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Beautiful Stranger por KyoYuy

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Notas del fanfic:

Lo escribí para unas amigas que les gusta el Lukai.
Es mi primer oneshot de EXO.

Notas del capitulo:

Mi primer fic de EXO; espero que os guste. Lo escribí para unas amigas que les gusta esta pareja, Luhan y Kai.
Espero que os guste.

 Beautiful Stranger

 

 

 

Aunque el ruido había comenzado desde lo más bajo hasta ir subiendo gradualmente, la música estalló a cada uno de sus lados volviéndolo todo más confuso de lo que ya era; y abriendo sus ojos todo lo que podía, parecía mostrar una imagen más confusa de lo que realmente estaba; aunque no le gustaba la sensación de no poder controlar lo que sucedía.

 

No quería estar ahí, jamás le había gustado eso de los ruidos fuertes y los tumultos de gente, pero necesitaba liberar estrés de alguna manera u otra; después de todo las rupturas siempre habían sido difíciles para todos, por qué iba a ser él alguien que se escapase de aquella trivialidad.

 

Se coló entre la multitud y se dejó llevar por la música que salía de los enormes altavoces de la sala escasamente iluminada; y entonces le vio.

 

Estaba claro que no era de ahí; los rasgos de su cara, su complexión, sus movimientos, todo. Aquel chico sin duda era extranjero y mirarle de esa manera denotaba unos modales escasos, cosa que él no tenía.

 

Pero no podía evitarlo.

 

No podía apartar la mirada de aquel baile, de aquel chico.

 

Sentía que no iba al son de la música sino la música a su son; se vio completamente hipnotizado por aquella extraña persona; quiso acercarse pero sus piernas no se movían, quiso decirle algo, pero el único movimiento que hicieron sus labios fueron contraerse sobre si mismos provocando que se los mordiese nervioso.

 

¿Quién es?

 

Aquella pregunta retumbaba por su mente sin punto fijo en el que pararse como si cada una de las letras de aquellas palabras interrogantes estuvieses hechas del mismo material que una cama elástica.

 

Llevó su mano derecha a sus labios y se acarició el inferior retorciéndolo sin dejar de mirar al que al otro lado de la sala no dejaba de bailar.

 

No pensó que se sentía ridículo ahí parado en medio de una sala mirando hacia un punto, donde tan solo, había un chico bailando, pero....aquello no era bailar.

 

Un escalofrío pasó por su espalda y, por un momento, quiso ser música para que aquel desconocido le hiciese suyo.

 

Y cuando ya comenzaba a delirar en su propia imaginación los ojos de aquel chico se fijaron en él, y hubiese jurado que le sonreía.

 

No apartó la mirada, jamás había sido un cobarde, pero aquellos dos ojos oscuros eran tan fuertes y tan directos; sentía como si pudiese terminar con toda su voluntad y de alguna extraña manera aquello le encantó.

 

Casi sin darse cuenta ahí estaba bailando sin dejar de mirar; a distancia pero al mismo tiempo uno siendo parte del otro.

 

Manos al tiempo, piernas al compás, como si se conociesen de toda la vida, como si aquella coreografía improvisada fuese un paripé de una película de adolescentes y la hubiesen ensayado más de mil veces; como si la música estuviese de más, como si ellos mismos fuese la música del otro.

 

Se lamió los labios con arrogancia, no iba a permitir quedar por debajo en aquel duelo; a lo que el otro chico respondió sonriendo con arrogancia. Era demasiado.

 

Y entonces la música terminó.

 

Hubiese deseado que aquello durase para siempre, pero las cosas perfectas no existen, o....o quizás si?

 

Casi no le había dado tiempo a tomar aire cuando el extranjero ya estaba a su lado; sintió nuevamente un escalofrío al notar como su dedo índice acariciaba su espalda para llamar su atención; y entonces se giró mientras el DJ ponía una nueva canción y la pista de baile volvía a darlo todo.

 

Le besó.

