Caminaba por las calles de Seul, necesitaba respirar aire, el invierno había llegado haciendo que la mayoría de la gente se encerrara en caferías guardándose del frio. El viento despeinaba su cabellera dorada mientras escondía sus manos en los bolsillos de la chaqueta. Daehyun había dejado de lado su vida y por una noche, tan solo una quería vivir como una persona normal, sin preocupaciones, olvidándose de la conversación que había tenido esa mañana con Yongguk, las luces iluminaban las aceras, pronto llegaría navidad, esos repetitivos villancicos le encantaban. Sus pasos eran constantes, llevándolo a ningún lado, tan solo quería perderse entre las aceras mientras pateaba infantilmente esa piedrita desde hacía ya rato, una patada, la piedra seguía su camino rebotando, otra patada, el ruido de ella cayendo contra el suelo era lo único que se escuchaba, una patada más, chocó contra unos zapatos ya desgastados. Levantó la mirada observando cuidadosamente cada rasgo de aquella persona parada enfrente de él. No, no podía ser, el destino le jugaba una vez más otra mala pasada, sus ojos se abrieron casi saliéndose de sus orbitas. ¿Era él?
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Caminaban sin prisas aún con las manos entrelazadas, parecía que ninguno de los dos se había dado cuenta de aquello, como que si su piel estuviera acostumbrada al contacto del otro. Yongguk con una sonrisa victoriosa, ni se molestaba en ocultarla, claro, después de ver la cara que se le quedaba a Himchan cuando Zelo le dijo que sería él quien lo llevara soltándole por ultimo un ‘y la moto me la llevo yo, así que búscate la vida’ tenía que celebrar su triunfo.
Zelo, sin expresión en su cara, solo se limitaba a observar de reojo a Yongguk, había que admitirlo, el mayor cuando sonreía tenía un aire tan adorable, casi inocente, aunque aquella sonrisa que tuviera fuera egoísta, le gustaba. Se sentía mal al pensar en el rostro de decepción de Himchan, no lo había rechazado por maldad, tenía que estar puntual en su trabajo, ya había llegado tarde antes, si seguía así a lo tonto lo despedirían y eso que apenas era su primer día.
Salían del portal en dirección a la moto, se acercaron y fue ahí cuando recién notaron que tenían las manos unidas, ambos la apartaron a la vez con brusquedad. Yongguk encendió la moto esperando a que el menor subiera.
Y así fue, Zelo tan solo se limitó a agarrarse contra el asiento para no caerse, Yongguk arrancó con brusquedad provocando que el pelirrosa se aferrara a su cintura por impulso. Sonrió ante aquello, había conseguido lo que quería. Zelo tan solo pudo ocultar su rostro entre las espaldas del mayor, con la velocidad hacia frio y eso le servía de refugio. Parecía que sus cuerpos ya se conocían, que inclusive se buscaran instintivamente queriendo el roce del contrario. Con la paz que se respiraba, el sonido de las llantas deslizándose por la carretera sintiendo el cálido tacto de la chaqueta de Yongguk en su mejilla y ese perfume, un perfume realmente adictivo que se colaba por su nariz terminó por cerrar sus parpados para poder disfrutar con más profundidad aquellas sensaciones que sencillamente parecían mágicas acompañadas de la luz de las estrellas.
Ambos maldijeron el momento en el que la moto se detuvo, Yongguk pensó que tal vez Zelo estaba dormido, se giró despacio mirándolo por encima del hombro.
-Estas dormido? –susurró, Zelo tan solo dijo que no con resignación –que crees que soy, tu almohada? –A quien quería engañar, se estaba tan a gustito así que sí, sí que quería ser su almohada. El pelirrosa levantó su rostro viéndole a los ojos, porque siempre era así de fastidioso? Observó con detalle aquellos labios de caramelo más rojos de lo casual por culpa del frio, bufó y revirándole los ojos se bajó.
-Tú... –aclaró su garganta, y mirando a otro lado estiró la mano con una bolsa que contenía la ropa del menor.
Se giró cogiéndola dispuesto a irse pero Yongguk seguía sosteniéndola, lo miró diciéndole con la mirada que la soltara pero el mayor ignoró aquello por completo.
-Tu… Himchan y tu… s-son… algo? –le costaba preguntarle aquello.
-Somos qué? –tan inocente sonó que Yongguk pensó al instante ‘Que eres tú? Idiota’ pero a esas horas Zelo no estaba consciente del todo y tras pensar unos segundos se dio cuenta realmente de a lo que se refería, quiso reírse de aquella absurda pregunta, pero no, tenía que conservar las formas.
-Eso a ti no te importa –fingió estar molesto.
-Me importa! –respondió automáticamente, porque le había preguntado nada? Zelo lo miró curioso esperando una respuesta –me importa… por-porque…por-q-que… no me gusta que gente que no conozco se pasee por mi casa como si nada! –fue lo único que se le ocurrió decir.
-Tranquilo… que ya no me veras más –le arrebató la bolsa.
-No he dicho que no te quisiera volver a ver.
-No somos nada –dijo caminando hasta la puerta sin voltear a verlo –Himchan… no es mi tipo –y tras aquello abrió la puerta, se giró y con una sonrisa, la más bonita de las sonrisas pensaba Yongguk, se despidió –Ten cuidado.
Sin duda tenía que volver a verlo. Y con una risilla de esas tontas volvió directo a casa.
Abrió la puerta, encendió las luces y se tumbó rendido en la cama, se preguntaba una y otra vez si había hecho bien. Remordimientos. Sonó el contestador y se quedó en silencio mientras escuchaba una vez más su voz, la voz de aquella chica que le preguntaba si estaba bien, que comiera mucho, que se cuidara y por último, que lo echaba de menos. Suspiró. El castaño abrió la mochila dispuesto a contar el dinero, bueno, contar el poco dinero que había conseguido, un día más se había pasado bailando y para que? Para conseguir unas cuantas monedas, sí, estaba seguro de que había hecho bien.
JongUp se levantó molesto dispuesto a tomar una ducha, ya la llamaría luego para darle las buenas noches.
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Y ahí seguía, con los ojos completamente abiertos y la mente en blanco, estaba seguro de que era él, ese chico, ese chico era el que estaba esa maldita noche, la noche en la que perdió a su padre durmiendo en el coche. Pero… como?
El rubio tan solo se disculpó y siguió caminando despreocupadamente mientras volvía a ponerse los auriculares dejando atrás a un petrificado Daehyunnie.