Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Crónicas de un Sueño Perdido por HinakoLaian

[Reviews - 15]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 Aquella mañana había despertado en mi cama, ya era Domingo y no sabía muy bien que era lo que había pasado. Amanecí de la misma forma en la cual me acosté: Tumbado bocabajo en la cama y con la cabeza girada hacía al izquierda, totalmente esparcido en la cama, como si mi cuerpo quisiera separarse del tronco, ya que cada extremidad apuntaba hacía un lado, haciendo así que los brazos y piernas cayeran prácticamente por fuera del colchón quedando de esta forma en el aire y colgando.

 

Sentía mi cuerpo entumecido, quizás algo adolorido o tenso, pero a la misma vez muy, muy cansado. Era como si hubiera estado en movimiento la noche anterior, me sentía más agotado aún que cuando me acosté después de la fiesta con Elías, no deseaba moverme para nada de la cama, quería seguir durmiendo más, pero algo era lo que me había despertado, y este algo no era ni el despertador ni el Sol que entraba por mi ventana al no haberla cerrado el día anterior, ni otra cosa por el estilo. Este algo era alguien.

 

-Seguro que eran sueños eróticos y si te das la vuelta te has empalmado... Porque sino ya me dirás tú quien es ese tal Gael y porque no te querías ir...-

 

Ante aquellas palabras, asustado me levante con el cuerpo adormecido, sintiendo un cosquilleo por todo mi ser que no me permitió estar en pie, y si no llega a ser por esa molesta persona que estaba a mi lado estaba seguro de que me hubiera caído al suelo de bruces. Me agarré con mis manos a sus brazos, intentando recuperar el equilibrio.

 

-Allen... si lo que pretendes es matarme porque te haya despertado de tu fantasía homoerótica... créeme que así vas muy mal-

 

Alcé en ese momento la cabeza, para encontrarme de lleno con mi, en ese momento nada querido, amigo Elías. El rubio le miraba con aire de suficiencia, como si todo lo que hubiera dicho fuera completamente verdad. Tras recuperar algo la compostura me separé de este para sentarme en la cama con la cabeza agachada: regresaba a morirme de sueño, de mucho sueño.

 

-¿No me vas a decir como era el sueño erótico?-

 

-Cállate... no tenía ningún sueño, en verdad ni recuerdo lo que estaba soñando... y no, no estoy excitado... así que para las burlas-

 

-Jamás te despertaste de tan mal humor... y mira que ya son las doce del día, creí que con lo madrugador que eras ya que habrías despertado-

 

-¿Tan tarde?... Que raro, no escuché el despertador-

 

Me levanté de la cama para tomar el pequeño despertador de plástico redondo y rojo con el fondo en blanco y números en negro, el típico despertador que solía haber en todas las casas, para darme cuenta de que la alarma si que estaba puesta pero era como si alguien la hubiera quitado. Supuse que habría sido yo en el sueño de la mañana quien, adormilado y sin ganas de nada, lo apagué, aunque de forma lógica no me acordaba de nada.

 

-Estas verde media pieza-

 

-No me llames mas así... Elías ya cansa... ¿Y qué es eso de que estoy verde? ¿Otra vez lo tuyo de tratarme como a un bebé porqué aún no lo he echo?-

 

Mi mal humor mañanero se estaba creciendo por momentos, no sabía que hacía aquí mi mejor amigo un domingo, pero tampoco sabía el porque estaba tan sumamente cansado, y el echo de que siguiera hablándome como si me faltara algo para estar completo, vamos como si yo fuera un robot o una pieza extraña de coleccionista rota.

 

Mire a este para que me diera una explicación antes de que lo echara de casa, no solía comportarme así, sino todo lo contrario, por lo cual ni yo mismo entendía que era lo que me estaba pasando. Tendría que tranquilizarme antes de alborotar me del todo y por lo tanto acabar teniendo una pelea con Elías, cosa que jamás había pasado desde que nos conocemos. Al girarme para dejar el despertador el cual aún tenía en las manos, lo escuché tirarse a mi cama con la total confianza de siempre por lo que regresé a mirarlo como antes, con aquel inusual enfado.

