Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Varekai por PauYh796

[Reviews - 71]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Normalmente pedimos reviews en nuestros fics pero pocas veces nos molestamos en dejar uno.

Número de palabras del capítulo: 5.122

Aclaración: Cuando la letra es cursiva pasa a ser Naruto POV (punto de vista) 

Me gustas.

Entré al salón y escuché los abucheos seguidos por los usuales insultos; después de la última paliza había faltado a clase tres días hasta que estuve lo suficientemente bien para levantarme. Avancé lentamente por en medio de todos tratando de ignorar sus risas, por un momento deseé seguir tan golpeado que no pudiera ni levantarme de la cama.

Lo que Naruto no notó mientras estaba sumido en sus pensamientos era como dos pares de ojos lo miraban fijamente, no se veían sus intenciones, no se sabía si eran miradas buenas o malas… simplemente eran miradas que se negaban a apartarse.

Pasaron las primeras horas de clase sin mayor cosa, pronto llegó la hora del almuerzo y todos salieron disparados a la cafetería. Como en cualquier instituto en la cafetería se habían formado los diferentes grupos para las diferentes mesas, y Naruto siempre debía conformarse con almorzar solo en la mesa más alejada.

Ese día en particular fue diferente, no tenía apetito mas si fue a la cafetería y se sentó en alguna mesa con un único objetivo: miraba a Uchiha Sasuke comer en la mesa donde se sentaban todos los que lo golpeaban, se reían estruendosamente de alguna broma que de seguro era estúpida, y Sasuke no se carcajeaba igual que los otros, mantenía esa expresión inmutable en el rostro mientras a su alrededor Sakura le gritaba algo.

Naruto entendía esa sensación.

A Sasuke le fastidiaba estar allí pero no tenía opción porque de seguro siempre era arrastrado a esa mesa. Naruto sonrió sin querer, lo que no supo fue que esa sonrisa se mostraba enamoradiza y de nuevo unos ojos lo estaban viendo desde algún lugar.

En cuanto sonó el timbre que anunciaba el fin de las clases Naruto salió corriendo del lugar para así evitar que alguien lo acorralara y lo golpearan como regalo de bienvenida. Cuando vio que estaba libre de todo peligro comenzó a caminar en dirección a su casa. Normalmente cuando todo el mundo te odia pasas a tener una vida social totalmente nula, no tienes amigos, no estás invitado a ninguna clase de fiesta, es casi como si tu existencia fuese totalmente absurda, no cuadras en el mundo y por ello estás condenado a pasar tus días solo.

Aún así Naruto odiaba tener que estar en su casa, las paredes eran aun más asfixiantes de lo que era el instituto, y no, no era porque la casa fuese pequeña; simplemente el ambiente era un suplicio soportar todo lo que implicaba volver cada día.

Al llegar entró con duda, en la cocina —y cantando alegremente— estaba Kushina, su madre, una joven mujer de cabello rojo y largo, su mirada dulce delataría que es una buena madre, lástima que eso sea mentira, pensó Naruto a la vez que se le quedaba observando. Después de unos minutos Kushina por fin se dio cuenta de que alguien la miraba, giró para encontrarse a su hijo, él le sonrió, ella no devolvió la sonrisa.

—Llegue —anunció él sin dejar de mirarla.

—Hola —contestó ella cortante, su canto se había esfumado y ahora su expresión era seria—. Hoy llegaste sin heridas —afirmó lo obvio. Naruto asintió—. Por fin no te metes en una pelea.

—No es culpa mía —murmuró agachando la mirada.

—Supongo que la culpa es de los que te golpean, ¿no?

—Así es.

—De seguro han de tener una razón por la cual lo hacen —y se giró para concentrarse de nuevo en lo que sea que estuviera haciendo.

