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Más Que Amigos (5927) por Mahiko

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Notas del fanfic:

Aquí la ración mensual de las locuras de Mahiko, yay! aunque no es esta la idea que anunciaba el mes pasado, btw.

¿que de qué voy esta vez? un tema que está muy de moda hoy por hoy en la internet: Friendzone. Si, friendzone. ¿que cómo se me ocurrió? bueno, hace muchísimo tiempo tuve una larga discusión con cierta persona acerca del tema de la friendzone y 5927, la pasé muy mal pero eso no viene al caso, la cosa es que recordé eso y pues bueno, decidí transformalo en fic y eso.

Y dejo esto hasta acá que cada mes suckeo más para hacer estas cosas. lean y me harían muy felices si por algún milagro de la vida les gustara C:.

Ya saben que ni KHR ni sus personajes me pertenecen, todos los derechos van para sus respectivos dueños, yo sólo hago esto cofcofporquesoygenialcofcof por diversión.

Notas del capitulo:

Si tienen alguna duda con mi forma de escribir, busquen mi primer fic 'Last night, good night' que ahí explico algo, si no es esa tu duda déjala en una review y te la responderé con gusto.

Dedicado a la gente hermosa del grupo de FB '5927 fans Unite', en especial a esa 'cierta persona' que me inspiró a hacer esto y que sabe que hablo de ella o_ó.

—Eso es porque… ¡Estoy enamorado de usted, décimo!—

¿Por qué había dicho eso? Se cuestionaba Gokudera. Es que en realidad no tenía planeado confesar sus sentimientos, menos en un momento como este donde caminaban de regreso a casa tras la escuela como todos los días. Pero sin embargo, presa de un repentino impulso, lo había dicho. El miedo lo invadía, ¿Había sido buena idea confesarse así como así? ¿Qué clase de respuesta recibiría? ¿Qué debía hacer si esta era negativa? Más importante que eso, ¿podría siquiera resistir escuchar una respuesta negativa? Miles de pensamientos cruzaban su cabeza. Y el silencio. Silencio sepulcral que se había apoderado de la escena desde que pronunció con esfuerzo aquellas palabras. Silencio que no hacía más que aumentar sus miedos. Miró a Tsuna a los ojos tratando de adivinar la impresión que habían causado en él sus palabras. La sorpresa se podía ver claramente en su rostro, más no había nada que permitiese adivinar qué tipo de respuesta recibiría.

—Bueno…—dijo el castaño quebrantando el silencio tras lo que para ambos pareció una eternidad—…Eso fue…bastante…repentino—

—Por favor discúlpeme por haber dicho semejante cosa—el peliplateado bajó la vista y apretó los puños—simplemente olvídelo—

— ¡Pero yo solamente te veo como amigo!— el castaño habló aceleradamente—lo siento—

— ¡Soy yo el que lo siente! ¡Por favor olvide todo lo que dije!— el ojiverde temblaba al pronunciar estas palabras, y sin decir nada más retomó el camino a casa.

El castaño no tuvo más opción que hacer lo mismo y caminar tras su amigo. El resto del camino a casa fue bastante incómodo para ambos. Ninguno se atrevía a hablar, el peliplateado parecía caminar sin pensar mientras el castaño, preocupado, lo observaba de reojo más el rostro del otro era en ese momento inexpresivo hasta un punto preocupante, cosa extraña en él. No podía saber si lo que había dicho era en serio o no, si se encontraba bien o no, y no se atrevía a preguntar.

—Bueno, yo me despido aquí, décimo— Por fin el ojiverde quebrantó el incómodo silencio una vez estuvieron frente a la casa de Tsuna, más el tono de su voz al decir aquello era radicalmente diferente.

—Hasta mañana—

Sin decir nada más, el peliplateado siguió su camino. El castaño intentó decir algo para detenerlo, preguntarle por lo menos si se encontraba bien, más de su boca no salió ningún sonido.

+++

— ¡Hola, Tsuna!— Saludó Yamamoto a su amigo con una sonrisa mientras este cruzaba la puerta del salón.

—Ah, hola, Yamamoto—

—Hoy tampoco, ¿eh?— Dijo el beisbolista borrando la habitual sonrisa de su rostro y reemplazándola por una expresión seria, que se vio reflejada también en su voz.

—Sí…hoy tampoco…— Respondió el castaño bajando la vista y con un toque de desánimo en su voz.

Ambos ocuparon sus asientos en silencio.

Tsuna pasó todo el día de clases sumido en sus cavilaciones. La mañana siguiente a la confesión de Gokudera, este no estaba esperándolo en la puerta de su casa para ir juntos a la escuela como cada día, tampoco fue a clases ni a visitarlo a su casa después. Intentó no alarmarse demasiado pensando que era normal que necesitara un poco de tiempo para pensar las cosas después de lo ocurrido el día anterior, después de todo él no tenía claro aún qué pensar del asunto. Pero ya había pasado una semana sin saber nada del peliplateado y no podía evitar que su preocupación creciera cada día, más aún cuando la gente de la escuela le preguntaba si tenía alguna idea de porqué Gokudera se había ausentado de la escuela y él decía que no sabía nada aun cuando tenía la certeza de que todo esto se debía a lo ocurrido aquella tarde y de sólo recordarlo lo invadía la culpa, pero obviamente no podía decir eso.

