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Si yo tan solo fuera tú por Bbo

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Notas del capitulo:

 

Holaaaaaaaaaa >33< 

Bueno antes de nada, feliz año nuevo (??) Bueno decirles que este capitulo me costó lo suyo pero al fin lo hice ^^

Gracias por los rw! Me hacen feliz *3*

Y sin mas les dejo leyendo mis paranoias <3 :)

 

Se encontraba en aquella habitación oscura, lo único que podía escuchar era esa molesta gota que caía una y otra vez formando un pequeño charco en el suelo, hacia frio, estaba sentado sintiendo el húmedo suelo cuando de repente escuchó el chirrido de la puerta abrirse y tras ella una luz cegadora que hizo que el pelirosa cerrara los ojos por instintos.

Unos pasos se acercaban a él sin prisas mientras tarareaba una canción que Zelo había escuchado días atrás con una sonrisa pero que ahora aborrecía en lo más profundo de su ser.

- Veo que ya estas despierto, buen chico… –decía aquel hombre poniéndose de rodillas para estar a la altura de los ojos del pequeño.

- Tsk… quien podría dormir teniendo tu asquerosa cara delante –dijo levantando el rostro retándolo con la mirada.

- Veo que aún conservas tu sentido del humor, bien…-se levantó y arrastro una silla sentándose delante del pelirosa mientras sacaba su pistola limpiándola con su pañuelo rojo de seda.

-Tu… que quieres de mi…-intentaba parecer seguro de sus palabras aunque en realidad temblaba como un cachorrillo asustado.

-Bueno, eso es un poco largo de explicar –decía con una sonrisa macabra de lado –colabora y nada le pasará a Yongguk…

-Q-que le has hecho? -exigía el menor con los ojos abiertos temiendo la respuesta de aquel miserable.

 

Estaba tumbado al lado de aquel cuerpo que temblaba y poco a poco iba perdiendo su calor. La aprisionaba entre sus brazos porque sentía que si la soltaba la perdería.

-Po-por favor… no me dejes –susurraba entre llantos apretando con fuerzas la herida de su estómago.

-Lo siento… perdóname por t-todo…-suplicaba, le costaba hablar y el dolor era insoportable.

-Shh… te pondrás bien, te lo prometo…-decía inundando sus mejillas de lagrimones que se escapaban sin permiso alguno.

-Necesito contarte la verdad, n-necesito contarte tu p-a-sado…-sentía debilidad en cada uno de sus músculos y poco a poco iba perdiendo la visibilidad de aquel bello rostro que no paraba de temblar. ¿Porque tuvo que hacer sufrir tanto a su querido Yongguk?

-¿Qué? –debía estar delirando a causa de la pérdida de sangre pensaba el chico de ojos rasgados- no digas nada…

 

- Himchan! HIMCHAANN! Por favor… -gritaba el castaño arrastrándose por el suelo llegando hasta el mayor que estaba tirado en suelo sin conocimiento.

-Ahh… -se quejaba el pelinegro, sentía un fuerte dolor en la cabeza – JongUp! Que ha pasado? –preguntaba alarmado abrazando al menor protectoramente.

-Estas bien…–decía con una sonrisa de tristeza- pensé que te había perdido.

-Y Zelo? –de repente la sangre se le congeló al recordar aquello... ¿Dónde estaba su pequeño?

 

Corrían, corrían como si la vida se les fuera en ello, tantos pasillos, tantas puertas, no sabían en que dirección ir, lo único que podían hacer era eso, correr.

- YoungJae! –se frenó en seco retrocediendo sobre sus pasos ayudando al rubio a levantarse- estas bien?

-No te preocupes…-susurró, sus piernas ya no respondían, estaba exhausto pero debían encontrarlos como sea, elevó sus ojos para poder verlo pero de repente…-Daehyun detrás de ti!!! –fue lo único que alcanzó a gritar…

 

- Y bien pequeñín…? –decía con burla…-Te lo preguntaré una vez más… dónde está? –se le estaba acabando la poca paciencia que le quedaba.

-Cuantas veces tendré que decirte que no sé nada! –decía ya cansado, era como si se hubiese rendido.

-Bueno, veamos si se te refresca la memoria cuando le ponga las manos a tu querido Yongguk –se levantó bruscamente y más rápido que un pestañeo posó su pistola en la sien de Zelo.

El pelirrosa ante aquello solo pudo abrir los ojos como platos, que pasaba si Yongguk... No, no, no, no, él sabía cuidarse solo, estaría bien…verdad?

 

Segundos que parecían eternos y el sonido de un disparo seco rompió el silencio de la noche.