 

-Mira que estas borde cuando te levantas... ya no vengo más por las mañanas... y si digo que estás verde, es porque tienes todo el culo verde, como si te lo hubieras pintado o restregado con hierva-

 

Aún sin llegar a creerlo, y pensando que me seguía tomando el pelo, giré mi cabeza tomando un poco el pantalón hacía la derecha... y efectivamente así era. Mi trasero tenía manchas de refregones verdes, como de hierva o césped fresco, pero era imposible pues por aquí cerca apenas estaba el parque al cual no había ido desde hacía días.

 

-Es raro... te juro que no he ido a ningún lado desde que me dejaste en la puerta de mi casa anoche, además de que no iba tan borracho como para no acordarme de lo que hice, tu me viste lo que tomé-

 

-Las tomarías a mis espaldas seguro... pero anda cámbiate no he venido a verte por nada-

 

Lo eché del cuarto para poder cambiarme tranquilo, por muy hetero que Elías fuera, yo seguía siendo gay y me daba aún vergüenza estas cosas, no es como las chicas que no le parece importar pues se tienen confianza... y ya se que en los vestuarios de los institutos los chicos se cambian juntos, pero en mi caso siempre esperaba a ser el primero o el último para no tener que hacerlo.

 

Al quitarme los pantalones el anillo el cual mi abuela me había regalado apenas el día anterior, había caído de estos, me fijé entonces de que no lo había tenido puesto cuando me fui a dormir, pero que tampoco estaba guardado en el pantalón, sino que más bien era como si se hubiera enganchado en uno de los hilos rotos que este tenía, como si lo hubiera tenido agarrado en mi mano sin ponérmelo y que al dejar caer los brazos este hubiera quedado allí. Por aluna razón sabía que esto había sido así... pero por otro lado era incapaz de entender el motivo por el cual lo sabía.

 

Tras dejar las cosas que no entendía atrás, me cambié como me había dicho Elías, colocándome un simple chándal, siempre he ido más cómodo con ellos, y tendría que dejarlos al acabar el verano pues por desgracia La Escuela Media Superior de mi pueblo y los dos adyacentes solo daba el primer año, aunque por otro lado era una serte ya que Elías ya había ido y sabía lo que era.

 

Salí de mi cuarto con ganas de un buen café, el cual me esperaba en manos de Elías, me lo tomé allí mismo en el pasillo, sin hacer intento de moverme hasta que la cafeína inundara mi cuerpo, pero no tuve tanta suerte, pues al último sorbo rápido fui arrastrado escaleras a bajo y dirigido a mi salón-comedor, el cual necesitaba muebles nuevos con servicio de urgencia.

 

-Odio este sitio media pieza... ¿Cuando vais a cambiar esos sofás verdes? Tienen más años que nuestros abuelos juntos... y eso ya es decir-

 

Elías tenía razón, esta casa era de los padres de mi padre, lo que es decir, de mis abuelos paternos y esta habitación había quedado casi como cuando ellos aún vivían. Dos viejos sofás verdes descoloridos, los cuales estaba seguro de que dentro tenían que tener polillas, adornaban la sala dándole un aire antiguo y muy viejo el cual junto con la mesa de la pared en donde solíamos comer de roble viejo y el mueble del televisor... daban un espectáculo parecido al del viaje al pasado.

 

-Sabes que esto es cosa de mi padre, dice que han estado aquí desde que él tiene memoria, así que les gusta conservarlos... y mientras aún nos podamos sentar en ellos no los tirará... por desgracia los muebles antiguos están mejor echos que los muebles nuevos-

 

-Como futuro decorador de interiores... esta sala me hace daño-

 

-...Y luego dices que no eres gay-

 

Con un suspiro de mi amigo, pues si él se metía conmigo por mi virginidad, yo lo hacía con él por sus gustos sobre los estudios de interiores. Se sentó dejándose caer sobre el primer sofá, el que estaba colocado al lado de la puerta. Pero aquel aire triste le duró muy poco, de echo menos de lo que yo habría deseado, pues cuando iba a sentarme a su lado para preguntar que pasaba, se levantó raudo como el viento y acabemos por chocar nuestras cabezas.

