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El Amar No Cambia Nada por Mitzuuki

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Notas del fanfic:

Songfic de la canción Amiga mía de Alejandro Sanz.

Notas del capitulo:

No suelo escribir Songfic, pero hay veces en que las canciones desatan mi creatividad... Aunque a veces no sea muy buena xp

.-EL AMAR NO CAMBIA NADA

 

 

-¿Cómo vas con eso, Light-kun? – Creo que es la millonésima vez que se lo preguntaba durante la tarde. Parecía que mi amigo por más sumergido que estuviese en la computadora “trabajando” en nuestra investigación sobre Kira no hacía nada

-Voy bien Ryuzaki, no te preocupes. – La misma respuesta que he recibido en la cantidad innumerable de veces que llevo tratando que me dé un poco más de información.

Y es que Light-kun era muy hábil en lo que hacía, preparado y muy bien organizado cuando se lo proponía, que era casi siempre. Creo que son esas pequeñas cosas las que lograron enamorarme poco a poco de él, claro, dejando en un tema diferente el hecho de que su físico era increíble, bien formado y una cara muy guapa. Aunque eso no quería decir que mis sospechas sobre que él era Kira hubiesen disminuido en algún porcentaje, al contrario, cada segundo, minuto y hora que lo iba conociendo me aferraba más a mi hipótesis.

-¿Podrías siquiera darme una respuesta distinta? – Suspiré fijándome en la pantalla de mi computadora, odiaba cuando se distraía y no me tomaba atención en las cosas que le pedía sobre el caso, lo odiaba porque era una sola persona la que era capaz de distraerlo de sus deberes, esa persona era Amane Misa, su estúpida y superficial novia que no paraba de ahogarlo en llamadas y palabras cursis cada segundo del día.

-Es que no he encontrado nada diferente. – Light se volteó a mirarme al decir eso, no lo miré, seguí concentrado en mi computadora para que no notara mi verdadero estado de enfado

-Tal vez si dejaras de hablar con Misa-chan podrías tomarle más atención a los documentos que te he enviado. – Y era cierto, en ellos había información importante que yo ya había descubierto y que supuse Light la descubriría tan eficazmente como yo, pero no había ocurrido de esa manera

-Disculpa Ryuzaki, sé que te molesta que me distraiga pero no me he visto con Misa hace dos días por culpa del trabajo

-No se morirán si pasan más de ese tiempo sin mirarse a la cara, Light-kun

 

Amiga mía, lo sé, sólo vives por él,
Que lo sabe también, pero él no te ve
Como yo, suplicarle a mi boca que diga
Que me he confesado entre copas

 

-No te pongas así Ryuzaki, de inmediato me pongo a evaluar bien estos documentos

-Haz lo que quieras. – Le respondí sin ganas y metiéndome un gran trozo de un rico pastel hecho de crema a la boca.

Como siempre lo hacía él tomó mi regaño a la ligera, y es que me gustaría decir que tenía poder sobre Light-kun, para al menos así exigirle que dejara a su novia para concentrarse en su trabajo, en esta misión que le había encomendado con tanta confianza, en la que lo incluí a pesar de que con eso mi vida corría peligro, sólo porque quería tenerlo conmigo las veinticuatro horas del día por toda la semana, incluso llegué a crear ese estúpido plan de encadenarnos, fue la peor idea que pude haber tenido, con eso sólo me gané el tener que tragarme los insultos hacia mi amigo cuando hablaba por horas pegado al teléfono con la rubia. Dios, como la detestaba.

Más de alguna vez nos habíamos quedado bebiendo hasta altas horas de la madrugada, eran esas veces en las que el trabajo me colapsaba y para acompañar a mis pasteles de siempre se me antojaba un buen vaso de un buen licor, y para eso pedía la compañía de Light-kun, a quien me costaba más de dos horas convencerlo, adivinen la causa de su titubeo, Misa. 

Estoy consciente de que en medio de una borrachera le confesé más de una vez que me gustaba, pero mi amigo castaño parecía hacer oídos sordos o pretender que la supuesta borrachera le había borrado la memoria, una borrachera que no existía, pues evitaba embriagarse para no revelar que en verdad era Kira, yo estaba bien con eso.

