yo vine aquí esta noche especialmente para llevarte la contraria. Para decirte que todo lo que he dicho es algo que yo siempre creí y…
-Pero es mentira.
-Yo…- El dolor cruzo por el rostro del ángel, creando una imagen que le rompería el corazón a cualquiera. Aun así, el corazón de Vieri ya estaba hecho pedazos.
Federico posó sus labios contra los del otro, apenas rozándolos. No podía hacer nada más y le dolía profundamente.
-Te amo, Vieri de Pazzi y siempre lo haré, no importa lo que ocurra contigo o conmigo. Siempre voy a estar contigo…- Su voz se fue desvaneciendo junto a su figura. Su luz se hacía cada vez más tenue, desapareciendo.
Vieri se quedo callado y observó como con una explosión de plumas blancas lo poco que tenía de importante su vida desaparecía. Las plumas restantes caían despacio al suelo, sin ser afectadas por el viento. Seguían su propio rumbo hasta que tocaban el césped y desaparecían.
Cuando la ultima pluma toco el suelo, la negrura invadió el lugar. Y Vieri se puso nuevamente a llorar, rompiendo en un llanto que ni el mismísimo dios lograría consolar.