 

-¡Elías! Deja de tener cambios de humor drásticos!-

 

-No son cambios de humor Allen.... quería darle dramatismo a mi historia-

 

-¿Te has vuelto a tirar a alguna?-

 

-No soy tan salido-

 

-¿No? Entonces fuera de mi casa... tu no eres Elías-

 

-Y luego dices que me quieres... dejemos de bromear hemos de hablar de cosas serías-

 

Tras echarme una de esas miradas que me había echado durante años, una de esas que nada más verlas deseabas correr, huir y cambiarte de nombre, de ciudad, de país de familia... e incluso hacerte la cirugía para que de esta forma nadie pudiera reconocerte y este rubio no te pudiera encontrar... comenzó a acercarse a mi, por lo cual yo, por acto reflejo empezaba a retroceder hasta quedar contra la pared del otro lado del comedor.

 

-E-Elías... te lo juro... me das miedo-

 

-Ahora mismo deberías de correr hasta un sitio en el cual nunca pueda alcanzarte...-

 

-No harás que me meé encima... pero me dejarás al borde. Dime ya que pasa-

 

-Una fiesta...-

 

-¿Otra? ¿Para eso me asustas?-

 

Suspiré aliviado y extrañado por la falsa alarma de Elías, mientras que ponía ambas manos en el pecho ajeno, separándole de esta forma de mi mientras que comenzaba a regresar al sofá, antes gracias al cabezazo dado no me había podido sentar, pero ahora que no estaba suponía que no habría problema. Error. Apenas cundo faltarían unos tres o cuatro pasos para lograr alcanzar mi objetivo me agarró del brazo para retirarme del mismo, fue entonces cuando se subió al sofá en pie y aún con aquellos tenis que tenían más años de los cuales pudiera recordar... y pude ver como tomaba de la mesa lo que parecía un posted o cartel de algo, no tuve que esperar demasiado tiempo para ver de que era, aunque enseguida lo alzó en lo alto, dejándolo casi pegado a mis narices... aunque solo la parte baja del mismo.

 

-¡No es otra fiesta es LA fiesta!-

 

-Solo es al festa municipal del pueblo... ¿por qué tanto alboroto por eso?-

 

-¿Por qué va a ser? Allan... te he apuntado junto conmigo para los preparativos organizativos ¡En una semana estarás otra sin dormir! Aprenderás el arte del ligoteo tras la barra... y te sacarás un dinero extra para la acedia y residencia de este año, auqneu en verdad solo serán dos noches-

 

-¿Ves? Sabía que tenía que ver algo en relación con unas chicas...-

 

-No es solo para mi, media pieza... sabes que estás falto de dinero-

 

Elíah tenía toda la razón en lo que estaba diciendo, mis padres estaban algo agobiados por el echo de mi próxima partida a la ciudad a finales de verano, pues al no poder estudiar en los pueblos cercanos y tener que trasladarme, habría que pagar residencia más la escuela... por no hablar de los demás gasto, como lo eran la manutención, libros y otras necesidades básicas las cuales seguro que tendría... y esto solo si no me surgían otros gastos innecesarios o imprevistos. Suspiré dándole la razón a mi amigo y tomando el cartel/posted que aún sostenía en alto para que yo lo viera y así poder leer bien lo que ponía.

 

-Así que en dos semanas tendré que currar detrás de la barra...-

 

-Es solo una de tus funciones, solos nos apunté aún no me han dicho nada, por lo menos de que haremos, pero si de que estaremos trabajando en la parte municipal de la feria-

 Logré que bajase del sofá tras tirar un poco de su manga, y tras esto comencé a leer con mas detenimiento las actividades que había. Casi todas eran actividades diurnas, talleres de diversos tipos como el origami, o centros de flores, otros puestos de los más típicos como los eran la comida... pero tomando también la parte más oriental de la mezcla de culturas este año el festival Tanabata sería algo diferente, o por lo menos el primero ya que se haría tanto e 7 de Julio, como un mes después el 7 de Agosto... y aquí entraba yo, siguiendo con muchas culturas orientales habría ''La barra'' que no era más que un sitio para la gente joven, un sitio al que ir después de ver arder en el lago las ramas de bambú con tus deseos.

