Capítulo Único
—No… ¡No más!
El joven castaño respiraba con dificultad, con la cabeza rígida, apoyada contra la blanda almohada de una extensa cama matrimonial, de sábanas blancas inmaculadas. Respiraba a duras penas, mientras incoherentes palabras salían de entre sus gruesos e hinchados labios; sus ojos estaban entreabiertos, pudiendo observar a través de sus largas pestañas, el rostro de su atacante: un lindo y masculino lobo desnudo de orejas puntiagudas sobre su cabeza, enorme sonrisa y manos pequeñas (que parecían más de dinosaurio que de lobo) aferradas a su cuello con fuerza. Tenía todo el peso de su cuerpo contra el más femenino, con sus caderas estrechas entre las piernas inquietas y abiertas del más joven, quien vestía una capa larga, color rojo sangre, con un nudo que se deshacía en su cuello por la presión que las otras manos aplicaban sobre éste, el resto de sus ropas arrancadas desde hace un buen rato por el depredador, que no había pronunciado una palabra desde el encuentro, pero sí emitía gruñidos con una voz extrañamente dulce.
Arremetía sus caderas contra el trasero del otro, mientras su cola se movía grácilmente con cada movimiento. Dirigió su rostro hacia abajo, para besar esos labios una vez más, mordiéndolos con fuerza con sus afilados y perfectos dientes, dejándoles marquitas, a la vez que aligeraba el agarre en su cuello, luego de ver cómo lágrimas empezaban a formarse en los ojos café, y de escuchar más quejas.
Soltó el agarre por completo, observando con algo de morbo las huellas dejadas por sus dedos, dejando mostrar una sonrisa que enseñaba todos sus dientes. Llevó una de sus manos hasta la entrepierna de Taemin, acariciando con sus dedos y afiladas uñas la piel de su ardiente miembro erguido, con su cabeza ahora en el cuello del otro, mordiendo con todos sus dientes, marcando como suyo ese trozo de piel. Agarró con fuerza un puñado de cabellos castaños, levantándole la cabeza, la capucha deslizándose hasta caer por detrás de su cuello. Taemin intentaba defenderse, con ambas manos sosteniéndose de la otra que tomaba sus cabellos, moviendo sus piernas con fiereza, mientras seguía siendo masturbado, gritando que se detuviera. El lobo, entonces, se alejó un poco del cuerpo, sólo para tirarlo contra el piso con un fuerte golpe.
—¡Ah! —Se quejó, con ambas manos ahora en su cabeza. La capa cubriéndole sólo parte de la espalda, mientras el resto caía arrugado sobre el crujiente piso de madera.
No pasó mucho para que el otro muchacho se tirara encima de Taemin, cual predador acechando a su presa.
Lo extraño era que los animales no iban con látigos en la mano, ni mucho menos con una sonrisa sádica en sus bonitos labios, ni tampoco con una erección demandante entre sus, nada velludas, piernas.
Tomó entre sus manos el rostro de Taemin, hundiendo sus uñas en la carne de su mandíbula, obligándole a mirarle.
—¡Te castigaré! —Comentó alegre, sonriendo, balanceando sus caderas y junto con ellas su cola, haciendo lo mismo con el látigo en mano, mostrándolo como si fuese un regalo— Porque… —Se llevó un dedo a la boca, pensando— um, ¡porque quiero! —Su sonrisa se ensanchó.
El no-muy-lobo tomó del cabello al joven debajo de nuevo, para voltearlo de manera brusca, provocando un alarido de dolor de su parte, luego metió su brazo debajo de abdomen, para levantarle las caderas, dejando el trasero al aire y muy cerca de su erección punzante.
Con el látigo en mano, le regaló un latigazo con fuerza, mientras reía.
—¡Un! —Se quejaba Taemin, retorciéndose entre los brazos musculosos, intentando arrastrarse y huir del ‘castigo’, aún con el lacito de la capa molestándole el cuello marcado —¡P-Para…!
Otro latigazo, y otra carcajada.
Cerró los ojos con fuerza, conteniendo las lágrimas, a pesar de sentir cuatro uñas clavándose cerca de los huesos de su cadera y el peso del otro cuerpo sobre sí.
