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Cosas típicas de instituto. por Naoko-san

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Notas del fanfic:

Espero  les guste, un original que tengo rondando desde hace tiempo! No lo subí antes por que dije que tendría listos los primero cuatro capítulos antes de subirlo:)!

Por cierto,cada capítulo lo narra un personaje distinto. 

 

Notas del capitulo:

Espero les guste~!

Uno: Matthew Jäger.

Odio este lugar, los odio a cada uno de los que están y ellos han de odiarme a mí. ¿Por qué no hacerlo? Si lo único que he recibido a donde quiera que voy, son miradas de lástima u odio. Siempre me han mirado así, sólo por ser hija de ella. No tengo la culpa, ella la tiene. Pero tampoco me molesta que me tengan mala, soy sarcástico, soy irresponsable y me gusta mirar con desdén. No por que me crea mejor, no. Simplemente me aburre que se apiaden de mí por lo que hizo ella, no me gusta ser mirado con pena por simplemente ser como soy. No me interesa tener amigos, nunca fui afectivo a las relaciones y jamás lo seré.

Vivo con mi hermana mayor pero prácticamente vivir con ella, es vivir solo. Y tampoco me disgusta, pero tampoco me agrada la idea de estar solo siempre; pero es como que mis abuelos y mis tíos jamás les agradé, por mi actitud simplemente me pagan la pensión, me dan para alimentarme, me pagan el colegio entre todos, pero nadie quiere hacerse cargo de mí. Todo por que dicen que terminaré como mi madre: muerto en una zanja, totalmente drogado y con una hija de diez y un niñato de dos.

Así terminó ella, se suicidó luego de haberse drogado para confesar en su nota de suicidio, de que había cometido unos horrorosos crímenes. Abusó de unos cinco niños para luego asesinarlos, al igual que mató a mi padre. Aquellos niñatos si siguieran con vida, deberían tener mi misma edad. Suelo ser mirado con pena y odio, por que dicen que soy igual que ella. Tengo sus mismos ojos y casi el mismo cabello, ella era mucho más pálida de lo que yo soy, pero igual tenemos mucho parecido. Lo cual me cabrea, para mi es una hija de puta que no supo afrontar su vida.

Y eso sería mi hermoso pasado, ahora estoy parado en éste salón, mirando a un montón de estúpidos que me miran. Tienen sus ojos posados en mí, sentí a un par de mujeres suspirar. Y yo sólo sonreí, queriendo atontarlas. Por otro lado, noté como cuchicheaban al fondo, escuché mi nombre y el de mi madre, sí, ya habían adivinado quién soy.

Tampoco tengo el expediente limpio, como sabe el estado de mi situación actual me vigila mas no le importa, sólo lo hace para preservar las apariencias. De vez en cuando recibo un sustento pero jamás nadie se preocupó por nosotros. Tuvimos un tutor que duró hasta que tuve diez, mi hermana al tener la mayoría de edad decidió hacerse cargo.  El estado, complacido de no tener que pagarle a alguien, nos dejo a nuestra merced.

Como decía, no tengo la mejor reputación en los barrios. Como vivo prácticamente solo, tenía que entretenerme de algún modo. Siempre me ha gustado meterme en peleas, y como soy bajo y delgado, puedo escabullir rápidamente cuando se pone difícil, pero tampoco pasa siempre. Tengo la mano dura aunque aparento ser un niñito llorón, tiendo a ser ágil y tomé cursos de pelea. Una vez estuve en un reformatorio hace un par de años, duré un par de meses allí, cosas pequeñas. Bah, ahora todos hacen escándalo por todo, por eso tengo los papeles manchados. Piensan que por que soy hijo de una asesina terminaré igual que ella.

Pero considero que mi existencia es para demostrar lo contrario, que aunque tenga la pinta de drogadicto o de que jamás haré nada en mi vida, tengo pensado todo lo contrario. Ya se las verán, hijos de puta. Por haberme juzgado tan sólo viendo mis papeles, les demostraré que valgo, que Matthew Jäger será más de lo que fue mi madre.