 

Dejé el cartel a un lado y acompañé a Elías a la puerta... el cual tenía una cita, de la cual me echaba a mi las culpas de haberla retraso ya que solía quedar con una chica diferente cada Sábado, o como mucho aguantaba con la misma cuatro Sábados si había suerte. Si me paraba a pensarlo jamás lo había visto enamorado. Y así en poco rato me quedé solo, no sabía en donde estaba mi familia.

 

Subí a mi cuarto estirándome un poco, sintiendo aún como mi cuerpo estaba agarrotado, exactamente iguala cuando pasaba mucho miedo. Quizás hubiera tenido una pesadilla aunque era de sueño ligero. Nada más llegar a mi cuarto dejé el anillo que me había regalado mi abuela en un estuche, algo parecido a un joyero, pero no lo era sino era más bien una caja de madera marrón claro, incluso sin lijar bien y con la tapadera algo escacharrada, pues tenía unos grilletes o muelles que ya estaban un tanto estropeados o casi rotos.

 

-Esto esta echo un desastre-

 

Con la mente fija en las próximas dos semanas de preparación, me enfrasqué en la complicada tarea de adecentar mi cuarto, pues un día sin tocarlo y no entendía el como había sido capaz de llegar a tan lamentable estado... en momentos así agradecía no tener mascotas que se pudieran perder en este desastre o incluso empeorarlo mas. Tras acabar de limpiar todo... justo a la hora de la comida... olvidé que me había quitado aquel anillo.

 

 ~~

 

 

Las siguiente semana fue muy ajetreada y apenas tenia tiempo para mi casa o para mirar cosas como la residencia, por lo que decidí postergar todos los asuntos académicos para cuando este desastre acabase, pues además por las noches lo pasaba demasiado mal y no arpaba de despertarme, como si me faltase algo o como si por el contrario, de forma absurda, no tuviera que estar en mi cuarto.

 

Al contrario de lo que pensaba, Elías se comportó como todo un chico responsable y no pensó en chicas por primera vez en mucho tiempo. Creía que me tendría que encargar yo del trabajo de todo, como lo hacía en las demás celebraciones o eventos del grupo, pero al parecer con mi cumpleaños el que maduró fue él, y así lo pensé durante muchos meses.

 

Las cosas no paraban de llegarnos con retraso, el paseo junto al lago tenía la mitad de los puestos que se deberían de poner, así como los actores los cuales se contrataban para la representación de la popular tradición de ''La princesa y el Pastor'' los cuales solo pueden reunirse una vez al año, habían decidido que este año querían obtener más beneficios y si no era así se negaba... los ayudantes, la gente del pueblo que se ofrecía voluntaria para arreglar y encargarse de los puestos y la decoración era mucho menos que otros años, motivo el cual aumentó mi extres y el de Elías al encargarnos de más cosas de las cuales deberíamos.

 

-¡A este paso renuncio! Me da ya igual el dinero que obtendré para mis estudios-

 

-Media pieza, deja de ser un niño haz el favor-

 

-No dirías lo mismo si no tuvieras intereses ocultos... nos están dando más trabajo del normal... no se porque la gente no quiere ayudar en este festival... la historia que nos trasmite en Tanabata es de las más bonitas que tenemos... un amor que supera todo... dos amantes que solo pueden verse una vez al año...-

 

-... Y los separa un río, tan grande que no los permite juntarse, y tal es su amor que las urracas se ofrecen para crear un puente que los una...-

 

-Muy buena Tom, pero como dices y como nuestra media pieza olvida, para verse han de trabajar... así que no te quejes y al curro.

 

Me había sonrojado al ponerme a relatar en corto la historia, con mis propias palabras y que otra persona, aunque fuera Tom, uno de mis amigos, la hubiera acabado justo, justo como estaba en mi mente. Este había aparecido de la nada, sin ser avisado, pues no participaba en absoluto en la preparación del festival de Tanabata, al creer que esas cosas no iban con él y que se debía de dejar el pasado en el pasado.

