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Si yo tan solo fuera tú por Bbo

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Notas del capitulo:

 

Hello! >/////< Como estan? Bien? Yo perfectisma!

Lean y espero que les guste :33333

Ese suspiro que se escapaba por su boca quizás buscaba alguna ventana abierta. Como si las palabras que quisiera decirle fueran una tormenta y el silencio nubes pasajeras. JongUp aún seguía dormido a su lado. No quería despertarle. Solo era un tonto que deseaba lo que no vale dinero, un tonto que sonreía viéndolo y al que se le subió el pulso cuando el pequeño despertó. JongUp se restregó los ojos y se le pusieron los pelos de punta al ver a Himchan sonriendo a su lado.

-Que miras? –dijo divertido escondiéndose tras la almohada.

-Verte dormir no sé… Me gusta –susurró abriéndose paso entre las sabanas hasta llegar a los brazos del menor, le necesitaba como un vaso de agua en pleno desierto.

-No te arrepientes?

-No. -respondió decidido dedicándole esa mirada tan característica que lo hacía derretir- No podría…

-Quería estar seguro.

-Esta bien…  -resopló mirando el techo- quieres saber porque estaba confundido, verdad?

-No he dicho nada.

-Tu mirada lo dice todo –sonrió levemente y JongUp le imitó.

-Hay alguien más, verdad? –Himchan lo miró sorprendido. Acaso sabía lo que sentía por Zelo? –Tu mirada también lo dice todo. –sonrió tranquilizando al mayor.

-Pero ya no lo hay…

-Seguro?

-He decidido apostar por ti… la tristeza es una carga demasiado pesada. –JongUp sonrió ampliamente. Aunque en el fondo de sí la carga más pesada que tenía fuera tal vez… remordimientos.

Los días pasaban, días en los que Daehyun iba y venía sin saber a donde llegar. No había visto a YoungJae. No desde que fue en busca de él y lo encontró por las calles de camino a casa con el pijama del hospital. “Vamos a fingir, a fingir que ni tu me recuerdas ni yo te conozco…” fue lo único que le dijo YoungJae después de perderse en la noche. Desesperado Daehyun le buscaba en sueños, inventaba que le tenía. Que le tocaba. Pero eso no era cierto, y no necesitaba que nadie le pellizcara para saberlo…

Y YoungJae? YoungJae se hundía día tras días viendo caer las hojas de los árboles. Quedaba poco para navidad pero él ya no sentía ese espíritu navideño. De hecho lo perdió algún que otro día sin darse cuenta. Tal vez a eso se le llamaba madurar. O perder la ilusión. Como fuere.

Estamos todos tan juntos, y sin embargo, todos estamos muriendo de soledad…Leía una y otra vez aquella frase. Desde que ya no tenía a Daehyun en su vida intentaba sumergirse en libros, perderse en historias surrealistas que lo alejaran de aquello que la gente llamaba realidad. Pero no podía pasar página. No podía avanzar. Y no quería terminarlo de leer. Como tampoco quería pasar demasiado tiempo alejado de Daehyun. Le echaba de menos. Y Daehyun era como ese libro. Un libro capaz de embelesar y volver adicto a todo aquél que lo leyera.  Se veía incapaz de cerrarlo, de acabarlo y dejarlo en una estantería llena de polvo. Pero el mismo había puesto punto y final a su historia, no?.

-Eres tú? –Yongguk no paraba de reírse. Señalaba una foto de Zelo de pequeño. Le dolía el pecho sentado en el sofá mientras se revolvía intentando controlar las carcajadas.

-No te ríaaaas! –Zelo le quitó el álbum cerrándolo. Ya suponía que no era buena idea dejar que el mayor viese sus fotos de pequeño.

-Pero si eras adorable! –le arrebató el libro con los ojos cristalinos. Desde que se había entregado por completo a Zelo sus días eran felices, la calma amenazaba con llegar a cada abrazo que el pequeño le daba. Era culpa de su piel. De sus ojos y de su sonrisa. Como si hubiese encontrado aquello que estaba buscando, aquello que había perdido, como Peter Pan. No quería crecer, había retenido su niñez por mucho tiempo y el pelirosa conseguía sacar aquella parte. Como si fuera su campanilla. Como si hubiera ganado por haberle conocido.

-Si claro… -hizo un puchero divertido.

-Cuantos años tenías aquí?

-Once –dijo acodándose en el sofá mirándole con ternura. Quería aprender de Yongguk. Escuchar todo aquello que el mayor quería decirle. Ante él se sentía tan pequeño. Tan frágil pero a la vez tan seguro.