[…]

 

Momentos antes…

--Dae, Zelo ha desaparecido.

-¿Cómo? –escuchaba los sollozos de su novio tras el móvil y aquello le heló la sangre.

--No sé, estaba aquí y no lo encuentro.

-Jae tranquilízate vale? Dónde estás? –después de aquello cogió la chaqueta y salió corriendo, sacó las llaves del coche y una vez dentro marcó su número rezando que por una vez de todas le contestara.

-Yongguk? No, cállate y escucha…se trata de Zelo.

 

Abrió los ojos sin ganas y con la respiración acelerada, sintió un dolor punzante en la cabeza y cuando quiso moverse notó como sus manos estaban atadas a una tubería oxidada. Las movió desesperado pero nada consiguió, las ventanas estaban tapiadas y le pesaban los ojos. Estaba asustado y tiritaba del miedo, había perdido la noción del tiempo en silencio. ¿Dónde estaba? No lo sabía. ¿Cómo había llegado hasta ahí? Tampoco lo sabía. Ni siquiera podía recordar su nombre. La luz del día para él ya no existía y la brisa del viento se había esfumado dentro de aquellos cuatro muros agobiantes mientras un sudor frío recorría su espalda. Agotado y aturdido Zelo volvió a cerrar los ojos…

 

-YoungJae! Himchan! – los llamaba desde la ventanilla del coche.

-Daehyun! –corrieron ambos hasta subirse dentro y antes de pestañear pisó el acelerador quemando las llantas y desapareciendo por la carretera.

-A dónde vamos? –preguntó Himchan mirando al castaño por el espejillo.

-A buscar a Zelo, Yongguk sabe dónde está. –decía con el ceño fruncido mientras miraba de reojo a YoungJae que iba de copiloto. –Ei… no le pasará nada, te lo prometo –le decía con suavidad intentando calmarlo. Pero lo único que podría tranquilizar al rubio sería tener a Junhong en el sofá de casa mientras ambos veían la tele.

 

-Has oído algo?

-Nada… -respondió reacio su compañero que jugaba con un palillo en su boca.

El ruido de una rama quebrarse confirmó las sospechas de JongUp.

-Iré a ver que es, tú no te muevas de aquí. –advirtió cerrando la puerta de aquel coche estacionado frente a lo que parecía una fábrica abandonada y dejando solo a JongUp que no paraba de mirar a sus alrededores nervioso. Cada vez se convencía más de que había actuado mal. El cargo de consciencia lo atormentaba desde que colaboró en el secuestro de Zelo.

Lo había estado siguiendo hasta que aprovechó la oportunidad de que el menor patinaba solo para llamarlo, llevarlo hasta un callejón y distraerlo mientras que su compañero por detrás le propinaba un golpe dejándolo inconsciente y metiéndolo en el maletero de aquel coche.

Ahora vigilaba su entorno por si la policía o alguien los veía. ¿Qué si se había equivocado? Mucho.

 

Yongguk caminaba cuidadoso de que nadie lo viera. Cada vez estaba más cerca de Zelo. Sabía dónde estaba el pelirosa gracias a la pulsera que le regaló por navidad, al parecer ponerle un GPS servía para algo. Después de recibir la llamada de Daehyun salió lo más rápido posible y ahora caminaba a oscuras por los alrededores del edificio. Encontró una pequeña ventana que daba al subsuelo y apartando las ramas de los árboles se metió.

Cayó sobre sus rodillas y soltó un quejido. No había calculado bien la altura. Se paró dolorido y se alteró al escuchar leves sollozos de alguna parte de aquella habitación. Repasó las cuatro paredes y con la luz que se colaba por las rejillas pudo ver la silueta de una mujer en una esquina. Lloraba y se tapaba la cara con las piernas mientras pegada a la pared suplicaba que no le hiciera daño.

-Tranquilízate, no te haré nada –se acercó pero ella se apegó aún más a la áspera pared temblando e intentando huir de él.

-No me hagas nada, por favor.

-Soy policía, dime, quién… -se arrodilló apartándole los mechones de la cara hasta que pudo verle el rostro sucio lleno de lágrimas secas. –Mamá?

 

-Himchan ten cuidado –susurraba Daehyun arrodillado.

-Perdón.

-Estás seguro de que es aquí? –YoungJae miraba con curiosidad el coche que estaba estacionado a unos metros del edificio. Al parecer había alguien dentro de él.

-Eso dijo Yongguk. –sacó el arma y los miró. –Iré yo.

-¿Qué? No. –dijo rotundo el rubio.

-Jae es peligroso.

