-Uff... Por fin!!
Mi cocina parecía un maldito caos cuando la cena acabó, pero ahora relucía como debía. Respire unos segundos recuperando el aliento que me faltaba... No es que fuera diferente de otros días, estaba mas que acostumbrado a los desordenes de esa panda, pero hoy tenía una especial prisa.
-Si me vieras ahora viejo, de seguro morirías de la risa...
Yo el amante de las damas, el caballero que quería custodiar y galantear con toda bella dama que se cruzara en mi camino... Estaba enamorado de un hombre. No uno cualquiera, no uno delicado que pudiera llevar a confusión e incluso llamarse femenino... Ni mucho menos! Bebía los vientos por un bruto, estúpido, orgulloso y repelente...
-Marimo.
Baje las mangas de mi camisa y coloque los botones que se cerraban sobre mis muñecas, para después colocarme la chaqueta. Era estúpido arreglarse, precisamente él me había visto en las peores condiciones, no? Inevitablemente las imágenes se colaron en mi mente, mostrándome las mil y una veces que él y yo habíamos...
-Mierda! Que soy una estúpida colegiala sonrojada?
Despeje mi mente y me fui directo a la cubierta. Era pronto, incluso demasiado, pero no pude evitarlo... Hoy era especial después de todo no? Los dos solos por fin en el barco, mientras los demás pasarían la noche en el pueblo. “Tu y yo solos marimo, una noche para los dos...Ya era hora después de dos meses maldita sea!!” No podía negar que era divertido... Ocultarnos de los demás, buscar cada mínimo espacio o lanzarnos indirectas que solo los dos entendíamos. “Aún no entiendo como lograste esto en mi, yo jamás había pensado en ti así... No, no solo en ti... Jamás había pensado que pudiera amar de esta manera.” Por fin llegué a cubierta, con esa sonrisa tonta adornando mi boca, mientras sacaba un cigarro de mi bolsillo y lo llevaba a mis labios.
-Ma...
Mis ojos se abrieron de par en par, mientras el tabaco se deslizaba lentamente de mis labios rodando por el suelo hasta chocar con mis pies. Ni si quiera mi voz era capaz de salir de mi, solo podía mantener mis ojos en él... en ellos. “No...” Los brazos de la pelirroja se enredaban en su cuello, mientras el peliverde devoraba sus labios. “ Es... Es mentira... Tiene que serlo...” Como podía estar pasando? No era él quien me busco? Quien me dijo que me amaba y que no pararía hasta tenerme? “Te creí... Yo... Me cazaste y yo solo... no pude resistirme a ti.” Ni siquiera trate de evitarlo, ni siquiera pensé en lo vergonzoso que sería ver a un hombre como yo llorando por amor... Cerré los ojos tratando de despertar de esta maldita pesadilla, que cuando mis parpados se abrieran solo estuviera él, esperando por mi, como prometió.
-Una pena que tengas que quedarte en el barco esta noche....
-Por una vez estamos de acuerdo, una verdadera pena Nami.
-Nos vemos... Zoro.
Las voces de ambos despidiéndose se colaban en mis oídos, martilleando una y otra vez, gritándome que no eran imaginaciones, que era real, que ese maldito.... “Traidor...” Me agaché hasta el suelo, recogiendo mi cigarro, encendiéndolo y dando una larga calada. El humo corría libre por mi cuerpo, como el odio y la rabia que me consumían. “Sucio y maldito bastardo...” Apreté con fuerza mis puños, tratando de controlarme... Pero para que? Había jugado conmigo, me había destruido por completo... “Ahora es mi turno.” Salí directo hacía él, lanzando una de mis fuertes patadas. La esquivó justo a tiempo, mientras miraba desconcertado el suelo destrozado bajo mi pie.
-Estas tonto cocinero? Podías haberme dado si no... Mierda!!
Otro de mis ataques que esta vez no pudo esquivar, dando con sus huesos en el suelo. Se levantó lentamente, mirándome, tratando de buscar alguna respuesta en mis ojos. “Y todavía tienes los cojones de mirarme así? No te atrevas!!!” Otro golpe mas que estaba vez pararon sus katanas.
-Sanji maldita sea!!! Que bicho te pico?
De nuevo le ataque, golpeando una y otra vez sin descanso. “Te odio... Te odio... TE ODIO!!!” Ni siquiera estaba esforzándose, ese maldito solo me esquivaba una y otra vez. “Tan insignificante soy? Ni siquiera valgo un ataque del gran Roronoa Zoro?” La furia me cegaba... Inevitablemente fallé, dejándome a su merced. Me acorraló contra la pared, colocando una de sus espadas en mi cuello, manteniendome a ralla.
-Habla cocinero... Maldita sea!!!