Dejando mi tema existencial de lado, miré nuevamente a mis compañeros. La profesora, que lucía una estúpida sonrisa habló —Él es su nuevo compañero; por favor sean amables. Su nombre es —carraspeé interrumpiéndola, ella me miró esperando que dijera algo.

—Se hablar por mí mismo; gracias —corté y ella frunció el ceño, yo sólo sonreí de manera satírica—, mi nombre es Matthew Jäger, no me interesa el suyo, ahora iré a sentarme.

Miré a la profesora y ella asintió, todavía algo molesta por mi actitud. Miré al fondo, odiaba sentarme adelante, allí no podía escribir tranquilamente. Al fondo había un grupo mirándome, pero tampoco importados en mi presencia, sentía su mirada pero no estaban realmente allí. Vi a un chico que estaba solo, simplemente me acerqué y me senté. Me miró escéptico, y yo sólo sonreí.

—¿Piensas qué puedes sentarte acá libremente? —gruñó, su voz sonaba enojada. Qué divertido.

—Sí –corté, para apoyar mi mentón en mi mano. Él sólo resopló, resignado, para volver a atender la clase. Intenté hacer lo mismo, pero escuchaba cuchicheos sobre mí, idiotas. Siempre hablan, en todos lados es igual.

Sentí una mirada sobre mí y alcé la mirada, era una chica que estaba sentada delante de nosotros. Sonrió al verme, y la miré de pies a cabeza. Sí, ¿conoces el típico estereotipo de chica puta? Ella lo era en toda la palabra. Rubia oxigenada de cabello hasta los hombros, desordenado. La blusa abierta hasta mostrar el escote, falda corta y medias subidas hasta medio muslo. De ojos grandes y de color verde, mirándome con una sonrisa Colgate y lápiz labial rojo carmín. Era exactamente igual al estereotipo. ¿Qué querrá?

Le devolví la sonrisa, aunque me molestase como me analizaba, estaba acostumbrado a sonreír por todo. Mi sonrisa es hipócrita, ¿Y qué más da?

—Mi nombre es Julie –sonrió tendiéndome la mano. Al escuchar su nombre, fruncí el ceño por reflejo. Se llama igual que mi difunta madre, ella al parecer notó mi deje de incomodidad por lo que expandió su sonrisa aún más —, lamento llamarme igual que ella.

Al mencionar eso,  volví a sonreír —No lo lamentes, creo que lo de puta se traspasa a través de los nombres ——mascullé. Ella río,  pero sentí un golpe en mi brazo, tampoco dolió mucho, no es como si jamás me hubieran dado una paliza. Miré al estreñido de a mi lado, y estaba enojado.

—No le hables así a mi hermana –gruñó. Bien, había hecho enfadar a éste idiota y resulta que la putita es la hermana. ¡Qué hermoso! Si los miro tienen gran parecido, pero no quise fijarme en eso. Para calmar las tensiones, volví a sonreír y le tendí la mano a la rubia, que aceptó gustosa.

—Como ya mencioné, a menos que seas sorda, mi nombre es Matthew.

—Yo soy Julie, y él –señaló a su hermano que me mató con la mirada—, él es Deryl.

—Deryl… —ronroneé para sacarle de sus casillas, sólo apretó los puños tratando de no golpearme. ¡Qué entretenido! Algo que era uno de mis pasatiempos favoritos, era sacar de quicio a los demás. Pero luego de un rato, él parece que me ignoraba, por lo que dejé de molestarle, resoplé y me resigné. Volví la atención al frente, aun sintiendo cuchicheos sobre mí. Joder, qué molestia.

El imbécil a mi lado es bonito. Sí, soy homosexual, marica, como queráis llamarlo. ¿Tiene algo de malo? Si no te gusta, vete. ¡Ve, corre! Tampoco es como si me importase quién presencia lo que digo o lo qué no, al final siempre estaré solo.