Naruto se encogió de hombros sin decir nada más, caminó escaleras arriba hasta su habitación, donde al llegar se liberó del uniforme rápidamente y se colocó lo primero que sacó del armario, tomando su iPod y un pequeño cuaderno bajó las escaleras, sin decir nada salió de la casa. Caminó sin ninguna dirección en específico, a veces deseaba tener un lugar especial donde se sintiera en paz, pero ese lugar definitivamente no existía; cada vez que salía de su casa iba en busca de cualquier lugar solitario… aquel día lo encontró junto al mar, en una playa vacía.

Se sentó en la arena y con el atardecer de frente, se puso los audífonos, la primera canción que sonó fue felicidad de Godwana y él sonrió amenamente, por alguna razón esa canción en especial le causaba una felicidad absurda; claro que era felicidad falsa pero aquello no importaba. Tomó una hoja en sus manos comenzando a dibujar en ella.

Con gran maestría —y en poco tiempo— un buen dibujo permanecía sobre la hoja; aun así éste era bastante sombrío, solitario.

Suspiró y aventó del dibujo lejos, por dentro sabía que no necesitaba esa soledad, que cuando era un niño se relacionaba bien con la mayoría, era social, buenas notas, el hijo perfecto, con poco dinero pero una familia feliz… en cuanto entró a la adolescencia notó que algo no andaba bien consigo mismo, sus amigos comenzaban a notar a las chicas, en cambio él no notaba nada, pero un día mientras jugaban entre hombres le excitó enormemente uno de los chicos. Desde ese día supo que él no era como los demás, pero definitivamente no sabía que aquello era totalmente anormal.

Aunque había aventado el dibujo éste se mantuvo cerca hasta que una brisa se lo llevó, era gracioso ver como la hoja de papel se sacudía sin llegar a mojarse con el mar. Sonriendo Naruto se recostó en la caliente arena y cerró los ojos imaginando que estaba en ese lugar mágico que aun no había podido encontrar. Empezó a alejarse del mundo durmiéndose cuando de la nada sintió una presencia a su lado, no abrió los ojos.

—¿Qué quieres? —preguntó intentando no perder la paz.

—Una hoja de papel tuya ha estado volando por toda la playa —anunció el desconocido y por su voz se sabía que era un hombre.

—Déjala irse, no me importa conservarla.

—Es un buen dibujo. No hay necesidad de desperdiciarlo.

—Te lo regalo —un suspiró por parte del rubio—. Ahora vete, perturbas mi paz.

Por el silencio Naruto dedujo que el extraño ya se había ido, y ahora con una media sonrisa volvió a sumirse en el sonido de las olas hasta que perdió el conocimiento allí mismo.

VRK—VRK—VRK


Como siempre la noche era el momento más pacífico que Naruto poseía sobre la faz de la tierra, pues sus padres dormían como rocas, la casa permanecía en un silencio total y la oscuridad era reconfortante. Era ese pequeño momento en el mundo en que alguien puede ser uno mismo…

Naruto no solía dormir mucho, cada minuto que pasaba durmiendo era un minuto desperdiciado para realizar otras actividades. Por eso mismo no era extraño que amaneciera y que a pesar de ser un día de instituto Naruto no hubiera dormido nada, aún así se levantaba y se arreglaba normalmente. Ese día en específico salió sin decir ni mu a sus padres, simplemente se ignoraron olímpicamente como de vez en vez lo hacían.

Llegó rápidamente al instituto a pesar de que faltaba más de media hora para el comienzo de las clases, se sentó en un vacío pasillo a la espera de que las siguientes ocho horas se pasaran rápido. Para su buena o mala suerte no estaba solo en el pasillo, a unos pocos metros más allá estaba un chico de cabello negro que Naruto encontró bastante misterioso, por lo cual fijó su vista en él hasta que descubrió que era Uchiha Sasuke, éste último se dio cuenta que de alguien lo miraba y alzó la mirada, donde encontró unos ojos azules que aun le miraban sin miedo alguno. Naruto apartó la vista apenado, pero levantarse e irse sería una escena de película romántica así que no consideró el hacerlo.