 

Que es con tu piel con quien sueña de noche
Y que enloqueces con cada botón que
Te desabrochas pensando en sus manos.
Él no te ha visto temblar, esperando
Una palabra, algún gesto un abrazo.
Él no te ve como yo suspirando,
Con los ojitos abiertos de par en par,
Escucharme nombrarle.
!Ay, amiga mía! lo sé y él también.

 

 

Si a dar mi opinión sobre Amane Misa se referían, las cosas no irían por buen lado. Tanto Light-kun como yo estábamos conscientes de que ella no era la mejor mujer del mundo, su fama muchas veces la había llevado por lados amargos, y se había involucrado con hombres que pagaban buen dinero por tenerla, aún así él parecía no saberlo, se hundía en esos sentimientos tan amorfos que se lo comerían un día de estos por completo, como deseaba sacarlo de ese agujero en el que lo pillaba muchas veces, como deseaba con un beso decirle que yo jamás le haría daño, pero aunque Light-kun parecía ser un joven fuerte y muy reprimido con sus sentimientos, era una persona dócil, amable y sentimentalista, aunque se tragara todo lo que sentía por orgullo, porque por orgullo jamás admitiría conmigo que sabía sobre las infidelidades de su novia, que sabía que tenía bien tatuados esos cuernos que lo hacían parecer un estúpido, y vaya que lo estaba siendo.

 

Me puse de pie de mi asiento para estirar mis piernas, Light-kun sólo me miró de reojo sin decirme nada, y volvió a concentrarse en su computadora pretendiendo que trabajaba.

-Watari… ¿Hay más de esto? – Le pregunté al que siempre había considerado como un padre. Me sonrió de esa manera tan fraternal y se dirigió a la cocina, específicamente a la nevera para sacar de ella otro gran trozo de pastel. – Me gustaría chocolate caliente… Si no es mucha la molestia

-Enseguida se lo preparo, Ryuzaki. – Le di mi más sincera sonrisa en agradecimiento, y me senté en esas sillas tan duras e incómodas que manteníamos junto a una pequeña mesa en el centro de la cocina, esperando por mi brebaje, haciendo más eternos los minutos para no estar junto a Light-kun, las ganas de gritarle en su cara lo que pensaba no me faltaban.

-Aquí tiene. – Un gran tazón de chocolate caliente fue puesto en frente en la mesa. - ¿El joven Yagami no querrá un poco?

-No lo sé, y no me interesa… Si tiene hambre que venga él por sus cosas

-Que amable de tu parte, Ryuzaki. – Escuchar su voz en la cocina me sorprendió, pero ni siquiera me volteé a verlo, de seguro estaba ahí de pie con ese rostro que decía a gritos que no entendía mi comportamiento, o más bien, no quería entenderlo. - ¿Puedes darme de eso, Watari? La verdad es que muero de hambre

Watari comenzó a servirle en un tazón similar al mío del chocolate recién preparado, se lo dejó sobre la mesa acompañado de unas galletitas de limón, deliciosas. Luego de eso se retiró de la cocina con una reverencia aunque con mis ojos intenté decirle que por favor no me dejara en esta situación, pero como siempre, el hombre haría todo lo que él considerase apropiado para mí.

-Entonces… ¿Todo va bien con la investigación? – Lo miré en silencio con mi pulgar entre mis labios. – No entiendo por qué te molestas

-No me molesto, Light-kun. – Le respondí en ese tono neutro que solía utilizar con él. – Sólo pienso que deberías dejar de lado tu vida sentimental para enfocarte más en tu trabajo

-¿Te das cuenta de lo que me dices? Eso sonó perfectamente apropiado para alguien antisocial como tú. – Sus palabras me había herido no tiene idea cuánto, sabía de sobra que era yo quien lo estimulaba, pero a veces pensaba que de verdad el que pretendía ser mi fiel compañero, no hacía otra cosa más que detestarme. – Lo siento… No quise decirte eso

-Prefiero ser alguien antisocial como bien tú dices, a tener una mala compañía a mi lado, Light-kun. – Di el primer bocado a mi pastel, sólo para mantener mi boca ocupada y no arriesgarme a decir más de alguna tontería de la que me arrepentiría luego

-Lo dices por Misa ¿Verdad?