 

Miré a mi amigo aún con aquel leve sonrojo, pero intentando regañarle por como había aparecido interrumpiendo de esta forma mi relato de dicha historia. Este parecía importarle bien poco pues se sentó al lado de nosotros quitándonos uno de los bocadillos que nos habían dado para reponer las fuerzas por el trabajo.

 

-¿Qué haces aquí? A ti no te gustan estas cosas-

 

-Y no me gustan, para nada... pero María, mi Diosa griega...-

 

-Que dos amigos más civilizados tengo...-

 

-... mi Diosa Griega me ha pedido que vengo a echaros una mano para que no metáis la pata, o al menos para que Elías no intente buscarte pareja o se valla detrás de alguna falda. En otras palabras: Me necesitáis-

 

Ante aquello los tres no pudimos contener unas risas, pues si Elías era un ligón de primera, Tom era la responsabilidad en persona, y mas aún si era María la que le pedía algo, si se daba este caso todos podíamos dar por sentado que el éxito estaba asegurado.

 

-¿Y dónde está esa pesada?-

 

-Elías... ya se que no te cae del todo bien bien, pero podrías hacer el intento-

 

-Es una manipuladora con Tom, y lo sabes ¿Cuánto hace que no salimos los tres juntos? Desde que ellos empezaron a salir... todo coincide... las chicas han de ser solo diversión, yo no pienso dejar que ninguna me cace-

 

-Elías... nuestro romántico empedernido...-

 

Con la ayuda a partir del segundo día de Tom, pudimos cumplir los plazos para que el 7 de Julio todo fuera un éxito, o por lo menos la parte que nos tocaba. El Ayuntamiento seguía sin querer retirar una de las atracciones principales del evento: El teatro representativo del festival de Tanabata, pues aún no habían logrado llegar a un acuerdo económico con los actores de la función, cosa que hacía que al resto de trabajadores la tensión nos subiera, pues de no tener esta representación todo el esfuerzo no habría valido la pena.

 

Apenas a un día del evento, notaba como no podría asistir a este, mi cuerpo estaba cansado, entumecido y agotado... por las noches seguía despertándome de forma continua, como si me faltase algo, como si no tuviese que estar en mi cama... y esta sensación me angustiaba. Aquel día Elías y yo estebamos en la puerta de mi casa después de haber echo todo el trabajo que nos quedaba.

 

-Estoy seguro de que eso solo es por el agobio que tenemos encima, después de estas noches todo se arreglará y podrás volver a dormir, así que deja de preocuparte... tienes el resto del día para ti ¿Porqué no aprovechas y te tumbas un rato? Mañana será un día duro-

 

-Elías... no puedo, además de que por otro lado está el echo de no saber si se celebrará la actuación teatral o no... y de no hacerse no queda de otra más que de trabajar más para suprimir eso... y todo en una tarde, los artistas son unos aficionados y el alcalde no sabe hacer las cosas...-

 

-Y tu te tomas todo a pecho-

 

Sin dejar que yo pudiera decir nada más, me tomó del brazo y me levantó haciendo que de esta forma entrase en mi casa, y poco después a mi cuarto, casi recién arreglado del día anterior. Me tumbó en la cama y me tapó con su chaqueta, aunque intenté levantarme no pude al notar como se sentaba encima mío, quitando de golpe la respiración.

-E...eres un béstia...-

 

-Quizás pero no me levantaré hasta saber si vas a dormir o no, aunque por tu cara algo me dice que no lo harás... está bien hagamos otra cosa, yo me levanto y te devuelvo el aire, pero tu te quedas dormido en tu camita esta tarde mientras el gran héroe Elías va ha arreglar lo de la función-

 

Sabía que no podía ganar contra él, por lo cual solo asentí ante su pregunta, logrando así que se levantase y tomara su chaqueta, para después taparme con las mismas sábanas de la cama. No tardé mucho en estar solo y aproveché para intentar dar un pequeña cabezada, quería intentar dormir como le prometí a Elías... De echo parecía que lo iba a conseguir, pero justo en el momento en el cual estaba a punto de eso... noté en mi boca un extraño sabor. Abrí los ojos sorprendido, sabía que el sabor me era conocido, pero no sabía el porque y mucho menos el motivo por el cual tenía un sabor extraño en mi boca.

