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Angel o Demonio por mi angel sin alas

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Notas del capitulo:

espero les guste este nuevo dic..comenten ^^

“Ángeles y Demonios nacen del mismo vientre.

El mal y el bien se nutren de la misma fuente.

Y cuando nos desgarra el amor

no vemos que lo mejor puede ser lo peor

y lo que más deseamos nos lleva a la muerte.”

 

Hay veces que nuestras vidas están predestinadas a que lleguemos a convertirnos en algo o en alguien que quizás no deseamos, pero eso no siempre es malo.

En la estación de tren, un hombre con apariencia nerviosa e intranquila estaba sentando en un banco cerca de las vías del tren, mirando a un ejecutivo que no paraba de hablar por teléfono. En su interior, había nacido desde hace mucho el deseo de venganza. todos los días se sentaba en el mismo sitio, mirando a ese hombre deseando que algo le ocurriese, pero el no se atrevía a hacerle nada. Aunque esos deseos de venganza fueron alimentados lentamente por una niña…una dulce y adorable niña, de rostro angelical, pero con el alma mas oscura y podrida que la del diablo.

La joven muchacha, bajo las escaleras mecánicas y como todos los días se sentó al lado de ese hombre que…con desesperación se mordía las uñas, pensando en que hacer..no se decidía.

-Tienes que hacerlo…-le dijo la niña con voz dulce.

-Perdón?-pregunto el hombre algo contrariado mirando a esa angelical niña.

-Tu sabes que lo tienes que hacer…..vienes aquí todos los días, te sientas a esperarlo…lo miras y lo miras…pero luego…-negro con la cabeza mirando al hombre.

-Quien eres tu?-volvió a preguntar ese hombre, aun sin entender que quería esa niña, aunque en su interior la ira se alimentaba lentamente.

La niña, con una suave y dulce sonrisa, poso su mano sobre la mano del hombre, que descansaba sobre sus rodillas.

-Alguien que no quiere que sufras mas…tu no te mereces este tormento...el si se lo merece… míralo…allí esta. Te a quitado lo que mas querías, y ahora estas solo…ha llegado el momento-susurro las últimas palabras, para después ver como el hombre se levantaba de su sitio, y se dirigía hacia el ejecutivo y lo empujaba hacia las vías del tren, justo cuando este paso. Asi de esa forma lo mato.

 

 

“- Ten compasión, piedad, amor. Sí, amor…..Piadoso amor que me atormenta. Amor de un solo…pensamiento, inocente……que nunca se aparta…Amor puro, sin máscaras, sin una sola mancha….Quiero tenerte entero….Para que por fin seas todo, todo mío.-un joven que a simple vista parecía un ángel, estaba leyendo atentamente un poema en mitad de la clase. Todos estaban atentos a lo que la maestra decía, pero él…él prefería leer esas odas y poemas que por alguna razón apaciguaban su alma, y le ayudaban a sentirse mejor. Su aspecto, era muy refinado y totalmente atractivo tanto para hombres como para mujeres.

Alto, delgado, piel pálida, labios rojos como la sangre y los cabellos de color cobrizo oscuro. Todos lo llamaban el angelito, por unas alas que tenía tatuadas en la espalda, pero claro, el no sabía nada de eso.

-Park Yoochun…-la profesora, paseaba entre los pupitres de sus alumnos, dándoles el boletín de notas, mientras su mirada iba dirigida hacia el joven que seguía en su mundo-Shim Changmin…-cada vez estaba mas cerda de ese chico que ni cuenta se daba de lo que se avecinaba-Kim Jaejoong-lo llamo una vez-Kim Jaejoong!-lo llamo nuevamente, atrayendo finalmente la atención de dicho joven. Este cerró rápidamente el libro de poemas mirando a su profesora, mas pálido de lo que normalmente estaba.

-S…Si...-dijo el pelirrojo oscuro, alzando la mirada tratando de ocultar el libro con poca discreción.

-Jaejoong, en que planeta andas? Dile a tus padres que vengan a hablar conmigo-le dijo la joven profesora mirándolo seria.

