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Welcome to Hell por just breath yaoi

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Notas del capitulo:

Y bueno~

Aquí les traigo otra cosa rara de mi autoría (me pegaré un tiro xD).

Jo, había escrito algo bonito aquí, pero la página fea me lo borró todo OAO así que seh, como es costumbre blablabla va para la popó peluda que quería cosas cochinas blablabla (lol, mi te quiere, Woneja *3* <3333)

Disfruten, nenes (:

Daría mi poca libertad por morir.

Te daría mis ojos, y te daría mi piel.

Así lo sentirías, y sabrías el por qué de ello.

Ten piedad.

Mátame.

---

 

 

Nada era diferente en este lugar.

Daba lo mismo el tener los ojos abiertos a tenerlos cerrados dentro de una oscuridad que prevalecía, y se cernía sin consideración alguna sobre todo. Daba lo mismo el estar limpio, o el estar sucio, pues la asfixiante humedad y el tortuoso calor  complementaban a la pesada oscuridad, y terminaba de envolver a sus habitantes como si tratasen de una manta, ensuciando su piel con el polvo que se encontraba implícito en el mismo aire que respiraban.

34… ¿348?

No, creo que ya pasó un día más.

Libertad, en ese lugar, era tan sólo una palabra referente a un mero sueño lejano; a algo que aspiraban aquellos miserables que todavía apelaban a la bondad y a la piedad de la persona que les mantenía ahí.

¿Desde cuándo estoy aquí?

Los días eran infinitos, y dolorosos como espinas en las plantas de los pies; sin embargo, cada día que pasaba, era para ellos suplicio, y miedo.

Quisiera irme a casa pronto.

Mamá preparó postre esta noche. Hace tanto que no lo hacía.

Cerró entonces los ojos con fuerza, buscando suprimir aquellos pensamientos que denotaban el desarrollo de una locura que aún negaba, mas lo único que consiguió, fue derramar una lágrima, y ahogar un sollozo en la garganta seca, ávida de agua.

Fue cuando escuchó apagados pasos aproximarse a su puerta, aún cuando las cuatro paredes que le rodeaban fueran gruesas.

Sintió miedo. No. Aquello que sintió apretar su corazón había sido el más puro terror. Un terror a algo que desconocía; un terror incierto.

Han llegado.

Al fin es mi turno.

¿Pero de qué?

 

 

---

Cada persona tenía su manera de divertirse.

Había quienes gozaban de salir a pasear en los parques o en la ciudad; de salir a bailar en los populosos clubes nocturnos, o en alguna fiesta en casa de un amigo. Había quienes iban de compras, o aquellos que optaban por permanecer en casa a leer o a pasar el rato en la Internet.

Pero cada quien tenía su particular manera, por más inocente y sana, o retorcida y enfermiza que ésta fuera.

---

 

-Yo creo que le gustará- habló una mujer, pero a pesar de la suavidad de su voz, no podía evitarse escucharse un tono cruel.

 
Otra persona, ésta vez un hombre de una altura y complexión mayor, alzó con cierta delicadeza el pequeño rostro del chico que traía a su lado. Y sí, sin duda la mujer tenía razón. Era sencillamente perfecto.


-Jamás imaginé las preferencias de ese Choi – habló la chica despectivamente, recorriendo con la mirada al chico que traía el otro hombre.

 
-Son sólo una parte de su diversión, Krystal.- sonrió torcidamente al chico

-¿Una parte?-cuestionó extrañada.- ¿Por qué? ¿De qué demonios carece una noche de sexo con Choi MinHo, JongHyun?

 - No hay necesidad de celarlo; y para serte franco, no creo que quieras estar en su lugar, ¿sabes?- Sin pudor alguno, pasó la lengua sobre la suave piel de la mejilla del  chico, acción repudiada por la mirada de Krystal.-Son sólo una parte, porque MinHo disfruta de otras cosas, niña. A MinHo le gusta hacer ciertas cosas ilegales en su casa.

