- Hyung, esta noche es Halloween ¿Qué haremos? – Preguntó Ricky muy entusiasmado.
- Lo siento pequeño Ricky, pero yo este Halloween lo pasaré con Chunji.
- Uhm… -Dijo haciendo puchero. - ¿y tu Niel hyung?
-Lo siento, el va conmigo –Dijo el líder CAP.
- Ricky, este año te toca a ti y a Changjo quedarse, Siempre salen ustedes y nosotros nos quedamos, Esta vez es su turno.
- ¿Qué? ¿Yo también? – Dijo el Maknae tocándose la nariz.
- Entonces, ¡nos vamos!
- Ustedes deberían adornar la casa y comprar dulces, Muchos niños pasan por aquí – Dijo L.Joe haciendo un guiño y al mismo tiempo los mayores se fueron.
*
*
- Entonces, ¿vamos a comprar? – Dijo el Maknae.
Ricky aún no lo creía y estaba parado mirando la puerta con la pequeña fe de que sus Hyungs volvieran, Changjo se le puso enfrente dándole un susto para que volviera en sí.
- Lo siento hyung, ¿te asusté?
- Tran-tranquilo… y no me digas hyung somos de la misma edad –Dijo dándole una sonrisa.
*Ricky pov*
Fuimos a comprar muchos adornos y dulces, volvimos y adornamos toda la casa, hasta yo me asusté, no entiendo cómo es que a Changjo no le da miedo, La casa quedo como en una película de terror, puse los dulces en un frasco y los dejé en una mesita al lado de la puerta, por si es que algún niño venía a pedir dulces, empecé a buscar a Changjo por todos lados y no lo encontré, fui a la habitación que comparte con Chunji hyung y no estaba, Fui a la de Niel y CAP hyung pero tampoco estaba, Hasta que fui a la mía con L.Joe hyung y ahí estaba durmiendo en mi cama, no lo quise despertar por si se enojaba y escuché el timbre sonar.
- ¡Dulce o Truco! –Decía uno de las 3 niñas que ahí se encontraban paradas en mi puerta.
- Dulces – Dije y comencé a depositarlos en cada Bolsita que las niñas traían…
Así fue hasta las 2 de la madrugada, me puse a ver una película de terror aunque sabía que después me arrepentiría ya que me dan mucho miedo y más aún cuando las veo solo.
La película daba mucho miedo, gritaba cada 3 segundos y de repente sentí como algo me tocaba el hombro y salté de golpe gritando aún más fuerte.
- ¡AHHHHHHHHHHHHHHHH!
- ¿Qué te pasa? – Uf… era Changjo.
-N-nada, pero… ¿qué tienes en la mano?
- Una bolsa – Dijo sonriéndome ¿Maliciosamente? – Dulce o Truco.
- ¿Quéeeee? Pero si los dulces se acaba..ron.
- Entonces… - Empezó a acercarse a mí. – Tendré que hacerte una travesura…
- ¿A… a que te re-fie-re..s?
-Sólo déjate llevar…
Changjo empezó a besarme y yo me dejé llevar, me llevo hacia la cama, a mí cama y ahí se recostó encima de mí sin dejar de besarme, y yo lo empezaba a disfrutar.
*
*
Abrí la boca jadeante debido a su miembro rozando mi entrepierna. Su brazo rodeando mi cintura. Mientras que su otra mano acariciaba constantemente mi miembro ya erecto.
De un golpe la parte de arriba de mi pijama ya no se encontraba en mi cuerpo mientras que sus manos pedían acceso para bajar mi pantalón, al cual accedí abriendo mis piernas, retiró mi pantalón y con él se llevo mi bóxer dejándome desnudo al instante.
Estaba avergonzado, así que comencé a retirar una a una sus prendas, hasta que llegue a su bóxer, sin quitárselo ya se podía notar el tamaño de su miembro, si alguien lo viera, no pensarían que es el Maknae de éste grupo y me asustó saber que eso en algún tiempo más se encontraría dentro de mí, me asustó quizás más que esa película de terror.
Changjo empezó a lamer mi cuello, besándolo por todas partes, dejando marcas por donde él quisiese…
- Ch-chang…jo, Nuestros Hyungs lo notarán, no…lo ha-gas
-Tranquilo… nadie lo notará.
Saque un suspiro al escuchar la respuesta de Changjo .Grite ahogadamente al sentir su rodilla invadiendo mi miembro mientras que él seguía jugando con mi cuello y pezones.
Pero ya era mi turno, en un movimiento me puse encima de él y bajé hasta su miembro, Por primera vez podía probarlo, la sensación de placer al hundir mis dientes sobre su gélida piel, estuve un tiempo entreteniéndome con su miembro hasta que Changjo empujo mi pecho con una de sus manos, y con la otra tocaba mis piernas, masajeándolas entre sus dedos y abordando mis muslos con su boca.
Caí embriagado sobre el colchón abriendo los brazos absolutamente repletos de nuestro sudor, Sus brazos contuvieron mi espalda y caderas y con sus piernas a un costado de las mías. Subía sus manos por mi espalda, girando en mis hombros y bajando de nuevo. La lucidez de sus labios se hizo presente.
Oprimió mi espalda contra supecho, al notar como trataba de alejarme. Quise juntar las piernas de nuevo pero no lo permitió, rozando repentinamente con la punta de sus dedos mi miembro.
Grite ahogadamente, y mordí con rapidez mis labios, Curve mi espalda sobre su pecho. Y su miembro erguido chocando contra mi trasero, maniobrando entre sus dedos el final de mi hombría.
