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Those Beautiful Names por risu-chan

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Notas del fanfic:

Este fic data sobre los caminos distintos que tomaron los integrantes de la banda tras romper... Espero que no les desepcione la historia, las parejas y demás cosas que vendrán a futuro!

 

¡LE DIGO ADIÓS A AMOR-YAOI!

Así es, dejaré que mi cuenta aquí desaparezca por sí sola (?) pero eso NO significa que me olvidaré de los fics. Me hice una página en FB https://www.facebook.com/ardillarisuchan en la cual:

*Resubiré mis fanfics, corregidos y aumentados

*Seguiré actualizando los fics que se hayan quedado pendientes

*Subiré fanfics nuevos

Entre muchas cosas más.

No olviden visitar la página y darle ME GUSTA (y) ¡Nos vemos en FB!

Notas del capitulo:

Sólo puedo decir que lean... Y sean pacientes con mis actualizaciones!

 

ENJOY IT!

Cuando empezamos a ver una película es porque nos llamó la atención algo de ésta; ya fuese el título, los actores o la trama.


 


Algunas personas recuerdan a detalle cada segundo de la película, otras recuerdan sólo los momentos emocionantes, pero muchos recordamos sólo el final, sin llegar a recordar en absoluto cómo se llegó a éste. Para mi fortuna o desgracia, yo estoy empezando a vivir mi final, teniendo muy vagos recuerdos de todo mi trayecto recorrido.


 


Si me pongo a pensar bien, yo estaba tranquilamente tomando mi primera clase en la escuela primaria, vomité de nervios a la hora del recreo justo al lado de una jardinera y era porque mi maestra me daba miedo de sólo verla. No había jugado con nadie durante todo el largo del recreo, pero sí me sacaron algunas monedas los chicos más grandes de la escuela; y para la hora de salida, compré un dulce… Bueno, mi mamá me lo compró.


 


Para cuando me di cuenta, estaba en la secundaria alta, quebrándome la cabeza con la clase de literatura; me gustaba que el profesor me elogiara frente a la clase, cosa que era en verdad muy rara… Me distraía con demasiada facilidad al pensar en la música solamente, ansiando con toda mi alma estar en una reconocida banda de rock y viajar por todo Japón…


 


Pero cuando lo pensé bien, aterricé en el presente, estaba haciendo la nómina de una empresa “emprendedora” dedicada a la tecnología… Más que nada robótica, esto en Nagoya. Aspiraba a más, quería algo más que sólo estar llenando las tarjetas de los empleados con su sueldo y dar de alta o baja a los empleados; estaba ligado a la esperanza de ser el encargado de mi departamento, tener el puesto de mi jefe directo… Supongo que muchos soñamos eso ¿No?


 


Al igual que sueño dejar de vivir peleando con mi ¿Novio? No sé cómo decirlo, hemos vivido tantos años juntos, que siento que hasta somos esposos…


 


Había salido de su ducha y se había puesto un bóxer cualquiera y una camiseta ligera para dormir, mientras secaba su cabello en lo que iba del baño a la habitación. Soltó un bostezo y parpadeó constantemente algo fuerte, como siempre solía hacerlo, mientras entraba a la habitación y dejaba la húmeda toalla en el respaldo del sofá individual que estaba en el lugar.


 


Se percató que la televisión estaba encendida, que su pareja estaba viendo el noticiero de siempre y eso le hizo punzar la cabeza por quinta vez en aquella noche, el tener que soportar el sonido del televisor, el tener que estar escuchando constantemente malas noticias… Ya estaba fastidiado de aquello. Suficiente era con su trabajo, como para tolerar cosas así en casa


 


-Y como todos recordamos, cuando en el 2016 el ex-presidente de


-Apaga ya esa cosa Shinji, por favor –Dijo tranquilo y tratando de no mostrar su molestia, caminando a la cama algo perezoso


-De acuerdo, lo lamento –Tomó el remoto y apagó el televisor, suspirando cortamente mientras que quitaba sus lentes de aumento –Olvidé tu dolor de cabeza –Dejó sus lentes en la mesita ratona lado a la cama, junto con el remoto


-Ese dolor ya pasará, solo… Quiero dormir, mañana debo irme en verdad temprano a la junta del personal