-¿Te cabe alguna duda? – Se quedó en silencio unos minutos, bebiendo tranquilamente de su chocolate

-No entiendo por qué la detestas tanto. – Pero vaya que si lo entendías Light-kun, pero tu maldito orgullo no te dejó nunca ver las cosas con la verdadera claridad que merecían, logrando que de a poco me fuera sumergiendo en estos sentimientos inútiles y que jamás serían correspondidos por tu parte. Sin mirarlo esbocé una sonrisa de medio lado, y con toda mi atención en mi tazón de chocolate pensé en las mejores palabras para decirle lo que pensaba, sin que sonara demasiado brusco y preocupado de mi parte

-No la detesto. – Comencé por decir. – Es solo que pensé que eras alguien más inteligente

-Creo que soy lo bastante inteligente, por algo me has elegido como tu compañero de trabajo. – Por eso y porque estaba seguro de que tenerte a mi lado me daría más pruebas para demostrar que eras Kira, pero decirle eso no venía al caso ahora

-Me refiero en cuanto a lo sentimental, Light-kun, no sé si eres estúpido o simplemente demasiado inocente

-¿Disculpa?

-No hay nada que disculpar, o tal vez sí, tú deberías disculpar a Misa, por esas veces en que te ha hecho añicos el corazón y tú no has sido capaz de enfrentarla para exigirle una explicación

-No tienes por qué entrometerte en mi noviazgo con ella

-No lo haría si no interfiriera en tu trabajo Light-kun, he sido confidente de tus cambios de humor durante las horas de trabajo, cuando recibes una llamada cortante por parte de ella, cuando te niega el que se vean… ¿No piensas que Misa ahora está mucho más cambiada que antes? Me refiero a sus primeros días de novios, ella andaba detrás de ti como buena sanguijuela

-No la insultes

-No lo hago, sólo es el mejor sinónimo que se me ha ocurrido para ella. – Le sonreí, consciente de que mis palabras le habían calado profundo

 

Amiga mía, no sé qué decir,
Ni qué hacer para verte feliz.
Ojala pudiera mandar en el alma o en la libertad,
Que es lo que a él le hace falta,
Llenarte los bolsillos de guerras ganadas,
De sueños e ilusiones renovadas.
Yo quiero regalarte una poesía;
Tú piensas que estoy dando las noticias.

 

Seguimos comiendo en silencio, cada quien sumergido en su propios pensamientos. Nunca había perdido la esperanza de que algún día Light-kun se diera cuenta al fin de la verdadera calamidad de persona que era Misa, de que ella no quería nada más que el dinero que había comenzado a ser abundante al trabajar conmigo, que no quería otra cosa que los contactos que mi compañero podía conseguir haciendo este trabajo. A Misa le convenía ser novia de Light-kun y estaba por él por esa misma razón, no porque sintiera amor hacia su persona.

Más de alguna vez se me pasó por la cabeza el confesarle mis sentimientos ¿Pero que sería capaz yo de ganar con eso? Light-kun era una persona demasiado correcta, alguien de gustos normales, que tenía sueños ¿Cómo se fijaría en un fenómeno como yo? Alguien quien vive sólo de los casos particulares que la policía a nivel mundial no es capaz de resolver, alguien tan solitario y ermitaño, adicto a los dulces y que jamás profesaba sus sentimientos. Light-kun jamás se Fijaría en mí porque soy hombre y eso va en contra de sus principios, además de que la sociedad de hoy en día ve las relaciones diferentes como un acto repulsivo y demoníaco, y sabía de sobra que mi amigo castaño no era de los que solían romper con las reglas, para él sería incómodo pasearnos por la calle como lo hacen las parejas normales, pero que digo, si ninguno de los dos aquí es normal, más si pensamos en que una relación entre L y Kira sería digna de un espectáculo gracioso.

-Si tan solo estuvieras enamorado me entenderías un poco, Ryuzaki. – Y lo miré como si me estuviera diciendo la tontería más grande el universo, claro que estaba enamorado, el problema estaba en que era de él. – Acepto que detestaba a Misa en un comienzo, pero aprendí a conocerla, es una mujer simpática y cariñosa, su carisma es encantador, ella me hace sentir muy bien

-¿Qué hay con lo que tú signifiques para ella? ¿Se lo has preguntado alguna vez?