 

Sintió como aquellos labios desconocidos se pegaban a los suyos, como la presión se iba haciendo más intensa con cada milésima de segundo que pasaba; pero no se apartó. Abrió la boca para tomar aire y el extraño aprovechó para introducir su lengua y profundizar el beso.

 

Era cálido, cálido y profundo; sintió que algo que daba vueltas en su estómago se disparaba por todo su cuerpo y rodeando el cuello del chico sin nombre con sus brazos su lengua intentó tomar el control de aquel descarado y obsceno pulso de lenguas, aunque en el fondo no le importaba perderlo.

 

Sintió como se iban apartando de entre la gente y finalmente terminaban en un pequeño saliente de la sala, alejados de la vista de la gente, bueno todo lo apartado que se puede estar en una discoteca de moda repleta de populacho.

 

Se miraron por un segundo, aunque podría haber sido más tiempo, con la respiración agitada; los ojos clavándose en la mirada del otro y los labios empapados de deseo y ganas de más.

 

No hubo un puedo, ni tampoco un te quiero, no hubo un te deseo, ni si quiera un encantado de conocerte, simplemente se dejaron llevar; y así fue como las manos, entrenadas en la naturaleza del corazón, ansiosas volaron directas a donde tendrían que ir.

 

Las manos de aquel chico eran grandes, fuertes, varoniles, y poderosas, no pudo evitar gemir cuando sintió sus dedos enroscarse a lo largo de su masculinidad y comenzar a masturbarle.

 

Era sucio, era impropio de él, se imaginó la cara de Yixing si supiese aquello y no pudo evitar sonreír, se sentía libre, tan libre como jamás se había sentido.

 

Deslizó una de sus manos de porcelana por el pecho moreno del chico sin nombre, acariciando con detenimiento cada uno de sus músculos cincelados, deseando hacerlos suyos tanto como deseaba hacerse de él.

 

Hubiese gritado un bésame, pero no fue necesario, aunque también era cierto que lo más probable es que el otro no lo entendiese; pero la verdad en aquel momento el idioma estaba de más.

 

Se pegó a él cuanto pudo y apartándose, no sin recelo de aquello pecaminosos labios, comenzó a lamerle el pecho, dedicando su tiempo a cada una de las partes, lo que provocó que el moreno no pudiese evitar soltar algún que otro gemido.

 

El extranjero aceleró el bombeo de su mano en su miembro y ahora era él quien estaba gimiendo; y lo mejor de todo, le daba igual.

 

Como si nuevamente se tratase de una coreografía planeada se sintió dueño del muchacho de mirada incitante tal cual lo había sido la música antes; y aunque momentos antes se había sentido confuso ahora era incapaz de dejar de sonreír.

 

Echó la cabeza hacia atrás y arañó el pecho del desconocido mientras bajaba con la mano hasta su vientre lamiéndole y saboreando aquella piel tostada sabor chocolate.

 

El desconocido le empujó de él lanzándole contra la pared opuesta y le desabrochó la camiseta, pasó un dedo por su pecho sin dejar de mirarle, se acercó y no pudo retener el acelerado sonido de su respiración agitada; le acarició con tortuosa calma y luego dejó la mano en su paquete sobándole con más fuerza de la esperada a lo que contestó con un gemido entrecortado y tragando saliva; y entonces hizo aquello.

 

Comenzó a lamerle el pecho sin dejar de mirarle, y aunque cualquier otro hubiese apartado la vista él no podía dejar de mirarle, era como si lo necesitase, como si aquellos ojos furiosos y desconocidos le hubiesen dominado por completo y ahora, todo su cuerpo perteneciese a aquel extraño.

 

Y cuando desabrochó el botón de su pantalón supo que no habría marcha atrás y que aquella noche su cuerpo sería todo suyo.

 

No le conocía de nada, no sabía su nombre, no sabría si volvería a verle, si aquello sería el principio de algo o simplemente un momento de una noche cualquiera; le miró a los ojos por última vez y asintió; la verdad es que no le importaba. Aquella noche, en aquella sala, con aquel tipo no quería ser cuerdo, no quería ser él, simplemente quería ser libre y dejarse llevar por aquel hermoso extraño.

 

Notas finales:

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