-Eh… Eso me recuerda


-¿Qué cosa? –Le miró algo preocupado a punto de meterse a la cama


-Que para la otra semana tenemos una exhibición en Europa debido a una carrera que habrá


-Ah –Dijo con desdén, acomodándose a su lado de la cama, cobijándose -¿Y debes de ir? –Preguntó sin verlo directamente


-Ya he mandado a todos mis representantes durante año y medio… Y además, hace mucho que no voy a una presentación de mi producto


-Tu SEMI producto


-Ya te molestaste –Suspiró largamente, rodando sus ojos cansado


-Sí y sabes por qué –Se incorporó un poco, mirándolo atentamente –Shinji, ya no estás para viajar alrededor del mundo y andar de fiestas con tus malditas motocicletas


-Y sigues aferrado a eso. Kohara, el médico dijo que necesitaba cuidarme y un reposo de unos meses… Y ya pasaron fácil año y medio. No moriré al subirme a un avión


-… Haz lo que gustes –Se levantó de su lugar notoriamente molesto, tomando una almohada y arrebatando la cobija –Buenas noches


-¡Eres un drama! –Lo miraba atento cada segundo, quedándose con el ceño fruncido y la boca entreabierta


-GRACIAS –Dijo tajante, saliendo de la habitación y azotando la puerta, como si no fuera suficiente el mostrar su molestia por aquello


-Por Dios –Susurró mientras miraba la puerta, soltando un largo suspiro, tratando de relajarse. Se acariciaba la sien lentamente y tomó sus lentes de nuevo después de unos segundos, poniéndoselos, saliendo de la cama, yendo tras él e ir a la sala de estar en el piso de abajo, mirándolo sentado en el amplio sofá con la cobija mal enredada a su cuerpo y sorprendentemente, fumando con un coraje inexplicable –Kohara –Decía con suavidad conforme se acercaba al sofá donde estaba


-¿Qué quieres? Espera, ya sé… Vienes a hacerte el suave y yo estar más que a la defensiva para que luego termines diciendo mierdas de mi asqueroso trabajo de oficinista, con un seguro de vida mediocre y sueldo de plebeyo ¿Pero sabes? Haz lo que quieras porque no tenemos veinte años como para pelearnos cuando éramos unos noviecillos celosos que se hacían los famosos –Se aguardó un silencio, pasó saliva tras las palabras que soltó y frunciendo el ceño después, culminó –Y ni digas nada, que el que me enseñó a fumar fuiste tú –Volvió a su cigarrillo, consumiéndolo rápidamente


-Ya no eres como antes –Dio la media vuelta, caminando rumbo escaleras arriba


-¡Nadie ni nada es como antes! –Le gritaba al mirarlo subir las escaleras nuevamente –Nunca –Susurraba mientras encendía otro cigarrillo, posándolo sobre sus labios y dar una profunda calada, sacando el humo por la nariz


 


-/-/-/-/-/


 


-Recuerda que en esta semana son las juntas… Si, si… Bueno, hoy iré al banco y retirar… ¿Qué? Oh bueno, perfecto… Dile… No, no vayas a hacer nada de eso, por favor. Yo arreglaré ese asunto, solo recuerda que esta semana andaré de mucho ajetreo en el trabajo, pero intentaré llegar temprano hoy… ¿Mande? No, no, no… Está bien así, si… Si, también yo, hermosa, las veo en la noche ~


 


Suspiró largamente mientras colgaba la llamada, guardando el móvil en su maletín de siempre, dejándolo en el buró donde todos sus compañeros de trabajo dejaban sus maletines y sus bolsos por igual. La sala estaba casi siempre llena a esas horas, pero siempre de los siempre olía y había café listo. Adoraba esa cafetera, tanto, que cuando tuvo el dinero se compró una igual para tenerla en casa. Y aun así amaba la cafetera que estaba en esa sala.