-Y cuando eras bebé? Solo hay fotos de ti de niño.

-Pues…-pestañeó y también se preguntó lo mismo. Solo había fotos suyas cuando era un niño. Ninguna de ellas pasaba de los 9 o 10 años. Dónde estaban las demás? –No lo sé…

-Venga enséñamelas! No me reiré.

-Enserio… No…no tengo fotos de pequeño –dijo para sí mirando el álbum. Es verdad. No tenía. Nunca se había puesto a pensar en su pasado. No recordaba nada más lejos de unas cuantas cenas de domingo y él montando en bici. Del resto no había nada.

-Esta bien…–suspiró cogiendo su chaqueta que tenía al lado– Toma. –le dijo entregándole una cajita.

-Y esto? –sonrió entusiasmado y abriéndola.

-Quiero asegurarme de que ser el primero en darte un regalo de navidad.

-Estás loco –dijo soltando una carcajada y mirando la pulsera que le había regalado. –Gracias, es preciosa!

-Más que yo? –se acercó intentado robar un beso de sus labios

-Y tú desde cuando eres tan cariñoso?

- Hay cosas que no sabes de mí –sonrió victorioso comiéndole la boca.

YoungJae al fin salió de su cueva observando la tierna escena y saludándolos sin ánimos. Necesitaba aire fresco. Que va! No necesitaba nada de eso. Era una tonta excusa que usaba consigo mismo para intentar tapar lo que realmente sentía. Quería descubrir si por casualidad las calles escondían a Daehyun. Y tal vez así fue. Le veía en cada semáforo en rojo y en cada farola. Le arañaba el corazón y le dejaba un sabor amargo el recordar aquella noche.

Y se derritió en cuando le vio de verdad. Saliendo de una cafetería con las manos en los bolsillos y la cara escondida debajo de su bufanda. Daehyun le miró por encima, como si intuyese que ambos necesitaban decir algo más. Y YoungJae intentaba controlar las lágrimas, aún así sus ojos brillaban por ellas. Cristalinas, cosa que hundió más a Dae en la miseria mordiéndole el corazón viendo como intentaba mantenerse fuerte ante él.

-Te he echado de menos. –fue lo único que dijo. Y no necesitó decir nada más. Confiaba tanto en él que dejaría que le traicionara. YoungJae no respondió. Tan solo siguió caminando a su lado en silencio.  Era un amor tan ciego que enseguida lo vio claro; eran inseparables.

-Que haces a estas horas por aquí? –preguntó YoungJae aun incomodado por tenerle cerca.

-Lo mismo que tu… -deslizaba su mirada cuando el rubio no le miraba. –Jae… no piensas decirme nada?

-Que quieres que te diga? –le tenía más cerca que nunca y no sabía que hacer.

-No sé… que me necesitas…

-Crees que te necesito?

-Dímelo tú… -YoungJae bajó la mirada. Quería estar lejos, en otro planeta. Que se lo llevara un huracán y fluir con el viento.

-Porque quieres saberlo? Lo nuestro se acabó.

-Porque si sé que se termina me haría esta noche pedirte volver a empezar.

-Dae… basta…

-Te odio. –aquello heló por completo al pequeño- porque cada vez que te hago daño, me duele el alma. Pero no puedo retroceder, sabes?

-Yo no quiero que me odies… -susurró y Daehyun se acercó más a él. Tan cerca hasta besarle. Era demasiado cobarde como para alejarse de él. Algo se quemó por dentro y YoungJae tendría que acostumbrarse…Vaya sensación...Hace cuanto que no le besaba? Eso no importaba. Ahora lo tenía amarrado a sus labios y le daba igual aquella discusión. No le importaba como habían comenzado las cosas, y tampoco le importaba como terminaban.

-No podría odiarte nunca…

 

-Y mañana?

-Lo siento Channie, tengo cosas que hacer –JongUp al otro lado del teléfono revisaba papeles y facturas.

-Esta bieeen –sonó decepcionado pero enseguida cambió de tema. Se pasaron toda la noche hablando hasta que a ambos les entró sueño y colgaron. Mañana Uppie tenía que levantarse temprano. Necesitaba verla y no quería llegar tarde. Y Himchan tenía que pasarse por el hospital para recoger los exámenes que le hicieron a YoungJae. Daehyun lo había mandado a hacerlo y como de costumbre no pudo decirle que no.

 

-Pero me ayudarás? –Daehyun estaba sentado en la alfombra con el portátil entre las piernas.

