Ese año él estaba decidido a confesarse, me habló de eso durante todas las vacaciones, y yo como estúpido masoquista lo escuchaba, porque por mas que le haya dicho mil y una vez que Shima no quería nada con él sus esperanzas de ser correspondido no decaían, y no se lo decía por ser malo, es que de verdad se notaba que ese chico andaba baboso por su compañero de clase, Takanori…
A mi me gustaba él, pero nunca se lo dije, porque a diferencia de él si se hacerme a un lado cuando no soy correspondido, sabía bien que más que su amigo no podía ser, por eso siempre me empeñaba en ser el mejor…
—¡Kai, Kai, Kai!— me llamaba, al parecer otra vez me metí demasiado en mis pensamientos
—¿Qué?— contesté
—Un momento, ¿En qué piensas?— me preguntó después de ver mi rostro
—Lo mismo de siempre Reita, mi amor imposible —suspiré— Pero ya dime tú ¿Qué es lo qué necesitas de mí?— pregunté
—Ah, sí —me tironeó del brazo para que me levante— acompáñame— me sacó de la sala
No me quedaba de otra, siempre me llevaba a rastras a donde quisiera que lo acompañase…
—Kaicito necesito tu apoyo moral— dijo una vez en el patio trasero del colegio
—Ya me imagino porqué, ¿Hoy es el día?— pregunté tranquilo mientras me sentaba
—¿Cómo puedes estar tan tranquilo?— me devolvió la pregunta
—Reita, no soy yo quien va a confesarse a la persona que le gusta— contesté
—se sentó un momento conmigo— ¿Algún día tú te confesarás a esa persona?— me preguntó curioso
—suspiré— A diferencia de ti querido amigo, yo no me arrastro por quien no me quiere— respondí
—me miró feo— Siempre me dices lo mismo, sé que soy arrastrado, pero no se pierde nada con intentar, ¿Verdad?— me dijo
—Tienes razón, pero de todos modos yo estoy muy seguro de que la persona que a mi me gusta nunca me tomará en cuenta. Además no tenemos porqué hablar estas cosas, ve donde Shima e intenta— lo empujé
Ahí estaba yo, todo un masoquista viendo como mi amigo, la persona que yo amaba se le confesaba a otra persona, no podía negar que me dolía, pero sabia bien que Shima lo rechazaría y debía ser fuerte por los dos y estar ahí para ser su paño de lágrimas…
Veía a unos metros de distancia lo nervioso que estaba Reita frente a ese chico, y también notaba lo incómodo que se veía la contraparte al no saber como rechazar sin herir, eso era obvio, era todo un espectáculo para mi, uno no muy grato de ver, pero debía estar en ese lugar, me lo habían pedido…
Por un momento (eso creo) me fundí demasiado en mis divagaciones y fue la mano de mi amigo sobre mi hombro fue lo que me sacó de mi trance…
—Estás llorando— me dijo hincándose frente a mí, no me había dado cuenta de eso
—Perdón, no me di cuenta —limpié las lagrimas— ¿Cómo te fue?— pregunté para desviar el tema
—Eres libre de decirme “¡te lo dije!”— respondió
—No lo diré— respondí
—¿Qué te paso, en que pensabas?— me preguntó mientras afirmaba sus brazos en mis piernas
—Nada, solo me perdí en mis pensamientos, sabes que eso es normal en mi— respondí aun secándome las lagrimas
—Me preocupa lo que te pasa, no es normal verte llorando— dijo
—Lo se, pero ya estoy mejor— sonreí y le revolví el cabello
A fin de cuentas él terminó consolándome a mí, me sentí inútil por no haber sido un apoyo para él después de ese rechazo, pero empezó a pasar el tiempo y jamás lo vi lamentarse o tener algún indicio de querer llorar, eso me extrañó mucho…
—Reita— lo llamé
—Dime— contestó
—¿Estás bien?— pregunté
—Claro que si, ¿Por qué la pregunta?— contestó
—Es que Shima…— no me dejó terminar y puso su mano para acallar mis palabras
—¿Sabes? No me dolió tanto como pensé, me lo advertiste tantas veces que fue como si nada— respondió mientras iba sacando de a poco su mano de mi boca