—Te comeré entero —Susurró, sintiendo el aire caliente chocar contra su sensible oreja y su miembro se endureció más. Pero se sobresaltó al sentir otro inesperado latigazo, y dejó escapar un gemido. Sentía la piel de su trasero caliente y palpitante, maldición, como ardía.
Intentó voltearse, pero recibió otro latigazo, y creyó que estaba sangrando, que nada podía arder más que eso. Pero creyó mal. Porque un par de minutos removiéndose de entre esos brazos, llorando y sufriendo, sintió al lobo alejarse, pero por su cabeza nunca se le ocurrió la idea de salir corriendo… esperó ansioso a las próximas acciones de su perpetrador, mordiéndose los labios rojizos y notándose transpirar por cada poro de su cuerpo; hasta que algo caliente le rozó el trasero. Siseó del dolor y la sorpresa, su corazón palpitando con fuerza por el deseo, más lágrimas escapando de sus orbes, y volteó su cabeza sólo para observar que el lobo tenía una vela en sus manos, tomada de una de las muchas alrededor de la cabaña, con la llama extremadamente cerca de las heridas ardientes por los latigazos.
—Te mataré, lobo —Medio lloró al sentir más ardor por sus piernas; la llama dirigiéndose en medio de ellas. Pero esta vez, nada podía arder más que eso, porque la cera caliente derritiéndose en su entrada dolía a muerte, y gimió, curveando su espalda, moviéndose cual gusano.
Sintió un poco de alivio cuando la vela fue dejada aparte, pero no impedía el ardor que sentía. Lloró más fuerte.
—Por favor, quítala… —Sollozó, volteando su rostro para que el lobo lo observara— Duele… demasiado…
Y lo decía en serio, y Jonghyun lo notó de inmediato.
Con sus propias manos limpió la cera que se empezaba a endurecer del trasero del otro, y acercó su rostro para lamerle. Haciendo sonidos húmedos apropósito, con ambas manos, ahora, en las mejillas del trasero de su presa, abriéndole, metió la lengua dentro de él. Moviéndola y curveándola para saborear su interior, disfrutando de los tímidos gemidos que emitía su pareja, mientras masajeaba su trasero, dándole suaves pellizcos.
—¡Joder, Jjong! —Gimió, volviendo puños sus manos, dejando la actuación a un lado.
Y Jonghyun sonrió cuando Taemin se volteó por completo, jalándole del cabello, moviendo un poco las orejas de felpa de su cabeza, para plantarle un beso salvaje. Sus labios se movían con frenesí, su lengua acariciando los colmillos de plástico de la boca de su novio, con su mano en el pene de éste, masturbándole con violencia, intercambiando posiciones, ahora el menor sobre el regazo del ‘lobo’ moviendo sus caderas, sintiendo la tela de la capa bailando a su espalda.
—Ya que… —Empezó a decir Jonghyun entre besos furiosos, con su mano en la cintura de su novio— dejamos el juego a un lado… ¿puedo quitarme el dildo? —Preguntó con algo de molestia reflejada en su rostro.
Taemin sonrió arrogante.
—No —Contestó demandante, apretando los testículos de su pareja—, te hace ver adorable —Comentó, pasando como podía su mano por la cola enterrada en las entrañas de Jonghyun.
Le mordió las orejitas verdaderas, acariciando su pecho, friccionando sus pezones con las palmas de sus manos, observando sus lunares, tocando sus huesos, palpando sus abdominales firmes, delineando sus sobresalientes venas y sobando sus brazos musculosos.
Descendió a besarle la mandíbula fuerte y marcada, centrándose en donde la zona debajo de su oreja, justo donde empieza la mandíbula, deleitándose con los sonidos que emitía su lobo.
—¿No puedes dejar de ser dominante por un segundo? —Preguntó Jonghyun, sonriendo entre suspiros. Jjong siempre seguía los mandados de su novio, por más que el fuese el ‘dominante’, adoraba recibir órdenes de Taemin y cumplirle sus caprichos –Porque sin importar qué tan poco-inocente se haya vuelto, siempre sería su bebé.
Colocó ambas manos en su trasero, separándolo e introduciendo sus dedos dentro de aquél agujero que tan bien conocía y tanto adoraba.
