“Un pequeño accidente”
Veamos…10 de agosto de 2012. Clases, de nuevo. Esto de ir a la escuela aun lo sigo considerando como una gran pérdida de tiempo. Y ahí estaba yo, mirando hacia la ventana que, la verdad, era más interesante que la clase que impartía el profesor, y es ahí cuando vi todo, casi en definición HD…un tipo se había caído de la manera más graciosa que me pudiera imaginar, y lo que me daba más risa era que se había caído solo, digo, al menos con la ayuda de una piedra pero no, ¡solo! En toda la extensión de la palabra. Como fue tanta la diversión que obtuve a través de mis ojos, no pude evitar reír y mi carcajada resonó en todo el salón.
-Señor Choi, si tanto le divierte mi clase, ¿Por qué no va por un reporte? A ver si así se le quita lo chistoso a esta materia.-había hablado el profesor, que era una mierda enseñando, pero tenía que mostrarle mi última pizca de respeto que le tenía. Así que me paré del asiento y salí del salón, no iría por el maldito reporte, a estas alturas, ¿a qué chico de 17 años le importaba un reporte? Siendo sincero ¡a nadie! En vez de eso me fui a pasear por los jardines de la escuela, me era muy relajante el estar ahí, era tan cálido, podía sentir la naturaleza entrar en mí ser. Estuve unos cuantos minutos ahí y regresé a los fríos pasillos del instituto, mi mente no estaba, respiraba por inercia. El estar tan cerca de las flores sí que me atontaba y, de repente, mi cuerpo se encontraba en el suelo cargando un peso extra, el cual, definitivamente no era mío.
Abrí los ojos, ya que por el golpe los cerré instintivamente, y me encontré con un chico, lo supuse, ya que tenía el pelo corto, el chico que estaba sobre mí volteó a verme y no sé porque, pero su cara se iluminó como si un reflector, con su luz más hermosa, apuntara hacia él, haciendo que sus facciones se vieran más bellas. Y el espectáculo acabó porque reconocí su cara, ¡exacto! Este tipo es el que se había caído hace un rato, gracias a él me sacaron del salón, pero eso no quita que no me haya divertido por un rato.
-Eres tú, él que hace un momento se cayó.-lo señalé efusivamente. Ya sé, que pocos modales tengo, y es que en mi casa me habían enseñado a no señalar a la gente ya que es de mala educación, pero en este momento lo que menos tenía era cabeza.
-yo…pensé que nadie me había visto.-habló entre avergonzado y para sí mismo.
-pues yo te vi, nose si alguien más lo haya hecho…Soy Choi Minho, mucho gusto…-moví las manos en señal de que siguiera con mi pequeño monólogo, que pronto dejaría de serlo.
-JinKi, Lee JinKi.-se apresuró en decir.
-Bueno JinKi, yo te dejo, te cuidas…yo me tengo que ir a mis clases.
-¡Minho! Espera, es que yo…-empezó a jugar con sus dedos.
-¿estás perdido?-me lo supuse, nunca había visto al chico y no es por presumir, pero yo conozco toda la escuela, con excepción de él.
Tomé el horario que llevaba en la mano y sonreí al saber que su clase era juntó conmigo.
"¡¿Celos?!"
JinKi Pov~
Había pasado un semana desde que conocí a Minho, la verdad él y yo nos volvimos muy amigos gracias a aquel pequeño accidente. El estar sin él hace que mis fines de semana sean más largos, y como odié este fin ya que, por motivos de tareas y trabajos, no pude ni salir a tomar aire. Como había entrado a mitad del ciclo escolar, pues tenía que entregar trabajos atrasados, que si no fuera por Minho ya hubiera reprobado el bimestre.
Al llegar a la escuela, lo encontré esperándome en la entrada como en los días pasados.
-Hola Minho.-dije alegremente
-Hola JinKi.-contestó de la misma manera.
En ese instante llegó una compañera del salón y se dirigió enseguida a Minho. La verdad es que nunca le habíamos hablado, al menos yo no, había notado que era bonita y, para algunos, la más bella del salón, pero a mí nunca me llamó la atención. La consideré una más de mis compañeros.
-Hola Minho, no nos habíamos presentado…Soy Kim TaeYeon
-Hola…-su voz sonaba diferente, no sonaba a como me hablaba a mi…tenía un tono frío y cortante.
-¡Ah! Hola, disculpa, no te había visto. Mucho gusto.- ¿Qué no me había visto? ¡Pues si estaba a un lado de Minho! Bueno, a estas alturas no me sorprende que no me haya visto ya que yo soy muy cerrado con la gente, pero con Minho era muy diferente.
Esa chica no me llegaba a convencer por alguna extraña razón. Sólo podía sentir mi corazón arder, tal vez en este mismo momento se estaba haciendo cenizas. El sólo hecho de pensar en esa chica, ponía a mi corazón de esa manera. Se le acercaba mucho a Minho y se le insinuaba de la forma más descarada que puede existir en este mundo. Lo que me alegraba un poco era que, gracias a lo despistado de mi mejor amigo, no se daba cuenta de que ella se le ofrecía en bandeja de plata.
Lo que aún no me cuadraba era ¿Por qué mi corazón se sentía así? ¿Acaso son celos lo que siento? ¿Eso es lo que hace que tenga miedo?
“Pero, ¿miedo a que?”…
Después de que TaeYeon se fuera, nos dirigimos a la clase silenciosamente, un silencio que mataba hasta al más mínimo ser. No pregunté nada, sólo caminé a un lado de él. Su cara se veía seria, nunca lo había visto de esa manera y no me iba a detener a preguntarle.