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Si yo tan solo fuera tú por Bbo

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Notas del capitulo:

Hola HOLAAAAAAAAA! *grita como loca en la oscura soledad*

...

Bueno, sé sé que me quieren apedrear, tirar tomates, zapatos, de todo. I know è_é porque sí, ha sido DEMASIADO sin actualizar...

(Perdí la contraseña..) Okey, sí, tienen derecho a odiarme... Pero no lo hagan ;__________; Ya sé que habré perdido lectoras pero a las que aún lo leen creo que se merecen un final... QUE TODAVIA NO LLEGA.. pero en fin.. 

Que ando con prisas y solo decir que LO SIENTO TANTOOOOO! ;_________; pero al fin he podido subir uno y como al fin estoy de vacaciones (yupiiiii) podré seguir escribiendo ;3; 

Así que, espero que les guste y si no les gusta están en su derecho, odienme si quieren, me lo merezco ;__; 

Muchas gracias por los rw

Las saranjé muchísimo

 

-¡¿Qué quieres?! –gritó zafándose del agarre. Entró molesto al ascensor y pulsó el botón. Pero antes de que se pudieran cerrar las puertas alguien las detuvo.

-¿Podemos hablar?

-No tengo nada que decirte -protestó volviendo a pulsar el botón. Otra vez las puertas iban a cerrarse pero Yongguk las detuvo apoyándose en el marco de la puerta.

-Pero yo sí.

-No me interesa.

-Podemos estar así toda la tarde.

-¿Quieres apartarte?

-¿Y tú quieres dejar de comportarte como un niño?

-¡Que te quites! –gritó apretando una vez más el botón.

Yongguk se cansó de ese jueguecito y entró, le acorraló entre la pared y su cuerpo haciéndole callar solo con la mirada. –No me levantes la voz.

Zelo se quedó sin habla, con la respiración acelerada  y la boca seca. No quería reconocerlo, pero cuando Yongguk hacia esas cosas sentía miedo.

Al fin las puertas se cerraron y Yongguk ahogando su odio juntó su frente con la contraria percatándose del ligero temblor que sentía el pequeño. Cerró los ojos y suspiró pesadamente.

-Lo siento –susurró cerca de su boca. Tan cerca que casi podía rozarla.

 

Himchan seguía durmiendo con la respiración casi imperceptible. Suaves ronquidos se escapan a través de sus labios. Era por decirlo, lo más tranquilizador que había en estos momentos.

Algo nada parecido a lo que ahora se estaba viviendo a tan solo unos pasos de su cuarto…

-¿Lo dices enserio? –Daehyun terminó de vestirse, se puso la camisa de mala manera sin importarle el dolor del hombro y salió del baño. Olía a lavanda y a ropa limpia, cosa que a cualquiera hubiese vuelto loco.

-Daehyun escúchame. Por favor. –Youngjae siguió sus pasos y como se lo imaginó, no sería fácil.

-Escúchame tú. Y escúchame bien porque solo lo diré una vez. –se frenó en seco, se volvió hacia él y como si fuera de acero le miró enfadado– Por nada de este mundo dejaré que JongUp vuelva. ¿Lo entiendes? Ni se te ocurra volver a pedírmelo porque YoungJae, te lo juro, no querrás verme enfadado.

-Eres tú el que no lo entiende… -su voz se fue apagando poco a poco a la vez que bajaba la mirada con amargo.

-¿Qué quieres que entienda? ¿Qué hace unos minutos estábamos hablando de lo perfecto que es ahora todo y me vienes con eso?

-Yo solo…

-No quiero que se acerque a ti. –caminó hasta la puerta y la abrió. YoungJae tan solo soltó un quejido ahogado a sus espaldas y eso le hizo retroceder– Mírame de esa manera cuantas veces quieras. Prefiero que me odies a que alguien te haga daño de nuevo.

-Aquí el único que me hace daño eres tú. –susurró con algo de rencor.

-No me vengas con esas.

-Eres tan…

-¿Desagradable? – buscó sus ojos y sonrió con ironía– Solamente los días en los que me pides cosas tan tontas como esas. Por lo general soy adorable. Ponme a prueba cualquier día que no esté entre el lunes y el domingo y hablamos.

YoungJae iba a protestar, pero antes de que pudiera decir nada el mayor ya había cerrado la puerta dejándole con la palabra en la boca.

BooHyungsalió de la habitación después de escuchar esa discusión, iba a preguntar que había pasado pero lo único que encontró fue a YoungJae con la chaqueta en la mano y saliendo por la puerta.

 

 

Pulsó un botón y después de él le siguió un stop, volvió a repetir el gesto y Yongguk volvió a pulsar el stop.