—Hey —escuchó como lo llamaban, Naruto cerró los ojos sin querer responder al llamado.

Por otro lado Sasuke se negaba a sentirse ignorado. —Te estoy llamando —dijo lo obvio, y Naruto poco a poco volvió la vista a Sasuke, el pelinegro por su lado sonrió complacido antes de volver a hablar—. ¿No te arrepientes?

—¿De qué? —preguntó el de ojos azules con la voz más baja de lo que quisiera.

—El dibujo —Naruto negó confundido, Sasuke suspiró—. Ayer, el dibujo de la playa…

—¿Cómo sabes eso? —se preguntó, porque que él recordara le había dado el dibujo a un perfecto extraño que se atravesó en su camino.

Sasuke rió quedamente, luego sin decir nada se levantó del suelo para avanzar con paso lento pero firme hacia el salón de clases, pues las personas comenzaban a llegar y estaba mal visto juntarse con el rarito del instituto. Naruto se quedó ahí hasta que sintió que alguien le pisaba la mano.

—Lo siento —se disculparon falsamente—. Usualmente no veo la basura que se atraviesa en mi camino.

Pero Naruto no sintió ni el pisotón ni se fijó en la falsa disculpa; había quedado suspendido en otra dimensión, en la cual aún veía el cuerpo de Sasuke alejándose mientras él se quedaba tirado en el suelo y con una increíble sensación de vacío en el pecho. Sin embargo tuvo que obligarse a levantarse e ir al salón, entró y se alegró de ver que no había nada raro que indicara alguna broma pesada, se sentó en el último puesto y ahí esperó a que las clases comenzaran.

Pasó la mayoría de la mañana sin ser notado por nadie, ni siquiera por los profesores, como cuando estaban entregando el examen que debían realizar y el mismísimo profesor se había olvidado de sacar la copia para Naruto, a su vez nadie quiso prestar su examen para que el rubio le sacara fotocopia, lo que había quedado en un “luego haces el examen”. Pronto llegó la hora del descanso de la mañana, Naruto salió rápidamente y fue a la parte trasera del instituto donde había un lugar con varios árboles que hacía que pareciera un bosque miniatura.

Con lo que no contó fue que alguien tendría su misma idea. Así un chico de ojos negros caminó hasta la parte posterior del instituto en busca de escapar de su grupo de amigos, y a su vez tener un momento a solas consigo mismo y sus pensamientos, por lo cual llevaba un pequeño cuaderno donde de vez en cuando solía escribir.

No pasó mucho para que Naruto notase que alguien se acercaba, así que intentó esconderse detrás de un árbol; no se sentía con ánimos de recibir una paliza, pronto notó como el chico que venía volvía a ser Uchiha Sasuke, y en silencio comenzó a preguntarse si él no lo estaría siguiendo. Sasuke, sin notar la presencia de alguien más se recostó contra un árbol y con toda la calma del mundo comenzó a escribir. Mientras esto ocurría Naruto se vio observando al pelinegro de nuevo, ya era extraño, pero siempre pasaba; en un ataque de curiosidad quiso ver lo que Sasuke escribía, por lo cual comenzó a salir de su escondite, como pudo se acercó lo suficiente para ver los perfectos trazos que aparecían en la hoja.

Pero no era un escrito lo que estaba sobre la hoja, era una canción; canción que Sasuke tarareaba levemente a la vez que escribía, también suspiraba frustrado y se quejaba contra un ser invisible. ¿Sasuke es compositor? Se preguntó Naruto sin dejar de verle.

—No creas que no sé que alguien está ahí —dijo Sasuke de la nada pero sin apartar la vista de la hoja.

Naruto se asustó e intento volver al árbol en el que se había escondido principalmente pero si lo hacía revelaría de inmediato quién era, sólo se quedó quieto a la espera de que algo más pasara; y al ver que Sasuke no volvía a comentar nada volvió a asomarse, ahora él había dejado de escribir. De su bolsillo Sasuke sacó una hoja arrugada y sucia, con parsimonia la desdobló y en ella se visualizó un dibujo, pero Naruto conocía ese dibujo.