Trataba de hacerme hablar, podía oír su voz de fondo haciendo eco en mi cabeza... Pero mis pensamientos estaban perdidos. En todas aquellas veces que Nami era mi confidente, en las que yo le contaba lo que tenía con el marimo y ella amablemente me escuchaba y preguntaba... “Amablemente? Solo me utilizó para saber de él, para atraerlo.... Fui el maldito cebo para que me lo robara!!” No, no era justo.... Ella no era la única culpable en esto. Él me sedujo, me dijo lo que quería oír, me lleno con sus estúpidas ideas de amor... Y que había conseguido? “Solo querías tenerme, ahora lo entiendo todo, esta tan claro que me siento estúpido...” Las lagrimas corrieron de nuevo por mis mejillas, mientras escondía mi mirada de él. “ Tu mismo lo dijiste cierto? No parare hasta que te tenga... Pero nunca dijiste lo que pasaría en el momento que consiguieras tu trofeo.”
-Pensé que era importante para ti Zoro...
Su mano aferró mi barbilla, levantándome hasta hacer que le mirara a los ojos. Oscuros, profundos...
-Sanji, por favor. Que ocurre?
El tacto cálido de sus manos, sus ojos mirándome solo a mi....
-Dijiste que me amabas... Lo dijiste y mi mundo se paró.
-Que tratas de decir? Yo te...
No quería oírlo, no podía oírlo de nuevo... No sabiendo que era una gran mentira.
-No puedo competir, por mucho que lo intente, por mucho que quiera... Es imposible compararme con ella!
La culpabilidad en sus ojos, como se alejo de mi dejando caer su katana al suelo... “Por fin lo entendiste, eh marimo?”
-Yo... Sanji... No es lo que crees... Ella...
“Cobarde... Aún tratas de engañarme? Aún crees que caeré en tus redes?”
-Derrumbaste mi mundo...
“No voy a dudar, no puedo dejarme cazar de nuevo por ti...” Me separé de la pared, alargando mi mano hasta hacerme con su espada que se mantenía en el suelo. Podía ver sus ojos, podía leer lo que pasaba por su mente en ese mismo instante...
-Lo has destruido... todo...
Caminaba hacia él, arrastrando el acero contra el suelo. Mi mirada perdida en su cuerpo, que comenzaba a salir del shock, retrocediendo ante mis pasos.
-Ahora... seré yo quien te destruya a ti!
El sonido metálico de las katanas cruzándose llenaban el silencio de la noche, el que solo él se atrevía a romper.
-Para esto joder!!! Dejame explicarte maldita sea!! Sabes que no puedes vencerme, no usando una espa.... AHHHHH!!!!
Por supuesto que lo sabía, mejor que nadie, tenía claro que él tenía ventaja de esa manera... Como también sabía que se confiaría. Mi patada le llego de improviso, haciéndole volar hasta chocar con la barandilla del barco y hacerle gritar de dolor.
-Cof cof... Yo...
Ni una sola palabra más salió de sus labios, enmudeció al ver su amada katana blanca sobre su cabeza. Por fin estaba en mis manos, por fin tendría mi venganza, pagaría por todo este dolor que se acumulaba en mi pecho hasta ahogarme... “Entonces por que no puedo acabar con todo? Por que mis brazos se niegan a obedecerme?”
-Soy un estúpido...
Sus ojos se abrieron de par en par, mientras veía como mi vista se nublaba... Estaba llorando, como no recordaba haberlo echo en mi vida, viendo como su rostro se mojaba con mis lagrimas. Levanté de nuevo la katana, mientras veía como cerraba sus ojos dando por echo su final... “No piensas pelear marimo? Por que me haces esto?” Hasta que el sonido del acero clavándose de golpe en la madera resonó en la cubierta.
-Después de todo no puedo hacerlo... Ni siquiera imaginarlo...
Abrí mis ojos de nuevo, viendo como la pelirroja bajaba del barco, alejándose alegremente. Pasé mis manos por mis mejillas, limpiando los rastros salados que aún quedaban sobre ellas. Pisé el cigarro bajo mis pies, mientras caminaba lentamente hacía él.
-Ehhh? Mierda cocinero me asustaste! Desde cuando eres tu tan sigiloso? Jajaja!
“De que tenías miedo marimo? De que lo descubriera todo? Demasiado tarde...” Sonreí a duras penas, riendo su gracia, tratando de ocultarlo.
-Estas muy callado no? Que te... Sanji?
Me abracé a él, dejando caer mi cabeza en su hombro, apretando su espalda con fuerza.
-Te quiero... Hagas lo que hagas... Pase lo que pase...
Su cuerpo se tensó durante unos segundos, como si la culpa le recordara lo que acababa de hacer. Estrecho mi cuerpo entre sus brazos, mientras besaba mi pelo suavemente.
-Yo también, erocook, yo también...
Mordí mis labios con fuerza, conteniendome, llorando en silencio... mientras sentía su aliento cálido en mi cuello y sus labios paseándose lentamente.
-No te dejaré alejarte de mi nunca.
-Lo sé, Zoro. Lo sé...
Eso es lo que eres después de todo, Zoro. Un lobo, un depredador... Que persigue a su presa, la acecha, la acorrala... Que juega con ella, la debilita hasta dejarla a su antojo y la destroza. Y aun sabiéndolo, aun teniendo claro que debo huir... “Estoy aquí a tu lado, entre tus brazos... esperando a que me devores.”