-No vas a parar, ¿verdad?

-No hasta que hables conmigo.

Así estuvieron hasta que Junhong se cansó, suspiró y cedió a detener el ascensor. Quiso retroceder pero su espalda estaba tan pegada a la pared que le fue imposible. Levantó las cejas para hacerle entender que necesitaba su espacio y Yongguk se apartó.

-¿Y bien? Di lo que tengas que decir. –se alejó como pudo dándole la espalda, porque si le miraba a los ojos flaquearía.

-No voy a pedirte perdón de nuevo porque ya lo he hecho demasiadas veces.

-No las suficientes como para que te perdone. –su voz se quebró a la vez que se quebraba el corazón de Yongguk. Y es que estaba tan herido por dentro que le daba igual parecer débil ante ese mocoso que puso su mundo patas arriba.

-¿Y qué quieres que haga? Puedo morirme pidiéndote perdón que tú seguirás sin mirarme.

-Yo no quiero que hagas nada. –se giró con ese brillo en los ojos que tanto le caracterizaba cuando lloraba y le miró por primera vez. Le había perdido tantas veces que ya era parte de su rutina. –Estoy cansado de esto. Estoy cansado de llorar por ti. Estoy cansado de esta vida.

-Junhong…

-Desde que te conocí solo he sufrido. Y ya no quiero sufrir más.

-¿Qué quieres decir? –agrandó los ojos y su boca se secó. Por primera vez en mucho tiempo Yongguk se sentía desprotegido. Por primera vez en mucho tiempo sentía que perdía el control. Cada discusión y cada pelea siempre acababan en unas cuantas riñas y un par de besos tontos. Besos que hacía mucho que no daba. Besos que echaba en falta.

-No quiero esto. No quiero tus perdones ni tus disculpas. Yo solo quiero poder querer a alguien normal.

-La normalidad no es tan buena como la pintan…

Zeló soltó una sonrisa cansada a la vez que escondía las manos en los bolsillos. Ahí estaba una vez más la causa de su pena, forzándole a sonreír. –Creo que podré acostumbrarme.

-Entonces, ¿se acabó?

-Supongo que sí… –bajó la mirada para no tener que ver como el hombre que tenía delante se desmoronaba. El mismo hombre que sin saber cómo se había convertido en el amor de su vida. El mismo hombre que perdía, y ésta vez, para siempre.

-Yo solo quiero que tú seas feliz… Así que si quieres irte, está bien… –se acomodó el pantalón y se apoyó en la pared. Pestañeó varias veces y carraspeó su garganta tragándose el dolor.

Zelo le miró sorprendido. Esperaba un “eres un idiota mocoso, si piensas que voy a dejarte ir así como así” o algo que le diera una razón para mandarlo todo a la mierda y besarle como tanto deseaba.

Pero no llegó.

Las pocas esperanzas que había intentado mantener se habían hecho añicos cuando comprendió que Yongguk ya no haría nada para mantenerlo a su lado.

Tal vez habían luchado tanto por estar juntos que ya no quedaba amor que defender…

Tal vez el destino solo buscaba algo con lo que jugar y tropezó con ellos dos…

Tal vez no estaban hechos el uno para el otro.

Tal vez en otra realidad paralela sí. Pero no en ésta.

Dirigió su mano al botón consciente de que una vez pulsado, de que una vez fuera de aquél ascensor, el mismo ascensor en el que compartieron su primer beso todo se acabaría.

Y así fue como lo pulsó, con el corazón en la garganta y a Bang Yongguk detrás sin hacer absolutamente nada para detenerle.

 

 

 

-Pero bueno, ¿es que piensas que puedes irte así como así después de hablarme de esa manera? –YoungJae le gritó llamando su  atención, y es que su novio a veces era tan sumamente idiota…

Nada más verle salir por la puerta fue detrás de Daehyun. No tuvo que caminar mucho puesto que el mayor esperaba el ascensor a unos cuantos metros. Se terminó por poner la chaqueta y se percató de que Daehyun no le había dirigido la mirada ni una sola vez, cosa que le molestó más.

-Mírame.

-¿Por qué esto no funciona? –volvió a pulsar infinitas veces el botón, se cansó y decidió ir por las escaleras.

-Daehyun, te estoy hablando!

-No quiero discutir ahora, YoungJae. –siguió caminando con el menor siguiéndole detrás.

-Eres tú el que está enfadado.

-No soy yo el que ha perdido la cabeza. –los escalones cada vez eran menos y YoungJae le detuvo agarrándole de la chaqueta.