-No metas a mis padres en esto por favor…-dijo el joven mirándola con algo de suplica.

-Les dices tu que venga o los llamo yo?-le dio a elegir la joven mujer.

El chico no dijo nada mas, solo tomo el boletín de notas, y bajo la cabeza, empezando a recoger sus cosas ya que la campana del fin de las clases había tocado. Sin darse cuenta, había atraído nuevamente la mirada de alguien de la case. Su nombre, Shim Changmin. Un chico de la misma edad que Jae, pero totalmente diferente. Su aspecto, era igual que el del pelirrojo, pero totalmente distando a él en realidad. Era el chico mas alto de la clase, sus ojos eran marrón oscuro y su cabello castaño con reflejos dorados. Atento, miraba al pelirrojo oscuro, con algo mas que internes en la mirada.

Jae salió de clase, acompañado de sus dos mejores amigos, Yoochun y Junsu, que eran pareja. Los tres reían de algún comentario del mas pequeño de los tres, en este caso el animado Junsu, pero el mayor de todos, se alejo un poco de ellos cuando estos empezaron con sus mimos y carantoñas. Sin dejar de sonreir, paso su mirada por los alumnos algo agitados que caminaban hacia la salida del instituto, pero su mirada se detuvo en un hombre, que llevaba capucha y estaba parado en mitad de la multitud. El joven, frunció el ceño ladeando un poco la cabeza, mirando mas atento a ese extraño, que levanto la cabeza lentamente, pero aun así no se lograba verle el rostro por culpa de la capucha.

-Chun..-llamo a su amigo-Yoochun, quien es ese tio?-pregunto señalando con la cabeza en la dirección de ese hombre.

El pelinegro se acerco a su amigo y miro hacia donde este le señalaba, pero no vio nadie.

-Que tio?-pregunto el joven pelinegro.

-Ese , el de la capucha-dijo nuevamente el pelirrojo oscuro, señalando esta vez con la mano, pero se dio cuenta de que había desaparecido.-n..nada olvidalo…me lo habré imaginado-dijo mirándolo con una suave sonrisa, caminando hacia las puertas de salida.

Al lado de la puerta, había dos chicos de unos 14 años, que no se atrevían a salir por la puerta del instituto. La razón? Unos gamberros de su clase que no paraban de molestarlos, por lo menos a uno de ellos dos le hacían la vida imposible.

-Allí siguen esos…-dijo el mas bajo mirando con nerviosismo hacia la puerta.

-Bueno…ya se cansaran..-contesto el mas alto que miraba hacia el mismo lugar.-lo mejor es esperar…

De pronto los matones, miraron hacia esos dos jóvenes que se pusieron un poco mas nerviosos de lo que ya estaban.

-Disimula tio….nos están mirando-dijo nuevamente el mas bajo.

El chico mas alto suspiro y miro hacia las personas, viendo como su hermano se acercaba hacia la salida.

-Jae…-lo llamo acercándose a el, con la esperanza de que los ayudase. –Vamos juntos a casa?-pregunto el chico.

Una sonrisa ladina apareció en el rostro del mayor.

-Vaya, que simpático de repente…y eso? –le pregunto sin dejar de sonreir.

-P..Pues..no se..asi podemos ir hablando -ofreció el menor aun deseoso de que su hermano no lo dejase tirado.

-Hablando de que? De que el niñato de Baeck, os esta acosando a Youngminnie y a ti?-pregunto son una sonrisa de superioridad, mientras miraba a su hermano, que era un poco mas bajo que el, la piel algo bronceada, y el cabello negro ondulado.

-A mi no me acosa…pero con Youngmin se pasa un montón-confeso el menor.

-Mira, Ricky, te lo he dicho un millón de veces, no te metas donde no te llaman. Es mas, si hay uno que se lleva todos los palos…pues tu no te los llevas-dijo como sentencia, alejándose de su hermanito, para ir hacia casa.

El menor, miro a su hermano con algo de desprecio, pero no dijo nada, solo se quedo allí viendo como se alejaba.