—Quiero que me cojas como un maldito lobo —Le gimió al oído el menor, con voz rasposa por el placer y el deseo.
Jjong se mordió el labio inferior, completamente excitado.
Agarró el brazo delgado de su novio, levantándose ambos a la vez, mientras el otro, como podía, enredaba sus piernas alrededor de las caderas del más bajo, y el lobo lo estrelló contra la pared más cercana, con la capa deslizándose de sus hombros femeninos.
Entre besos ardientes, manos inquietas y ojos cerrados, Jonghyun consiguió posicionarse en la entrada de su novio, con la punta de su pene rojizo cerca de ésta, permitiéndose abrir los ojos un poco para observar el rostro de Taemin en el momento en que entrara.
Se deslizó sin preparación dentro del castaño, esforzándose para poder entrar, animándose con las quejas de su novio y el mantra de “¡más, más, más…!” que dejaban salir sus labios.
Llevó su cabeza hacia atrás, exponiendo su cuello y su manzana de Adán subiendo y bajando al tragar saliva, su rostro deformado y su pene dentro del cuerpo del menor, el agarre en la cintura de él se había vuelto más fuerte, sus nudillos volviéndose blancos y la piel de Taemin pintándose casi morada. El calor que sentía era inimaginable, y el placer que lo embargaba lo cegaba a tal punto de que pensó caerse al suelo por perder el equilibrio, acomodándose cuando Taemin lo atrajo hasta su propio rostro para besarle y ahogar sus gemidos, sus piernas contrayéndose con más fuerza alrededor de Jonghyun, sus pechos sudorosos rozándose y el pene del castaño menor con pre-semen entre sus abdómenes, sintiéndose a morir con el ahogo.
El ritmo era desenfrenado y las penetraciones eran dificultosas por la falta de preparación, al menor le dolía, pero se creyó masoquista por unos minutos: era un dolor espléndido.
El dildo en el interior de Jonghyun le lastimaba, pero era capaz de olvidarlo al ver los dulces ojos de Taemin, que no perdían su brillo en ningún momento. Era capaz de dar su vida para que ese brillo nunca se apagara.
Siguió golpeando con fuerza el interior de Taemin, quien coló su mano entre sus abdómenes para masturbarse, rozando su mano temblorosa entre ambos cuerpos, dejándoles los vientres rosados por la fricción.
Jonghyun no podía aguantar más, apretó el trasero de su novio con sus manos y apoyó su frente en el hombro de éste, recostado en la pared. Respiraba con algo de dificultad, dando unas últimas penetraciones antes de llegar a su clímax, gritando el nombre de su pareja, con una voz digna de él. Taemin se corrió unos segundos más tarde que él, agradándole la conocida sensación del semen de Jjong en su interior, escurriéndose al salirse y pararse sobre sus piernas débiles, arrastrándose como podía a sí mismo y a su musculoso novio a la cama.
Acomodándose a duras penas sobre ella, Jjong se acostó boca abajo, por lo que el menor aprovechó la oportunidad de jugar con la cola-dildo, incrustándola un poco más, sobresaltando al otro chico.
—¡Yah! —Se quejó con el ceño fruncido.
Taemin se rió por lo bajo.
—Lo siento… —Dijo, separando un poco su trasero para sacar con delicadeza la cola, dejándola a un lado, y dándole un beso en los lunares de la espalda de su novio
—Debemos hacer estos juegos más seguidos —Comentó más tarde Jjong, su voz distorsionada por la almohada.
—No —Respondió Tae—, una vez al año. Perdería la diversión si lo hiciéramos más seguido. Tendremos muchísimas oportunidades para hacerlo…
Jonghyun sonrió, felicidad embargándole de repente. Esa era la manera del menor de decirle que quería estar junto a él más años.
—Muchísimas… —Le dijo melancólico, pensando en lo mucho que amaba al chico a su lado, y que en todos los encuentros sexuales que habían tenido jamás había un momento en el que se regalaban esa clase de muestras de cariño. A veces no sabía si el menor realmente lo quería tanto como él lo hacía, pero, eran esos diminutos detalles de vez en cuando, esas señales, lo que confirmaban sus sentimientos —Te amo…