-Yo tampoco me quedaré aquí –interfirió Himchan serio. Daehyun tan solo suspiró y les hizo una señal para avanzar. Se acercó a la ventanilla y a la velocidad de la luz se paró apuntando al conductor con la pistola.

-No te muevas! –JongUp apenas pudo respirar cuando automáticamente levantó las manos atemorizado.

-JongUp? –Himchan se levantó y YoungJae hizo lo mismo. Ambos soltaron un suspiro de alivio menos Daehyun que seguía en la misma posición mirando al castaño de reojo.

-Hyung! –dijo con una sonrisa nerviosa y saliendo del auto. Ahora sí que estaba asustado. ¿Cómo habían llegado hasta ahí?

-JongUp… Qué haces aquí? –preguntó Himchan algo desconcertado.

-Sí. ¿Qué estás haciendo tú aquí? –preguntó intimidante Daehyun que nunca llegó a fiarse de aquel enano.

-Bueno yo…

-Dae baja el arma –soltó YoungJae confiado de que todo iba bien. Pero Daehyun no le hizo caso.

-¿Qué haces aquí JongUp? –preguntó Himchan con miedo a saber la verdad.

-Yo…-tragó saliva y desvió la mirada al suelo.

-¿Desde cuando trabajas para él? –preguntó con una sonrisa irónica Daehyun. –Contesta?

-¿Qué? Daehyun baja la pistola!

-Es que no lo ves Jae! Te ha estado engañando, a todos! –gritó fuera de sí cargando la pistola.

-¿Es verdad eso? –preguntó Himchan dolido. Él había confiado en JongUp. Y una vez más el pequeño le desgarraba el alma.

-Lo siento, yo…

-Cállate! –Daehyun se abalanzó sobre él e intentó esposarlo. YoungJae se interpuso entre ellos incapaz de creer que JongUp tuviera nada que ver con aquello.

-Suelta la pistola Daehyun! –y al fin el mayor la dejó caer enfadado. ¿Cómo era posible que YoungJae fuera tan ingenuo? Se acercó hasta JongUp y le agarró la barbilla –¿Dónde está ese hijo de puta?

-Él, él tiene a Zelo –titubeó el pequeño asustado y dejando tanto a Himchan como a Youngjae con la boca abierta.

Pero antes de que nadie pudiera hablar se escuchó un grito femenino  desgarrador proveniente del edificio. Daehyun sin pensarlo dos veces entró corriendo y con él YoungJae.

Pero Himchan se quedó parado, petrificado en el mismo lugar sin apartar la mirada de JongUp.

-Fuiste tú… desde un principio fuiste tú –susurró con la voz rota.

-Channie lo siento yo…

-¿Tú qué? –gritó lleno de dolor y rabia. Nadie podía darle lo con JongUp le daba, nadie. Sin embargo JongUp le quitaba todo. Las fuerzas y las ganas de vivir. –Como le haya pasado algo a Zelo juro que…

-Zelo, Zelo, siempre Zelo! –gruñó roto por dentro. –Y yo que Himchan, que hay de mí?

-Eres una basura!

-Tú no sabes nada –le dijo intimidante mientras se relamía los labios a causa de las lágrimas.

-Eres tan egoísta. Zelo no tiene la culpa de nada. Pero tú…

-¿Quién es el egoísta Channie? ¿Sabes porque hice lo que hice? Por mi hermana! –se pegó el pecho con los puños lleno de rabia y sufrimiento –Esta enferma! ¿Sabes cómo sufro al verla así? ¿Lo sabes? ¿Yo egoísta? ¿Y qué hay de ti? –sonrió macabramente acercándose a él –Me llamas egoísta tú, que fingías quererme para olvidarte de Zelo…?

-Eso no justifica lo que has hecho. –dijo acercándose. –No fingí quererte. Nunca.

-Eres un mentiroso –murmuró derrumbándose por completo.

-¿Qué más necesitas para que te lo demuestre? Estoy aquí JongUp, no me he ido de tu lado aun sabiendo lo que has hecho. –se acercó por completo abrazándolo- Y quiero odiarte pero no puedo.  Me destruyes pero no puedo odiarte.

-Lo siento –susurró recargándose sobre su pecho.

-Te dije que no te disculparas conmigo.

-Y yo te dije que terminaría por hacerte daño. –le miró triste y se acercó a sus labios. Tan suaves y tiernos que lo envenenaban dulcemente.

 

Yongguk estaba tumbado a su lado abrazándola cubierto de sangre.

