Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Piedra preciosa por Athena Takahashi

[Reviews - 6]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo: He tardado, lo sé. Hoy de cumple un mes de mi última actualización, de hecho xD Las culpables son las musas, que tardaron en visitarme, ejem.
Hisoka observó con los ojos entreabiertos una escena que no esperaba bajo ningún concepto: estaba acurrucado junto al pecho de Tsuzuki y sus brazos rodeaban el cuello del susodicho. Arremetió espacio entre los dos cuerpos a la velocidad de la luz temiendo que su amigo hubiese detectado la posición que había tomado mientras estaba sumido en el sueño; moriría de vergüenza en ese caso. Al margen de este incidente, notó como un calor envolvía su cuerpo de arriba a abajo, haciendo la función de manto protector. Dicha sensación inexplicablemente se concentraba en su frente. Deslizó un dedo para palpar el punto exacto y, en efecto, ese lugar parecía haberse purificado. Aunque mínimamente, la acción de un ángel bienhechor había contrarrestado la fuerza infernal.

La semana siguiente prosiguió en una nueva rutina, mucho más armónica que la anterior. Con el objetivo de despreocupar la mente de Hisoka los dos amigos salían a dar un paseo día tras día. Ciertamente, la medida surtió efecto pero no por ello Hisoka dejaba de tener una cuenta pendiente: confesarle a Tsuzuki los temores que lo habían oprimido, la razón por la que le había pedido compartir estancia. De lo contrario sentiría estar traicionando su confianza.

Y un buen día de esa semana apaciguada el joven shinigami reunió el valor necesario para afrontar la revelación, incluida la visión momentánea de aquellos ojos malignos en la oscuridad, con la adición de que aún seguía sintiendo, aunque en menor cantidad gracias a esa compañía celestial, el peligro inminente pero, eso sí, con la omisión de la escena del ultraje. Igualmente, Tsuzuki, quien escuchó con atención y sin un ápice de sorpresa aquel relato, no dijo ni media palabra acerca de la parte homóloga de su propio sueño.

Al pronunciarse la última palabra un profundo silencio invadió la habitación, estando el pequeño en espera de la respuesta del mayor. Tal respuesta fue concedida en forma de un abrazo, inesperado para ambos pues los brazos de Tsuzuki obraron con un movimiento automático.


-Escucha atentamente, Hisoka -le susurró al oído, sin dejar de aferrarlo con firmeza entre sus brazos. -No permitiré por nada del mundo que ese degenerado te vuelva a poner un dedo encima. Te protegeré a cualquier precio –las extremidades superiores de Tsuzuki se agitaban con un levísimo temblor.

Tan solo pudo emerger una palabra de los labios de Hisoka, la más importante para él, la que daba sentido a todo:


-Tsuzuki…

Dejándose llevar por la emoción y el calor de ese contacto, Tsuzuki interrumpió el abrazo para mirar fijamente a su compañero, en tanto que sus labios, mecánicamente, sin ser conscientes de la situación, se acercaban a los del otro, como en un sueño…

Para disgusto de ambos, una oportuna llamada al timbre interrumpió el acontecimiento que estaba a punto de suceder. Era Tatsumi en representación del jefe, al cual no pareció sorprenderle encontrar allí a los dos, cosa que le benefició para entregar un mensaje en vez de dos. Les informó de que el periodo vacacional había expirado, por lo cual tendrían que regresar a la oficina el siguiente día. Descontento con la decisión, Asato intentó convencer, sin muchas explicaciones, al visitante de postergar un poco más su descanso. …ste se mostró condescendiente con la propuesta y acto seguido se marchó sin más dilación.

Una vez fuera se reunió con Watari, propinándole un sutil codazo en el costado.


-Estaban los dos ahí juntitos –informó Tatsumi con una sonrisa socarrona.
-Era de esperar, tenía yo razón –Watari se regodeaba por haber acertado la apuesta con su acompañante.

Los dos siguieron su camino entre chismorreos sobre lo que sucedía entre los otros dos, obvio para todos los que los conocían. Entretanto, el adicto a los dulces comenzó a organizar un plan que tenía en mente desde hace algún tiempo, prácticamente desde que se despidió de él…


Fue así como se rencontraron con un viejo amigo al que no veían desde aquel desafortunado caso: Minase Hijiri. El joven violinista, que nunca había dudado que los volvería a ver, los recibió con sumo alborozo, parecía haber superado ya la muerte de su pequeña protegida, Kazusa. Se encontraba enfrascado con su prometedora carrera musical, lo cual probablemente ayudó a sobrellevar la pérdida.