 


Fue a prepararse su café de las 10:30 am, el día apenas iba a la mitad y ya tenía una llamada larga con un montón de noticias… sumándole a esto lo que podía pasar en el resto del día, los dolores de cabeza, los accidentes en el taller, las quejas que daban a su espalda sus compañeros de trabajo porque él siempre era más accesible con los jóvenes, aunque eso era mera envidia porque Murai Naoyuki era de los mejores en su trabajo. Tanto así, que casi se veía en el mayor puesto de su trabajo actual. Pero no contaba con que en ese día iba a llegar un nuevo compañero que fuera como fuera terminaría siendo igual que los otros “competencia”, aunque fuera en otra rama, aunque fuera ya tarde y aquél nuevo compañero iba a empezar a trabajar a partir del día siguiente… No contaba con nada que no fuera rutinario


 


-Buenos días profesores –Saludó cortésmente el subdirector, mirándolos a todos detenidamente con una sonrisa plena y sincera. Era un señor de aproximados cincuenta años, con barba muy corta, de esas que parecen de tres días de largo, cabellos cortos pero bien peinados, algo calvo y portaba un traje igual que la mayoría presente –Maestras… licenciada Ogasawara buen día –Dijo algo coqueto en específico con aquella maestra, todos sabían que él moría por ella, pero nunca parecía corresponderle –Les tengo una grata noticia –Y dicho esto, entró el director del plantel junto a un hombre de unos pisados cuarenta años, luciendo la verdad de tan solo treinta, su barba era muy leve, apenas notoria, lucía fresco y también portaba su maletín estilo bolso de pociones; tenía unas entradas muy notables, su vista era algo frágil o cansada y a simple vista era un tipo más, su cabello parecía delgado, sedoso, era algo largo y él se encontraba, muy notablemente, en extremo delgado y pálido


-Buenos días compañeros –Dijo el director, saludando con la vista simplemente –Sé que por lo general, hacemos una junta para ver puntos cuando alguien nuevo se integra a esta escuela, pero… A vistas drásticas, medidas drásticas ¿No? –Sonrió mientras miraba al subdirector quien solo asentía ante sus palabras –Así que debido a la repentina ausencia de la señorita Nozaki, se integra el maestro, no sobrepasemos que igual es Licenciado, Sakamoto Takashi, quien se integrará en las ramas de Física, Física avanzada e Introducción a la Física y la Química. Yo hablé con él previamente y solo estamos presentes para dar pública la noticia. A final de semana se va a programar la junta de temarios e introducción para que conozcan bien a su nuevo compañero. Mientras, mañana se hará pública la notica a los estudiantes de secundaria, y ojalá pronto se una a nuestra preparatoria igual… Sin más aviso y sé que me comprenderán –Asintió con cortesía, retirándose de la sala de maestros, dejando tanto a Takashi como al subdirector ahí presentes, como si algo más tuviera que pasar


-Oh bueno… Yo tengo cosas que hacer… Pero –Divagó con la mirada, fijando su aguda vista en un profesor en particular –Disculpe, profesor –Dijo fuertemente, y entonces Naoyuki sabía que era hacia él -¿Vino hoy el ingeniero Yamamoto?


-Sí, señor


-Bien… Le avisaré que tome su horario… Usted mientras muestre al maestro… al… licencia~


-Licenciado está bien


-Muestre al licenciado entonces el campus e… introdúzcanse… Con su permiso


 


Los profesores habían actuado como si nada; no era de extrañarse que el director tomara acciones tan repentinamente, no era de extrañarse que el subdirector fuese tan estúpido y no era de extrañarse que el profesor Murai siempre fuera el social, el dirigente para algo, el elegido para todo siempre.


 


Pero era de extrañarse escuchar ese nombre nuevamente, era nostálgico, era nervioso, era emocionante y era depresivo. Ambos habían empezado a rondar por el campus en la zona de secundaria, en un silencio nada silencioso, escuchando las clases que resonaban en los pasillos, escuchando a algún que otro chico jugar cuando era más que obvio que el profesor aún no llegaba, y ese mismo silencio nada silencioso le hacía jugarretas a Naoyuki al tener revoltijos por todo su cuerpo al saber sobre… No, no, no… Seguro era algo absurdo o de su imaginación… Había muchos otros Sakamoto Takashi por el resto de Japón ¿No?


 


-¿Primer secundaria donde da clases? –Habló al fin después de varios minutos, pasando saliva luego


-Así es –Asintió breve, callado, tranquilo mientras ponía atención a las instalaciones


-¿Y está algo nervioso?