Momentos antes había entrado un individuo. El compañero de JongUp, que salió a vigilar los ruidos que había escuchado antes. Vio como Yongguk intentaba llevarse a la prisionera que desde hace años llevaba encerrada en aquel sótano y sin vacilarlo sacó una navaja intentando apuñalarlo, pero la mujer se interpuso recibiendo así ella la cuchillada.

Ahora yacía en el suelo desangrándose. Yongguk intentó alcanzar a aquel muchacho pero se detuvo al ver a su madre así de herida.

-Po-por favor… no me dejes –susurraba entre llantos apretando con fuerza la herida de su estómago.

-N-necesito contarte tu p-a-sado…-temblaba y poco a poco iba perdiendo la movilidad en sus músculos. Algo por dentro la consumía y la arrastraba quitándole la vida.

-¿Qué? –sus lágrimas caían sin ganas ya de saber la verdad. ¿Qué hacía ella allí? Siempre había creído que había muerto, que los había abandonado. ¿Por qué ahora?

 

Volvió abrir los ojos cuando escuchó el chirrido de la puerta abrirse. La luz lo cegó por segundos mientras escuchaba pasos acercarse hasta él.

- Veo que ya estas despierto, buen chico…

- Tsk… quien podría dormir teniendo tu asquerosa cara delante.

-Esa no es la manera correcta de dirigirte a tus mayores jovencito –arrastró una silla y se sentó.

-¿Qué quieres de mí? –le miró por encima del cabello que caía sobre su frente sudada.

-¿Qué que quiero de ti? –sonrió cruzándose de piernas –veras… si te lo dijera perdería su gracia. Pero bueno… creo que has sufrido bastante…

-Maldito perturbado!

-Esperaba un poco más de amor proveniente de mi hijo… -murmuró dejando sin aliento al pequeño pelirosa.

-¿Q-qué?

-Bueno… supongo que tendré que decirte la verdad de una vez por todas… Sabes? A mi también me esta cansando ya este jueguito. Al principio era divertido. Y más interesante se puso cuando creíste que ese tal Yongguk era tu hermano…Ahg… Niño ingenuo. –dijo con toda la tranquilidad del mundo desconcertando a Zelo. ¿Yongguk y él no eran hermanos?

-¿A qué te refieres? –intentó inútilmente levantarse sin éxito.

-Tu madre anda por ahí… Luego te la presento.

-Dí lo que tengas que decir! –gritó desesperado.

-Ay mi pequeño Zelo… No te han educado bien. Aunque claro. La culpa es mía por haberte llevado a ese orfanato en vez de haberte matado.

-¿Qué?

-Haber, empiezo por el principio. Será lo mejor… Veras, yo lo tenía todo. Mujer, dinero y una casa. Hasta tenía a YoungJae… pero las personas somos así, siempre queremos más de lo que tenemos. Estaba cansado de mi trabajo, de la rutina… Entonces apareció ella… Como si fuera un ángel salvándome del infierno en el que me había convertido. Tú madre… era preciosa… Ahora ya no, claro. Tantos años encerrada pasan factura… Me enamoré de ella como nunca, pero me pedía que lo dejara todo; mi trabajo, mi casa, todo lo que con tanto esfuerzo había conseguido. Egoísta!

Le dije que no lo haría. Que nunca me casaría con ella. Que solo era un pasatiempos. Se alejó de mí y no volví a saber de ella. Hasta después de unos años. Volvió con dos niños, uno de ellos eras tú. Se arrastró pidiéndome que la ayudara, que tú eras mi hijo y que tenía hacerme cargo de ti. Que no tenía dinero y blah blah blah… Me amenazó con contarle la verdad a mi mujer, y si hacía aquello, todo lo que tenía se esfumaría de mis manos. Así que no podía permitirlo.

Sabes? Nunca dudé de que fueras mi hijo. Ella era mujer de un solo hombre. Pero ese otro niño… No sabía de donde había salido así que me harté y la encerré aquí, y tú y ese pequeño demonio… Ordené que se deshicieran de ustedes… Y al parecer así fue. Aunque claro! El destino es tan perro que siempre cruza caminos… Sabes ese viejo policía? Sabes porque siempre me ha perseguido aparte de por mis trabajos sucios y contrabandos? Verás… Ese policía un día vino reclamándome de que con qué derecho yo había dado a su hijo en adopción…Já… El pequeño que tu madre llevaba con él era su hijo… Yongguk. Sí. Yongguk y Daehyun son verdaderamente hermanos… Me persiguió hasta el fin de sus días buscando algo que siempre había tenido a su lado. Sin ser consciente de que siempre había tenido a sus dos hijos con él… Ingenuo…

-Eres un desgraciado!

