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Parafilia por Katze-san

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Notas del fanfic:

No me odien, tan sólo no me odien.

Notas del capitulo:

Todos saben que KHR! le pertenece a Akira Amano © ¿no?

1

-¿Lo dices en serio? —la voz le tembló sonando en un tono agudo propio de su edad, sus orbes castaños se agrandaron con sorpresa y algo de incredulidad mientras miraba al moreno frente a sí-.

-Desde luego- sonrió con picardía, y su aguda mirada de plata liquida brilló con euforia y deleite ante los ojos de Tsuna y aunque esa imagen le derretía el corazón y le aceleraba el pulso se mantuvo alerta ante cualquier señal que Hibari le pudiera mandar, alguna que le advirtiera que su integridad y/u orgullo corrían peligro-. ¿No pretendes negarte, cierto Tsunayoshi? -. 

Eso debería querer, se dijo así mismo viendo el pequeño brillo de lucidez titilar en su conciencia; pero la idea le resonaba en su cabeza. El moreno había sido tan explícito al describirle que era lo que quería y como lo quería. Se mordió el labio y es que sabía bien desde antes de comenzar una relación con el prefecto, que este tenía unos gustos, para nada dentro del parámetro de la norma, eso nunca había sido un impedimento, por el contrario el castaño se había sumergido en un mundo en cual no conocía, jamás creyó conocer y tampoco estaba orgulloso de practicar — eso se repetía incesantemente, no siendo del todo verdad— , pero lo que hiciera feliz a su guardián de la nube le hacía feliz a él— o eso quería creer— .

Un sonido proveniente de la terraza de la escuela los distrajo de su plática, ambos chicos miraron a través de la ventana como una inmensa tormenta de polvo se levantaba, el sonido de la dinamita de Gokudera y los gritos de Lambo le hicieron pensar a Tsuna que necesitaba seriamente reconsiderar en llevarse con todos esos sujetos.

-Los castigaré-. Hibari tomó su chaqueta y dejó salir medio cuerpo por el marco de la ventana-No creas que dejaré pasar este tema, por la noche irás a mi departamento- dicho esto saltó hacia el exterior.

Tsunayoshi se dejó caer sobre sus pies, conocía lo suficiente al joven delincuente como para saber que lo más probable era que le terminará cediendo ante él. Quizá lo más factible era el ir a descansar hasta que la noche llegase y con ello el deseo del moreno se cumpliese.

                                                          

 

2

Tomó el té que el padre de su amigo le ofrecía con amabilidad.

-Te ves algo cansado, Tsuna-Yamamoto le miró tan cálidamente palmeando su espalda-.

-¡Idiota no molestes al Decimo! pero si usted necesita algo no dude en pedírmelo, Decimo-.

-Muchas gracias, chicos-. El joven líder se llenó de orgullo y calidez ante la preocupación de sus amigos-. Es solo que ando pensando en algo-.

-Es algo acerca de Hibari, ¿Cierto? -. Los colores del castaño le llenaron el rostro como cerezos al sol, El beisbolista sonrió con gozo mientras el alvino se irritaba y despotricaba-.

-¡Ese imbécil de Hibari sigue abusando de usted, Decimo. Tan solo dígamelo y lo haré volar a la mierda! -.

-Clama Gokudera-.

-¡No me digas que me calme, idiota del beisbol! ¿¡No ves que ese estúpido mancilla el cuerpo del Decimo!? -.

-¡Gokudera— kun! -.

Yamamoto no podía contener la risa ante las cosas tan divertidas que decían esos dos, aunque a su parecer Tsuna no estaba siendo abusado por Hibari como decía el Smoking Boom, si bien recordaba la relación de esos dos había sido bastante natural para todos, incluso el pequeñín había declinado a favor de ellos, haciendo uno de esos divertidos juegos donde el ganador tendría como premio la mano de Tsuna. Desde luego cuando el prefecto se entero de eso, apaleó a todos los concursantes y se llevó su amigo diciendo algo así como: ‘El Herbívoro es Mío’.