 

Durante un rato, apenas unos minutos, estuve tumbado en mi cama sin hacer nada más que cerrar los ojos intentando recordar el porque era tan importante tanto el sabor como esta sensación de que me faltaba algo. Mosqueado por lo mismo bajé a la cocina a beber agua, pero no saludé a los que estaban allí, de echo ni me fijé, solo tomé el agua y regresé a mi cuarto a tumbarme en la cama... o esa era mi intención... al pasar por el lado de mi escritorio vi una caja olvidada, ahora semioculta por unos libros de texto del curso anterior, los cuales no había guardado aún. Con cuidado, como temiendo que algo malo pudiera pasar o se rompiera lo que tenía dentro o ella misma, la tomé entre mis manos y la abrí, revelando de esta manera el anillo que me regaló mi abuela. En ese momento regresé a sentirme tranquilo, por lo cual sin más me lo puse y regresé a dormir.

 

Caía, noté aquella peculiar y ya algo conocida sensación de caer al vació, pero ahora no estaba tan asustado o tan aterrado, seguía sin saber que pasaba o a donde iba... pero sabía que no era nada malo, y que allí estaría a salvo.

 

Como unas noches atrás, abrí los ojos, esperado ver unos ojos negros que me miraban, unos ojos negros que estaban al otro lado de un prado, junto al camino de árboles... pero me había equivocado. Ahora estaba justo en el lugar en el cual dejé a Gael noches atrás: Al lado de los tres pozos. Miré en todas direcciones... pero al parecer estaba solo allí, hoy no vendría nadie a guiarme ni a cuidarme... este echo hizo que me encogiera sobre mi mismo, abrazando a mis rodillas... pero al hacer eso vi al lado del pozo de mármol unas marcas... unas marcas que eran exactamente los días que habían pasado desde que me fui de aquel sitio, por desgracia no pude ver nada más ya que regresé a verlo todo negro y me desperté en mi cama, esta vez era mi móvil el que me despertó.

 

-¿Diga?-

 

-¿A qué no sabes quien es un genio y a arreglado el espectáculo?-

 

-¿Elías? Estaba durmiendo...-

 

-Cascarrabías... ¡Yo! María se sabe la obra así que hará de protagonista y su grupo de teatro el resto de los papeles, así que vente ahora mismo... tendremos que estar toda la noche sin dormir para arreglar esto-

 

Y sin más colgó. Suspiré y me levanté regresando a quitarme el anillo, no recordaba nada de mi pequeña siesta, así que me quité el anillo dejándolo en su sitio, tenía miedo a que se perdiera.

 

~~

 

Las siguientes horas fueron un caos, la gente estaba agotada, pero teníamos que preparar todo en apenas 12 horas o menos. La noche se nos hizo demasiado corta para tantas cosas por hacer y encima solo estábamos los voluntarios más el grupo de teatro. Por suerte todo estuvo listo a tiempo y parecía casi de profesional, al menos a nuestros ojos.

 

-Estoy agotado-

 

Un coro silencioso de cabezas asintieron, como para asumir suya la frase, mientras que estábamos tumbados por el suelo del escenario apenas a las diez de la mañana, esto no duró mucho, quizás solo una media hora, antes de que nos informaran de que todo los eventos comenzarían. Como pudimos nos arrastremos hacía la salida, en dirección a las casas, necesitábamos dormir la mañana pues la tarde y la noche serían agotadoras. Y así fueron.

 

A las seis de la tarde ya estaba, junto con Elías, ordenando las cosas para la gente joven detrás de la barra, casi habíamos descuidado nuestra tarea principal, aunque por surte sabíamos que nos pagarían más de lo dicho al principio, gracias al trabajo extra realizado. Y unas horas más tarde, antes de que esto empezara decidimos ir a ver actuar a María, aunque había tenido que ponerse una negra peluca, sus cabellos rubios de griega no pegaban con los azabache de la princesa.