-¿Drogas?-miró a JongHyun con malicia y curiosidad.- No me sorprendería; es cirujano, después de todo.-JongHyun soltó una carcajada ante la ignorancia de aquella mujer sobre el asunto.

-No me cabe duda que nunca has oído hablar de Choi MinHo.-la mujer abrió la boca para decir algo, pero JongHyun logró callarla antes.-Y no me refiero a su habilidad con las ‘señoritas’ como tú, Krystal. MinHo es traficante de órganos. Eso lo resume todo, ¿no?

La chica no dijo más, pero aún así, chistó la lengua, y miró con desprecio al chico que iba con ellos.

-¿Cuál es tu nombre, pequeño?- habló JongHyun nuevamente, dirigiéndose a la figura a su lado.


No llores, TaeMinnie.


No pasa nada.


-
Lee—Lee TaeMin…-respondió entrecortadamente, no queriendo perder la poca cordura que aún traía consigo. Pero vaya que quería llorar. Y gritar.


Y morir.


-Pues, no es que sea marica como ese Choi del que hablamos, pequeño TaeMin,-
su voz sonaba ronca, deseosa del contacto con el aludido.- pero yo sí te cogía rico; aquí mismo, y ahora.-rió con sorna, al tiempo que su pulgar acariciaba los carnosos labios del más joven.- ¿Has visto esta boquita, Krystal? Sus labios son perfectos para una buena chupada, ¿no crees?- soltó con brusquedad su rostro, volviéndose a la mujer. –Está hasta mucho más bonito que tú.
 

-Será mejor que dejes de tontear, y lo lleves ya a donde debe estar, JongHyun.- dijo la mujer, al tiempo que sacaba un papel de alguna gaveta, zanjando de una buena vez aquella conversación.- Y ésta es la dirección en donde Choi quiere a esta putita, Kim. Más te vale no tardar más.


-Oh, pero qué culo tan más apretado tienes, mujer.-
espetó con un puchero.- Relájate, ¿vale? Así no atraes ni al herpes.- tomó de mala gana el papel que la encaprichada chica le tendía, y jaló de nuevo al chico hasta tenerlo nuevamente a su lado.


Fue en ese momento en el que sacó una jeringa de su bolsillo, que TaeMin comenzó a hiperventilar, y sintió su mirada distorsionarse por las ardientes lágrimas en sus ojos.


-No…eso no.-miró con súplica a los ojos de JongHyun.-Por favor…
 

JongHyun sólo le sonrió, y en un instante, la jeringa estaba ya clavada en el cuello de TaeMin.
 

Su mirada se desvaneció al igual que la resistencia que ofrecía.

 

 

--


-MinHo-oppa.-
llamó una chica tranquilamente, al tiempo que entraba a una gran estancia de bellos decorados y lujoso alfombrado, hasta que llegó  frente al excéntrico escritorio de mármol del lugar.


La silla que en ese momento daba la espalda, se giró con parsimonia, mostrando entonces al dueño de aquél nombre.


Miró a la criada sin mucho interés, y esperó a que hablase, sin que él mediara palabra alguna.


-JongHyun-oppa ha llegado.- informó la criada, sintiéndose un poco intimidada por la vacía expresión en el atractivo rostro de su jefe.


Sin embargo, no era sólo la casi absurda perfección de las facciones del hombre lo que cohibía a la chica; a ello, se le aunaba el hecho de que, en aquella casa, no había quien no supiera que detrás de la faceta de total indiferencia y frialdad que Choi MinHo portaba todo el tiempo junto con su profesionalismo, se ocultaba una naturaleza por demás cruel.


-Bien, iré en un momento
. Puedes retirarte ya, Yoona- con la serenidad que lo caracterizaba, se puso de pie, y se encaminó a la entrada principal de la casa, donde un hombre de una baja estatura y brillante sonrisa le esperaba ya, al parecer, impaciente.

 

-¡Choi MinHo!- JongHyun tomó la iniciativa haciendo una respetuosa reverencia- He traído a su pequeño encargo, doctor.