Fue algo sumamente entretenido, desde luego y después de ello no cupo duda alguna acerca de la relación de esos dos. Pero claro, algo que les tenía intrigados era acerca de las prácticas sexuales de Hibari. Tsuna jamás les había comentado nada y es que no hacía falta dadas las evidencias físicas, los moretones durante la primera semana no se hicieron esperar, las caras graciosas y asustadas de Tsuna cuando alguien hacía referencia al tema (entiéndase alguien por el pequeñín del sombrero) era otro aliciente ante la curiosidad de todos, sí todos. Incluso en una ocasión el chico de peinado de piña fue a Namimori— chuu para averiguar de lo dicho. No podría negar que les seducía la intriga, y es que vamos, saber (deducir, sospechar; era casi lo mismo) que el chico arrogante, frívolo y agresivo tenía una que otra Parafilia sin duda alguna les tenía en ascuas.

-Tsuna, quizá si nos dices en que piensas nosotros podríamos echarte una mano- dijo en un intento por descubrir aquella faceta de la relación del Cielo con la nube-.

-Ah-suspiró el castaño escondiendo sus ojos con sus cabellos-Es algo tan vergonzoso-.

-No hay nada de qué avergonzarse, Decimo-.

-Gokudera tiene razón, Tsuna. Además somos amigos y no te juzgaremos, puede que hasta podamos ayudarte- le animo el moreno con sincera honestidad-.

Y Tsuna les contó.

 

Cuando su castaño amigo y jefe se marchó, aun reinaba un aire desconocido y bastante subido de tono en el cuarto de Yamamoto. Durante toda la plática (más bien el relato de la vida sexual de Tsuna) los guardianes de la lluvia y la tormenta evitaron mirar a los ojos a su amigo. Eso había sido bastante información para que sus mentes las digirieran. Y no es que fuesen vírgenes, no. Cada uno por su parte había tenido su primera relación sexual con una chica mucho antes de comenzar su amistad con el próximo jefe de la mafia. Su agitación tampoco se debía a que fuesen dos chicos que hicieran tales prácticas, ya que ellos mantenían una relación estrictamente monogamia desde que concordaron en su atracción sexual y decidieran establecer una ‘no— relación’ (en palabras de Gokudera).

La cosa era que aún en su mente el juntar a Tsuna y Hibari en un contexto Kinky, era de que pensarse. Y mucho. Además lo que tenía agitado a su amigo era la última ocurrencia del prefecto, pero en la mente de Yamamoto no era ‘tan’ alocada como las que el castaño les relato que ya había hecho. Así que siendo un buen amigo que da una opinión sincera y honesta le dijo que lo hiciese si creía que se sentía cómodo con ello. Era lo más que podía decirle a su amigo.

El alvino carraspeó rompiendo el tren de pensamientos del moreno.

-¿Ocurre algo? -.

Gokudera parecía algo agitado de un momento a otro y fruncía el ceño de un modo que el espadachín asociaba con los pensamientos duales del bombardero, sea lo que fuese a decir parecía consternarle bastante; así que espero pacientemente a que decidiera contarle.

-¿Piensas que está bien? - Soltó de un momento a otro cuando Yamamoto ya había pensado que no diría nada-.

-¿Te refieres a que si me desagradan aquellas prácticas? -.Gokudera asintió con la mirada en el suelo, el beisbolista sonrió y lo desmenuzó con calma. Sinceramente no le parecía asqueroso ni nada similar. ¿Fuera de lo ordinario?, sí. Pero quizá eso era lo que le causaba curiosidad.-Creo que es una interesante forma de experimentar placer- concluyó con una sonrisa relajaba y despreocupada- ¿Por qué? -.

-¡Por nada, maldito fanático del beisbol! ¡Solo tenía curiosidad!- pero su cara parecía algo subida de tono-.

-¿Te gustaría probar? -sugirió indecente el moreno y el alvino exaltado contestó para nada convincente con el trastabille del sus palabras-.

-¡Claro que no! -

Yamamoto rio sardónico, quizá luego le pidiera a Tsuna algunos consejos de principiantes para ese mundo.