 

La actuación, para haber sido precipitada fue un autentico éxito, empezó a las 9 de la noche y a las diez y media ya había acabado, pues habían escogido la versión corta, la gente quedó encantada, pero sospecho que quien más disfrutó fue la protagonista, siempre amó actuar.

 

-¿Cómo lo conseguiste? Se que no la soportas-

 

-Tu querías que esto saliera bien, así que solo usé mis encantos y ella cayó rendida-

 

-... Elías, nos conocemos demasiado bien, tu no harías eso, sobre todas las cosas María es la novia de uno de tus amigos-

 

-Uno estúpido, pero si... a ver, solo le dije que estabas agobiado y que tu salud dependía de ello... sabes lo sobre protectora que es contigo y con Tom, así que no pudo negarse, además de que sería la estrella del día, una una persona tan egolatra es lo mejor...-

 

-Sigo sin saber porque te cae tan mal con lo buena que es... pero gracias... de verdad-

 

Abracé a mi amigo, mientras que nos íbamos a nuestro puesto en la barra, a esperar que se hicieran las doce y media para así poder hacer el que en verdad era nuestro trabajo, cuando recordé el otro evento especial del día... de verdad deseaba poder ir, sin más tomé con fuerza la mano de mi amigo y tiré hasta llegar a la orilla del lago.

 

-¿Qué hacemos aquí?-

 

-Solo espera... un momento-

 

El segundo evento del día, pero el más importante estaba aquí. Como la tradición citaba, los chicos escribían sus más férreos deseos en una hoja de papel con tinta, y tras eso las ataban a unas hojas de bambú, puestas en el río todo el día del evento... para a las doce de la noche que estas fueran quemadas y de esta forma sus deseos se cumplieran. Yo escribí mi deseo, era sencillo... solo quería poder dormir y encontrar el motivo por el cual estaba tan mal... al principio creí pedir otroa cosa... pero si mi 17 cumpleaños ya había llegado y no había sucedido era que jamás pasaría.

 

-Listo... ahora podemos irnos-

 

-¿Lo dirás en broma no? Yo también escribiré algo y no pienso decírtelo, y para asegurarme de que nadie lo quite nos esperaremos hasta el final del evento cuando todo se queme, ¿Por qué no vamos a por unos bocadillos?-

 

Intrigado de que era lo que había escrito y colgado, asentí para ir a buscar algo de comer. Nos quedemos toda la noche sentados en al orilla, en primera fila para así ver como los encendía, yo por mi parte me iba quedando dormido, así que me dejé apoyar en el hombro de Elías, el cual me abrazó contra si.

 

-Mira que no traerse chaqueta...-

 

-Cállate... tu solo la traes porque así puedes ligar si alguna chica tiene frio... no se como te funciona-

 

-Pues funciona, tu ahora solo no te duermas media pieza-

 

Sonreí cerrando los ojos, sabía que no podía quedarme dormido, pero era lo que más deseaba ahora mismo... más de una vez daba cabezadas y Elías tenía que despertarme. Por suerte no se tardó demasiado tiempo en llegar las doce de la noche, momento en el cual todos los asistentes nos levantemos del suelo para ver como el bambú, con nuestros deseos, ardía.

 

-Es... hermoso-

 

-A ti todo te lo parece... pero si, esto tiene algo bello-

 

Cuando todo estuvo quemado, me fijé en el humo... entonces me quedé helado, mis ojos se abrieron como platos incapaz de creerme que era lo que estaba viendo. A la media noche vi como la tradición hacía que las hojas de bambú se quemase, que ardiera en el viento de aquel lago cercano a nuestros hogares. Mientras que aquellas ramas ardían con los deseos enganchados en ellas, notaba a mi corazón acelerado golpear con más fuera aún de la que recordaba, como si hubiera olvidado algo importante pero no sabía el que era... Entonces fue cuando lo vi. El humo de todas aquellas ramas y deseos, el humo que se extendía a lo lejos... formó su figura... y recordé el porque tenía que volver a ponerme el anillo, el porqué era incapaz de descansar como era debido.  


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).