El pelirrojo se tomo su tiempo para llegar a casa, ya que sus notas, no eran de lo mejor ese trimestre…mas bien había suspendido 5 de las 14 asignaturas que tenia, y sabia de que las cosas en su casa no estarían muy bien.

Nada mas entrar por la puerta de casa, su madre lo recibió con una sonrisa, al igual que su padre, que estaba sentado en su mesa de trabajo que había en el salón.

-Hola Joongie, que tal las clases hijo?-pregunto su padre, que durante un momento dejo su trabajo, para mirar a su hijo mayor.

El joven, desvió la mirada con gesto de molestia, y se encogió de libros, sacando de su mochila el pele de color azul en donde estaban apuntadas sus notas, entregándoselas a su madre, que con una amplia sonrisa las tomo. Pero esa sonrisa se desvaneció al ver las desastrosas notas de su primogénito.

-y esto?-pregunto con voz seria y gesto de desagrado-Lo has hecho a propósito porque si no, no lo entiendo.-acoto mientras zarandeaba con suavidad el boletín de notas.-pues de momento, no sales en toda la semana, y si tengo que estudiar contigo, estudiare. –sentencio la mujer.

-Imposible…tengo una fiesta, no puedo faltar-dijo alarmado el menor.

-hombre, seguro que podrán hacerla sin ti-le dijo su padre, que había estado atento a toda la conversación.

-Pero, es para el viaje de fin de curso-se alarmo un poco mas el chico.

-Que para ti se han acabado las fiestas! Vete a tu cuarto a estudiar-le ordeno la mujer muy enfadada, aunque se controlo, ya que no quería hacer algo de lo que se arrepintiese después.

-Y para que queréis que estudie tanto?-pregunto revoltoso- para acabar en el paro como el?-le dijo a su madre, señalando con la mano a su padre- iros a la mierda…

No acabo de decir la última palabra, y su progenitora, ya le había pegado una cachetada que le hizo boletar la cara. Con rabia e ira, el pelinegro miro a su madre para después dirigirse hacia la salida. Al ver eso, su padre se levanto de la silla llamándolo con algo de preocupación.

-Jaejoong, a donde vas?-le pregunto obteniendo como única respuesta un portazo.-Jaejoong!-los dos padres suspiraron, mirando hacia la puerta de roble color claro que se había cerrado por la fuerza empleada. Su madre, aun preocupada por la actitud de su primogénito, miraba por la ventada de la cocina como este, se paseaba de un lado a otro, mirando con asco y rabia hacia su casa.

Abajo, en la calle, el pelirrojo se movía nervioso con ganas de pegar a alguien, mientras miraba hacia la casa. Las horas pasaban, y el no entraría en casa, hasta que su madre no le pidiese perdón. Ya era de noche y estaba cansado, por eso se sentó en un banco que había delante de su finca. A lo lejos escucho los ladridos de unos perros y cuando ladeo la cabeza, para ver de donde venían esos ladridos, vio a dos grandes pitbull de pelaje negro brillante. Tras ellos, su dueño. Un chico igual que el de alto, con la tez algo bronceada, un cabello oscuro como la noche, pero con alguna que otra mecha rubia, y los ojos negros como el carbón, se sentó a su lado.

-Estas bien?-pregunto con voz algo preocupada-puedo ayudarte en algo?

El pelirrojo sonrió al ver al chico y se relajo un poco.

-No..Gracias-sonríe con suavidad mientras miraba a los enormes canes.

- te veo muchas veces cuando los paseo-dijo el chico con una galante sonrisa.-soy..Kiseop…

El joven volteo el rostro y sin borrar la suave sonrisa de sus labios contesto.

-Yo, Jaejoong…

-Encantado-dijo aun sonriendo con suavidad-estas seguro de que no quieres contarme lo que te pasa?-pregunto mordiéndose un poco el labio inferior.

Jae, se recostó sobre el respaldo del banco y con voz de rabia y llanto mezclada miro nuevamente hacia su casa.

-Ojala me muriese yo ahora mismo….se iban a enterar-mordió sus labios para no decir algo mas.