—Es mi dibujo —susurró para sí. Sin importarle que descubrieran su ubicación se abalanzó sobre Sasuke arrebatándole el dibujo en el acto—. ¡¿Dónde conseguiste esto?! —gritó histérico; pasaron unos segundos antes de que Sasuke se situara y respondiera.

—Tú me lo regalaste.

—Mentira —dijo con la voz más pasiva.

—Ayer en la playa; como dije, sería una lástima que un dibujo tan bueno se desperdiciara.

—¿Tú eras el sujeto de ayer?

Sasuke asintió. Naruto le devolvió el dibujo y comenzó a caminar de vuelta al instituto, mientras lo hacía recordó las anteriores palabras de Sasuke cuando habló del dibujo, sopesó la posibilidad de volver y decirle algo más al pelinegro pero seguramente las clases ya habían comenzado de nuevo, así que desistió.

Lo malo era que no podían evitarse, era la maldición de estar en un mismo salón de clases, lo bueno era que Naruto siempre era ignorado, así que con suerte a Sasuke no se le ocurriría acercarse a la plaga de la clase.

Y así fue, Sasuke llegó, se sentó en el lugar de siempre ignorando a todo su alrededor; la siguiente clase comenzó y nadie musitaba palabra alguna. Yo me dije a mi mismo que debía ignorar a Sasuke igual que él lo estaba haciendo conmigo, pero no pude, terminé mirándole todo lo que duró la clase, su manera de respirar y de mover la mano ansiosamente cuando estaba deslucido; comencé a temerme lo peor… porque comenzaba a gustarme verlo.

Claro que sabía que alguien como Uchiha Sasuke no podía gustarme ni aunque lo soñara, pero la atracción es rara; cuando menos lo esperas estás enganchado a una persona, una persona que en un principio ni te gustó, ni nunca te viste a su lado. Pero así es, en este momento me gusta Sasuke, y sé que no puede ser.

Cuando acabaron las clases salí rápidamente del instituto, caminé hasta casa; allí estaba mi madre, claro que volvió a ignorarme como siempre solía hacerlo, hice la misma rutina a la que ya me había acostumbrado: subí, cambié mi uniforme por ropa más a mi estilo, tomé el reproductor de música, unas cuantas hojas de papel y salí de la casa sin problema alguno. Y como el día anterior volví a dirigirme a la playa.

Llegué y lo primero que vi fue a Sasuke ¿cómo había podido pasarlo por alto antes? Le vi, estaba sentado sobre la arena mirando al mar; sin embargo yo no le hablaría ni mucho menos, tampoco huiría del lugar cual vil cobarde. Avancé sobre la playa a la vez que me quitaba los zapatos para sentir la arena, arremangué el pantalón que llevaba y caminé hasta el mar procurando que ni el iPod, ni las hojas se mojaran con esto.

Desde siempre me ha gustado mojar mis pies en el mar, sentir la corriente concentrada en un único lugar, mas nunca me gustó nadar. Cuando era niño casi me ahogo en el mar y desde entonces tengo pavor de entrar totalmente al agua.

Sentí que el agua se removía de manera inusual, bajé la vista, luego giré a la derecha y ahí estaba Sasuke en las mismas condiciones que yo, sólo mantenía los pies en el agua y sus manos en los bolsillos de su pantalón, miré su cara que a su vez miraba el horizonte, no dije nada y él tampoco. Nos quedamos ahí sintiendo el mar bajo nuestros pies, él me sonrió ¡me sonrió!

Pasaban los minutos, nos quedamos allí hasta que el sol se ocultó en su totalidad y en el cielo comenzó a salir la luna, que este día se veía particularmente grande, nuestros cuerpos nunca se tocaron y nuestras miradas nunca se encontraron pero de una manera u otra sentía que no estaba con el mismo Uchiha Sasuke que siempre se frustraba en clase. Luego, cuando el agua del mar comenzó a entumecer mis pies no dudé en salir del agua, levantar mis zapatos e irme descalzo; no me importó que Sasuke se quedara de pie allí, pues nosotros no éramos nada del otro. Por más que lo quisiera así.