 

3

Llegó a su casa cerca de las seis de la tarde. Se sentía relajado después de haber hablado con sus amigos, al principio creyó que le juzgarían y le mirarían con asco o recelo pero se lo tomaron bastante bien.  Dejó sus cosas en su respectivo lugar en su habitación. Reborn estaba ausente debido a que el noveno le había llamado para que le hiciera un encargo, no le dijo a Tsuna de que se trataba (y no es que quisiera saberlo) pero cuando se marchó le dirigió una mirada significativa y dijo: ‘Pronto te encargarás de estos asuntos’. Por lo cual el castaño había decidido no mirar las noticias en el tiempo que le durará al sicario su viaje. Anterior mente también salió en un encargó del noveno y en esa semana Tsuna escuchó en la T.V. que un grupo de cuello blanco (que casualmente había estado urdiendo planes contra Vongola) había sido destruido en su totalidad, ningún sobreviviente, fue el informe. Cuando supo de eso, al regreso de Reborn le hizo alusión del tema. Su tutor sonrió con soberbia y tildo al hecho de una gran coincidencia favorable y zanjó el asunto. Así que por ello el castaño prefería no saber nada al respecto, fingiría indiferencia a todas esas cuestiones tanto como pudiese, o le dejasen.

Más tarde, después de una ducha bajó a cenar. Su madre servía los alimentos a los (forzosos) inquilinos que habían adquirido con el tiempo. El bullicio no se hizo esperar cuando Lambo peleó por un trozó de carne que le trataba de arrebatar a la pequeña I— pin, todo terminó como solía ser, con Tsuna cediéndole su comida al bebé vaca para que se calmará, lo que le dejaba con menos porción de comida. Aunque ya estaba acostumbrado, por ello había aceptado con gusto la invitación a casa de Yamamoto previendo que eso ocurriría.

-Mamá esta noche me quedaré en casa de un amigo-comentó cuando dejó su tazón en la pila-.

-Está bien, Tsu— kun- sonrió su madre mientras servía un poco más de comida a Fuuta- No olvides llevar tu cepillo y almohada-.

-De acuerdo. Ya que mañana es sábado quizá me quede un poco por ahí con los chicos- era mentira pues dudaba que después de la sesión de esta noche Hibari le dejará ir, más aun siendo fin de semana-.

-Pero no te demores mucho y ve con cuidado-le aconsejó por último Nana a lo que el castaño asintió y subió por sus cosas-.

Antes de salir envió un mensaje de texto al prefecto.

<‘¿Ya has cenado?’>

Esperó al menos cinco minutos por la respuesta. Como está no llegó significaba que el moreno debió haber comido. Era lo bueno de Hibari, no respondía preguntas obvias o gastaba palabras innecesarias. Tomó sus cosas y se encaminó a la zona departamental de su pareja.

 

Lo malo de Hibari era que apreciaba tanto su privacidad que recurría a vivir lo más lejos posible del núcleo de la civilización, por lo que a Tsuna le costó más de una hora en llegar a la casa del chico. Saludó al guardia a su paso como era habitual (por la cámara de seguridad provista a la entrada del edificio), como respuesta escuchó la pesada puerta correrse y darle paso.

Ascendió en el levador hasta la penúltima planta donde en un pasillo solo habían tres puertas y al final la que le correspondía al prefecto. Sin llamar y usando la tarjeta de acceso (que Hibari le había concedido) ingresó al departamento. No fue recibido con la característica frase del presidente del Consejo Disciplinario al hacerle ver su tardanza. Por lo que asumió aun seguía en alguna de sus rondas.

Dejó sus cosas en el sillón negro en la sala. Caminó hasta el modesto (pero bastante funcional y potente) aparato de sonido eligiendo la lista que él mismo había programado antes. Hibari y Tsuna tenían gustos abismalmente diferentes en música, el moreno prefería géneros no tan escandalosos y molestos, mientras que estos eran los predilectos del castaño. Eso había sido un punto en discordia para ambos, pero después de razonar y negociar—  o que Tsuna fuese maltratado hasta que Hibari cediese—  quedaron en un acuerdo: El joven Vongola escucharía su música en ausencia del guardián de la nube. Fue lo más sensato a lo que pudieron llegar.