-Que tengo que hacer? –YoungJae estaba a su lado con el calefactor y el desayuno. A penas eran las 8 de la mañana y ya Daehyun estaba trabajando. Que hombre!

-Investigar conmigo –sonrió viéndole.

-Pero si no sé nada. –Daehyun le volvió a sonreír y comenzó a explicarle todo. Que Yongguk había estado en un orfanato, que tenía un hermano pequeño y que necesitaba encontrarle. También le pidió que hiciera el esfuerzo por recordar cosas de su tío. Con él a su lado le resultaría más fácil, quería ser transparente con YoungJae. No volvería a cometer el mismo error de mentirle y volver a perderle.

-Crees que quiera hacerle algo a Zelo? –por lo que el menor le había contado, Daehyun llegó a la conclusión de que tal vez iría detrás de él.

-Estoy seguro.

-Bien, iremos a la comisaría!

-Ahora? Y para que? –Jae lo miraba con cara de pocos amigos. No quería salir, hacía frio.

-Hay que revisar expedientes y el pasado de tu tío. Venga no seas perezoso!

Y a la vez que ambos salían Himchan se preparaba también para ir al hospital.

-Que descaro! Me manda a mí a hacer sus cosas y mientras tanto el de paseíto con YoungJae –murmuraba mientras entraba por la puerta del hospital. Y mientras Himchan estaba sentado en la sala de espera a que viniera la enfermera escuchó una conversación entre un doctor y otra enfermera. Moon JongUp dijo el médico y el mayor dio un bote. JongUp? Porque hablaban de Uppie? Esta en la habitación 102, con ella escuchó decir a la enfermera. Será mejor decírselo cuanto antes… Escuchó bien? Decirle el que? JongUp estaba ahí? Acaso estaba enfermo? Pero porque no se lo había dicho? Ante aquellas dudas salió corriendo hasta la habitación 102.

Zelo escarbaba por todos lados buscando más fotos. Abría un cajón tras sí. Una estantería y se hundía entre centenares de álbumes viejos. Ninguno de ellos tenía lo que el pequeño buscaba. Se empezaba a comer la cabeza y se negaba a dejarlo pasar. Eran como espinas clavadas, le molestaba y perturbaba lo que su consciencia le intentaba decir. Sus padres no estaban, que tal si… su abuela… Hacía mucho que no la veía, de hecho no recordaba la última vez que la vio. Aunque nunca era tarde para hacerle una visita…

-Dae y esto? –preguntaba Jae viendo unos cuantos papeles.

-Haber –le dio una ojeada- es el expediente de Yongguk. –volvió a revisar la carpeta que tenía al lado.

-Y porque sale el nombre de Zelo?

-Que? –le miró y YoungJae se acercó señalando la hoja- JunHong? Así se llama el hermano de Yongguk.

-El verdadero nombre de Zelo es JunHong –dijo con obviedad. Y a ambos se les bajó la sangre a los pies.

-C-como?

 

-Oppa estoy bien –decía con cansancio intentando sonar serena disimulando que en verdad se moría por dentro.

-Acuéstate –dijo obligándola- no entiendo porque tienes que salir con este frío.

-Me aburro aquí.

-Pero debes descansar –suspiró sonriéndole y dejando su enfado de lado. –No quiero que te pongas peor.

-Lo siento, solo quería ver las luces…-dijo en un tono más bajo.

-Las luces? –la miró a sus preciosos y cristalinos ojos que se desviaban a la ventana. Ahora lo entendía. El jardín estaba envuelto de luces navideñas. Al mirarlo daban ganas de perderse en él. –Esta bien… preguntaré si puedes salir.

-De verdad? –se le iluminó la cara abrazándolo.

-Pero en sillas de ruedas. No quiero que camines! –ella tan solo asintió entusiasmada- Ahora vuelvo –la miró y le dio un beso en la frente. El beso más tibio y denso que nunca había dado.

Salió y como si sintiera una sombra detrás se giró mirando el vacio pasillo. Pestañeó y continuó caminando ignorando por completo que detrás de ese pasillo se encontraba Himchan desconcertado por lo que había visto.

-Buenas tardes –Zelo se inclinó ante aquella mujer entrada ya en años que le había abierto la puerta con una mirada impenetrable.

-Que haces tú aquí? –dijo áspera, como si le reprochara algo, cosa que Zelo no entendió.

-Abuela…

-No me llames así! Mi nieto esta muerto... Tu solo eres un remplazo –dijo escupiendo aquellas palabras de mala gana y cerrándole la puerta en las narices.

