Estaba haciendo mi trabajo, cuando escuché gritos provenientes de la habitación principal. Se oía como dos personas discutían agitadamente, mas no podía descifrar lo que decían.
Me acerqué a la recamara, de puro entrometida. La puerta estaba entre abierta y se podía observar a los implicados, era mi jefe peleando con quién yo creía, su mejor amigo.
- ¡Te dije una y mil veces que no me gusta que seas tan "cariñoso" con otras personas, y me conoces lo suficiente como para saber que esas cosas me cabrean, y sin embargo te burlas de mi y lo sigues haciendo, me tienes harto Gerard, si eres una maltita puta, pues deja de atarme a ti y vete a hacer lo que te gusta, SER PUTA! - Gritaba uno, mientras que mis ojos se abrían sin medidas y el otro retrucaba:
- ¿Tu me dices puta? ¿Y qué de tu relación con Jamia? Te recuerdo que el que está jugando a dos puntas aquí eres tú mi querido, y para colmo de males, la has llevado a la gira con nosotros.¿Crees que no me he cabreado yo por eso? - Vociferaba mi patrón, se podían ver las gotitas de saliva escupiendo la cara de el contrincante, salivas con sabor a ira.
- ¡No te escudes siempre en Jamia, eres un maldito hijo de perra, siempre te escudas en mi relación con ella! Lo habías aceptado desde el primer momento, sabes que no puedo elegir entre ustedes dos, y ahora me tiras la mierda en la cara? Si la traje a la gira es porque me habías hartado con tus ataques de puta barata hacia todos los que se te cruzaban, tus besos con ese jodido drogadicto me habían agotado, luego preguntabas por qué le partí la cara con la guitarra, ES QUE TE QUIERO SOLO PARA MÍ!! - Gritó con todas sus fuerzas el pequeño Frank, yo lo conocía, pero jamás hubiese imaginado que tenían una relación. Estaba anonadada, pero eso no fué lo más fuerte... La discusión siguió...
- ¡Tus celos son equivalentes a los mios, idiota! Y te advierto, que mientras sigas a los arrumacos con tu noviecita de secundaria, yo seguiré a los besos con quien se me de la jodida gana, y quien te dice también algo más! Después de todo no soy tuyo, la que te tiene oficialmente es ella. A parte sería interesante variar de cama, ¿que dices? - Contestó provocativo Gerard Way, quién yo creía... Diferente.
-¿Qué digo? Digo lo que vengo diciendo desde el principio, ¡QUE ERES UNA MALDITA PUTA! - Gritó hasta quedar afónico, la respuesta impactante no se hizo tardar..
-¡Y si soy una maldita puta, pues por qué carajos no me jodes ya mismo! - Sentenció con la voz imposiblemente alta...
- ¿Eso quieres? Lo tendrás, cabrón de mierda! - Respondió, a la vez que lo tomó fuerte desde el cabello, en la zona de la nuca y comenzó a besarle desaforadamente, con una pasión indomable, incontenible, con su mano libre se desabrochó los jeans y tomo la mano de el otro, introdujo esta dentro de su ropa interior y lo obligó a masturbarlo, mientras el otro lo hacía como si hubiese deseado hacerlo durante toda la pelea.
Yo los observaba besarse impúdica, bravíamente, suponía como sus lenguas se entrelazaban en un abrazo letal, no podía creerlo...
Cuando Gerard decidió que Frank estaba minimamente excitado, decidió arrodillarse ante su humanidad y deleitarlo con sus delicados labios, pero cuando el otro notó sus intenciones lo tomó de los hombros y lo levantó.