 

La imperturbable expresión del dueño de aquella ostentosa mansión mostró apenas una ligera chispa de interés en JongHyun.

 

-¿Y bien, dónde está?- inquirió con su profunda voz, acercándose al ‘repartidor’.

 

-Descuida, está en el auto todavía; no quería que tal cosa pisara tu respetable hogar como si nada, MinHo. Antes quisiera que le revisaras, a ver si resulta de su agrado. Aunque, he de decir, que estoy casi seguro que sobrepasa lo que esperas.

MinHo suspiró; detestaba lo lambiscón que podía ser JongHyun frente a él.

 

En seguida, la mujer que anteriormente había avisado al Choi de la llegada de JongHyun, se hizo presente a un lado de su jefe. Éste se inclinó para susurrarle algo y súbitamente abandonó el recibidor, dejando únicamente a la mujer ahí con JongHyun.

 

-Si gusta hacer pasar lo que trajo a MinHo-oppa.- dijo amablemente la chica.

 

JongHyun salió a por el chico hasta el auto, y cubrió su rostro con una pequeña bolsa de lino de un color vino. TaeMin no mostraba resistencia alguna, sino al contrario; se mostraba demasiado contento y ansioso, y no hacía más que caminar con torpeza al tiempo que buscaba arrimar su cuerpo al de JongHyun cada vez que sentía su cercanía.

 

Tras seguir a la criada a través de elegantes pasillo, llegaron a un punto en el que la decoración cambiaba drásticamente, siendo entonces paredes vacías y de color blanco las que los rodeaban. Caminaron a través de un pasillo carente de adornos, privado de todo sonido externo. Se percibía cierta frialdad y soledad en el ambiente de tan sólo aquella ‘insignificante’ parte de la casa. Y pronto, se detuvieron frente a una puerta.

 

La chica que los había llevado hasta ahí soltó un bajo suspiro, y abrió la puerta al fin.

 

-La vestimenta que MinHo-oppa quiere para él está colgada tras la puerta. JongHyun, yo hasta aquí llego- tras eso, la chica desapareció entre los pasillos, y los dejó ahí, solos.

 

-Esos dos me causan escalofríos.-expresó, aunque más para sí, que para el chico que le acompañaba.

 

Empujó ligeramente a TaeMin hacia el interior de la habitación, donde el espacio era por demás reducido; sus paredes estaban pintadas en su casi totalidad de color un blanco. Pero a medida, que JongHyun recorría la habitación con la mirada, se topó con una pared en especial.  Le pareció un extraño detalle a primera vista, mas cayó en cuenta de que era más que un mero adorno.

 

Era de madera vieja, por cierto; astillosa, y manchada de lo que parecían ser fluidos corporales. En cada esquina de ésta particular pared, colgaban un par de cadenas que ya mostraban signos de oxidación. Aquél era el lugar donde los actos psicóticos de MinHo tomaban lugar.

 

El rostro de JongHyun se iluminó tan sólo de imaginar lo que ocurría ahí. No pudo mas que sentir pena por el drogado chico a su lado.

 

-Mhmmm...Jjonggie hyung~.- llamó el chico, aún teniendo  el rostro cubierto en su totalidad.

 

TaeMin quería pegar su cuerpo a JongHyun, necesitaba aliviar aquel calor y frustración sexual que comenzaba a sofocarle con el pasar de los segundos.

 

-Cierra la boca- ordenó JongHyun, entonces tomando unas prendas que se encontraban colgadas a su lado, y sonrió para sí.

 

La vestimenta consistía en no más que unas medias de red oscuras, con lo que parecía ser una esponjada cola de gato de color caramelo, que hacía juego con un par de orejas del mismo tono.

 

Y tras relamerse, se acercó cauteloso a TaeMin, y comenzó a desvestirle.

 

 

---

Su fiel criada apareció tras de él, preparada con un algodón y un par de vendas en las manos para curar nuevamente a su amo.

 

-Descuida, Krystal. Esto-mostrando una mano lastimada-…no es nada. ¿Está todo listo?