Un remplazo?

 

-Que quieres por navidad?

-Un árbol! –dijo sonriente. Pero la tristeza abrazó por completo a JongUp. La rodeó con sus brazos guardándola del frío como si en cualquier momento fuera a romperse. Levantó la mirada y a lo lejos pudo ver como Himchan caminaba por los pasillos. Que hacía allí?

-Ahora regreso –dijo arropándola entre las mantas y dejándola en los jardines contemplando las luces.

-Himchan! –gritó corriendo hacía él pero el mayor no se detenía. Es que acaso no lo había escuchado? –Channie! –dijo agarrando su brazo por detrás; estaba enfadado. Lo leía en sus ojos. –Que haces aquí?

-Y tu? –no quería saber la verdad. Acaso JongUp le engañaba? Quien era ella? Y que hacía él ahí? Acaso no le quería?

-Bueno… Yo… -titubeó y eso le bastó a Himchan.

-No me lo digas… vienes a por unos exámenes? –dijo en forma de burla pero dolido.

-Channie…

-Quien es? –dijo mirándola a lo lejos. Pero JongUp no respondió. Tan solo bajó la mirada.

-Himchan… -como lo suponía. Le engañaba.

-Pensé que me querías…

-Y te quiero –dijo decidido pero no podía contarle la verdad. Si lo hacía la pondría en peligro. Y antes de hacer eso prefería que le rompieran los huesos en pedazos.

-Mientes…

-No lo hago!

-Entonces quien es?!

-No puedo decírtelo…

-Sí… claro. –Se soltó del agarre y JongUp sintió un despiste eléctrico. Acaso todo había terminado?

-Himchan –le llamó pero el mayor ignoró aquello. Cabizbajo volvió con ella fingiendo que nada había pasado. Las heridas se las curaría después.

 

Zelo entraba por la puerta de su casa aún sin asimilar lo que le había pasado. Justo al adentrarse en la sala pudo ver unas maletas por el pasillo. Sus padres habían vuelto.

-Dónde estabas! –se acercó besando a su hijo pero JunHong retrocedió.

-Vengo de estar con la abuela. –sonó frío y ambos padres cruzaron miradas cómplices. Había llegado el momento de contarle la verdad.

 

-Pero no Jae! Esto no puede ser! –decía Daehyun llevándose las manos a la cabeza.

-Cálmate! Seguro que hay una explicación… Una equivocación –intentaba decirle pero ni él mismo estaba seguro de sus palabras.

-Son hermanos! Como quieres que me calme? –gritó Dae fuera de sí.

-Tenemos que decírselo a Yongguk? –preguntó el menor tontamente. Ya ni sabían que debían hacer. Habían perdido el rumbo por completo.

-Decirme el que? –Yongguk entraba por la puerta con una sonrisa. Venía del gimnasio radiante y como nuevo. Dae y Jae se miraron desconcertados. Cómo decirle aquello?

 

-Como pudieron ocultarme eso? –Junhong caminaba alterado por toda la casa. Había escuchado demasiado y eso era suficiente para que la cabeza le explotara.

-Deja que te lo expliquemos cielo. No te alteres.

-No! No soy vuestro verdadero hijo! Soy adoptado y me pides que no me altere? Me habéis mentido!

-No es así.

-Y como es? Quiero saberlo! –exigía con desespero- Quien soy?

-Cariño tranquilízate –agarró su cara entre sus manos intentando no disolverse en su mirada. Sabía que tarde o temprano aquel momento llegaría. Pero aún así ninguno estaba preparado para enfrentarlo.

-Mamá por favor… -suplicó ahogándose en sus lágrimas. Su padre se acercó y le entregó un papel. Era la dirección de aquel orfanato.

-Aquí encontraras más respuestas de las que te podemos dar. –dijo con dolor viendo como su pequeño se marchaba por la puerta dejándolos con el corazón roto.

-Mientes Daehyun! Estas mintiendo! –Yongguk se alejaba de él dando pasos en falso. Aquella noticia le había despedazado por dentro. Tenía que ser mentira. Sencillamente aquello no podía ser verdad. No quería escuchar ni una palabra más y salió sin mirar atrás. Se deshacía como un cubito de hielo en un día de verano mientras corría intentando apagar sus demonios. Zelo no podía ser Junhong. La vida no podía ser tan perversa como para que aquello le estuviera pasando a él.