El joven con movimientos muy sensuales, se acerco un poco mas al otro joven. Apoyando su cabeza en su brazo.

-Tan grave es lo que te han hecho?-pregunto con voz coqueta.

El mayor miro al chico y con voz llorosa contesto a su pregunta.

-Me han castigado, toda la semana sin salir…

-Alguna razón habrá…-susurro el joven-

-Es que tengo una fiesta..no puedo faltar…-su voz fue un poco suplicante.

-Y hay alguien verdad? Estas loquito por esa persona…-contesto con cierta sensualidad en la voz.

Una sonrisa embobada apareció en el rostro del pelirrojo moviendo sus dedos algo nervioso.

-Bastante..-dijo con nerviosismo en su voz.

El chico sonrojado, miro nuevamente a los canes, que estaban recostados en el suelo, mirándolo atentamente, como si el tuviese algo diferente. Por eso mismo el pelirrojo, no vio que los ojos del menor que estaba a su lado, se volvieron totalmente negros, haciendo que jae lo mirase con cierto deseo en la mirada.

-Vas a ir a esa fiesta, Jaejoong….-dijo serio el pelinegro-tienes que ir…-susurro

-Y que hago si no me dejan?-pregunto mirándolo como embobado.

-Mejor que se mueran ellos…a que te mueras tu…-dijo con un soplido de maldad en su voz.

El pelirrojo soltó una visita entre sorprendida e incrédula, sin despegar la mirada de ese extraño chico.

-Estas de coña no?-pregunto divertido

El otro chico, hizo una mueca, que mas bien lo que intentaba era una sonrisa, y le siguió la corriente.

-Claro…-su voz sonó decepcionada, pero sonrió acercándose al chico, casi rozando sus labios-hacia mucho tiempo….que no encontraba un alma tan pura como la tuya…-dijo mirándolo a los ojos, dejándole ver esos ojos negros y diabólicos.-nos vemos otro día vale?-le sonrió y se levanto del banco, caminando con paso elegante volviendo sobre sus pasos. Con un movimiento, saco las cadenas de sus dos perros y estos se levantaron del suelo siguiendo a su amo. Unos truenos distrajeron al pelirrojo que alzo la mirada, sorprendiéndose de lo rápido que empezó a llover. Cuando volvió a buscar a ese joven, este había desaparecido, pero no se quedo a pensarlo dos veces ya que se estaba calando hasta los huesos.

Entro en casa corriendo empezando a quitarse la ropa mojada. Todo el departamento estaba a oscuras, pero de la habitación de sus padres se escuchaban cuchicheo que solo le hicieron enfadar nuevamente. Con paso rápido fue a la cocina y abrió la nevera, tomando una botella de agua. Bebió directo de la botella y repaso la estancia con la mirada, viendo que sobre la mesa había un cuchillo para cortar el bizcocho que estaba recién hecho. Lo miro durante un momento, pero después negro con la cabeza, y de volteo para dejar el agua en su sitio. Extrañamente, sintió como si alguien le acariciase la espalda y volvió a voltearse, mirando nuevamente el cuchillo. Ya sin pensárselo dos veces, tomo el utensilio, y entro al cuarto de sus padres, asesinándolos, clavando ese cuchillo con fuerza y rabia en sus cuerpos. Cuando reacciono y se dio cuenta de sus actos, el miedo lo invadió y salió de la casa corriendo, dejando el cuchillo en el suelo del pasillo. Con meido bajo a la calle, y se quito la sudadera que aun tenia sobre el cuerpo, quedándose solo en una camiseta de tirantes que solía llevar debajo. Se limpio las manos y las mejillas manchadas de sangre y con paso rápido se alejo del lugar, buscando un teléfono. Necesitaba…debía llamar a su mejor amigo..sabia que el le ayudaría. Saco de su bolsillo algunas monedas, y las metió en el teléfono, tomando el auricular, marcando con algo de desesperación el numero de su amigo. Un toque....dos...tres....”este numero esta apagado o fuera de cobertura, por favor deje su mensaje....” colgó antes de que el mensaje automático se terminase, y temblando camino rápidamente hacia la estación de autobuses, tenia que salir de allí...irse lejos para que...no lo atrapasen? No, solo quería correr lejos de allí, para no enfrentarse a lo que había pasado.

