Sentí como el mi mundo se venía abajo tras escuchar las palabras de mi mejor amigo, miles de emociones se arremolinaron en mi pecho al saber que dentro de mi crecía un monstruo que desde mi vientre destrozaba todo. Filippo lloraba desconsolado con su cabeza posada en mi regazo y pronto la sensación de negación que me mantenía en shock dio paso al miedo, miedo de que él me dejara, miedo de lo que pensaba Death Mask de mi y de mi amado, miedo de los cambios que venían con ello pues solo soy un joven de 15 años, miedo de tener esa cosa dentro de mí y miedo al dolor si es que decido tenerlo y a tantas coas más como ser el motivo de los chisme y habladurías del santuario.
- ¡No! – Fue aquella palabra que salió de mis labios en un hilo de voz acompañando a mi mirada vacía e indolente.
- ¿Qué? – Dijo el guardián de cáncer incorporándose lentamente.
- ¡No! – Volví a decir un poco mas audible mientras el se limpiaba el rostro con el dorso de su mano.
- ¿No qué? – Pregunto Death Mask mirándome confundido a los ojos.
- ¡No lo acepto, soy muy joven para estar embarazado! – Dije con voz temblorosa correspondiendo a su mirada.
- Didrik… Ese bebé esta en ti, vive en ti y no es algo que pueda desaparecer con solo ignorarlo – Con su voz llena de ternura mientras acariciaba mi rostro.
En sus palabras estaba una verdad absoluta, a decir verdad desde un principio pude notar sutiles cambios en mi persona y algunas cosas que me daban algunos indicios de mi nuevo estado e incluso me practique varias pruebas que lo confirmaban pero decidí ignorarlo.
Yo no veo como un padre, mi cuerpo se deformara horriblemente por la culpa de esta cosa, si él se entera me dejara enseguida y eso es lo que más me preocupa porque para mí esa persona es muy importante para mí, lo amo tanto…
Filippo comenzó a acariciar mi vientre con suma delicadeza, - ¡Ni tu ni tu papito tienen la culpa de lo que está pasando, pero no te preocupes yo los cuidare a ambos para que ese hombre no vuelva a hacerles daño! – Hablaba con tanto cariño implícito como si ya tuviera a ese engendro en los brazos y eso en verdad me molesto.
Como podía hablarle a esa cosa como si pudiera escucharlo, tengo dos o tres meses de embarazo es absurdo que Death Mask esté haciendo esto, ¡Solo son células por todos los dioses!, además como puede profesarle tanto cariño si no lo ve y si apenas acaba de enterarse para mí solo es un maldito parasito que intenta alejarme del hombre amo y destruir toda mi vida pero lo que me pone más furioso es que Filippo se refiera a la persona que más amo como si fuera un malnacido o un violador ese bebé fue un error un descuido pero nada más.
Estaba tan molesto que aparte de un golpe con mi mano la de que Death Mask tenía sobre mi vientre e incluso lo empuje con todas mis fuerzas haciéndolo caer de la cama, él solo me miro sorprendido pero no dijo palabra alguna; yo quiero al guardián de cáncer como un hermano de sangre pero no tanto como a ese caballero de hermosa faz y larga cabellera, esto ha sido un insulto que no lo dejare pasar.
Camine indignado dispuesto a salir del dormitorio, Death Mask dijo algo a lo que no puse atención por el enojo que sentía en ese momento, justo antes de salir del templo de piscis y sin volver la vista atrás le grite con todas mis fuerzas - ¡No lo quiero!, ¡Para mí no es más que un parasito, una cosa, un maldito engendro que vino a destruir mi vida! – Aquellas palabras las escupí con rabia y un profundo odio, porque odia a ese ser que crecía en mi vientre y a mí mismo por permitir que este embarazo sucediera.
Salí corriendo a todo lo que daban mis piernas, no llegue muy lejos gracias a la condición médica que ostenté durante aquellos días en que estuve inconsciente pero en lugar de aceptar que fue por ello yo inmediatamente culpe a mi hijo. - ¡Maldita sea!, ¡todo por culpa de esta cosa, pero ya encontrare la manera de librarme de él! – Dije enojado mientras luchaba por hacer llegar a mis pulmones un poco de oxigeno.
Una vez que me hube alejado lo suficiente del santuario y que me asegure de que Filippo no me seguía comencé a caminar hasta la playa, aquella que conocía mis penas buscando encontrar como siempre la paz y el sosiego que necesitaba mi atormentada alma pero con lo que no contaba era que las ruinas cercanas a cabo sunion encontraría al dueño de mi corazón. Él estaba cruzado de brazos, parecía que me estaba esperando desde hacía un rato; en un principio mi corazón dio un salto de alegría pero al recordar la penosa situación en la que me encontraba una mueca de miedo y tristeza deformo mi rostro, sentía tanta vergüenza que instantáneamente baje mi cabeza para que mi pareja no la viera.
Aquel hombre de un tirón me atrajo a su cuerpo, comenzó a besarme cuello y a meter sus manos por debajo de mi casa, comenzó a acariciar mi pecho como siempre pero en esta ocasión las sensaciones eran un tanto diferentes. Cuando masajeaba mis rosadas y erectas tetillas el placer que sentía se intensifico tanto que podría jurar que llegara al orgasmo con solo estimular esa parte de mi ser, pero cuando las presionaba el dolor era indescriptible tanto que entre los gemidos y jadeos que escapaban de mis labios también lo hacían fuertes alaridos.
En una fracción de segundo puede sentir una fuerte bofetada en mi rostro me mando directo al suelo, en un principio recordé que no le gustaban los sonidos que escapaban de mi cuando hacíamos el amor o al menos no con aquel volumen tan alto y fue a eso que le atribuí aquella fuerte bofetada que me propino mi pareja pero el verdadero motivo era muy diferente.
- ¡No me gusta que me hagan esperar y tú lo sabes! – Dijo aquel caballero bastante molesto.