Daehyun se giró y vio como los cabellos cubrían los preciosos ojos de su novio. Le acarició la frente apartándoselos y entonces comprendió que hiciera lo que hiciera y dijera lo que dijera no se cansaría de insistir. Y llegaría un momento en el que él terminaría por ceder también.

Porque sí, porque YoungJae era así, porque si YoungJae le decía que el cielo era verde él vería el puto cielo verde. Porque si YoungJae le miraba de la manera en la que lo hacía ahora no podía negarle nada. Porque hasta ahora no había encontrado a nadie como YoungJae. Porque le amaba, y cuando se ama a alguien de la manera en la que él lo hace soportas lo que haga falta…

-Déjame preguntarte una cosa. –YoungJae pestañeó esperando a que siguiera hablando. –Si te sigo diciendo que no, ¿crees que te cansarás de insistir?

-No.

-Como lo suponía. –se llevó la mano a la barbilla, cosa que molestó aún más a YoungJae.

¿Por qué le daba tantas vueltas? ¿Por qué no podía solamente aceptar a JongUp de nuevo y ya?

-Y, ¿crees que si sigues insistiendo cederé?

-No lo sé…

-¿Crees que si te digo que no, podrás perdonarme?

-No.

-¿Me seguirás queriendo?

YoungJae se quedó callado y él continuó caminado., cosa que sorprendió aún más al menor. ¿A qué venían esas preguntas si no iba hacer nada?

-¿A dónde vas?

-¿Enserio piensas que voy a permitir que un enano al que solo he visto dos veces en mi vida arruine nuestra relación?

-Yo ya no sé que pensar de ti.

-Empieza por “tengo al mejor novio de la tierra”.

-¿Eso quiere decir que vas a dejar que JongUp vuelva?

-Eso quiere decir que tienes al mejor novio de la tierra. –tenía el ceño fruncido pero en sus palabras se notaba cierto cariño que a YoungJae derritió por completo, se abalanzó sobre él con una sonrisa enorme en el rostro repitiéndose mentalmente que sí, que tenía al mejor novio de la tierra, y que era absolutamente suyo.

Suyo y de nadie más.

-Ahora suéltame que necesito ir a un sitio.

-¿A dónde?

-No creo que te guste saberlo…

 

 

 

Unos pies se ocultaban detrás de un basurero, llevaba convers, una mochila desgastada y el estómago vacío. ¿Hace cuanto que no comía? ¿Dos, tres días?

El dinero se le había acabado y las ojeras le crecían aún más. Observó como un señor con bata blanca se adentraba en el edificio y decidió hacer lo mismo. Se puso una gorra negra y las gafas que siempre llevaba. Ahora era un fugitivo intentado tontamente recuperar algo de su vida. Por lo menos si veía a su hermana se sentiría con fuerzas. Desaparecería ese sentimiento de querer abandonarlo todo.

JongUp solo quería dejar de sentirse perdido. Encontrar algo a lo que poder llamar “hogar”. Algo que lo hiciera sentir como en casa

Caminó por ese frío pasillo que tan bien conocía hasta dar con su puerta. La abrió y ahí estaba ella, con la bandeja de comida entera en la cama y asomada en la ventana.

Ahí estaba, esperando a que volviera, esperando a verle entrar por la puerta.

Y por primera vez en mucho tiempo ese sueño se hacía realidad. JongUp estaba parado en la puerta. Algo más delgado pero con su sonrisa de siempre.

-JongUp!

Se abalanzó sobre ella y le besó los cabellos.

-¿Estás bien? ¿No te ha pasado nada? –se refugió en sus brazos, sintiendo su calor y no supo si llorar de felicidad o de preocupación.

-Sí, estoy bien. ¿Tú cómo estás? Siento no haber venido antes. –juntos caminaron hasta la cama y al ver esa bandeja repleta de comida JongUp por poco y toca el cielo.

-¿No has comido nada en días, verdad? –preguntó más preocupada. Y es que era evidente. JongUp lo devoraba todo hasta atragantarse. –No puedes seguir así, hermano.

-Estoy bien. De verdad.

-Sí, ya lo veo… Escucha, si es por el hospital no hace falta que te preocupes.

-¿Qué dices?

 -Me siento mejor, ya no necesito estar aquí.

-Estás loca. –dio un mordisco enorme al bocadillo y su corazón se encogió. Sabía perfectamente que ya estaba mejor, solo que, ¿si salía del hospital que haría con ella? No tenía ni dónde dormir él, ¿cómo podía ocuparse de ella si apenas podía sobrevivir él?

-Deberías solucionar tus problemas, yo estoy bien, enserio.

-No tengo problemas que solucionar, y no, no estás bien.

-¿Enserio?

-Sí.

-Mentiroso. Dime que pasa.