-No, los nervios… Hace mucho que no siento eso –Sonrió torpemente


-Recuerdo cuando di clases por primera vez, fue cuando iba en el secundario, me escogían como senpai


-Me tocó lo mismo alguna vez


-Si, seguro que si –Suspiró y mantuvo un nuevo silencio mientras bajaban las escaleras de uno de los edificios de la secundaria, caminando después por la explanada


-Y… Usted ¿Es ingeniero en qué rama? –Le miró de reojo, tal vez era algo obvio lo que preguntaba


-Electromecánica, electrónica y mecatrónica


-Vaya, suena interesante


-La verdad no es nada del otro mundo, tengo otras… Pasiones –Dijo algo pensativo, negando luego con una sutil sonrisa –Pero ya estoy viejo para eso, bueno eso digo –Sonrió tontamente, negando después -¿Y sus múltiples títulos, Sakamoto?


-Física, química, literatura, filosofía y letras… y música


 


Sonrió ante la última palabra, ligeramente, sin percatarse que su acompañante lo veía tan atentamente y al mismo tiempo con tanta nostalgia, o tristeza. Al parecer no era de extrañarse para Naoyuki que fuera nada reconocido para el otro, sobre todo cuando un bigotillo ligero se asomaba sobre su labio superior, cuando portaba gafas de aumento, cuando sus cabellos estaban realmente cortos, cuando la edad era demasiado notable; sí, la edad lo había atacado totalmente y eso era muy notorio


 


-¿Mudo? –Preguntó al quedarse ambos detenidos al otro lado de la explanada, cerca de los corredores libres llenos de jardineras que llevaban al área de los laboratorios


-¿Eh? Ah, no… Sí, bueno… S-Sigamos mejor –Dijo sin muchos ánimos, empezando a mostrarle los laboratorios uno por uno, quedándose un tanto pensativo; en definitivo su día estaba siendo de lo más extraño, de lo más asfixiante


-¿Tiene mucho tiempo trabajando aquí? –Lo miró de reojo durante un instante, mientras ambos miraban por las ventanas el laboratorio de cómputo con clase, sin prestarle real atención


-No tanto, este es mi quinto año apenas


-Oh –Asintió levemente, metiendo una de sus manos en el bolsillo de su pantalón


 


Un viento fresco sopló repentinamente, las hojas y flores caídas de los árboles revolotearon no muy alto del piso; los cabellos del más joven se despeinaron totalmente y ambos achicaron los ojos un momento, mirándose luego. El clima brindaba tranquilidad, sus ojos indiferencia, el ambiente nostalgia y sus cuerpos inercia


 


-Si el subdirector llega a decirle algo –Empezó a decir, subiendo las escaleras acompañado –No le preste mucha atención, adúlelo y con eso tiene para quitárselo de encima… La verdad llega a ser una persona muy estirada cuando se lo propone


-¿Decirme? ¿Qué cosa exactamente?


-Tiene aires de grandeza, puede llegar repentinamente a su clase y romper con su sistema


-Ya veo


 


Asintió suave y repetitivamente, pareciendo estar asimilando y absorbiendo sus palabras con detenimiento, aunque realmente se encontraba un tanto distraído. Se encontraba en un ambiente que le hacía sentir revuelto. Tal vez fue una mala idea creerse que podría lograrla de maestro, sobretodo en el nivel del secundario…


 


-/-/-/-/-/


 


Después de cerrar la puerta y asegurar con llave, dejó sus zapatos en el recibidor y se dirigió en calcetines hacia la sala; dejó sobre el librero sus llaves y maletín, como siempre acostumbraba a hacerlo, y caminó luego hacia la cocina. Miró que había un plato, un vaso y unos cubiertos sucios sobre el fregadero y aún así les restó importancia; él sólo fue a la cocina integral en busca de su taza de costumbre y encender la cafetera


 


