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Lui vive in te (El vive en ti) por Laurence

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Notas del fanfic:

Los personajes de este fic pertenecesen a su creador original Masami Kurumada, asi como a las empresas Toei Animation y Bandai (Entre otras) quienes tienen pleno derecho de su comercialización.

Notas del capitulo:

¡Hola familia! Otra vez stoy aqui con un nuevo fic y agradeciendoles sus reviews para mi primera historia. Como siempre un nuevo capitulo cada semana.

 

Continuo con su rutina como todas las tardes tratando de no pensar en su condición médica aunque sin mucho éxito, pues de vez en cuando venían a su mente los probables escenarios que viviría si el estar con esa enfermedad fuera un hecho en especial si él lo sabia; ¿Cómo reaccionaría cuando se enterara de aquello? Lo más probable sería que no le agradara en lo absoluto y lo cambiara por otro caballero que estuviese sano, no sabía que haría o le diría su amante pero de lo que estaba seguro era que se pondría furioso.

 Tuvo el impulso de ir a la cada de alguno de sus compañeros por ayuda y consuelo pero lo más lejos que llegaba era a la entrada de piscis, observo el reloj en la pared y justo cuando este marco la hora exacta corrió apresurado a su habitación. Algunas horas después salió corriendo rumbo a la parte trasera del santuario, aquella que  desde la última guerra santa los caballeros de la orden dejaran de frecuentar. – De nuevo has llegado tarde – Exclamo un hombre de cabello oscuro dándole la espalda, por demás molesto con sus retrasos. – ¿Cuanto más piensas hacerme esperar?, tal parece que esto no te importa. A caso ¿crees que eres el único?; claro que no y lo sabes muy bien, ¡grábatelo en la cabeza piscis! tú eres desechable. Puedo tener a quien yo quiera, a cuantos quiera y a la hora que yo quiera – Espeto con soberbia y un deje de ironía en sus palabras aquel sujeto, quien se notaba más que molesto.

- Yo… lo lamento, lo lamento mucho. Te prometo que no volverá a suceder, lo juro – Expreso el doceavo guardián atragantándose con sus palabras y con la tristeza muy marcada en ellas.

- Esta bien, pero es la última vez que lo dejo pasar – El hombre lo miraba por sobre su hombro y le había dicho estas palabras con un tono pícaro y malicioso.

- ¡Muchas gracias!, te juro que no desaprovechare esta oportunidad – Mas que emocionado comenzó a acercarse al peli oscuro con las manos unidas sobre su pecho. – Lo que pase es que…, me estaba arreglando para ti y no decidía que ponerme, quiero verme hermoso a tus ojos – Dijo el peli celeste tratando de disculparse causando que su interlocutor estallara en sonoras carcajadas y le hablara en un tono irónico al igual que su risa.

- ¡Ja, ja, ja! ¿Hermoso a mis ojos?...  Que irónico se escucha eso de los labios del caballero más hermoso de la orden  ¿no lo crees? Además no entiendo porque tardas tanto en vestirte, sabes muy bien que eso es lo que menos me importa yo prefiero… otras cosas – La ultima frase dicha por aquel sujeto, quien asaltaba ferozmente el cuello de Afrodita con besos y mordidas, sonó más como un ronroneo a los oídos del doceavo guardián, quien no pudo evitar estremecerse.

Poco a poco las ropas de ambos fueron cayendo al suelo una por una mientras los gemidos y jadeos se fueron intensificando cada vez más y más hasta llegar al clímax, donde el peli oscuro derramo su semilla en las entras de Afrodita quien lo hizo en las manos de este. Fueron varias sesiones de sexo las que ambos tuvieron en aquellas ruinas hasta la una de la mañana en que el mayor se retiro dejando a un desnudo guardián de piscis dormido sobre árido suelo sin el menor miramiento o remordimientos sobre su conciencia; siempre era lo mismo en todos los encuentros, no importaba cuantas veces lo hicieran, lo rudo que fuera, cuanto le exigiera o le lastimara física y verbalmente pues el peli celeste siempre está allí, aguantando todo hasta el final y eso era algo que ese sujeto sabía aprovechar.

(Cambio de escena)

 Fue una mala idea ir vestido de blanco al encuentro y hacerlo esperar, no dejaba de repetirse el caballero más hermoso de la orden. Había despertado pasadas las tres de la mañana y aun tenía bastante camino para llegar a su templo, eso sin contar con que precisamente ese día sus deberes comenzaban más temprano. A paso lento subía las escaleras rumbo a su templo tratando de hacer el menor ruido posible y de no dejar rastro de su presencia; todo su cuerpo le dolía, especial mente su entrada de la cual aun emanaba aquel líquido carmesí que, desde horas antes se había impregnado en el suelo de tierra y en la delicada prenda portaba.

No supo si fue el cansancio físico, el estrés mental y psicológico o la pérdida de sangre lo que hizo mella en él sumiéndolo en la inconsciencia, lo único que sintió antes del vaguido era que sus fuerzas le abandonaban; agradecía a los dioses que el guardián de ese templo no se encontrara, pero de preferencia rogaba que fuera el suyo donde se desplomaba. Contrario al descanso que esperaba encontrar en los brazos de Morfeo, su alma y su mente fueron atormentadas con terribles pesadillas en las que veía a su amado en los brazos de varios amantes y a sí mismo con su cuerpo perfecto deformado por ese ente infeccioso que solo le causaría problemas si llegaba a alojarse en su organismo.