 

-Sí. JongHyun avisó antes de irse que el chico esperaba ya.

 

Con un gélido ‘gracias’ de parte del Choi, partió hacia su ‘salita especial’, guardando en uno de sus bolsillos un pequeño bisturí.

 

---

 

 

Una vez estuvo frente a la puerta, la abrió lentamente, posando su oscura mirada en un cuerpo esbelto, encadenado de espaldas a la pared, con la bolsa de lino color sangría aún cubriendo su rostro, de la cual el par de orejas de gato falsas brotaban.

 

Se acercó a él a paso lento y se posicionó tras de él, casi pegando su cuerpo al que se encontraba prácticamente desnudo.

 

Será triste ver como tan exquisito cuerpo termina repartido sobre todo mi suelo.

 

Pero el show debe continuar.

 

Pensó, al tiempo que una grande mano acariciaba uno de los firmes muslos por encima de las medias de red del chico, con cuidado de no mover el vendaje que llevaba en la mano.

 

La manera en la que su piel se eriza bajo mi toque…

 

Es en verdad una pena que esto deba acabar así.

 

-Myaahh…-un felino sonidito salió de los labios del chico ante la caricia, quien empezaba a mover la pequeña cadera de un lado a otro pausadamente, dándole movimiento a la afelpada colita que igualmente traía.- A—mo…No te detengas…

 

-No pensaba hacerlo.- le abrazó por detrás, así pegándose por completo al cuerpo más frágil, dejando que la fragancia de su cabeza a través del lino embriagara su olfato.  ¿Era coco, acaso?

 

-Me fascina el olor que traes.-susurró sobre la piel visible de su cuello.

 

El chico ronroneó como el gato que aparentaba ser, frotándose mejor con la entrepierna de MinHo.

 

-Tengo otro lugar que también huele a vainilla, amo.- TaeMin buscó mover sus manos, pero las cadenas a las que estaba atado se lo impidieron nuevamente.- ¿Por qué estas cadenas, amo? ¿Soy un gatito malo?

 

-Uno muy malo- besaba con sumo placer el níveo cuello, enredando sus brazos en su cuerpo, y tanteándolo hasta atrapar entre los dedos aún ensangrentados las tetillas rosadas del menor.

 

-Nyu~, a Minnie le gusta eso que el amo hace con mi cuerpo.

 

-¿Minnie? –No puedo evitar reír de manera lujuriosa, tomando entre sus labios el lóbulo de su oreja para succionarlo y lamiscarlo.

 

En ese instante, un molesto beep-beep comenzó a sonar, obligando a MinHo momentáneamente a dejar lo que hacía.

 

“Choi, nos urge ese corazón.”

 

-Qué  molestos…- bufó irritado al leer el mensaje- Tal parece que tendré que hacer esto rápido… -esbozó una media sonrisa y mordió su labio inferior.

 

Lo observó, absorto de la perfección de su cuerpo, que continuaba moviéndose sugestivamente, invitándole a tocarlo.

 

Las medias de red se ceñían perfectamente a las pantorrillas y a la parte interna de sus muslos. Y ese lindo trasero le llamaba para que lo marcara como suyo por primera vez.

 

Se aflojó la corbata roja,  y desabrochó su camisa y el saco del traje con presteza. Realmente se sentía ansioso por desflorar al chico.

 

Porque TaeMin no era más que algo similar a un sacrificio humano a los dioses para MinHo, una persona con fines oscuros y lucrativos.

 

Esa era la manera en la que un ángel lograba entrar al mundo de un demonio.

 

MinHo le besaba con furor y pasión desbordante, arañando la delicada piel de sus muslos y su torso. Llevó una de sus manos a la bolsa que cubría el rostro del rubio, alzándola un poco para besar aquellos carnosos labios, que lo recibieron hambriento. Tan sólo se escuchaban pequeños gemiditos que despedía el gatito, entremezclados con el sonido de sus húmedos labios moverse, buscando volverse uno, aunando a aquello un jugueteo de lenguas.

 

-Mmmm… amo

 

El calor de su cuerpo incrementaba.