Llego a la estación de autobuses, y disimulando al mismo tiempo que trataba de esconderse, fue hasta la taquilla para comprar un billete para el primer autobús que salia.

-Hola, un billete para el primer autobús que salga, por favor-le dijo a la mujer que estaba tras la ventanilla.

La señora, lo miro y tecleo en su ordenador, para después mirar al chico.

-Ida y vuelta?-pregunto con una sonrisa.

-No..solo ida-le contesto el joven, sacando las ultimas monedas que tenia en el bolsillo, extendiendo el brazo para dárselas a la vendedora. La mujer tomo el dinero y lo miro, para después mirar a su cliente.

-Pero con esto no vas a ninguna parte muchacho. -le dijo devolviendo le las monedas.

El joven empezó a desesperarse, y sus ojos se llenaron de lagrimas, haciendo que su voz sonase temblorosa.

-Y si le pago lo que falta otro día?-dijo con suplica en su tono de voz, mirando a la mujer de la misma manera. La vendedora, dejo salir una risita con tono de burla aun con la mano extendida-se lo prometo...

-Ya ...-negó con la cabeza y le devolvió finalmente el dinero, mirando al chico algo preocupada, pero no podía hacer nada por el, así que siguió con su trabajo.

Desanimado, suspiro alejándose de la ventanilla. Paseo entre las personas y con algo de miedo iba pidiendo a las personas por si le dejaban alguna moneda, para así conseguir el total que necesitaba, pero todos negaban con la cabeza. Una señora paso por su lado y se le cayo la chaqueta de su hijo. Jae la cogió y llamo a la señora para dársela, pero no lo escucho.

-D..Disculpe...-al ver de que no obtuvo respuesta, se puso la prenda y entro dentro de la estación, tumbándose en un banco de acero inoxidable que allí había. Se cubrió como pudo con la chaqueta, tratando de tranquilizarse y conciliar aunque solo fuesen 5 min de sueño. Pero, mientras el se removía sobre el frió metal, una banda de 3 jóvenes, paso por allí. Primero pasaron de largo, pero después volvieron sobre sus pasos, mirando al hermoso chico que allí había.

-Que haces aquí tan sólito?-pregunto el líder del grupo, sin sacar las manos de sus bolsillos. Los otros dos chicos, se quedaron mirándolo, y uno de ellos mecía con suavidad la cadena que tenia en una mano. Los tres no parecían jóvenes de buena familia ni de reputación muy distinguida, mas bien, eran unos jóvenes callejero, que se metía en problemas muy seguido.-podrían venir los malos y hacerte algo..-dijo como si el jamas hubiese hecho nada.

El pelirrojo, se removió en su sitio, y los miro sin darles mucha importancia, es mas deseaba que lo matasen...que le hiciesen pagar por lo que había hecho.

-Me da igual lo que hagáis conmigo....puedo elegir? Prefiero que me matéis-les sugirió removiéndose un poco mas en su asiento.

El fornido líder asintió con una sonrisa diabólica.

-Bueno como quieras-contesto-pero...antes vamos a divertirnos un poquito-dijo al mismo tiempo que el y sus compañeros se lanzaban sobre el joven, empezando a tirar de sus ropas, tratando de que el muchacho no hiciese tanta fuerza. Pero de pronto una voz...angelical se podría decir, resonó por todo el lugar.

-Soltadlo-la voz sonó autoritaria y lo que dijo no fue una sugerencia, si no mas bien una orden.

Los tres tipos, se alejaron del pelirrojo y miraron desafiantes al hombre que había a unos metros de ellos.

-Y tu quien eres?-pregunto el mismo que antes había hablado.