-Yo? O tu madre? ¿No podía quedarse allí donde estaba en vez de venir y fastidiarlo todo? –se levantó furioso.

-Me da asco llevar tu sangre! –gruñó retándolo. Y aquello fue un error. Un grave error. Tras escuchar aquello el odio le carbonizó las venas y sin dudarlo posó su pistola en la sien de Zelo.

 

-Shh! –Yongguk la envolvía entre sus brazos notando que poco a poco su cuerpo perdía el calor.

-No eres mi verdadero hijo –susurró con la voz pesada.

-¿Qué?

-Tu madre estaría orgullosa de ti –dijo con pena aguantando el dolor de su herida.

Yongguk se quedó estático. ¿Entonces, él y Zelo… No eran hermanos? ¿Quién era su verdadera madre?

-¿De qué hablas? –la miró buscando respuestas en sus ojos.

-Siento haberte hecho sufrir…

-Cuéntame la verdad.

-Yo….-soltó un quejido y tragó saliva. Su boca sabía a sangre. –Tienes su mirada… Cuando era joven trabajaba de enfermera. Una noche llegó una joven embarazada. Me contó que se había enamorado de un policía. Tu padre. Pero que no quería ser una carga para él y su trabajo. Por eso huyó de él…Estaba tan débil que las últimas fuerzas que tenía las utilizó para traerte a ti al mundo.

Y cuando te tuve por primera vez en mis brazos supe que no podría dejarte solo. Eras tan pequeñito que te quería para mí…

Después me enteré de que tu padre te estaba buscando, que había tenido otro hijo pero que te buscaba también. Jung Daehyun… Así se llamaba su hijo… Para esos momento yo ya estaba embarazada de Junhong. Te acuerdas de él? Me prometiste que cuidarías de él…¿Lo haces verdad?

-¿Daehyun? –alcanzó a decir con el corazón estrujado. ¿Daehyun era su verdadero hermano? ¿Entonces, Zelo? …Demasiado para su cabeza.

-Yongguk…-agarró su mano porque ambos sabían que tiempo no le quedaba- Siempre te quise como mi hijo. Lo siento. Lo siento mu-mucho –balbuceó perdiendo las fuerzas y viendo como la imagen de su niño llorando se desquebrajaba diluyéndose por completo.

-¿Mamá? Mamá! –zarandeó su cuerpo pero ya no había nada que hacer. Se había ido.

 

-JongUp! –corría con las manos ensangrentadas pero escuchó como su compañero le contaba todo a un chico pelinegro que estaba con él. La ira le cruzó los cables y se abalanzó sobre los dos propinándoles una paliza y dejándolos sin conocimiento y tumbados en el suelo.

Estúpido JongUp que los había traicionado! Necesitaba encontrar a su jefe y contarle todo.  Caminó hasta el edificio pero se tropezó con algo en el suelo. Una pistola. La cogió y con una sonrisa de lado entró por la puerta.

Yongguk después de limpiarse las lágrimas salió corriendo en busca de Junhong. Le había hecho una promesa a su madre después de todo. Prometió cuidar de Junhong y así lo haría. Corrió por los pasillos abriendo puertas al azar hasta que escuchó un grito. Era Zelo. Se acercó cauteloso y cogiendo aire profundamente recargó su arma.

 

- Himchan! HIMCHAANN! Por favor… -gritaba el castaño arrastrándose por el suelo llegando hasta el mayor que estaba tirado en suelo.

-Ahh… -se quejaba el pelinegro.

-Estas bien…–decía con una sonrisa de tristeza- pensé que te había perdido.

 

Seguían corriendo perdiéndose entre los pasillos y puertas de aquel edificio. Daehyun se maldecía mentalmente una y otra vez el haber lanzado su pistola así como así. Ahora estaban desprotegidos.

-YoungJae! –retrocedió cuando vio al pequeño caerse.

-Estoy bien –mintió, pues las piernas le pesaban y con una falsa sonrisa levantó la mirada. –Daehyun detrás de ti!!! –fue lo único que alcanzó a gritar.

 

-Yongguk! –gritó Zelo cuando lo vio entrar abriendo la puerta con una patada.

-El que faltaba! –exclamó su padre viendo también al mayor sin apartar el arma de la sien del pequeño.

-Aléjate de él –vociferó apuntándole también con una pistola.

 

Segundos que parecían eternos y el sonido de un disparo seco rompió el silencio de la noche…

Notas finales:

 

Y bien? Alguien se ha perdido? Normal XD Es muy lioso mi fic, bueno si tienen dudas pregunten, pregunten que es gratis ^^ gracias por leerme y espero sus rw.

Un beso ^^


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