 

-Eres un gatito malo, Minnie.

 

Necesitaba…Necesitaba…

 

MinHo pronto se mostró más desesperado. Su mirada destellaba casi con un tono rojizo, sediento de algo, mostrándose cruel, despiadada cual mirada de demonio.

 

Se acercó despacio a TaeMin, y empuñó el bisturí que había traído con él, y rajó la parte media de la espalda del chico.

 

Si alguna vez existió una persona en Choi MinHo, había sido masacrado en el instante en el que su cuerpo había comenzado a reaccionar con el más joven.

 

-¡Nyaaaaaah!- se arqueó, y empezó a temblar por el dolor de aquella herida en su espalda. Sus ojos, tan puros como la miel, despidieron unas cuantas lágrimas, que pasaron desapercibidas por su amo. Sollozó un poco.


-A-amo; eso me sniff  me dolió...

 

El entrecejo de MinHo se juntó, marcando la clara irritación que sintió al escuchar esas palabras.

 

-Cállate...-ordenó, parco. Entonces, sacó de su bolsillo trasero un par de llaves un poco oxidadas y viejas, y con ellas, liberó rápidamente las manos de su nuevo juguete.

Aguantando el dolor, TaeMin se giró, tratando de encarar a MinHo.- Amo... ¿qué jugaremos ahora?

-Hmm, es un juego que me gusta mucho, Minnie. Seguramente te gustará a también.- sonrió ampliamente, sin embargo, aquella no era una sonrisa que pudiera denominarse como una alegre. Aquella mostraba perversión, entremezclada con la lujuria y placer que sentía. MinHo miró por última vez aquél cuerpo tan hermoso, y se acercó al de cabellos castaños…

 

¿Qué es esto?

Detuvo temporalmente lo que iba a hacer, tras ver como TaeMin había estirado sus brazos hacia MinHo, hasta alcanzar su cara, y brindarle una caricia al rostro desconocido de su amo.

Estas manos...

Llevó su mano a su cara, colocándola sobre la del menor, haciendo un poco de presión en ella para sentir más aquella caricia.

¿Por qué las conozco?

Apretó sus dientes, sintiendo la furia correr por su cuerpo. Apartó las manos de su rostro y las sujetó con fuerza, aplastando las delicadas muñecas del gatito.

 

Me recuerdan tanto a esa persona.

 

TaeMin.

-Esto es por irte de mi lado...- habló para sí, inmerso aún en recuerdos que tanto buscaba suprimir y ahogar en su mente, y acto seguido, tomó nuevamente la pequeña herramienta,  y cortó profundamente cada una de las palmas de las manos del rubio, casi escuchando el húmedo sonido de la piel al abrirse, viendo como sangre rojiza brotaba de aquellas heridas.

TaeMin no gritó, y mucho menos lloró. Tan sólo dejó caer sus manos a sus lados, y luego fue él quien cayó al piso, en un shock por ese dolor tan punzante.

MinHo sólo se relamió ante la vista, y sintió la conocida molestia entre sus piernas.

-El color de la sangre resalta tan bien el color de tu piel, Minnie. Me encanta...-bajó sus pantalones, dejando libre la palpante erección, ávida de contacto y calor íntimo.- ¿ Y sabes algo, gatito? Creo que esto será más divertido-decía mientras retiraba la bolsa de su cabeza-si me...miraras…

 

¿Qué era aquello que sintió en su interior? Era una sensación de ¿asco? ¿Desprecio hacia sí mismo? Lo desconocía, pero aquello le embargó de inmediato. ¿Qué había hecho? ¿Por qué las lágrimas que nacían de los caramelos de aquél chico le causaban esa sensación de auto-desprecio?

-TaeMin…

 

En ese momento, MinHo volvió a ver el rostro de la persona que más amaba. En ese momento, MinHo veía a ese chico de mirada tan clara como la tristeza perpetua de su alma, de cabellos acaramelados y casi tan amarillos como los rayos del sol, que ahora iluminaba un camino que lo sacaría de su intensa locura por un amor prohibido...

