Hoy estoy en esa misma sala de grabación donde aún logro ver y recordar tantas cosas que viví contigo… Cosas de las cuales he anhelado olvidar, he deseado borrar de mi cabeza… Yo terminé con esto y… aún mantengo el sentimiento de arrepentimiento en mi pecho…
Mi corazón pone el grito en el cielo, y este sentimiento de
inseguridad aún permanece tras haberme despedido de ti,
el arrepentimiento y la distancia nada puede hacer, ¿qué haces ahora?
¿Estás bien?
Te he admirado todo este tiempo. Has sido muy fuerte, más de lo que me pude imaginar en aquella etapa de ceguera, no sé si me molesta o me agrada… quisiera ser así, como tú, actuar como si nada hubiese pasado, aunque sé que en aquellos momentos te dolía, como muy en el fondo ahora a mí me mata lentamente…
Estos sentimientos que había comenzado a olvidar, son como
aquello días de mi infancia,
me vienen a la mente pero no quiero arrepentirme de aquello que no dije.
Estoy seguro que recuerdas aquellos tiempos de cuando éramos amigos, los mejores. Cuando eras una persona la cual no soportaba a nadie que no fuese yo, que no dejaras que te tocara o que te dijera las cosas como eran. Todas esas veces que te golpeé para hacerte abrir los ojos y decirte que lastimarte a ti mismo no era la solución para olvidar y contrarrestar tus problemas mentales… que para eso me tenías a mí, quien te iba a escuchar sin juzgarte, ya que en ese momento, yo estaba sumamente enamorado de ti…
“Aki… quiero hablarte”
Me hablaste de cuánto odiabas a la gente, de cuanto temblaba tu
maltrecho cuerpo, y lo mejor que yo pude hacer es enseñarte a
defenderte por ti mismo.
Y ahora, ¿qué somos? Siento que hasta estar juntos en las mismas cuatro paredes me asfixia y te incomoda… Sé que jamás será lo mismo, pero por favor… vuelve a mí…
“Dime, Mao…”
Si por ti aguanto la respiración durante diez segundos,
creo que mañana podríamos encontrarnos como si de un milagro
se tratase.
Dime, Mao, ¿me odias? Mi miedo cada vez se hace más grande… me hace sentir débil, propenso. Tus frías actitudes me hacen ver lo dura que es la realidad, lo fría que puede llegar a hacer la vida, y los estragos que dejan las malas experiencias, porque eso fue lo que fui para ti, sólo una mala parte en tu vida, ¿cierto?
“¿Pu-puede ser a solas…? Es algo delicado e importante…”
Cuando te des cuenta de que estás siendo cegado con los días sin
cambio ni gloria, ya se habrán acabado y tú quedas cegado por la
desilusión.
Aunque existe una cosa que no desaparecerá, algo que no puedes
ver, pero que es muy importante.
Me pregunto, ¿fue lo correcto? En aquellos momentos yo no sabía qué era lo que quería, pero ahora lo sé, te amaba, y eso me asustaba; sonará estúpido, pero sentía un temor al depender de ti, de tu existencia, de tus besos, tu piel, tu cuerpo… Yo no estaba listo para aquello, y por eso actué de esa manera… y lo lamento.
“Será raro que nos vayamos si estamos celebrando pero si así quieres...”
Sin duda, el amor humano es algo efímero, ¿cierto?
Nace y existe, y ahora hay una palabra para ello, así que
puedes refutarlo.
Ahora comprendo muchas cosas; la desdicha, el sentirse odiado, sentir que no cabes en esta sociedad a la que pensabas pertenecer; fui odiado por las únicas personas las cuales en algunos momentos llamé familia, fui maldecido por la persona a la cual jamás acepté amar… Sé lo que sentías cuando te conocí, sé lo que sentías cuando te dejé, y creo que mi castigo, es sentirlo todo lo que resta de mi existencia… Me lo merezco.
“Aki…yo… ¡Tú me gustas!”
Me dijiste que el mundo giraba en tu contra, que eras como un perro
extraviado que todo lo había perdido pero, ya que todo está bien,
cantaré a tu lado.