VRK—VRK—VRK


Al día siguiente Naruto volvió a ir al instituto alegre porque ya habían pasado más de tres días sin que alguien le diera una golpiza por algo. Tenía en la mente la escena que había vivido con Sasuke el día anterior, tanto así que pasó todas las clases volando en medio de mil fantasías que comenzaban a crecer en su cabeza. Llegó la hora del almuerzo, todo el mundo se sentó en las mesas de siempre, por lo tanto Naruto se sentó en la mesa apartada igual que siempre; una mesa en la que casualmente tenía una perfecta visión hacia Sasuke, de nuevo lo comenzó a mirar totalmente perplejo. ¿Qué estoy haciendo? Se preguntó.

Me gusta, la forma en la que se mueve, en la que se aburre; es una atracción física que no llego a entender, quiero besarle, pues si no le beso ahora después me arrepentiré, yo…

Fue inevitable, y en cuanto aceptó lo mucho que le gustaba Sasuke por fin lo entendió, pero con los ojo cegados por esa atracción no le importó, no le importó acercarse a Sasuke en medio de la cafetería, más de uno lo fulminó con la mirada pero por primera vez no se fijó en las burlas, se situó junto a la mesa, todos los que estaban sentados en ella le voltearon a mirar.

—¿Qué quier-? —la pregunta de una de las chicas se vio interrumpida cuando Naruto de repente se abalanzó contra Sasuke y le plantó un beso. No se movieron hasta que Sasuke reaccionó y de un empujón aparto al rubio lejos, quien a su vez cayó contra el suelo. Todos los presentes en la cafetería miraban estupefactos.

—¡¿QUÉ DIABLOS HACES?! —chilló histérico.

—Me gustas —susurró Naruto en el suelo, algo dentro de Sasuke se removió ante tal declaración pero frunció el seño y habló—. Qué asco —murmuró mirándolo con desprecio.

—Pero, yo… tú… —dijo anonadado recordando al Sasuke que había visto en los últimos días.

—¿Yo qué? —le dijo Sasuke retándolo—. Por el simple hecho de que te dijera una o dos cosas amables, o el hecho de que no te golpee en cuanto te vea no significa que seamos amigos, y mucho menos que seamos un potencial a pareja, iluso.

—¡Eso no tiene sentido! —gritó Naruto en un intento de redimirse—. Ayer… nosotros…

Sakura se metió en la conversación. —¿Ayer? —se dirigió a Sasuke—. ¿Acaso te ves con este después de clases?

—Nunca —respondió con firmeza—. No pensaría siquiera en verme con este desadaptado más tiempo del que me veo obligado.

—No me insultes —pidió el rubio, Sasuke soltó una risa irónica.

—¿Quién me ha insultado primero? —entrecerró los ojos—. ¿Sabes qué? Piérdete.

Sin decir más Sasuke salió de la cafetería, los demás no esperaron para soltar una sonora carcajada, Naruto cerró los ojos fuertemente esperando a que todo volviese a ser silencioso, y en cuanto eso se cumplió se levanto y como si no hubiese pasado nada volvió a su habitual mesa; se sentó, se concentró en la hoja que tenía en frente escribiendo una única frase en ella:

Te odio, te odio por humillarme. Pero te amo, te amo más
de lo que desearía.

Y como era de esperarse (por lo menos para Naruto) a la salida del instituto le acorralaron y lo arrastraron lejos de la vista de los transeúntes; como no había nada nuevo que hacer los golpes llegaron, los insultos y demás; pero esta vez hubo algo diferente ya que Naruto intentaba defenderse. Era diferente, tapaba su cara en un intento de frenar los golpes, pero a pesar de eso una sonrisa burlona se asomaba en su cara.