—Ya veo— fue lo único que pude decir
—Pienso que no me gustaba tanto como pensé por eso no me dolió— dijo
No me esperaba esas respuestas de su parte, eso me hizo feliz, porque si él no sufría yo me sentía más liviano, su felicidad era la mía…
El tiempo siguió pasando y por mas que traté de seguir en paz con mis sentimientos como lo había echo hasta ese entonces no me creía capaz, ya iban a ser dos años de guardar un amor no correspondido por mi mejor amigo, necesitaba decírselo a alguien, pero tenia miedo, era mi secreto más grande jamás confesado…
—¿Por qué me lo dices a mí?— preguntó mi confesor
—Te tengo confianza, además que necesitaba decírselo a alguien— contesté
—Kai, no es a mí a quien debiste habérselo dicho, sino a él, solo de esa forma te sentirás realmente libre— respondió
—Lo tengo claro Yuu, pero eso significaría matar una amistad y no quiero— dije
—Esas son solo suposiciones tuyas, si el te quiere tanto como dice, las cosas no tendrían porqué cambiar— me contestó
No sé cómo, pero Aoi terminó convenciéndome de decirle sobre mis sentimientos a Reita, me tomé un plazo considerable para prepararme ante cualquier posibilidad, aun así no podía negar que los nervios me consumían, pero todo seria por mi bien, ya no podía seguir aguantando con tanto sentimiento guardado…
—¿Qué es lo que tienes que decir?— me preguntó
—Esto no es fácil, pero es un riesgo que estoy dispuesto a correr si que escúchame bien— respondí
—Te escucho— dijo
—Tú me gustas —solté de golpe y pude ver su cara de asombro— Es verdad, hace mucho tiempo que empecé a sentir cosas por ti, pero ya no puedo más debía decírtelo, no necesito que me correspondas porqué sé que no pasará, siempre lo tuve claro y por eso mismo no lo decía, pero me he sacado un gran peso de encima —me levante de donde estaba parado—. Eres libre de mandar nuestra amistad a la mierda si quieres— dije dándole la espalda dispuesto a caminar
—¿Por qué no me lo dijiste antes?— preguntó
—¿Qué ganaba con eso?— respondí con otra pregunta
—Podrías haberte sacado ese peso de encima mucho antes, me podrías haber evitado una humillación —de pronto sentí sus brazos rodearme— Kai, si yo me confesé a Shima fue solamente para buscar una oportunidad de olvidarte— dijo
Todo parecía una broma, no sabía si había escuchado bien, comencé a sumergirme una vez más en mis pensamientos creyendo que esas palabras habían sido un mero consuelo por parte de mi amigo, una vez mas me sacó de mi ensimismamiento sacudiendo un poco mi cuerpo…
—Kai otra vez estas llorando. Eso quiere decir ¿Qué todas las veces que te vi llorar era por mi culpa?— preguntó triste
—Perdón, no quiero que te sientas culpable de mis lágrimas— conteste sin poder detenerlas
—Kai, no sé porqué lloras ahora y tampoco se con exactitud lo que pasa por tu cabeza, pero lo que te dije es verdad, me gustas, siempre me haz gustado, pero tu siempre me pareciste tan inalcanzable con tu postura seria y tus suspiros por ese amor imposible— reclamó
—Ese amor imposible que resultaste ser tú— respondí
—Pero ahora no es imposible, dame una oportunidad de volver ese amor una realidad— propuso
—¿Estás seguro?— pregunté aun desconfiado de sus palabras
—Si necesitas pruebas, las tendrás— respondió
No necesité más pruebas que el abrazo y el tierno beso en el que vi envuelto, se sentía todo tan real, era todo tan real que me asustaba un poco, pero él era tierno conmigo y calmaba los apresurados latidos de mi corazón con sus besos, sabia en el fondo que podía confiar en él, era mi mejor amigo, la persona mas trasparente y confiable para mi, aquella persona que volvió mi amor imposible en un amor real.