Cómo decía, el imbécil a mi lado tiene buenas facciones. Es más alto que yo, ha de sacarme quince centímetros. Tiene el cabello claro, de un café ceniza. De ojos azul oscuro, y es totalmente pecoso. Me fijé en su perfil, tiene la nariz recta y delgada. Tiene el cabello corto, no tiene flequillo y veo que tiene filtraciones de negro. ¿Era teñido? Pero qué mariconería.

También noté que tenía las uñas pintadas de color negro. Ya, soy homosexual pero odio esas mariconerías del maquillaje. También noté que tenía perforada la ceja y el labio inferior, y mientras hablaba noté que también la lengua la tenía atravesada por una perforación. Qué asco, pero no te negaré que es algo sumamente sensual. Que contradictoria mi forma de pensar.

Volví a concentrarme al frente, sintiendo las risitas de Julie adelante, no se contenía. Tenía todo la pinta de vendida, pero al parecer no era tan al estereotipo. Durante clases la vi respondiendo la mayoría de lo que la maestra preguntaba, y de manera correcta. ¿Quién sabría que una rubia podría hacer eso?

Cuando terminó la clase, me levanté para limpiarme el pantalón, Deryl me miró raro —¿Qué? ¿No puedo sacudirme el pantalón para alejar las bacterias que pude haber pegado de ti?

Su cara fue épica, apretó la mandíbula y frunció el ceño. Pero no me contestó, ¿Bah, cortar por lo sano? ¡Qué divertido! Así me entretendría más cuando explotase aquel idiota.

Creo que había descubierto mi forma de divertirme en este odioso lugar.

Iba a salir a ver por mi mismo el establecimiento, pero me jalaron de la mano. Volteé y era la rubiecita, que sonrió para hablar :—Te presentaré a tus compañeros de clase, y luego te mostraré el instituto.

Asentí sin mucho ánimo, miró a su hermano que estaba con cara de estreñido, resoplé entretenido por su cara.

—Como sabrás, él es mi mellizo. Deryl, es un cabrón con la gente así que no esperes que te trate bien.

—Tampoco lo esperaba –contesté, para dejar que me jalara a través del salón. Me condujo hacia al frente y allí vi a un chico alto, de metro ochenta quizá. Ojos verdes, pelo entre rojizo y café, con ojeras que le hacían ver como mapache.

Tenía pinta de enfermo, ¿drogadicto quizá? Me equivocaba en que era drogadicto, pero no en que era enfermo. Pero eso es historia de alguien más.

Tenía la mirada perdida y se veía demasiado ahg… demasiado vacío. Una de mis cualidades o defectos, como queráis llamarle, es que puedo notar el ánimo de la gente. Al llegar al lado de él, me miró y alzó la mano, saludándome.

—Hola –espeté secamente, no me gustaba ser muy amable.

—Hola –cortó también—. Soy Andrea, Andrea Di Geranno—extendió su mano, a modo de presentarse, acepté analizándolo. Su voz era excéntrica, noté que tenía mirada egocéntrica y orgullosa, como diciéndome lentamente “—Soy mejor que tú”

—Lo que sea —mascullé—, soy Matthew.

—Lo sé —contestó y preferí finalizar el intento de hablar con él. Enfermo y egocéntrico, que genial. Paso de él.

Julie animadamente, me jaló de nuevo hacia otro compañero que estaba al fondo. Que tonta, hubiéramos partido por allí en vez de estar recorriendo el salón de atrás a adelante, de adelante a atrás. Pero bueno…

Miré al tipo que estaba sentado ahí, no se había percatado de nosotros por que dibujaba en su block de dibujos. Tenía manchadas las manos completamente, con lápices pasteles y una mirada concentrada, miré su dibujo. Tenía talento, aunque me joda admitir que alguien es mejor que yo, tenía el jodido talento. La rubiecita carraspeó, y él la miró. Notó que le mirábamos el dibujo y lo escondió, nervioso.