—¿Por qué te ríes? —preguntaron.

—Pueden golpearme todo lo que quieran pero a mí me seguirán gustando los hombres —declaró, y eso los enfureció.

—Tal vez matándote —dijo Sakura—. ¿Cómo te atreves a enamorarte de Sasuke? —agregó con voz incrédula.

—Simplemente me gusta.

Otro golpe justo a su estómago le quitó el aire y provocó que se retorciera de dolor; a la vez unas cuantas lágrimas se deslizaron de sus ojos, los abusadores cedieron. —No vale la pena —murmuró uno de los atacantes, acto seguido se dispersaron.

Lastimado, Naruto se levantó para ir a su casa. Pero sin querer dañar la naciente costumbre que había hecho últimamente tomó un camino que lo llevo por la playa, y como probablemente también era costumbre allí estaba Sasuke sentado y mirando fijamente al mar. Apenado, Naruto apresuró el paso para escaparse; por otro lado Sasuke vio perfectamente el estado de Naruto pero simplemente se encogió de hombros y le dejó ir.

—¿A dónde debería ir? —se preguntó Naruto, para él ir a su casa sería perder una batalla porque de seguro Kushina le miraría desaprobatoriamente y luego volvería a lo que sea que estuviera haciendo; por esa razón y puede que muchas más Naruto ya no quería ir a su casa, luego recordó como cuando era niño veía a su padre atiborrarse en licor.

—¿Por qué lo haces? —le había preguntado en una ocasión, y Minato —su padre— había sonreído paternalmente. —Es la mejor manera de olvidar —susurró y Naruto había entendido el consejo perfectamente, lo guardó en el fondo de su mente para cuando tuviera que recordarlo.

—Como ahora —se dijo a sí mismo. Y tomó la decisión de ahogar sus penas en alcohol por más patético que eso fuera.

A pesar del dolor lacerante Naruto optó por caminar un poco más de lo acostumbrado hasta que se encontró en una calle repleta de bares, sin mucha dificultad entró al primero que se le atravesó; era una suerte que ya aparentara la mayoría de edad. Caminó hasta la barra y pidió un simple vaso de agua, de repente se había arrepentido de sumirse en el alcohol como lo hacía su padre; a cambio de eso se quedó allí, sólo le gustaba el bullicio que se formaba a su alrededor.

—Tú no eres mayor de edad —declaró una voz desconocida, Naruto se viró para encontrarse con un hombre que le miraba con una sonrisa pícara.  

—No lo soy —confirmó Naruto devolviéndole la sonrisa.

—No diré nada, después de todo yo también me colaba en los bares cuando tenía unos 16 años.

—Naruto —se presentó.

—Deidara —respondió el hombre—. ¿Estás solo? ¿Tienes un desamor? O simplemente buscas un lugar de escape.

—Estoy solo, sí y sí.

El recién llegado se sentó en silencio. —Si buscas un medio de escape, con un vaso de agua no te bastará.

—¿Le sugieres a un menor de edad que se ponga a tomar? Y no, gracias, mi padre suele tomar mucho y yo no quiero volverme como él.

—Sí, lo hago —acepto sonriente—. Eh, chico, todos los padres apestan… dímelo a mí, pero no por eso serás igual a ellos. Es mejor si apestas a tu modo —apoyó su mentón contra la barra mientras decía la última frase.

Naruto soltó una risita, asintió y el nombrado Deidara pidió al barman un trago fuerte que Naruto consumió sin reparo alguno.

—¿Y qué es lo que te atormenta? —preguntó Deidara después de unos segundos en silencio.

—¿Qué piensas de los homosexuales?

—¿Qué debería pensar?

—Que son asquerosos… tal vez.

Deidara comenzó a reír. —Dime que no estoy al lado de un homofóbico porque sí que me arrepentiría de haberte invitado un trago.

—En realidad soy gay.