-Es algo complicado…

-Bueno, pensaba ir a un baile pero podré posponerlo por ti –bromeó haciéndole reír.

-Está bien…

 

 

 

Pulsó el botón y para su sorpresa no pasó nada. Absolutamente nada. Volvió a pulsar y el ascensor siguió sin responder. Pulsó varias veces algo desesperado pero fue en vano.

-¿Qué pasa? –Yongguk se acercó.

-No va.

-Déjame a mí –Yongguk se acercó y pulsó de nuevo un tanto desesperado.

Era cierto. No funcionaba.

Volvió a pulsar con la respiración acelerada pero tampoco dio resultado.

-Yongguk para, que lo vas a dañar.

-No funciona –se le paró el corazón un segundo al darse cuenta que: a, estaba encerrado en un ascensor y b, era claustrofóbico. –¡No funciona!

-Yongguk cálmate. Es sólo un ascensor…–Zelo no entendía porqué el mayor se ponía tan histérico, así que intentó llamar por el móvil.

Sin señal.

-Genial.. –se giró y entonces le vio. Encogido en un rincón mientras con las manos se revolvía los cabellos desesperado. -¿Yongguk? ¿Estás bi…?

 -No se abre. ¡Las puertas no se abren!

-Tranquilo, pronto vendrá alguien... –se arrodilló hasta él, le sostuvo el rostro y vio por primera vez el pánico reflejado en sus ojos aguados.

-No lo entiendes, tengo que salir de aquí.

-Eres claustrofóbico… -susurró recordando la vez en la que el mayor le dijo que lo era.

-Quiero salir, por favor… -se intentó levantar ya que tenia el pulso acelerado.

-Yongguk mírame –el mayor empezaba a hiperventilar y a perder los nervios. –Mírame, estoy aquí, ¿vale? –le envolvió en sus brazos notando como su frente estaba empapada de sudor y su cuerpo temblaba del terror.

-Sácame de aquí, por favor…

 

 

 

 Himchan despertó y se percató de que había dormido todo el día. Estaba oscuro y al parecer no había nadie en casa. Salió de la habitación con la boca pastosa y se preparó un café.  Estaba a punto de tirarse al sofá cuando sonó el timbre.

Dejó la taza en la encimera y arrastrando las zapatillas, sin ganas abrió la puerta.

-¿JongUp? –se quedó helado al verle parado delante de él.

¿Era real? ¿Estaba ahí?

-Hola… -susurró bajando la mirada. Quiso decir algo más pero para ese entonces Himchan ya le besaba. No supo en qué momento se apoderó de su boca, pero lo hizo.

Porque Kim Himchan ahora mismo lo único que necesitaba era un beso antes de que se desvaneciera, porque eso debía de ser un sueño. Un precioso sueño del que ojalá nadie lo despertara.

Cerró la puerta y le arrastró consigo hasta la sala sin siquiera tener cuidado. En los sueños no se siente dolor.

Pero, si era un sueño, entonces ¿por qué parecía tan real?

-Himchan –intentó controlar sus besos sabor café pero Himchan no le escuchaba– Himchan, para…

-No eres real… –susurró con los ojos lagrimosos.

-Himchan, ¿qué dices?

-Por favor, cállate. –continuó besándole hasta hundir su piel entre los almohadones del sofá.

Era un sueño, se decía.

Un sueño, Himchan.

Pero era su sueño.

Y JongUp no volvió a pronunciar palabra. Las cosas más profundas son las que se dicen con el cuerpo. Y él tenía mucho que decirle.

Quería decirle que iba a hacer todo, absolutamente todo para no dejarle marchar otra vez.

Porque ahora mismo no le importaba si estaba huyendo de la justicia o si había alguien más en aquella habitación.

Porque le quería a su lado, porque ya le tenía entre sus brazos y se negaba a soltarle, porque era suyo y porque de vez en cuando no es malo ser egoísta. Porque el ser humano por naturaleza era egoísta. Y él era un humano. Un humano que cometía errores y que pagaba por ellos.

Porque como le había dicho a su hermana iba a solucionar sus problemas. Empezando por el hecho de recuperar a la razón de su vida. A la única persona que conseguía hacerle sentir completo.

Porque Kim Himchan le cuidaba.

Porque Kim Himchan era su escondite. En donde podía guardarse de todo lo malo.

Porque Kim Himchan mataría monstruos por él.

Porque Kim Himchan mataría sus miedos.

Porque Kim Himchan lo hacía sentir seguro.

Porque Kim Himchan para él era casa...

 

 

Notas finales:

Séh, algo corto pero aim so sorry

*les lanza infinitos besos* 

Hasta el prózzzzimo capitulo :3


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