-¿Eso de verdad importa?

-Claro que sí. – Le dije mirándolo a los ojos. – Importa porque una relación está conformada por dos personas, y discúlpame si soy entrometido, pero aquí el único que entrega amor eres tú

-Siempre hay alguien que da más por el otro

-No eres nada más que un estúpido enamorado. – Dejé de verlo, tenía ganas de golpearlo hasta hacerlo entrar en consciencia

-Puede que tengas razón. – Me dijo entre una sonrisa. - ¿Pero qué hay de ti Ryuzaki? ¿Ha habido alguien que haya llegado a ese impenetrable corazón?

-Hablas de mí como si fuera una roca. – Le contesté. – Mis sentimientos son mucho más frágiles de lo que crees

-Eso quiere decir que hubo alguien. – Parecía impresionado

-Más bien… Yo no hablaría en pasado. – Que cómica y cruel podía ser a veces la vida.

 

Amiga mía, ojala algún día escuchando mi canción,
De pronto, entiendas que nunca quise fue contar tu historia
Porque pudiera resultar conmovedora.
Pero, perdona, amiga mía,
No es inteligencia mi sabiduría;
Esta es mi manera de decir las cosas.
No es que sea mi trabajo, es que es mi idioma.

 

-¿Debo suponer que actualmente estás enamorado?

-Puede ser… - Quería tratar de sonar sin demasiada importancia, pero dolía ver que Light-kun se emocionaba extrañamente por saber que me encontraba teniendo absurdos sentimientos hacia una persona que él no tenía conocimiento, dolía saber que pensaba que podría enamorarme de cualquier otro menos de él. Me lo estaba diciendo en silencio.

-¿La conozco? – Sonreí al notar que sería obvio para él que a mí me gustara una chica, pero ¿Cómo reaccionaría si supiera que en verdad mis sentimientos no iban precisamente para alguien de mi sexo opuesto? - ¿Por qué sonríes de esa manera tan misteriosa? Vamos Ryuzaki, quiero saber de quién estás enamorado

-Pareces entusiasmado. – Sus mejillas se sonrojaron levemente, y volvió a centrarse en su tazón de chocolate que cada vez estaba más tibio

-N-No lo estoy, es sólo que es extraño saber que te importa alguien

-Me importan muchas personas Light-kun, como te dije, no soy una persona fría y sin sentimientos como crees que soy

-Sabes que no quise decir eso, siento si te herí con lo que dije. – Di un largo suspiro. Metí a mi boca la última rebanada de mi pastel

-Es una persona bastante particular. – Me miró de reojo al escucharme, aunque sabía que sus sentidos estaban a su cien por ciento atentos a mi relato. – Es alguien inteligente y muy deductivo… La primera vez que lo vi me asombró su capacidad de saber la razón de las cosas, jamás en mi vida había conocido a alguien que estuviera al alcance de mis razonamientos

-Ryuzaki… Es… ¿Un hombre? – Reí ante el gesto de su rostro

-¿Te molesta?

-No, por supuesto que no, pero estoy sorprendido. – Yo igual lo estaba al escucharlo, la verdad es que esperaba una reacción bastante diferente por su parte, sin embargo la que obtuvo me dejó más tranquilo, por alguna razón. – Quiero saber más… ¿Qué te enamoró de él? – Si tan sólo supiera que con esa pregunta estaba cavando su propia tumba

-Creo que comenzó a gustarme su manera de ver la vida, es alguien bastante normal… Tiene sueños que quiere cumplir algún día, una carrera que quiere seguir y supongo que querrá formar una linda familia con una linda esposa

-Disculpa si te pregunto algo como esto pero… ¿No eres correspondido?

-Yo creo que no, aunque no conoce mis sentimientos – Su rostro se ensombreció, y su flequillo no me dejaba ver lo que transmitían sus ojos, estaba siendo demasiado directo, le había revelado demasiada información indirectamente

 

Amiga mía, princesa de un cuento infinito.
Amiga mía, tan sólo pretendo que cuentes conmigo.
Amiga mía, a ver si uno de estos días,
Por fin aprendo a hablar
Sin tener que dar tantos rodeos,
Que toda esta historia me importa
Porque eres mi amiga.