—Entonces… ¿qué te hace pensar que los homosexuales son asquerosos?

—Todo el mundo lo piensa.

Deidara se levantó. —Dudo mucho que conozcas a todo el mundo para hacer semejante afirmación. No te creas lo que unos cuantos piensan; aunque al parecer tu mismo has comenzado a creerte el cuento, a creer que eres asqueroso. Pero no es así —se acercó a Naruto para hablarle mejor debido al ruido—. Y para que lo sepas a mí me gustan tanto hombres como mujeres.

Sonrió paternalmente. —Así que ya sabes, Naruto —sin despedirse ni nada por el estilo se fue, Naruto sonrió contra el abandonado vaso de agua. Pasados unos minutos —y como si en realidad solo hubiera pasado un segundo— Deidara volvió y le habló a Naruto como si fueran amigos de toda la vida.

—¿Cómo va ese medio de escape?

—Estoy harto de que me golpeen a diario aunque nunca haga nada por defenderme.

—Yo ya me estaba preguntando el por qué de esas heridas.

—¿Quieres oír una patética historia?

Deidara asintió.

—Soy totalmente diferente a lo que las personas esperan que sea, por lo cual la mejor manera que tienen ellos de recordármelo es golpeándome; yo estaba conforme, lo juro… desde que comenzaron a golpearme yo me decía que aquello no era conmigo, era problema de ellos; hoy lo estoy dudando ¿seré yo el problema? Pero más allá de esta pregunta estoy envuelto en una patética situación; aunque es toda una locura me enamoré de un chico de mi instituto, hoy saqué valor de no sé donde para declarármele. Cabe aclarar que se burló de mí, y luego se fue. Como era de esperarse a la salida me topé con ellos y me golpearon. Pero… ¿sabes qué? No duele tanto.

—Yo creo que si te golpean debes devolver el golpe, porque si no seguirán creyendo que pueden golpearte.

Naruto asintió pensativo, fijó la vista en todas las personas del bar, se levantó de golpe cuando vio una cabellera negra pasearse por el lugar. —¿Sasuke? —murmuró, Deidara a su lado lo miró con curiosidad, pero no pudo decir nada porque cuando menos se lo esperó Naruto se había levantado siguiendo a la cabeza negra, que a su vez caminaba a la salida trasera del bar.

—¡Sasuke! —gritó pero se vio acallado por el ruido del mismo bar.

Empujó a unos cuantos hasta llegar a la salida que daba con un callejón desolado, afuera no estaba el chico que creyó ver. El sonido del bar desapareció por completo en cuanto la puerta se cerró y Naruto se vio volteando a todas partes en busca del extraño.

De la nada lo acorralaron contra una de las paredes del callejón, un joven que apresó sus brazos contra la pared, un joven de ojos negros y cabello oscuro. Naruto abrió los ojos sorprendido.

—Sasuk… —pero fue interrumpido por la repentina acción de Sasuke que al comenzar un beso cegó todos los sentidos de Naruto, que a su vez se comenzaba a derretir ahí mismo; en cuanto el beso terminó se miraron a los ojos y Naruto creyó ver los ojos de Sasuke más oscuros.

—¿Qué haces? —preguntó Naruto.

—Me gustas —proclamó Sasuke con una sonrisa prepotente.

Y Naruto no alcanzó a decir nada porque repentinamente Sasuke comenzó a besarle nuevamente, solo que esta vez no se concentró en sus labios, besó la cara para bajar al cuello donde sin piedad succionó y de seguro allí quedaría una marca. Naruto estiró las manos hasta la parte baja de la camisa de Sasuke dispuesto a participar también pero Sasuke se lo impidió usando fuerza bruta para hacer que los brazos del rubio quedasen sobre su cabeza y pegados a la pared. Con su mano libre Sasuke comenzó a acariciar el pecho de Naruto por sobre la ropa causando de alguna manera que el toque fuese algo frustrante.