Despertó cerca del medio día y afortunadamente era su templo donde se encontraba, aunque no recordaba cómo era que había llegado a la cama o como se había cambiado de ropa, lo que si tenía presente era que debía darse puesto que en dos horas se vería con él nuevamente y ya le había dejado muy en claro que no toleraría un retraso más. Al incorporarse sobre la cama sintió un pequeño peso desliarse sobre sus muslos hasta caer pesadamente en la cama, eso le pareció bastante extraño y se alarmo por unos segundos, volvió lentamente el rostro hasta dar con un joven quien dormía arrodillado al costado de su lecho, con solo su cabeza y sus brazos sobre la cama.

Examino cuidadosamente el dormitorio, no creía haberse confundido de templo pero en su estado de agotamiento había esa posibilidad. Recorrió con la vista cada uno de los rincones y motivos del dormitorio corroborando a sí que realmente era el suyo además de llevarse una no muy grata sorpresa. Palideció de pronto al reconocer al hombre que lo acompañaba y, unas palabras que jamás recordaba haberle escuchado vinieron a su mente acompañadas de una imagen bizarra de aquella persona llorando, algo que jamás pensó ver de él.

Intento escabullirse de la cama con sumo cuidado, el dolor general que estaba sintiendo en esos momentos le hacía clamar por un analgésico. No había puesto ni un solo pie sobre la alfombra cuando un fuerte agarre en su muñeca le impidió su avance, cuando intento volverse para encara a aquel joven, este tiro de él atrayéndolo a su cuerpo y acunándolo de manera protectora en su pecho. – ¡Por un instante creí que morirías! No vuelvas a asustarme de esa manera – Dijo el mayor mientras copiosas lagrimas emergían de sus ojos y se perdían en la melena azul celeste de un confundido Afrodita.

- ¿Cuando llegaste?, ¿Qué está pasando?, ¿Qué haces aquí? – Pregunto consternado el guardián de piscis.

- Hace tres días, cuando colapsaste en mi templo. Tenemos que hablar Didrik –Dijo en tono serio el caballero, pero sin soltar el abrazo al que tenía sometido al menor.

 Afrodita palideció de inmediato estremeciéndose en los brazos de su amigo, no solo por las palabras que este le dijo sino por el hecho de haber sido llamado por su verdadero nombre, lo cual indicaba que era algo serio y por demás delicado lo que aquel hombre a quien consideraba un hermano quería tratar con él. – Fil me estas asustando. ¿Qué eso de lo que quieres hablar? – Pregunto e peli celeste con una marcada preocupación en sus palabras. Temiéndose lo peor comenzó a preparar en su mente, todas y cada una de las respuestas a las preguntas que él guardián de cáncer pudiera hacerle, sin embargo se quedo pasmado con la reacción por parte de este.

El peli azul rompió aquel abrazo de improviso y se acomodo en el regazo del menor y rompió en un desgarrador llanto. Su rostro permanecía oculto en la tela del pijama que su interlocutor tenia puesto, soltando un alarido y estremeciéndose violentamente  cada tanto; se reprochaba el haberse ido aquella supuesta misión que el mismo había pedido dejándolo solo, si no hubiera sido tan egoísta esta pesadilla jamás la estarían viviendo. Nunca se perdonaría por haber faltado a aquel juramento que hicieron cuando niños, él se haría cargo de ahora en delante de que esto que había ocurrido jamás  volviera a repetirse a si como de las consecuencias que ello había traído.

- ¡Lo lamento tanto Afro, jamás debí haber partido! – Era lo mismo que repetía  una y otra vez con un nudo en la garganta, como si eso pudiera borrar los pasados hechos y detener los que estaban por venir.

- Ya tonto, solo fue un desmayo, debe ser el agotamiento. No seas dramático Filippo – Pronuncio Afrodita con una sonrisa al ser llamado con el cangrejo con el mismo sobrenombre que lo llamaba de pequeño, pero al recordar su probable enfermedad su rostro se ensombreció por unos instantes.

- No te esfuerce en mantener tu mentira, el médico me lo ha confirmado todo. ¡Los hechos están más que claros!… ¡Dime ¿quién fue el malnacido que se atrevió a violarte?!

 Al escuchar aquellas fuertes declaraciones recordó lo ocurrido en aquellas ruinas, la condición física que lo hizo desplomarse en el templo de cáncer y las palabras de Death Mask “Hace tres días”. No podía ser posible, había estado inconsciente por tres día y ahora su mejor amigo creía que lo habían violado, conociendo seguro iría a partirle la cara aun cuando supiera que fue consensual y conociendo al otro no dejaría a Filippo vivo; además esta vez si que la había hecho buena, no solo se había retrasado a sus citas sino que no había llegado, esta vez de seguro su amado estaría furibundo y ya tendría en su lecho decenas de amantes como se lo había advertido.

- Didrik… estas embarazado…-

Notas finales:

Espero no herir la sensibilidad de algunos lectoras.

Lui vive in te significa en español " Él vive en ti"


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