- No quiero eso. - Dijo, lo tomó de la mandíbula, y en un acto voraz, volvió a besarlo, esta vez, pude realmente observar su lengua invadiendo la boca de Way, a la vez que las manos de éste recorrían desesperadas la entrepierna de Frank, sus dedos buscaban profundizar en el cuerpo de el avellana, cuando lo hizo, este se estremeció y soltó un gemido, a la vez que mordió el labio de el cantante,este se alejo y pude notar sangre corriendo desde su labio hacia el mentón, Iero no le dio tregua y volvió a jalarle el cabello para aproximarlo a sus labios, antes lamió la sangre que corría por ellos. Acto seguido, desabrochó a tientas el jean ajustadisimo de mi jefe y bajó hasta su intimidad, comenzó a saborearla sin un dejo de vergüenza, o de calma. Tenía tanta energía, se notaba que estaba realmente cabreado y a la vez no podía resistirse al otro. El órgano viril de Gerard entraba y salía de la boca de Frank a una velocidad impensable, Gerard movía sus caderas sin parar, adentrandolo en los labios de el otro, mientras lo tenía tomado del cabello y lo mecía hacia adentro y hacia afuera como a una marioneta, el guitarrista pasaba su lengua con habilidad por toda la extensión de Gerard, de a ratos yo creía estar soñando, y rogaba por que no se termine.
Se escucharon gemidos desgarradores, que me hicieron erizar la piel y volar la mente, Gerard había terminado, lo noté. Los dos estaban solo con remeras, creo que Frank escuchó mis plegarias, porque cuando se levantó del suelo, en un acto de locura desgarró la que llevaba Gerard, para comenzar a lamer su pálido torso.. A la vez, Gee se despojó suavemente de la remera de su amor prohibido.
- Eres solo mio Gerard Arthur Way, solo mio. - Articuló con tomandolo de la mandíbula y apretandolo. El otro, se había encarnizado con el cuello tatuado de el avellana, lo succionaba, lo mordía, quería dejar su marca silenciosa de amante... Ambos eran fuego, se encendían a la primer chispa, cuando Frank intentó besarlo otra vez, el otro en una acrobacia inexplicable se posó de piernas abiertas sobre el, ya no aguantaba más, lo quería dentro de su ser, necesitaba sentirlo desde sus entrañas, eso le confesaba, rogando ser poseído por su guitarrista favorito.
El otro, sin más se adentró a explorar el cuerpo provocativo de Gerard, pero por dentro. Este, se movía delicadamente sobre Frankie, tan elegante como un gato al caminar, tocando el pecho empapado del otro, enredando sus dedos en su propio cabello, jugando con su sensualidad increíble, extasiando a su pareja sin medidas, el calor iba subiendo y ambos se comenzaban a mecer más rápidamente, Frank tomó de las caderas a Gee y comenzó a moverlo de forma que su extensión profundizara más y más en el otro, gotas de sudor con sabor a pecado recorrian sus figuras, teniendo ese sexo tan enfurecido, tan primitivo y tan hermoso a la vez, las nalgas de Gerard chocaban inquietantemente en las piernas de Frank produciendo un sonido infartante, los dedos de uno estaban en la boca de el otro, siendo degustados, mientras la cama rechinaba agotada de tantos saltos,el frenesí de sus almas parecía inconcebible. La habitación, bañada en lujuria, escuchó los gemidos de ambos al llegar al sensacional orgasmo que compartían en ese momento inolvidable, al menos para mí.
Cuando ambos terminaron, entre gemidos y respiración agitada, Gerard se desplomó exhausto sobre el cuerpo de Frank, ambos se abrazaron, sudados, delirantes... Podría jurar que de sus cuerpos salia vapor, de tanto que se habían amado..
- Te amo. - Suspiró uno casi sin voz.
- Te amo. - Contestó el otro con la respiración entre cortada.
Cuando todo terminó, noté que el plumero que tenía en mis manos estaba en el piso, yo estaba en el piso, sentada pálida como un papel, el termostato por las nubes y la mirada perdida. ¿Era posible? Lo era. Yo era mucama de Gerard, en realidad, esa semana había estado de prueba, no sabía bien si aceptar el trabajo o no, pero...
Ese día, acepté mi trabajo sin dudas... No podía perderme estos espectáculos por nada en el mundo.
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