Aunque ya no era el líder tenía la costumbre de ser los primeros en llegar a la sala de ensayo. Realmente no quería estar allí, no se sentía en buenas condiciones, había llorado toda la noche y todas las noches por casi un mes a causa de la muerte de su mejor amigo, pero nadie entendía su dolor, él era el único que seguía llorando su perdida…
Era el suspiro número mil de esa mañana, no quería llorar, sabía lo que le iban a decir. Se tragó las lágrimas y se sentó en el banquito de su batería como era su costumbre, allí encima no solo estaban sus baquetas, había un sobre blanco también; lo tomó entre sus manos, no tenía remitente, pero si estaba en su batería era para él…
Tenía tiempo de sobra antes de que el primer pelafustán perteneciente a su banda se dignara a aparecer, por lo que salió de allí con la carta en su mano y se sentó en el pasillo a leer…
Hola, Nao:
No tengo idea de cómo empezar una carta, y redactar bien no es algo en lo que sea experto, pero haré el intento de que esto quede decente para que entiendas lo que quiero decir…
Sé que es raro lo que estás leyendo, pero quiero explicártelo… Recibir una carta sin remitente escrita a puño y letra de una persona que tiene menos de un mes de muerta no es algo que pase todos los días, incluso a mi me cuesta creer aun que ya no estoy en la dimensión que tú vives…
No soy un ángel, soy una persona más que estará en constante espera, ¿Para qué? No tengo idea, pero eso fue lo que me dijo alguien cuando llegué, pero si eso es lo que debo hacer, será.
Me di cuenta que ahora puedo hacer muchas cosas que antes no, como traspasar dimensiones, objetos, tele transportarme y leer pensamientos, lo último es lo más interesante de todo y es un poco a lo que va el porqué de esta carta…
Como bien sabes, en vida yo tenía pareja, sin embargo algo que nadie entendió fue porque él no estaba allí cuando me estaban sepultando, ahora sé el porqué de su ausencia. Pero también sé porqué tú llorabas con más sentimiento que cualquier otra persona allí presente, exceptuando a mi madre…
No fue grato para mí verte sufriendo de esa forma, quería consolarte pero no podía y ante mi frustración, como un susurro llegó a mis oídos lo que en esos momentos pensabas… Nunca se me pasó por la mente que me amaras de esa manera
Ahora mi pregunta es: ¿Por qué nunca me lo dijiste?, creo incluso habértelo preguntado una vez y me dijiste “¡Nunca me fijaré en ti, eres mi mejor amigo!”
Supieras cuanto lloré luego de escuchar eso, aunque en el momento me haya tragado todas esas lágrimas y las ganas de decirte que yo te amaba a ti y no al que se haya convertido en mi pareja días después. Fue precisamente tu frase la que me motivó a aceptar sus sentimientos en un inútil y cobarde intento por olvidar los sentimientos que guardaba por ti.
Ahora sé cosas que de haber sabido en vida te habrían ahorrado muchos sufrimientos…
Sé que me amabas como yo a ti, sé que nunca me lo dijiste por vergüenza y temor a que te rechazara, también sé que cuando por fin te habías decidido a arriesgarte, él te dijo que yo le gustaba y eso hizo que guardarás lo que sentías otra vez...
Créeme que si hubiera sabido que al tiempo de empezar a salir con él, se confundió y empezó a salir con su compañero a mis espaldas, habría corrido a tus brazos como siempre lo quise…
Pero no todo sale como uno quiere a veces, y es en esos momentos nos frustramos y maldecimos todo lo que se nos cruce por delante. En estos momentos yo maldigo la cobardía, la tuya, la mía y la de él…
Aun así lo que más lamento es que haya tenido que morir para saber que me correspondías. Sé que ya no tiene caso que nos recriminemos las cosas que no hicimos…
Tu vida sigue, disfrútala sin penas, no dejes que nada ni nadie te impida de nuevo la felicidad que te mereces, eres fuerte, ponte de pie y sigue con la frente en alto, pero por sobre todo no merezco tus lágrimas, porque fui yo de las personas que más daño te hizo sin proponérselo…
Desde la primera vez que te vi supe que serías importante en mi vida, y lo fuiste en todo aspecto, fuiste mi mejor amigo, aquel que me retaba cuando me deprimía por cosas absurdas, quien me corregía tanto en los errores de la vida cotidiana como en fallos que cometiera en aquel instrumento que ambos ejecutá(ba)mos en nuestras respectivas bandas, aprendí mucho de ti y te agradezco sinceramente por todo; lo que me entregaste, lo que estuviste dispuesto a soportarme y sobre todo por amarme, aunque nunca me haya dado cuenta…
Aquí no puedo volver a enamorarme si que te sigo amando como lo hice en vida, y aunque no sea un ángel guardián haré lo que esté a mi alcance para ayudarte, por mínimo que sea, dentro de lo que mi torpeza me permita. Te acompañaré mientras sigo en mi constante espera por algo que no tengo idea que es…
Sé que es tarde para haber revelado esto, pero necesitaba decirlo, vale más, tarde que nunca ¿Verdad?
Creo que romperé reglas haciéndote llegar esto, pero ¿Qué más podría pasarme? Ya estoy muerto, y sea cual sea mi castigo lo aceptaré con gusto con tal de haberte quitado un peso de encima…
Ya no sé que más decirte, en concreto ya dije que todo lo que debía… aunque, puede que si nunca te enamoras de nadie en lo que te queda de vida y nos encontramos aquí podríamos esperar juntos, pero eso será solo si nadie logra conquistarte. De todos modos eres lindo y joven, es solo cosa de que abras los ojos para darte cuenta de cuantos tienes a tus pies…
Yo seré feliz si tú lo eres, porque mi amor será eterno como la espera que tengo de ahora en adelante.