Había intentado contactarse con el ojiverde de muchas maneras. Le preguntó a Bianchi si sabía algo pero ella dijo no tener idea. Le preguntó lo mismo a Reborn pero él dijo que ‘cuando llegara el momento, sería Gokudera quien se pondría en contacto con él de alguna forma’. ¿Qué más podía hacer? ¿A quién más podía recurrir? ¿Dónde más podría ir? Por más que lo pensaba no se le ocurría nada.

—Por favor, que Gokudera-kun esté bien…— se decía a si mismo mientras cruzaba la puerta de su casa.

—Oh, ¡qué bueno que llegaste, Tsu-kun! — Lo saludó su madre con un ligero toque de inquietud en su voz — acaban de dejar esta carta en el buzón, es para ti— dijo entregándole un sobre que había en una mesa cercana.

El castaño tomó el sobre de mala gana ¿quién le habría enviado esa carta y por qué? Más se llevó una gran sorpresa al descubrir que el remitente era nada más y nada menos que Gokudera. Abrió el sobre con impaciencia. En el interior encontró una pequeña nota y el Anillo de la Tormenta ¿por qué se lo devolvería? Leyó la nota ansioso.

 

Sé que prometí estar siempre a su lado pero lamento decir que no podré cumplir esa promesa. Quedarme aquí sería insoportablemente doloroso para mí, por eso regresaré a Italia. Muchas gracias por todo, nunca lo olvidaré.

 

 — ¿¡Hace cuánto que llegó esto, mamá!?— 

—Serán unos 20 minutos desde que lo encontré, creo, ¿por qué lo preguntas?—

— ¡Gracias, mamá!— dijo Tsuna antes de salir de casa corriendo a toda velocidad.

Después de todo era por eso, ¡Claro que era por eso!, era su culpa, ¡Todo esto era su culpa! Sólo ahora podía dimensionar todo el daño, todo el dolor que le había causado a Gokudera con su respuesta. Ahora empezaba a imaginar lo difícil que debió ser para él reunir el valor de confesarse y lo mal que debe estar sintiéndose desde entonces. Entendía perfecto por qué quería irse para siempre de Namimori ¡Pero él no quería eso! ¡No quería perderlo por nada! Por eso ahora corría a toda prisa hacia el aeropuerto, con suerte su vuelo aún no se ha ido, con suerte él todavía está ahí y con suerte podría disculparse, decirle cuánto sentía todo el daño que sin querer le había causado y cuánto quería que se quedara.

Se detuvo frente a las puertas del aeropuerto. Estaba muy cansado y respiraba agitadamente. Escrutó con la mirada a cada persona que se encontraba en la gran sala de espera aguardando para tomar algún vuelo hasta que logró ubicar en medio de la multitud a quien buscaba.

— ¡Gokudera-kun! — llamó el castaño mientras se acercaba corriendo

— ¡Décimo!— respondió el aludido visiblemente sorprendido— ¿por qué está aquí?—

—Todo esto… ¡Todo esto es por lo que pasó el otro día, ¿verdad?!— Dijo Tsuna subiendo un poco la voz.

—Así es—respondió el ojiverde bajando la vista— Sé que esto es muy egoísta de mi parte pero después de eso…después de que usted me rechazara, simplemente no puedo quedarme aquí, seguir a su lado sería tan doloroso que no lo podría soportar, por favor discúlpeme…—

— ¡Soy yo el que tiene que disculparse!— dijo el castaño visiblemente alterado—Yo no quería esto…yo no quería que las cosas terminaran así…yo no quería que terminaras sufriendo tanto por mi culpa sólo porque…bueno, porque cuando dijiste eso así de sorpresa yo…simplemente no supe qué decir y dije todo eso…y no pensé en todo el daño que eso te iba a hacer…pero durante todo este tiempo esas palabras han estado dando vuelta todo el tiempo en mi cabeza y ¡la verdad ya no sé nada!...pero si estoy seguro de que…no quiero que te vayas…así que—en este punto unas lágrimas empezaron a brotar desde sus ojos sin que pudiese contenerlas—…aunque sé que es muy egoísta de mi parte…por favor…¡¡Por favor quédate!! —

Por toda reacción, el peliplateado estrechó fuertemente entre sus brazos al castaño.

—Hay algo que no ha cambiado con todo lo que ha pasado y nunca va a cambiar—Dijo Gokudera en un intento de tranquilizar a Tsuna— Y eso es el hecho que no hay nada que yo odie más, que yo quiera evitar más que verle llorar. Así que me quedaré, por favor déjeme quedarme para poder  de ahora en adelante hacerle sonreír y así compensar esas lágrimas—

—Si—dijo el castaño sonriendo.

Se quedaron así unos instantes que parecieron una eternidad, sonriendo, dejando que la calidez generada por el abrazo borrara lentamente todo el dolor de los días pasados.

— ¿Sabes, gokudera-kun?— dijo de pronto el castaño— creo que después de todo yo-—

—No es necesario que diga nada—dijo el ojiverde cubriendo la boca del otro suavemente con uno de sus dedos.

 

 

 

 

Notas finales:

Eso, disculpen por que haya suckeado x'DU entiendan que para 'El gran día' usé practicamente toda la inspiración que tenía y parece que mis musas no se han repuesto del todo, críticas constructivas, destructivas y amenazas de muerte en las reviews por favor C:.

El próximo mes me pondré a tono con la primavera que acaba de llegar para mí y haré algo que desde hace mucho tiempo quiero hacer. Esperarlo o temerlo es cosa suya.


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