Ojos grises, cabello negro y piel trigueña, pecoso y de nariz recta. Lindo, sí. No tanto como el imbécil de Deryl pero lindo. Cabello algo largo, hasta el cuello, ya sabéis, el típico peinado de niñato. Extendió su mano, ofreciéndomela. ¿Desde cuánto todos son tan caballerosos? Báh…

—Maxxie Jackson —se presentó.

—Saben mi nombre, no quiero repetirlo –contesté sin intención de ser amable, pero él rio. Al parecer si hay gente que no es jodidamente gruñona o con complejo de superioridad. Sentí un tirón y supe que era la fotocopia de aquel idiota de Deryl, la miré y ella me miró y entendí que teníamos que seguir.

Me presentó más gente, y noté que se saltaba a una chica. La miré y ella entendió por qué la miré, sólo rio para susurrar —Se llama Milena, no tiene amigos aquí. Es hija del director y todos la detestan, ya que dicen que siempre cuando él se entera de algo, es por culpa de ella. Dicen que anda de chismosa con su padre y que abusa de su poder como hijita millonaria. Pero no te preocupes, nadie le hace caso, es toda una inútil —dijo divertida. Miré a la nombrada, sentada sola. Cabello largo de color café oscuro, ojos del mismo color y piel bronceada, tenía una expresión triste. Con el uniforme arregladísimo, todo lo contrario que la rubiecita ésta.

Jamás siento pena por alguien más que por mí existencia (que depresivo me leí allí, que demonios), pero sentí su aura de dolor y tristeza. Ser juzgado por ser hija de alguien más, me recordaba a mí. Pero aun así ignoré, volteé y seguí caminando detrás de Julie.

Ya había conocido a casi todos, cuando sentí risas en el pasillo. Alcé un poco la vista y vi una pelea ¡Qué entretenido! Gente queriendo matarse entre sí, adolescentes como verdaderos animales. Dan una pena terrible, son tan imbéciles.

—¡Te dije que lo siento! –chilló un chico, si mal no me equivoco es Tomás, que estaba gimiendo de dolor al sentirse apresado por el cuello, miré al agresor y resoplé de gracia al notar que era Deryl. Tan pacífico que se veía, y resulta ser un jodido cabrón.

—¡Y yo te dije que no te perdono! —comentó burlesco, para aflojar el agarre y lanzarlo al suelo—. Qué te sirva de lección, ¡Y ustedes mirones, vuelvan a lo suyo si no quieren qué les llegue!

Todos le hicieron caso de manera tan sincronizada, que daban risa. Yo seguí mirándole, con una sonrisa de oreja a oreja. Pero que tío más interesante.

Vi como se alejaba y en el trayecto, empujaba a una chica que caía con su comida encima de Tomás, pobre idiota. Seguí con la mirada al teñido, y desapareció. Cuando hizo esto, reí como estúpido, para que se sumara Julie a mi risa histérica.

—Es un imbécil, te lo mencioné –comentó ella—, siempre es así. Es el típico bravucón.

—Parece que te da igual –le susurré y ella encogió los hombros—, tú eres la típica puta.

—Lo sé, ambos somos unos estereotipos andantes y me da igual. Pero yo no soy tan estúpida como aparento por mi color de pelo, y él no es tan mala persona como aparenta por su fuerza.

—Sí, claro —bufé. Fue tan entretenido verlo así de exaltado. ¡Sí que tenía un humor de mierda! Pero que interesante, sí que me divertiré.

Y demasiado, en especial con aquel estereotipo de bravucón.

Notas finales:

Disculpadme si he ofendido a alguien con la narración, pues mi Matthew es un pesado, ._. tiene un mal estereotipo de la gente, pero así es (?)

Gracias por leer, ¿Reviews?

<3


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