Para Hisoka la tarde no transcurría con comodidad, tenía un mal presentimiento. Sin saber por qué, le contrariaba ver a Hijiri acercando su cuerpo más de la cuenta al de Tsuzuki y acaparando toda su atención. Y al ver como al de ojos amatista no parecían molestarle esas atrevidas confianzas, le dio la impresión de que una entidad inmaterial lo atizaba con un puño mortífero en el vientre y lo horadaba hasta llegar a retorcerle el estómago. La cita, fructuosa para unos e infructuosa para otro, concluyo en una heladería, donde Tsuzuki disfrutó de lo lindo con helados de los sabores más dulces: chocolate, fresa, vainilla, dulce de leche, tiramisú…

En un momento dado Hisoka tuvo que ir al baño, y esta breve ausencia sirvió a Hijiri de aprovechamiento para intentar dar el siguiente paso. Sus labios quedaron a un palmo de posarse sobre los de Tsuzuki. Sus alientos se entremezclaban. En ese preciso instante Hisoka regresó, quedándose petrificado ante tal panorama durante cinco segundos, tras los que echó a correr vigorosamente hasta distanciarse considerablemente del local, sin ser visto por los que hasta ese momento lo acompañaban.

En plena carrera las lágrimas comenzaron a hacer acto de presencia y a perlar las esmeraldas, siguiendo sin saber, de nuevo, el portador de dichas gemas una causa exacta. Ya no había rastro de la calma adquirida en los últimos días, en su interior sólo sentía vacío y desesperanza. Bien habría podido el mismísimo Muraki atentar contra él en esos instantes, que Hisoka no se habría inmutado. Es más, cabe la posibilidad de que, en su desesperación, le hubiera ofrecido su “vida” en bandeja de plata con el fin de desterrar ese nuevo sufrimiento. La carrera lo acabó guiando a su casa, traspasada la frontera entre el mundo de los vivos y Meifu. Allí se empotró en su cama, donde poco después sustituyó sus pensamientos por otros.
Al parecer Tsuzuki y Hijiri estaban empezando algo, por tanto posiblemente lo descuidaría en su misión de protegerlo. Siempre le había dicho que no debería hacer promesas tan a la ligera pero… no le quedaba más opción que apoyarlo incondicionalmente; todo fuera por la felicidad de su amigo. Entonces comprendió el motivo aparente de su exasperación: el miedo a verse desprotegido.


No obstante, el llanto no cesó.


-Tsuzuki –dijo Hijiri con un siseo-. Yo… cómo decirlo… desde que nos despedimos, aunque haya querido, no he podido dejar de pensar en ti, me gustas mucho.

Acercó un poco más sus labios, pero Tsuzuki, apartando la vista, lo asió suavemente de los hombros y lo alejó de sí.


-Lo siento, Hijiri. Hisoka está pasando por momentos difíciles y ahora mismo no puedo pensar en nada más-. …sa fue su respuesta, tajadora de todo cortejo. Pero de verdad lo sentía, estaba muy apenado.


-Oh, comprendo –musitó el joven, cabizbajo-. Tsuzuki… ¿Te gusta alguien?

La respuesta que tenía en mente era” no” pero no la sonorizó en ese momento, ni en los posteriores. La negación luchaba por salir, pero injustificablemente se quedaba atascada en el gaznate. El silencio otorgador se prolongó hasta percatarse ambos muchachos de que los minutos pasaban y Hisoka no volvía del baño. Estas circunstancias preocuparon a Tsuzuki y lo incitaron a irse, así que cordialmente se despidió de Hijiri, quien ya lo había entendido todo y se había dado por vencido, sin ver posibilidad de ser correspondido.

Tsuzuki emprendió una acelerada marcha al que ahora era su hogar para comprobar si Hisoka se hallaba allí y acertó. Lo miró al rostro y se encontró con unos resquicios de humedad en sus pómulos y unos ojos enrojecidos. El recién llegado interpretó erróneamente la situación y no pudo evitar perder el control.


-¿¡Cómo se te ocurre irte solo y sin avisar?! Y para colmo… mírate… ¿Ha sido él, cierto? ¡Algo te ha hecho! –le espetó asiéndolo del brazo.

-¡No es lo que piensas! ¡Cálmate, déjame que te explique, por favor! –balbuceó Hisoka mientras lograba zafarse del brazo que lo tenía cautivo.

Los nervios de Tsuzuki lograron calmarse. Fue entonces cuando Hisoka pudo empezar a hablar, con una frase clara y concisa:


-Te vi con él, en ese momento…

-Oh, esto… yo… -Asato no encontraba las palabras precisas para aclarar el malentendido.

-No es necesario que me des explicaciones o te disculpes. Al contrario, soy yo quien te debe una disculpa, he pecado de egoísta. Sólo he pensado en mí y en mi bienestar. Al margen lo que me pueda ocurrir o cual sea mi estado de ánimo, tú tienes derecho a ser feliz –el adolescente intentó mantener la compostura con un argumento razonable pero fue en vano; de nuevo las lágrimas, nacientes en sus orbes esmeraldinos, recorrieron su delicada faz.

Ante la conmoción que ocasionaba aquella imagen, Tsuzuki realizó una acción determinante que trastocaría sus vidas por completo; sin haberlo pensado ni planeado, lo besó.
Notas finales: La verdad es que sentí pena por Hijiri al escribir esto. No tengo nada en su contra, me cae bien, pero así tienen que ser las cosas :P
Intentaré que la próxima actualización sea lo más próxima posible ñ.ñ

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).