Bien, si no había querido llorar en toda la mañana esa milagrosa carta no le ayudó a contenerse, estaba triste, feliz, enojado y resignado en partes iguales. Era bueno saber que lo amó, aunque nunca se lo dijo, le alegraba saber que se había desahogado aunque haya sido tarde, y le agradecía haberle abierto los ojos ante cosas que no iba a entender sin su ayuda…
Cuando Shou lo encontró a medio pasillo sollozando, estaba dispuesto a regañarlo una vez más por estar atormentándose como lo hacía desde que Kai murió, pero se dio cuenta de que las lágrimas eran un adorno de la sonrisa que se negaba a abandonarlo, y era raro verlo así, porque no sabía si lloraba de alegría, o se reía de pena…
—Nao— lo llamó
—Dime— respondió limpiándose las lágrimas
—¿Estás bien?— le preguntó
—Si, estoy bien— contestó guardando el sobre y la carta
—¿Seguro?— insistió
—Ajá— dijo y se levantó
—Ok— comentó
Ignoró la cara de interrogación de su compañero y lo dejó solo en el pasillo mientras caminaba hacía la sala de ensayos. Una vez más se sentó en el banquito de su batería pero ya con otra disposición, cerró los ojos y pensó…
—Bien, si puedes leer mi mente y estás aquí, manifiéstate, sé que puedes hacerlo—Una de sus baquetas cayó al suelo
—Tengo cosas que responder a tu carta, Kai— La otra baqueta cayó
—Supongo que eso significa que estás atento, ¿No?— Uno de los platillos de la batería sonó
—Esto se siente raro, pero es el único medio que tengo para comunicarme contigo —suspiró—. Son tres cosas las que debo decir; primero, lamento haber sido cobarde, segundo, ya no lloraré más, tercero, si en algo quieres ser útil en mi vida, ayúdame a no olvidarte nunca. Quiero poder estar contigo en la espera eterna, ¿Me lo prometes?— Hubo un momento de silencio
—No lo pienses, ayúdame, ¿O no me crees capaz de seguir amándote?— El platillo volvió a sonar, pero fuerte esta vez
—Eso me sonó a que no quieres que te olvide, y no lo haré, pero prométeme tu ayuda— Un suave golpe repercutió en los tambores
—Sé que quieres que te sientes culpable de mi sufrimiento, aun así es mi decisión no olvidarte, no quiero que tu espera amándome sea en vano, ten la esperanza de que iré a tu lado algún día y estaremos juntos— Sintió un apretón en su mano
—Es un compromiso, no te olvides —suspiró nuevamente—. Ahora me concentraré en el trabajo— La puerta se abrió y entraron los demás
A todos les extrañó el hecho de que Nao sonriera al verlos, más después de haber escuchado el bullicio que tenía la batería, que a parecer suyo era una descarga. Pero ignorando todo y aprovechando su buena disposición comenzaron el ensayo…
Mientras en la sala de The Gazette estaban los otros cuatro descansando de las entrevistas para elegir un nuevo baterista. Habían llegado tantos, adolescentes en su mayoría, que no eran malos pero algo les hacía falta para ocupar el puesto…
—Esto no está funcionando— comentó Aoi
—Yo no me rendiré— respondieron Reita y Uruha sincronizados
—Ni yo— acotó Ruki
—Pero no hay quien le llegue a los talones a Kai— dijo Aoi
—¿No haz pensado la opción de cantar y tocar la batería, Ruki?— preguntó Reita
—Oh, claro, el día que quiera morir de un infarto en medio de un concierto lo haré, eso te lo aseguro— contestó sarcásticamente
Estaban en medio de esa absurda discusión bajista y vocalista cuando sin razón aparente alguna la batería comenzó a sonar, ambos se quedaron callados, se vieron los cuatro entre sí y luego a empujones salieron de la sala gritando por el pasillo. En efecto nada visible estaba haciendo sonar dicho instrumento, pero era un pequeño manifiesto de Kai, ya que no podía gritarles como antes que se callaran…
Más a la tarde cuando Alice Nine había terminado su ensayo y estaban todos a punto de irse, entro Shin contando lo que le había sucedido a los chicos de The Gazette en su sala de ensayos, Nao estuvo tentado a reírse, pero guardó silencio pensando en como reaccionarían sus compañeros si les pasara lo mismo a ellos y de la nada su batería comenzó a sonar…
—Nao, el ensayo acabó, déjate de hacer ruido— lo regañó Shou
—Pero si yo estoy aquí— contestó viéndolo con el ceño fruncido
Todos lo miraron, luego vieron la batería que seguía sonando y pasó exactamente lo mismo que en la sala de The Gazette, los presentes se amontonaron en la puerta empujándose para salir, todos, menos Nao que estaba luchando por no reírse, solo él sabía la causa de esa acción…
—No te tomes tan a pecho lo que piense— regañó en voz alta
Luego tomó sus cosas y se retiró de allí, mientras a su espalda la puerta de la sala se cerraba sola. Llegó a casa cansado, no solo por el ensayo, sino por las emociones intensas de ese largo día, pero estaba feliz, y por primera vez en lo que iba de ese mes no se durmió llorando sino con una gran sonrisa de absoluta felicidad y tranquilidad…
Ten la paciencia por los años que me quedan de vida e iré a buscarte donde sea que estés para esperar eternamente junto a ti…