Solo porque tu vida sea aburrida y eterna no te da el derecho a lastimar a la joven ave que apenas comienza volar por sí misma, dentro de la tempestad de un alma misma se ahoga entre el remolino de ideas un hueco pecho que sin dolor, emoción o remordimiento caza ágil a el ganado que se le ha otorgado como alimento. Para saciar su vaga esperanza de encontrar una razón de vivir y superarse como inmortal…
¿La filosofía del humano puede ser cierta?
La mañana del miércoles 31 de octubre me había encontrado con una inesperada noticia. Mi padre fan casi perfecto de las historia de terror había decidido que el día primero de noviembre iríamos a visitar a mis abuelos maternos. No me había desagrado la idea del todo pero sinceramente el pueblo donde Vivian no era de mi agrado, si me daba miedo ir en una fecha cualquiera ahora imagínense en plena celebración de “día de muertos”. No era miedoso ni nada por el estilo solo que ese lugar me ocasionaba un terrible malestar en el estomago.
Llegamos el jueves en la mañana, todo estaba oscuro, solo las luces de las casas alumbraban los viejos caminos del lugar, la casa de mis abuelos estaba casi a una cuadra de la iglesia (la iglesia de mis pesadillas vacacionales) cuando llegamos a su casa todo estaba decorado con una gran ofrenda cerca de la entrada, velas y un camino de pétalos de cempasúchil que iba desde la puerta hasta la ofrenda. Me gustan demasiado estas tradiciones así que observar la decoración me causaba una sensación de excitación aun mayor que la que siento al tomar fotografías de paisajes naturales a través de la carretera cuando voy en el automóvil de mis padres.
Todos mis tíos había llegado un día antes que nosotros aprovechando la suspensión de clases gracias a la celebración, baje del auto y sentí la fría brisa sobre mi rostro, me apresure a entrar a la casa y gustoso recibí de las manos de mi abuela un abrazo y una taza de su chocolate casero y sus ricos tamales de dulce que solo ella sabe preparar.
Mis primos conversaban sobre lo interesante que sería ir al cementerio a esas horas, y observar a los “tontos” que aun respetaban la tradición de hablar con sus difuntos frente a las tumbas, conviviendo con ellos-claro los más tontos eran ellos por burlarse de ellos- me invitaron pero yo me negué con la excusa de que tenia frio y quería adelantar un poco de tarea de algebra. Mis abuelos, tíos, primos y mis padres me dejaron solo, ellos irían a la misa.
Al quedarme solo y sin nada interesante que hacer a esas horas, termine de comer y Salí de la casa, caminando cuesta abajo hacia donde están las vías del tren, al estar el pueblo situado en al pie de un monte era común que amaneciera con niebla, a penas si podía ver lo que estaba frente mío, mire hacia a tras al sentir la extraña sensación de que alguien me respiraba sobre la nuca, pero no había nada. Extrañado y con un temor creciendo dentro mío acelere el paso, caminando lo más rápido que pude sin llegar a correr. Pronto llegue a las vías donde desde hace una década ya no transitaban los trenes de pasajero solo los de carga y eso rara vez el caso.
Me senté sobre las vías, apoyando mi cabeza sobre mis brazos, mirando a los lados escuchando un grito que parecía de ayuda, me pare asustado y corrí sobre las vías asustado por lo que pudiera ocurrirle a la persona dueña del grito, pues no era raro escuchar historia sobre personas atacadas por los coyotes que bajaban en busca de alimentos. Llegue a lo que parecía una estación abandonada, las puertas estaban abiertas de par en par y había manchas de sangre sobre el suelo, con lentitud y miedo entre a la estación no había nada o rastro de que alguien estuviera en el lugar, el aire soplo con fuerza y cerro las puertas de golpe detrás mío, trague saliva y mire que a los lejos se veía una bola de fuego solo que de color azul, pero un azul claro, la observe pues había escuchado sobre esas bolas que supuestamente eran brujas, la bola dio una vuelta alrededor mío se acerco a mi rostro y pude ver en su interior unos penetrantes ojos negros.
En la parte de la derecha se encontraban unas escaleras de madera algo viejas que bien podían caerse en cualquier minuto, la bola de fuego subió rápido por las escaleras, a la segunda planta y yo en vez de asustarme me llene de curiosidad, subí las escaleras con cuidado, topándome con lo que parecían las antiguas oficinas, todas con las luces apagadas a excepción de una que tenía un resplandor verdoso en su interior, las manos me temblaban pero aun así me atreví a abrir la puerta. La luz seguía ahí pero no se veía la causa de tal iluminación, en una de las esquinas se veía un bulto negro me acerque, acerque mi mano para tocarlo pero el bulto se puso de pie y dio un brinco hacia enfrente.
- Bu~- grito al darse la vuelta pude ver su rostro, era un niño de no más de 11 años piel blanca, ojos negros y sus cabellos alborotados.
Retrocedí y casi caigo de espalda por la impresión, mire al niño no parecía tener algo fuera de lo normal, era solo un niño, solo eso.