Sólo pido que me dejes seguir a tu lado, prometo ya no lastimarte, prometo ya no afectar nada a tu alrededor… sólo déjame morir lentamente con tu compañía, que aunque será doloroso, seré feliz hasta el último segundo de mi cordura…
“Mao… también me gustas”
Permite que mi voz se marchite, que mi cuerpo se haga más
pequeño, aunque tan sólo me mueva un milímetro hacia adelante,
es algo que queda tan fácilmente dicho.
Han pasado ya años desde la última vez que toqué tus labios tibios, tu delgado cuerpo, que escuché tu voz dirigida a mí, o que volteaste a verme, que sabías de mi existencia… Te sigo amando, de eso ya no tengo duda.
Antes de saber que las estaciones se vuelven gélidas,
de algún modo, sólo mi corazón aún es cálido.
Te veo, atreves del cristal, como mueves tu boca frente a ese micrófono, como mantienes tus ojos cerrados concentrándote en esos instrumentos y sacas esa voz que siempre me ha mantenido en alto, que siempre me ha hecho volar, imaginar y hasta fantasear que eres de nuevo mío… porque eso es lo único que me queda, ya que sé que te tengo perdido…
“Te amo, Aki…”
Tuve miedo de un sueño en el que te perdía pero, cuando desperté
envuelto en lágrimas, todo estaba bien y, ahora, puedo pensar en ello
sin que me afecte.
Continuaré en la espera, quiero estar orgulloso porque fue algo
importante tanto para ti como para mí.
Tus últimas palabras, las últimas que me fueron dirigidas a mí días después de que cometí el error más grande de mi vida y por el cual estaré arrepentido por el resto de ella, esas palabras que se encajaron como dagas en todo mi pecho… Me las merezco, me merezco todo tu desprecio e indiferencia, me merezco eso y más… estoy de acuerdo…
Me dijiste que olvidarías que me amaste, que harías cicatrizar las
palabras que quisiste decirme, y yo prometo ahora mismo que te
guiaré.
Siento como mi pecho se estruje al escucharte cantar esa parte, la cual está dirigida a mí, lo sé porque me ves, me ves a los ojos sin importarnos todo a nuestro alrededor, siento la pena y la tristeza, el odio y el rencor… lo recibo con dolor. No aparto mis ojos de los tuyos, te pido disculpas internamente, ¿las entiendes? Y te agradezco de la misma forma… ¿las aceptas?
Te agradezco todo lo que me has hecho saber de la vida, que es el amar, que es el arrepentimiento y la forma de ver y aceptar los errores que conlleva ésta y de esta manera, te agradezco haberme aceptado en tu vida como algo más, te agradezco haber entrado más allá de mi propio limite, has sido, eres y serás lo más importante para mí, Mao, te estoy infinitamente agradecido…
Te sonrío e inesperadamente me correspondes terminando la última estrofa… todos agradecen el final de la grabación y te veo salir, asientes ante los del staff agradecido por su arduo trabajo mientras yo no te quito la vista de encima, mas escucho tus palabras manteniendo cualquier sonido ausente del de tu voz, quiero abrazarte, apretarte entre mis brazos y oler el perfume de tu cabello como antes lo solía hacer… y vienes a mí, con esa sonrisa y yo sólo me quedo quieto, observándote. Te paras a mi lado y unas enormes ganas de decir algo se acumulan en mi pecho, entre abro mis labios y…
- ¡Mao! – Esa voz…
- Byou… - Tu voz…
- Vengo por ti, vamos a comer, ¿has terminado ya? – Agacho la mirada, veo un punto fijo y empuño mis manos de ira.
- Tengo tiempo, sólo voy por mi chaqueta… -
- Está bien, te espero a fuera… -
Y regresas, parándote a un lado de mí como hace unos segundos, tomas tu chaqueta y me ves con un gesto neutral el cual ya no sé cómo tomar, me relajo y te sostengo la mirada, nos quedamos así por unas milésimas de segundo y te vas y es ahí, cuando sé que te perdí y para siempre…
Sonrío para mis adentros y relajo mis músculos, respiro hondo y veo el techo… Cuídate Mao… sé feliz… ya que es lo único que puedo pedir…
No lo olvides, por favor, recuerda y mantén siempre la conexión que hubo en todo lo que deseamos, quiero por ello darte gracias…
"Te amo, Mao..."