 

-¿Lo conozco, Ryuzaki? – Mi corazón había comenzado a latir con fuerza, pero aún así me sentía bastante tranquilo. Jamás me había equivocado en pensar en Light-kun como alguien deductivo, pues este era el momento en que estaba comprobando todo lo que había prejuiciado sobre él. Si me preguntaran cuán seguro estaba que él ya había entendido el significado de mis pocas palabras, mi respuesta sería un seguro ochenta y seis por ciento, pues habían pasado varios minutos y él seguía sin verme a la cara, es más, parecía que estaba algo nervioso

-Como la palma de tu mano. – Le respondí sin dudarlo, observando con atención cada uno de sus movimientos

-¿Cómo lo conociste?

-No entiendo a qué viene tanto interés Light-kun

-Quiero saberlo. – Fijó sus ojos en los míos y no los retiró de esa posición hasta que le respondí resoplando

-En un caso bastante importante. – Admití con cierto miedo. – No dudé en aceptarlo por sus capacidades intelectuales, y porque era uno de mis más grandes sospechosos. – Sus cejas se afligieron y ahora me miraba con un gesto cargado de tristeza ¿Pero por qué Light-kun? ¿Por qué me miras como si lamentaras todo esto que te estoy diciendo?

-¿Ya no es tu mayor sospechoso? – Preguntó con sus ojos brillosos, brillosos por esas lágrimas que de seguro se estaba reprimiendo por dentro

-Sigue siéndolo, es más, estoy seguro de que él es el asesino en masa. – Le respondí levantando los platos vacíos de la mesa, poniéndome de pie para dejarlos en el lavadero, sólo para no mirarlo, sólo para no arrepentirme de lo que ya había hecho

-¿Por qué no lo encierras entonces?

Le sonreí demostrándole que la respuesta a su pregunta era bastante obvia. – Porque no podría soportar no tenerlo a mi lado, aunque el que lo esté lo hace aún más doloroso

-Pero lo merezco. – Suspiré sabiendo que ya no había marcha atrás

-Claro que sí, no te lo niego. – Me volteé para mirarlo a la cara nuevamente, estaba de pie junto a la mesa, con una mano cargada sobre ésta dándose apoyo. - ¿Cuánto tiempo llevas sintiéndote así?

-Creo que decírtelo sólo me haría ver como un masoquista, no tiene sentido que lo sepas

-¿Puedo saber al menos por qué no me lo dijiste?

Caminé los pasos suficientes hacia él, para que nuestros cuerpos quedaran frente a frente. ¿Cuántas veces había deseado besarlo sin tapujos? Sin que nada me importara, siendo solamente él y yo… ¿Cuántas veces había imaginado que él me correspondía lo que siento? Cerré mis nudillos en su camiseta y lo atraje desde ella hacia mis labios, sintiendo la presión de éstos en un beso sobre los suyos, tan cálidos, tan deseables y desde ese momento tan amados.

Lo besé superficialmente por unos segundos, para mí sorpresa me correspondió el gesto logrando un beso mariposa, aunque no me confundía, sabía que esto no significaba nada. Lo separé de mis labios y nos quedamos mirando fijamente, como si el tiempo se hubiese detenido, ya no importaba nada, sólo el desenlace de esta corta y triste historia.

-¿Por qué no me lo dijiste? – Volvió a preguntar, cerrando sus ojos con fuerza, dejándome con la duda clavada en la mente ¿Qué estarías pensando en esos precisos momentos?

-Porque ya no valía la pena, no significaba nada. – Me alejé unos cuantos pasos de él. – Porque el que yo te ame, no cambia para nada las cosas Light-kun

Abrió sus ojos para mirarme a los míos, tenía esa misma expresión vagabunda y neutra. Antes de decirme algo, fijó sus ojos café en el piso y suspiró un par de veces como aclarando las ideas revueltas de su cabeza.

-Tienes razón. – Me dijo al fin. – Esto no cambia para nada las cosas

 

Notas finales:

Espero que les haya gustado :)


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