Se sentó en la alfombra en el centro de la sala mientras las notas de música se propagaban por el recinto. Todo el lugar parecía algo frío y estéril, quizá como su dueño. Siempre pensó que el moreno era pulcro, bastante reservado y delicado con sus cosas. Pero cuando vio por primera vez el interior de la casa del prefecto notó algo más. Hibari era elegantemente frío y misterioso, tal como denotaba el departamento. Cada cosa que le rodeaba en aquel lugar se lo confirmaba. Los muebles de gamas en negro, gris y blanco. Como el Ikebana donde la elegancia y la simplicidad era la pauta para maravillar a muchos que gustasen de tales atmosferas y bellezas.

Cuando tenían relaciones era similar… ¡Mierda! Se estaba calentando solo de pensarlo. Se preguntaba dónde estaría el moreno. Pasaban de las diez y aun no se asomaba.

Torció el gesto y se tumbó boca arriba cerrando los ojos.

 

4

No supo cuando tiempo durmió pero el peso sobre su vientre y unos juguetones labios le despertaron. No abrió los ojos, pero colaboró en el beso de manera floja. Hibari pareció impacientarse porque le mordió con ahínco el labio inferior sacándole un poco de sangre,  haciéndole gritar.

-¡Eso ha sido muy cruel, Hibari— san! -lloró abriendo los ojos y tocándose la parte afectada-.

-Traté de ser gentil, pero no ha funcionado. Por eso te mordí, parecer tener un mejor efecto- se justificó el moreno con una sonrisa para nada culpable, todo lo contrario no escondía la satisfacción que obtuvo ante tal acción-.

-Malvado-dijo el castaño con un mohín y desviando la vista de los ojos de plata liquida que parecían absorberle. Era tan injusto que incluso siendo tan arrogante y soberbio se vieran inmaculadamente bien-.

-Quizá-.El moreno recorrió le mejilla derecha de Tsuna con la palma de la mano para luego hacer que girara el rostro, enfrentándole a el escrutinio de su mirada- y aun así eres mío- aseguró mientras se inclinaba a reclamar los labios del menor una vez más-.

El decimo capo Vongola se dejó hacer ante los besos y caricias del prefecto. Sus roces jamás llegaron por debajo de la ropa de ninguno, para qué acelerar las cosas cuando tenían todo el tiempo del mundo bajo sus pieles. Pero pronto los preliminares comenzaron a hacer estragos en sus cuerpos, agitándolos deseosos de más.

Las ropas fueron dejadas aún lado, siendo estorbosas para el acto. Cuando Tsuna quiso tocar al moreno este se alejó bastante pícaro.

-¿Pensaste que olvidaría lo planeado para hoy?-.

Tsuna le miro sin comprender, perdido aun en el sabor de la boca de Hibari, hasta que reparó en las cosas que estaba junto a ellos.

-¿Eso? -preguntó titubeante al mirar los objetos-.

-Esto-dijo el chico de la mirada acerada tomando un recipiente- es para ti, Tsunayoshi-.

Instintivamente se alejó ayudado por sus codos para desplazarse al estar boca arriba y apretó las piernas. El prefecto miró la escena divertido, dedujo Tsuna. Y es que, a pesar de haber pensado en el asunto durante todo el día; y acordar que no estaría del todo mal. En el lóbulo izquierdo de su cerebro una pequeña alarma le decía que quizá no era tan buena idea.

-Te niegas-alegó el moreno molesto-.

El castaño suspiró y se arrodillo frente a Hibari, viéndole directamente a los ojos. Tendría que ser sincero.

-No es que me niegue. Debes comprender que aunque ya haya aceptado- (más obligado que nada) -. Aun hay una parte de mi que es recelosa-tomó el rostro del mayor entre sus manos y muy cerca de sus labios habló-. Pero si vamos lentos, quizá sea de otro modo-.

Pero Hibari no era de las personas que gustaban de eso, Tsuna lo sabía bien. Aun así asintió con el cejo fruncido y una crispada sonrisa en los labios que ante los ojos del joven Vongola fue una imagen que le maravillo y acelero el pulso. Lindo, sería un adjetivo que jamás usaría para describir al moreno, al menos no a viva voz; pero en su mente le llamaba de todas aquellas formas dulces y cursis que escuchó decir a muchas chicas en más de una ocasión.

Un beso suave, susurrante y alevoso fue la firma del pacto entre los dos. El sonido de sus labios patinando y los gemidos entre cortados mientras la excitación creía de nueva cuenta, era menguado por las notas estridentes y nada sofisticadas en la habitación.