- ¿Quién eres?- pregunte manteniendo mi distancia, por la impresión de lo anterior no había podido ver que se encontraba completamente desnudo.
- Soy quien soy sin llegar ser yo pero soy tu y a la vez no soy tu porque soy yo- su respuesta me había desconcertado demasiado
Burlón y juguetón rio y empezó a dar vueltas a mi alrededor mi cabeza comenzó a dolerme de repente obligándome a arrodillarme en el suelo, sujetando con fuerza mi cabeza, el niño comenzó a cantar
“Si la verdad de tus pecados es capaz de abrir la puerta, las llaves del alba estarán a tu disposición pequeño cordero ensangrentado…”
Su canción me causó pánico al ver que alrededor mío se formaban sombras más oscuras que una normal, levantándose imponentes frente a mi cargando enormes cantaros de agua que al ser vaciados en el piso derramaban sangre y al fondo del pasillo donde estaba un ventanal se escuchaba risas y mormullos, después solo vi oscuridad….
….
Tendido en el piso yace un cuerpo inmóvil víctima del hijo de una bruja, el joven de piel morena es tomado del mentón siendo abofeteado con fuerza por el niño aun así nada. No parece despertar de su sueño, luego de abofetearle con fuerza en repetidas ocasiones, el chiquillo desesperado se sienta sobre él y se vuelve aún más grande tomando la apariencia de un adolecente.
Brinca sobre el vientre del moreno aplastándolo, se acerca a su oreja y le sopla lo cual parece pronto lo hará despertar, acaricia con uno de sus dedos los labios del chico que esta tirado bajo suyo para luego con una sonrisa maliciosa en los labios fríamente dibujada, delinea sus labios con su lengua, le alza un poco la camisa admirando todo el abdomen del chico una de sus manos se vuelve negra, chasquea los dedos y una sombra se realza vaciando en su mano uno de los cantaros, llenándola de sangre la cual escurría como si de un rio se tratase a través de su brazo, se relamió los labios al acariciar con ambas manos el abdomen de su “juguete”.
El chico bajo suyo abrió los ojos mirando a lo que estaba sobre de él, aterrado lo empujó hacia atrás parándose lo más rápido que pudo y mirándolo sin comprender lo que le había pasado y sin querer hacerlo.
…
Note una sensación de humedad sobre mi abdomen, se escuchaba el caer de una gotas de líquido temeroso mire mi cuerpo tenia sangre en toda esa parte, pero no era mi no sentía dolor.
- eres un tonto –hablo el chico no lo hubiera reconocido de no haber sido por su color de ojos y esa profunda mirada que tenía.
No le dije nada solo quería largarme a la de ya pero mis piernas no respondían, me tomo del brazo y me lanzo contra la pared, gemí al recibir el golpe con esa dura superficie y vi un brillo rojo en sus ojos.
- ¿sabes lo que es un incubo?- pregunto mordiéndose el labio, solo pude asentir y sentir que mi vida sería chupada con fuerza, se me seria arrebatada.
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“Pánico, dolor, desesperación, odio, avaricia, envidia, egoísmo” palabras que suenan a sinónimos ajenos a los humanos, no pienses que la ternura de tu madre te acobijara por años, te protegerá o te defenderá de lo externo a ti, a tu mundo, la vergüenza del ser humano se encuentra en su propia naturaleza, sus penas y conflictos existenciales vagos a la realidad a lo que crees ¿crees que alguien se preocupara por ti cuando ya te encuentres en la boca del abismo, apunto de ser tragado y devorado por la serpiente?
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Mis sentidos de nuevo se volvieron añicos, el oído, la vista, el habla, todo menos mi tacto podía sentir sus manos tocando la mía ¿un sueño? Eso parecía solo eso su figura se perdió y solo lograba ver una sombra negra, tocándome, acariciándote pero… era como si fuera un sueño, un vil sueño, mis labios siendo mordidos y consumidos por los suyos, pero sin llegar a sentirlo realmente.
Al final de todo solo pude ver como su figura era nuevamente visible un rostro de satisfacción, y mi cuerpo inmóvil con un intenso dolor en las caderas.
- Gracias por acudir a su ayuda- le mire agotado
- ¿a su ayuda?, ¿de quién?- lo sucedido me había quitado de la mente el grito que me había traído a este lugar, le vi señalar una puerta, la puerta que no había notado de la habitación, tomo forma de niño y salió transformado de nuevo en una bola de fuego.
Solo miraba el techo, algún día se caería por lo viejo. Me puse pie, no había transcurrido mucho tiempo desde que “eso” se fue me puse pie y abrí la puerta que él había señalado…
…
- ¿es todo lo que sabes?- pregunto el oficial frente mío, le sonreí y mire las fotografías sobre la mesa
- ¿Debería de saber algo más?- estaba cansado y no deseaba seguir con estos estúpidos interrogatorios.
- Algo como lo que dijiste no puede ser verdad, los fantasmas o parecidos no existen, no pueden es ilógico
- Crea lo que quiera no diré más- conteste poniéndome de pie y saliendo de la habitación abrazando a mi madre detrás de ella un ventanal, y del otro lado del ventanal una sombra negra…