-A-amo…me duele...-el menor alzó la vista nublada por las lágrimas y clavó su mirada en el bisturí que MinHo aún traía.- Termine de una vez, amo -pidió. Pero esta vez, con un frío tono de voz, y una mirada ardiente.

 

¿No me recuerdas, TaeMin?

 

Le dedicó una sonrisa especial al chico y se arrodilló frente a él, terminando de desvestirse,  dejando libre su palpitante miembro erecto.

Las pupilas del gatito se dilataron ante la enormidad de lo que tenía frente suyo. Acercó sus labios y besó la punta de su pene, a lo que MinHo soltó un vasto suspiro de placer.

-El amo ha dañado mis manitas,- acusó con un tierno tono de voz, mostrándole sus palmas. La droga ni siquiera le permitía sentir más aquello.- tendré que aliviar esta hinchazón con otra cosa, ¿no?

MinHo aún permanecía hincado, sonrojado al tope y jadeando ligeramente. Veía al rubio retirarse las medias de red con gran sensualidad, contoneando las caderas e inclinándose hacia el frente, dejando a la vista su pequeño agujerito virgen.

 

-Bien, amo, veo que está ansioso...- se puso delante suyo, y fue sentándose en él lentamente, soltando quejiditos, hasta quedar frente a frente con MinHo.

MinHo sólo entrecerró sus ojos con fuerza una vez estuvo completamente dentro del gatito de cabellos dorados. Era realmente exquisito sentir su miembro ser apresado con tanta gentileza por aquella virgen entrada. Tan delicioso, tan sublime, y tan perfecto su nuevo gatito.

 

-¡Ahh!- fue sacado de sus cavilaciones. Minnie había comenzado a cabalgarlo rápidamente, abrazándose al cuello de MinHo.

-¡Ahh...ahhh...Minnie!- su sonrojo se acentuaba más y más. La calidez, el lugar tan estrecho, la suavidad de su carne interna y los gemidos de dolor disfrazados de la lascivia del momento lo hipnotizaban e impulsaban a darle duro y profundamente. Sujetó sus caderas para ayudarle a impulsarse y así poder penetrarle mejor.

El gatito se pellizcaba y acariciaba sus tetillas hasta endurecerlas, ayudándose del sudor que perlaba con gentileza su pálida piel. Era arremetido con fuerza, y aquello le gustaba, quizá más de lo que debería.

-¡Por favor! ¡Ahh…ahh! ¡Más, amo! ¡MÁS!- imploraba estando en un profundo trance generado por las tantas sensaciones que se agolpaban en su pecho a la vez; placer, miedo, fogosidad, dolor…

¿Qué más da? Se escuchó una vocecita en el interior la cabeza de TaeMin. ¿Qué más podrían quitarme, mi inocencia, mi pureza…?

¿…mi libertad?

-¡Gahhh!

 

Con aquel gemido, ambos llegaron a su final.

 

-Nada mal…-pensó MinHo con prepotencia,  sin embargo, el rubio perdió repentinamente la consciencia, a lo que MinHo reaccionó pronto y logró sostenerle.

 

---

 

Tenerte aquí conmigo una vez más…

 

Tanto ha pasado ya, TaeMinnie

 

¿Podrás recordar a alguien que creíste muerto?

 

Yo te recuerdo, TaeMin.


 

 

Notas finales:

Lol, ignoren la historia, lo hice básicamente por el lemon xDD.

Y bueno, hay lagunas mentales eNORMES, como lo de la cortada en la mano de MinHo...y sí.

Eso se aclara en el siguiente y último c:< Muahaha~ *incomprendida*

Ojalá les haya gustado OAO parí chayotes mientras lo escribía ¬3¬

Cualquier cosito, llámese saludirris, amor, odio, bolas de pelos(?), mándenme un review bonito c:

Mi los quiere *A* Happy Halloween~, Día de Muertos, o lo que sea que celebren *^* pero pásenla bonito, y todo con medida (: <3


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