Cuando Hibari cortó el beso para dirigir sus labios al cuello de Tsuna, una viruta de bruma cálida se desprendió de su boca; el castaño miró la exhalación perderse a la deriva entre los cabellos del moreno al mismo tiempo que uno de sus pezones era atacado por la mano de su amante. Se relamió los labios cuando su cuerpo fue depositado en la alfombra mullida, su espalda se arqueó cuando una mano juguetona se deslizó cerca de sus caderas y rozo su pene semi— erecto.

-Te gusta-. Dijo glorioso Kyoya cerca de su oído -.

Oh sí, si lo hacía; pensó cuando oprimió sus testículos y de nuevo le arrancó un gemido al besarlo. Al  notar que el moreno abandonaría otra vez su boca, enredó sus dedos en sus negros cabellos y le obligó a permanecer. Chupó y mordió su lengua, mientras sus manos bajaron por la espalda del prefecto hasta su trasero. Hibari gimió cuando estrujó sus glúteos como duraznos maduros. Se estaba calentando, tanto, tan fuerte. Su control era débil y le faltaba poco para perder ante la lujuria, apretó más fuerte y delineó sus caderas. Estar con el moreno, tocarle era tan…

-No-gruñó el guardián de la nube y se separó del castaño- Te dije como quería hacer esto-fue reprendido-.

¡Mierda! Se dijo al recordar las ‘reglas’ que le había dicho su pareja.

-Mira yo sé qué…-un golpe en la barbilla, la mira feroz y el dictamen de Kyoya no hiso más que calentarle-.

-Te.Dije.Como. - Puntualizó Kyoya-.

Asintió. Y es que cuando el moreno entraba en esa faceta suya de predador sexual, no había razonamiento alguno o poder Humano e inhumano que le hiciera desistir. Y tampoco es que a Tsuna le molestase el entregarse por completo a los caprichos del Presidente del consejo disciplinario.

Miró la prenda a un costado de su cuerpo, el encaje negro le sacudió la polla justo en el momento en que el mayor la levanto ante sus ojos, observándola con delicadeza y un morbo propios de un ninfómano bastante bien experimentado. Tragó con fuerza cuando la minúscula ropa fue a parar donde antes sus bóxers se hallaban, apenas y podía cubrir sus genitales y su pene ahora (bastante) despierto.  El brillo en los ojos de Hibari al mirar su sexo le infló el ego, y es que a pesar de que sus cualidades físicas era precarias, una parte de su anatomía parecía estar bastante bien desarrollada, y estaba orgulloso de ello, y al parecer el moreno también.

Cubrió con su mano derecha parte de la cabeza que salía curiosa a través de la prenda, la descarga de placer le hiso arquear el cuerpo, todo bajo la atenta mirada del Prefecto. Siguió el recorrido por encima de la tela, bastante atrevido. Hibari le ponía de ese modo, le sumergía en un estado que él no conocía de sí, le incitaba a hacer cosas que jamás creyó sería capaz de hacer, en su corta (y patética) vida, jamás si quiera se imagino, en tales circunstancias. Y mucho menos, con tal compañía.

Hibari pareció salir de su trance y le aparto la mano mascullando más excitado que molesto:

-Sigues rompiendo las reglas, creo que debo morderte hasta la muerte-.

-Hazlo-respondió bastante sugerente y caliente-.

Notas finales:

 

 

Sé que aun esperan el final de  Habilidad Secreta  Ahí va.  

Al principio creí que haría más extenso este Shot, así lo creí, pero me gusto dejarlo así. Porque de esta manera sus pervertidas mentes podrán recrearse llenando lo demás ;)

Sí tenía pensado una parafilia, pero mejor coméntenme uds cuál creen que es en un rr o podrían unirse a la página del FB Libro de Fantasía. Ya sé que les harta el SPAM, pero ando emocionada con eso, pero nadie se ha unido. Lo  sé, es triste u.u

No me odien.

Vampire Kisses

P.D. Tengo una duda, cada que pongo el guión largo me sale un codigo en su lugar, lo sustituyo y de nuevo pasa ¿Alguien sabe como solucionar esto? Agradecería su ayuda u.u


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