-Llegué –Dijo potentemente, pero sin gritar totalmente y no escuchó respuesta alguna -¿Shinji? –Bajó la intensidad de la cafetera y entonces atravesó la cocina-comedor, la amplia sala que ocupaba en su mayoría el primer piso y a sabiendas de dónde podría estar, pasó por el pasillo donde estaban las escaleras, mirando al fondo de éste una puerta de color negro con perilla plateada -¿Puedo entrar? –Tocó a la puerta, pero el silencio seguía estando demasiado presente, por lo que tomó la perilla y la giró con lentitud, la misma con la cual abría la puerta y se asomaba al interior de aquella habitación. Y entonces lo vio, parecía un pequeño y tierno niño durmiendo; estaba más que encorvado sobre el sofá rojo que estaba en el espacio, con los pies estirados y los brazos cruzados, se escuchaba un ligero ronquido y su respirar tranquilo; y no, no podía dejar de verlo, enternecido, triste, nostálgico pero sobre todo, feliz. Sus ojos empezaban a rondar atento y minucioso todo aquello que le rodeaba y entonces sentía que su pecho se comprimía al ver aquellos trofeos, medallas, reconocimientos y fotografías del pelinegro; todo con el pequeño sello de la BMW, todo lleno de felicidad y energía. Él lo vio entrar a la compañía, como nadie, como un trabajador más en el área de ventas, él lo vio feliz cuando hizo su primer recorrido a Tokio en representación de la BMW-Nagoya para una galería de autos y motocicletas, él lo vio desvelarse, sufrir, aceptar pérdidas en el negocio, ayudar a compañeros de trabajo, él lo vio en los peores y mejores momentos, él festejó igualmente cada que Shinji iba subiendo de puesto… Y él veía que todo lo que llenaba la vida de su pareja estaba siendo limitado a controlarlo sólo mediante un ordenador con Internet -¿Vamos a la cama? –Dijo con suavidad, poniéndose de cuclillas a su lado y mover con lentitud su brazo derecho, sin lograr despertarlo. Aguardó silencio y volvió a moverle, logrando esta vez que abriera los ojos -¿Quieres que te traiga una cobija? ¿O irás arriba?


-No –Carraspeó su garganta y parpadeó fuertemente cuatro veces, incorporándose con pesadez mientras se rascaba la barbilla, sintiendo su barba del largo de dos días –Yo… En seguida subo –Dijo algo adormilado mientras volvía al escritorio y tomaba asiento en la silla negra de cuero, visiblemente cómoda, y tomó sus gafas que había dejado sobre el teclado, poniéndoselas y mover luego el ratón de la computadora, mirando la pantalla encenderse


-… No demores, por favor –Dijo sin muchos ánimos y empezó a ir hacia la puerta, deteniéndose a sólo unos pasos y mirar una de las fotografías que estaban, como todas, en marcos sobre la pared. Era él, era su pelinegro, con un traje de corredores de carreras y sostenía el casco con sus dos manos, simulando besarlo mientras su sonrisa se veía discretamente. Recordó ese día, fue la primera vez que llegó a salir del país por asuntos de negocio y orgullosamente fue de los invitados de honor en una carrera que se había programado al sur de Italia. Fue inevitable sonreír y luego miró de reojo hacia atrás, notando que el hombre de la fotografía lucía totalmente distinto al que estaba sentado frente a la pantalla, mascullando problemas, teniendo dolores de cabeza, dependiendo de medicamentos y reposo para seguir con salud medianamente buena… Odiaba ser tan impotente y no poder traer de vuelta al Shinji que estaba en las fotografías


 


¿Era algo cansado? Sí, y bastante. Algunas veces, cuando rara vez lo pasaba solo en casa, se había preguntado “¿En verdad qué ha pasado con mi vida? ¿Qué hice de ella?”. Muy secretamente, tenía un baúl escondido en su sala de trabajo, que no era muy diferente de la del mayor; ese baúl sólo llegó a abrirlo una sola vez en diecisiete años, y cuando llegó a abrirlo, no paró de sollozar


 


-¡Mierda! –Masculló molesto, golpeando un cojín y aventarse a la cama boca abajo, buscando tranquilizarse, buscando una forma de dejar de pensar, de que su cerebro dejara de procesar recuerdos, información


-¿Qué pasó? –Preguntó al momento que entró a la habitación y lo vio en tal posición, arqueando una ceja después y cerrar la puerta


-Eh… Olvidé hacer un papeleo, pero… Lo haré mañana, creo que me iré temprano y bueno… Eso –Soltó las palabras sin importancia, incorporándose y quedarse sentado en su lugar de la cama, recargándose contra la cabecera


-… ¿Podemos hablar? –Lo miró atento, mientras se sacaba la camiseta y sus gafas


-S-seguro… ¿Qué pasó? –Sintió su corazón empezar a bombear sangre muy rápidamente, mirándolo realmente preocupado por el tono en que habían sonado las palabras


-Es sobre mi trabajo –Dijo sin verlo, sentándose en su lado de la cama y recargarse igualmente a la cabecera


-¿Qué tiene tu trabajo?