Por ello —y con toda la confianza del caso— Sasuke comenzó a levantar la camisa que llevaba Naruto tocando la tersa piel que se extendía bajo sus dedos.

Un gemido involuntario se escapó de los labios de Naruto, quien al descubrir su actitud se llevó las manos a la boca en un intento de acallar los gemidos; no, no importaba saber porque Sasuke estaba haciendo aquello. Sólo importaba que con cada roce de los dedos del chico en su piel Naruto se sintiera en su propio nirvana.

 Las manos frías de Sasuke hicieron que se estremeciera un poco.

—Sa-Sasu… Sasuke —gimió entrecortado, Sasuke por su parte sonrió complacido a la vez que volvía a atrapar los labios de Naruto entre los suyos. Dejó de prestar atención al pecho del rubio para bajar  hasta el borde del pantalón, con dos dedos moviéndose expertamente desabrochó los primeros botones, posteriormente metió la mano entre el pantalón acariciando el miembro del rubio sobre la ropa interior.

—¿Te gusta? —preguntó descaradamente a la vez que daba un apretón, y Naruto asintió desesperado.

Pasó su mano ahora dentro de la ropa interior donde sin ninguna clase de vergüenza acarició con rudeza los testículos, y luego tomando el miembro entre sus manos comenzó a masturbarlo sacándole más gemidos de los que Naruto hubiera deseado por cuestión de orgullo, claro que Sasuke estaba contento de estar complaciendo al chico sólo con el roce de sus manos.

Y a pesar de que ahora las conversaciones se habían reducido a cero ambas partes estaban más que complacidas sólo que de manera diferente en cada caso. Por un lado Sasuke aumentó el ritmo de su mano y a la vez la fuerza con la que apretaba, Naruto entró en un éxtasis lleno de gemidos que fueron acallados por los rudos labios de Sasuke.

Naruto cerró la boca con fuerza negándose al beso. Sasuke frunció el seño.

—Bésame —ordenó cual vil violador.

—¿Y sí no quiero…? —le intentó retar entre jadeos, Sasuke dio un apretón en la entrepierna del chico sacándole un gemido rudo.

—Bésame —repitió.

Naruto cedió, su mente no coordinaba con su cuerpo. Sólo bastó un pequeño acercamiento por parte del rubio para que el pelinegro atrapara sus labios en otro duro beso que esta vez Naruto si aceptó, y puede que con mucho gusto. Por unos segundos la atención de ambas partes se desvió al beso apasionado que comenzaron a darse, Sasuke dejó de mover su mano y aflojó el agarre; a Naruto le temblaban las piernas y si no fuera porque estaba aprisionado contra la pared de seguro se caería. Cortaron el beso y de nuevo Sasuke se concentró en dejar unos visibles chupetones en el cuello de Naruto; a la vez volvió a su trabajo moviendo su mano ahora más frenéticamente.

—A-ah… Sasuke… —gimió, sus manos ahora libres las llevó al cuello de Sasuke donde se agarró fuertemente incrustando sus uñas y dejando visibles rasguños.

Un gruñido por parte de Sasuke en cuanto Naruto soltó un grito que indicó que el orgasmo se avecinaba; pocos segundos después Naruto terminó en la mano de Sasuke, quien a su vez de inmediato soltó todos sus agarres y retrocedió dos pasos, acto seguido Naruto cayó de rodillas al suelo y Sasuke sonrió, escondió sus manos detrás de su espalda, se dio vuelta y se fue caminando como si nada. Naruto fijó la vista por donde había desaparecido Sasuke sintiéndose extasiado, enojado, avergonzado, totalmente confundido y extrañamente enamorado. 

 

Notas finales:

Me demoré mil años en escribir esto, y si me pusiera a decir todas las excusas, pues... .
Lo que importa es que ya está acá ;)

Gracias por leer e_e

Y tengan por seguro que nunca dejaré abandonadas las historias ;)

Pregunta: ¿Por qué Sasuke hizo eso?

Adiós C:


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).