Jae, se incorporo y se apretujo a un lado de ese banco, mirando hacia el lugar de donde provenía la voz. Extrañamente el mismo hombre que en la mañana había visto....un chico alto, de buena musculatura, y tez morena. No se le veía el rostro ya que al igual que en la mañana, este estaba cubierto por una capucha que solo dejaba ver sus labios y poco mas.

-Que pasa no me oyes?-la ira empezó a apoderarse de el, pero si compañero, lo detuvo.

-Ya voy yo-dijo el tipo que llevaba una notoria cicatriz en la mejilla. Se acerco con paso firme a ese joven misterioso, y saco de su chaqueta un bastón extensible-TE VAS O NO TE VAS?!-dijo meciendo dicho objeto.

Antes de que pudiese dar un solo paso mas, ese hombre, alzo su diestra y con un solo movimiento, hizo que ese joven bien formado, volase por los aires y cayese estrepitosamente delante de sus compañeros, que empezaron a correr nada mas ver eso sin esperar a que el otro se levantase. Jaejoong, miro a ese hombro totalmente asustado, incrédulo ante lo que sus ojos había visto. Pero, se levanto con suavidad de su asiento, y sintió como una calidez y una luz especial lo envolvía, viendo como ese hombre se quitaba la capucha dejando ver a un apuesto joven.

-Estas bien, Jaejoong?-pregunto con voz profunda y dulce

-M..Me conoces?-susurro en tono de pregunta el pelirrojo, que lo miraba entre embobado y miedoso.

-Te sigo desde el día que naciste. Me llamo Yunho....Deberías haber disfrutado de unos años mas de tu juventud, pero las cosas se han precipitado.-su voz sonaba relajada y tranquila, mirando a ese joven que aun lo veía incrédulo.

Jae estaba tratando de no quedarse con la boca abierta, mientras miraba a ese joven sin saber muy bien que hacer, si echar a correr o quedarse a su lado. Pero, por alguna razon, se sentia seguro y a salvo a su lado.

-Que..cosas?-susurro.

-Lo que has hecho Jaejoong- le dijo con voz seria, viendo como el joven chico, se sentaba en ese banco nuevamente, tomando asiento a su lado.-lo que has hecho, me ha obligado a anunciártelo...

Jaejoong, se mecía con suavidad y sintiendo unas terribles ganas de llorar, viendo una y otra vez esas horribles imágenes en su mente. Al escuchar las palabras ajenas, alzo la mirada para mirarlo.

-Anunciarme..que?-pregunto contrariado.

-Lo que eres, y lo que siempre seras-lo miraba atento pero en ningún momento lo condeno.

-L...Lo siento..p..pero....No..No entiendo...nada...-murmuro el mas joven, mirando el suelo. Se sentía peor que antes...y no entendía el porque. La sola mirada de ese chico, le condenaba mas que si mil espadas se hubiesen clavado en su cuerpo.

El moreno, ladeo un poco el rostro y después volvió a mirar a ese joven.

-Eres un Malak.

-Un Que?-pregunto arrugando la nariz.

-Un Malak, un mensajero. Eres un Ángel.-le dijo con voz suave pero seria.

-Pero como voy a ser un ángel si..acabo....El pelirrojo empezó a reír y esa risa, acabo convirtiéndoselo en algo falso, llegando a convertirse en una suave sollozo.

-te gustaría volver a verlos con vida?-pregunto el ángel.

El chico asintió rápidamente y deprimido, ya que la culpa lo carcomía por dentro. Si tenia esa oportunidad de enmendar su error, la utilizaría sin pensarlo dos veces.

-Así sera, pero recuerda que no se volverá a repetir.-negó con la cabeza mientras hablaba con el menor-a partir de ahora, no eres mas que un servidor-le dijo sacando del bolsillo de su gabardina, un libro de color morado, con un sello dorado en la portada.

El pelirrojo tomo el libro y este se abrió, mostrando le el pasado, presente y futuro de todos los sucesos del mundo, envolviéndolo con una suave y dorada luz, que le enseño lo malo y lo bueno de su misión, haciendo que el tiempo retrocediese hasta la mañana de ese fatídico día....de esa forma, le brindaban una nueva oportunidad.

Continuara...

 


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