Se quejo a mis espaldas, separándose de mi cuerpo, una caricia en mi cintura. Agache la cabeza, calmando mi respiración, Los labios de ambos se unieron nuevamente, sintiendo su lengua bordear mis labios para morderlos con deleite.
Con firmeza tomó mis caderas con ambas manos, y tras un jadeo rápido las movió de arriba hacia abajo. Mis piernas a cada lado de su cuerpo apretaron sus piernas.
-¡Ahh!-torcí mi columna con rapidez y deje caer mi cabeza otra vez en su hombro, frustrado por el daño en mi parte trasera. Se esforzaba por acariciar mi espalda y besar mi cuello, pero mi mente sólo tenía el dolor de ese dedo en mi interior.
Pero el dolor poco a poco desaparecía y mi cuerpo se acostumbraba a esa caricia. Y los gritos y reclamos de dolor, pasaban a ser gemidos excitados. Aumentaba la entrada y salida de sus dedos en mi interior produciendo un seductor ruido sordo entre los movimientos, y mis músculos se contraían hasta que él retiro los dedos.
Giró mi cuerpo para quedar sobre mí, mis piernas seguían a sus costados y simplemente fueron guiadas por él hasta la altura de su pecho. Las punzadas en mi parte trasera volvieron a sentirse con la apertura de mis piernas.
Enderece mi cuerpo siendo punto fijo de sus ojos y una expresión de curiosidad los adorno. Coloque mis manos en su sudada espalda y me abrace con fuerza sobre su pecho y luego lo besé
Soltó mis labios con sutileza, delineando mi mentón hasta descender por mi cuerpo, y haciéndome doblar mi espalda hacia atrás, hasta llegar al lado izquierdo de mi pecho, depositó un leve beso.
Su mano bajo por nuestros cuerpos e hizo una expresión de agitación, alcé mi cuerpo y él me recostó inmediatamente pero no lo suficiente como para evitar que viera como masajeaba su miembro con esa mano humedecida.
Mucho más agitado que antes, atrajo mis piernas hasta él, sus ojos apremiantes mirando con detenimiento mis facciones, si lo que quería saber es si yo lo disfrutaba no era necesario que mirara a mi rostro para saberlo.
Di un brinco entre su cuerpo y la cama. Podía sentir la punta de su miembro rozar mi entrada. Él continuaba con su lengua sobre mi cuello y oreja para abstraerme de todo el hiriente proceso. Tenía que desahogarme. Y ahora era él quien gritaba dolorido por la mordida en su hombro, pero el trabajo de su miembro en mi entrada no cesó en ningún momento.
Sus gemidos crecían y crecían por el lugar, y yo seguía gritando por el dolor, Embestía despacio, pero mi cuerpo no estaba acostumbrado y el dolor era un reclamo de “eso” en mi interior.
Sus tibias piernas acariciando los costados de mis caderas, mi miembro erecto bajo su abdomen topando con este cuando su miembro entraba completamente en mí, el rebote de los resortes del colchón, y las blancas sabanas tambaleándose entre el movimiento al ritmo de las penetraciones intensificadas en pocos segundos y yo queriéndome adueñar del aire para no asfixiarme y seguir disfrutando.
Mi miembro resbalaba por la suave piel de su vientre, entre frenéticas embestidas. Estimulándose con los constantes restriegos, mi mente se inquietaba por el placer y sentir como ese masaje me consumía.
Poco a poco fue tomando mí miembro con una de sus manos, escurriéndolo desde la base hasta la punta, curvé la espalda, sujetando mis manos a sus hombros y gimiendo sonoramente, mientras él volvía a embestirme con frenesí.
Sofoqué los gritos, pero los jadeos y gemidos estridentes no dejaban mi boca y garganta descansar y cada vez se prolongaban fibrosamente hasta que colmaban enardecidas mis cuerdas vocales.
Su lengua fundiéndose en los huecos de mi clavícula, lengüeteando mis pezones, penetrando con fuerza. Apreté el agarre de mis piernas en su espalda, y grite extasiado, con la penetración más exquisita que las anteriores y los gritos de ambos saturaron la habitación. Llegue a mi final, corriéndome en su mano, y sintiendo el abochornante calor del lugar y mi liquido quemar nuestros abdómenes.
Soltó mi miembro ahora flácido pasando su brazo por mi cintura, penetro con más fuerza, elevando más mis piernas.
Apreté mi entrada estrujando su pene y robándonos un grito a ambos. Su semen arrasó en mi interior, me retorcí ante el ardor de ese líquido. Mi hyung gritó absorto en la sensación de placer. Y yo ceñía mis manos a las sabanas blancas de mi cama, buscando un soporte, siendo inundado. Torcí mi columna notando lascivamente lo doloroso y placentero de ese ardor adhiriéndose a mis entrañas, y el desgarrador grito que dejo ir mi garganta.
Mis músculos se relajaron segundos después, y una oleada de cansancio golpeo mi cuerpo. Baje mis temblorientas piernas, rozando las suyas. Y su cuerpo cayendo sobre el mío me regocijo con su calidez. Abrí la boca tomando grandes bocanadas de aire, pero mi corazón seguía brincando contento y maravillado, y mis labios mostraron una pequeña sonrisa.
Me recosté a su lado mientras él rodeaba su brazo por mi cuello y decía:
“Ya quiero mi regalo de Navidad”
...