KOKORO & KISEKI
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Vaya… de nuevo bajando eh?- suspiro llevando una mano a su cabeza en señal de fatiga y restregó los ojos, después de dos segundos retomo la labor y reinicio el equipo… esperar otra semana no le hará daño después de todo…
Un ruido proveniente de la puerta llamó atención y esbozó una tenue sonrisa al verlo entrar, el se dirige hacia él con aquella seriedad en su rostro y pregunta:
¿Desea algo mas?- le miró breves segundos y volteo a ver el monitor, de nuevo se gira hacia él.
Canta un poco, ¿sí?-
Como quiera- obedece, nunca se queja; aunque algunas veces el podría jurar que tiene mente propia… pero quizás lo imagina…
Escucho su voz a mis espaldas y sonrío, a pesar de todo, es agradable… me acostumbre a ello-
S-hin-o-bu- el joven de bata blanca aplaudió efusivamente al oírle por primera vez; sus ojos demostraban que, a pesar de los ya cinco años que invirtió en crearlo estaban dando sus frutos; el robot que aparentaba una edad entre 18 y 20 años parpadeó dos veces de forma mecánica.
Así es… y yo soy Miyagi- deletreó detenidamente, para que el autómata le respondiera; el entusiasmo de su juventud le había aventurado en la creación de un robot; pues el joven tenía la necesidad de tener a alguien a su lado, frente a la soledad que le abordaba en las solitarias noches y los eternos días durante su vida.
Kiseki… tu eres un milagro-dijo con lágrimas en los ojos cuando por fin el autómata, con la voz mecanizada le devolvió el saludo.
Kiseki… sin embargo, aun falta algo… algo mas…-
Shinobu, hoy te enseñaré a cantar- dijo con una sonrisa; habían pasado varios meses y el autómata aprendía cada vez mas y mas sobre aquel extraño hombre de bata blanca; hoy le enseñaría algo nuevo según había dicho; algo con lo que comprendería la razón de alegría y tristeza en la humanidad…
Cantar…- respondió este quedándose en un lugar fijo; Miyagi le miró directo sonriente y carraspeando un poco comenzó a entonar.
Una canción alegre llena de amor fue ejecutada cálidamente y el autómata permanecia con la vista fija, aprendiendo.
Cuando se le pidió imitarle, este lo hizo… sin embargo.
Sentimientos…- Miyagi le escuchaba un poco aturdido; y sacudió la cabeza evitando cualquier mal pensamiento, enseguida le corrigió y le indicó como debería cantar, que debería… ¿sentir?-
La realidad de aquella horrible verdad le hizo desistir aquel día…
Le miré a los ojos, viendo mi propio reflejo, luego le sonreí y comencé a buscar la pieza faltante…-
Kokoro-
Los años pasan, su cara y manos se arrugan, su cabello se vuelve blanco, su alta figura empieza a encorvarse, se cansa y enferma, sin embargo, siempre tenía una sonrisa para él… porque él no entendía lo que sucedía… no entendía que la vida se le iba, comenzaba a marchitarse.
Y un día… desapareció.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Kiseki… el me había denominado de esa manera, pero tengo un nombre… pero ahora, lo he olvidado-
El tiempo pasó, cuando el autómata se dio cuenta de que algo había cambiado en su rutina de quehacer y canto no lo comprendió primeramente; él pensaba que aquel hombre de bata blanca había salido un momento, como últimamente hacia, aunque de manera pausada y lenta, ese día… fue el último en que le vio:
¿A dónde va? ¿Lo acompaño?- la figura encorvada en el marco de la puerta se giró levemente a la voz que le llamaba:
No, estaré bien… - había dicho él y el autómata no insistió mas, aquel hombre pemaneció varios minutos en silencio y luego con sus manos temblorosas le abrazó.
¿Por qué lloras?-
El robot permaneció quieto durante el tiempo que duró el abrazo… cuando el otro se separó solo le dijo:
Lo siento…- y finalmente marchó; Shinobu quedo en su sitio sin comprender exactamente qué pasaba.
Ese día, hizo varias tareas y a la hora en que solía cantar, lo hizo… sin embargo no hubo nadie que le escuchara.
Volvió a la entrada esperando divisarlo, sin embargo cuando su batería pedía recarga este se retiró…
Durante días, durante meses y años, el siempre esperaba en la puerta un tiempo determinado, pero aquel hombre no volvió más.
Y con el paso del tiempo; comenzó a olvidar algunas cosas que, para un autómata, no parecía ser importante.
Y el rostro de aquel solitario ser, comenzaba a borrarse de sus datos.
Un día, mientras hacia su limpieza diaria sin querer choca contra aquel aparato desvencijado donde ese hombre pasó su vida entera, al verlo una memoria regresa a él:
Kokoro…- el autómata le mira sin expresión, repitiendo la palabra con un acento de duda:
¿Kokoro?-
Un corazón… es la pieza faltante, estoy creando un programa que te permita tenerlo… pero aun no está perfeccionado- el hombre veía con un poco de decepción su intento número trece en la activación; Shinobu le miró inexorable.
¿Para qué querría un “corazón”?-
Como respuesta, el científico le sonrió y despeinó sus cabellos; Shinobu no preguntó más a partir de entonces.
Kokoro- el “recuerdo” terminó y con sus manos comenzó a encender el aparato como tantas veces le vio hacer:
Quiero saber que es lo que tenía para mi… es mi deseo-
80%
85%
91%
95%
100%
Miles de sentimientos y emociones vienen a mí, el corazón comienza a latir y yo no puedo sino dejarme caer por tal brusca emoción… finalmente lo había conseguido; él lo había logrado…
Pero… ¿Qué es esto?-
¿Porque estoy llorando?-
Miles de recuerdos acuden a mi mente su risa, su voz, su sonrisa y su… amor.
Solo quería cantar… el solo quería que cantara con el corazón- me levanto y corro tirando varias cosas en el camino, salgo de la casa en donde tanto tiempo estuve encerrado y voy a ese lugar, donde alguna vez un árbol de cerezo fue plantado por ambos.
Me dejo caer sintiendo el gentil tacto del césped, la suave brisa del viento y los delicados petalos de cerezo en mi piel; libertad y alegría, emoción y felicidad que solo quise compartir contigo.
Comienzo a cantar, como nunca antes, como siempre quisiste escucharme… para lo que me creaste.
Amarme…-
Por fin tengo un corazón… por fin se lo que es vivir y amar; sentir, llorar o reir… canto a la vida nueva que se me ha dado, cantaré por siempre… te dedico cada canción a ti-
El primer milagro… fuiste tú, el segundo…el tiempo que pasamos juntos… el tercero el corazón que canta a través de ti… no necesito de un cuarto milagro…
Pero el milagro duró poco tiempo… el programa le sobrecargó.
Un cortocircuito fue la causa, el era un robot… no resistió el corazón.