Tan solo había un lugar en dónde podía aclarar todo aquello. Sabía donde ir y a quien buscar. Hacía años que no pisaba aquel lugar pero ahora era cuestión de vida o muerte.

-Sí? –una señora ya mayor lo recibía con un gesto de sorpresa.

-Buenas tardes, la señora…Sadness? Soy JunHong y...

-Junhong? Eres tú? –la mujer abrió los ojos mirándole de arriba abajo. Ese era su Junhong? Tanto había crecido? Hacía más de diez años que no le veía. Y aún así recordaba todo de él porque era su supervisora.

-Me conoce?

-Siéntate por favor –dijo ofreciéndole una taza de té.

-Gracias –aceptó y dio un sorbo observando todo a su alrededor. No recordaba aquel lugar.

-El accidente no te dejó secuelas? –preguntó llamando la atención por completo del menor. Accidente? Él?

-Perdón? –y entonces lo supo. Aquel muchacho no recordaba nada de aquello. Y tras acuchillarla a preguntas comenzó a explicarle todo su pasado. Cosa que sus padres no tenían el valor de hacer.

-Cuando te conocí apenas eras un bebé –dijo acercándose a una estantería y sacando una foto de ella. –has cambiado tanto…-le entregó la foto y continuó hablando. –Cuando te marchaste dejaste un vacio aquí, aunque tu eso no debes saberlo –sonrió nostálgica- lo último que supe de ti es que cuando te adoptaron tuviste un accidente y perdiste la memoria.

-Un accidente? –preguntó observando aquel retrato. Era él cogiéndole la mano a otro niño mientras ambos estaban parados congelados en la foto.

-Tu madre me explicó que eras muy rebelde cuando te fuiste de aquí. Un día intentaste escaparte por la ventana de tu habitación y resbalaste cayendo y golpeándote la cabeza. –claro, ahora todo tenía sentido. Ahora entendía porque no recordaba nada de su pasado –Pasaste mucho tiempo en coma. Intenté decírselo a tu hermano pero el día en el que me enteré el se había ido sin decir nada.

-Que? –dio un salto sintiendo el pulso dolorosamente acelerado. Tenía un hermano? Y nadie se lo había dicho? Era por él por el que intento escapar? Para volver a verlo? Acaso era el niño que sujetaba su mano en esa foto?

-Yongguk –dijo dejando paralizado por completo al pequeño.

Después de pegarse la carrera de su vida llegó hasta aquel edificio. Se apoyó en sus rodillas recuperando la respiración. Hace cuanto que no pisaba aquel lugar? Desde que se fue con Himchan intentando olvidar por completo su pasado? Pasado que ahora volvía como un tsunami revolviendo y desmoronando una vez más todo alrededor de Yongguk.

Zelo aún seguía sin comprender lo que le había dicho. Era como si le hubiesen acuchillado sin contemplación ninguna. Como si le hubiesen tirado un balde de agua helada. Congelada. Salió por la puerta sin tan siquiera volver la mirada y con esa foto en la mano. Era Yongguk. Siempre había sido Yongguk.  

El mayor alzó la mirada contemplando la estructura ahora ya vieja y desgastada de esa vivienda. Aún podía recordar los gritos y risas de los niños jugando en el patio. La campana del colegio y ese olor a hierba recién cortada. Tenía miedo de avanzar. Miedo de entrar y encontrar las respuestas que siempre había estado buscando. Y si aquello era verdad? Como podría él seguir viviendo sabiendo que aquello era real? Le quemaba solo pensarlo. Y más se hundió cuando vio la figura de Zelo saliendo de ese edificio con los ojos empapados. Verle había confirmado lo irremediable. Sin quererlo se habían forzado a estar uno parado al frente del otro destrozándose entre sí con tan solo la mirada. Miradas llenas de reproche, de culpabilidad y de espanto por parte de los dos. Yongguk tenía parado delante de él a su fantasma. El recuerdo que le arrebataba las ganas de vivir y el sueño. Tenía delante de él a Junhong. Tanto tiempo buscándole y ahora lo daría todo por no haberlo encontrado jamás. Por no haberlo conocido nunca, ni como Zelo ni como JunHong. Su corazón se retorcía dentro de su interior intentando negar que sí, que era su hermano perdido.

El amor era un error matemático…De eso estaba seguro.

Notas finales:

 

Oh oh oh! Que pasara con mi baby Zelo? Y Channie y Uppie? Lo sé. Lo bonito no dura eternamente e__é No me odien. Espero sus reviews y gracias por tomarse la molestia de leer mis paranoias

Byeeee :ZZZ!


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