-… Sé que, te preocupas por mí, por mi salud… Y créeme que aunque no parezca, lo aprecio tanto en verdad, pero… Ya lo pensé muy bien, y aunque te enojes, me grites, me dejes de hablar o lo que sea que vayas a hacer –Suspiró cortamente, buscando decirlo directamente


-Espero disfrutes tus eventos en Europa –Dijo sin pensar mucho, con suavidad, con humildad, con cariño


-¿Qué? –Lo miró algo sorprendido -¿C-cómo?


-Yo, bueno… Sé que has estado con ganas de ir nuevamente a tus presentaciones, y… Es que sinceramente es inevitable para mí pensar en el lado malo de las cosas, sé que “no debo dejarme influenciar por mi trabajo” pero igualmente el estrés diario que me llega a provocar


-Sh, sh, sh, sh, sh –Lo intentó calmar al escuchar que empezaba a acelerar sus palabras, mirándolo luego y fruncir un momento sus labios, pensando en las palabras adecuadas –Gracias –Dijo principalmente, relamiéndose un poco el labio inferior –No sabes en verdad cuanto aprecio lo que has hecho por mí, y sabes que cualquier cosa que me pidas haré todo por entregártelo… Este trabajo, no diré que significa todo para mí, pero ha tomado gran importancia en mi vida… Y si supieras lo maravilloso que se siente, pisar tierras extranjeras, conocer a corredores de autos, conocer de pintura para las motocicletas, conocer de lugares… Todo eso, hace que todo el trabajo pesado que llegué a tener desde un inicio, haya valido la pena en verdad


-… ¿Estarás lejos mucho tiempo? –Lo miró con cierto deje de tristeza, pasando saliva


-Están por avisarme, pero en cuanto sepa te avisaré


 


Sabía que a pesar de todo, Kohara tendría siempre ese “instinto maternal” de estar sobre cuidándolo todo el tiempo, y lo reafirmó al notar su mirada perdida en algún punto de las sábanas


 


-Me cuidaré, no haré trabajos pesados, comeré sano, dormiré debidamente, y si llego subir a un auto, me aseguraré de triplicar la seguridad, en verdad ~


 


Sus palabras habían sido un impulso al menor para, no sólo verlo, si no unir sus labios suave y algo torpemente; era un beso no pasional, un beso de no más de cinco segundos, un beso impulsivo, un beso realmente repentino


 


-¿Y eso? –Lo miró sin entender su acción, más que sorprendido, sin llegar a recordar cuándo fue la última vez que se habían besado; aunque sus cálculos tanteaban años con facilidad


-Extrañaba hacerlo, Shinji –Lo miró a los ojos, adivinando sus pensamientos confusos –Vale, perdón –Suspiró con pesadez, acostándose plenamente en la cama y dándose media vuelta para mirar a la pared con cierta decepción –Buenas noches


-… B-buenas noches –Respondió mientras lo miraba algo perdido, acostándose igualmente, y girando hacia su costado libre, dándole la espalda a su pareja y mirar la habitación algo confuso, suspirando algo molesto consigo mismo y voltearse hacia el menor, yendo junto a él y abrazarlo por la espalda con fuerza, con profundidad, con la misma la cual apretaba sus ojos


-Shinji, sonaré infantil… Pero ¿Me amas? –Preguntó con un nudo en la garganta, pasando saliva y apretar sus ojos


-Perdón si no parece así, pero aunque lo dudes… Lo hago –Susurró cerca de su oído, sintiendo que su pecho se oprimía al escucharlo, al responderle, al sentir la situación que vivían –Aún lo hago

Notas finales:

Q__Q No me odien! Espero les haya gustado el primer capi, cualquier comentario es siempre bienvenido! (^o^)/ GRACIAS POR LEERME! 

*Sé que no mencioné a Hiroto, pero para l@s que me han leído, saben que voy a paso lento


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