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Nuestra Pequeña Rutina por lakyday

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Notas del capitulo:

holass :)

aqui les dejo otro capitulo de este fanfic

gracias por leer mis gigantes testamentos de capitulos jajaja

 

 

Capítulo 12: "El mismo espacio, pero diferente".

 

Kyu…

Kyu… despierta…

 

El moreno entreabrió los ojos, escuchando aquel llamado portado por una voz que conocía muy bien. Entonces vio el rostro de Ryu muy cerca al suyo. El dragón estaba arrodillado en el suelo, al costado de la su cama, con los codos y antebrazos apoyados en el conchón (estos últimos cruzados) y el mentón descansando sobre ellos. De esa manera le hablaba al peliverde quien estaba acostado de lado dándole la cara.

En ese estado semidormido en que se encontraba Kyu, inconcientemente comenzó a disminuir la distancia entre sus rostros.

 

- ¿K-Kyu?... ¿estás despierto? –le preguntó el azulino nervioso por el atrevido acercamiento.

- cinco minutos más, okasan… -fue la absurda respuesta que recibió.

 

Entonces el dragón frunció el ceño, sabiendo que  efectivamente aún estaba durmiendo. Le pelliscó la mejilla y alejó su rostro mientras le reclamaba:

 

- yo no soy tu madre… ya despierta.

 

Ante ese gesto el moreno recuperó plenamente la conciencia, quejándose por el ataque a su cara.

 

- ¿qué?... ¿qué pasa? –preguntó confundido.

- de nuevo estabas comportándote como sonámbulo…

- ahh, gomen… ¿hice algo malo?

 

Ryu hizo una pausa y se resolvió a responder:

 

- no… nada en realidad, pero me ha costado despertarte…

- bueno, tú sabes que tengo el sueño pesado…

 

Respondió en su defensa mientras se frotaba los ojos  con sueño y luego miró la hora en el reloj que había en el velador entre las camas.

 

- ¿y qué pasa? Aún es temprano…

- sí, lo sé, pero este es nuestro último día aquí, por eso pienso que deberíamos aprovecharlo –le respondió esbozando una media sonrisa.

- creo que… tienes razón… ¡pero me da flojera salir de la cama! –exclamó tapándose hasta el cuello con la ropa – dime… ¿qué quieres hacer?

- estaba pensando en aceptar tu petición.

-¿qué cosa?

- la de enseñarte a nadar ¿recuerdas?

- ¡ah, sí! Pero… me da frío de tan solo pensar en el agua del mar a esta hora… -dijo con un puchero.

- no, tonto –rió por lo bajo el dragón- no en la playa, sino en la piscina temperada que está allá abajo.

- ¡hooo! ¡no sabía que el hotel tenía una piscina temperada!

- yo tampoco, hasta que Alicia-san lo mencionó.

- etto… ¿y vamos los dos solos? –preguntó temiendo que con la chica hubieran acordado encontrarse.

- sí… pero si quieres podemos hablarle a los demás para que nos acompañen.

- no… aún deben estar durmiendo –trató de dar una excusa para evitarlos- además me daría vergüenza que me vieran practicar como si fuera un niño pequeño…

- bueno… entonces vamos.

 

Luego de vestirse, la pareja de amigos bajó a desayunar. Al terminar se pusieron los trajes de baño y se dirigieron al recinto donde se encontraba la piscina. El espacio era techado y cerrado por amplios ventanales a modo de paredes. Dentro habían varios  jakusis  bordeando las paredes y al fondo, dos piscinas grandes. A esa hora había poca gente, es más, prácticamente estaba vacío de no ser por las 5 personas que además estaban tan distribuidas por el lugar que era demasiado forzado el interactuar con ellas.

 

Probaron la temperatura del agua y se metieron en la piscina izquierda que estaba un poco más caliente.

 

- aaaaw se siente muy bien – exclamó con placer el moreno al sumergirse hasta el cuello.

- rayos  -oyó murmurar al dragón.

- ¿Qué sucede? –se acercó para preguntar sin sacar el cuerpo del agua.

- olvidé quitarme el collar… -le respondió mirando el colgante sobre su pecho.

- no importa, con él te ves más sexy jajaja –le dijo sin detenerse a pensar mucho en sus palabras.

 

Ryu no supo cómo reaccionar al comentario e hizo silencio.

 

- no es en serio –le dijo riendo para quitarle hierro al asunto- ¡Muy bien! ¡estoy listo para mi clase!

 

- ah, sí… comencemos entonces.

 

En la parte donde el nivel del agua les llegaba a la cintura, el dragón le enseñó algunas cosas básicas como los movimientos, el contener las respiración, abrir los ojos bajo el agua y mantener la calma mientras se está completamente sumergido. En algún punto terminaron compitiendo sobre quién podía permanecer más tiempo inmerso, Kyu lo intentó muchas veces pero Ryu siempre le ganaba.

Luego le enseñó a mantenerse a flote, para no hundirse como un bloque de cemento al intentar nadar. Para ello, fueron a la parte más profunda. Le llevó por el borde para que se sujetara cuando el agua le llegara más arriba de la nariz y una vez ubicados al nivel más conveniente, le hizo soltarse para que, moviendo sus brazos y piernas lograra mantener la cabeza sobre la superficie. Lo intentaron varias ocasiones. Las primeras veces el moreno se hundía sin remedio, entonces Ryu lo tomaba por la cintura rodeándole con el brazo y lo llevaba nuevamente a la superficie donde se afirmaba del borde de la piscina mientras se recuperaba del esfuerzo y del susto. De esa manera, luego de varios intentos Kyu no sabía si quería lograr el objetivo  o seguir fallando para que el peliazul le rescatara, pegado el torso a su espalda y asiéndolo firmemente de la cintura, en un contacto que era de todo menos desagradable, por lo que no podía evitar sonrojarse cada vez que lo hacía. Sin embargo, al ser una persona honesta, se mostraba cada vez que lograba alguna mejoría. Además sentía que, de no ser así, estaría aprovechándose del azulino en cierta manera, quien simplemente trataba de ayudarlo mientras que el disfrutaba secretamente de su cercanía. Al final, sorprendentemente resultó que logró dominar la técnica de mantenerse a flote, principalmente debido a que Ryu era un buen maestro y le tenía mucha paciencia, pensaba el peliverde.

Luego de esa etapa, el paso siguiente fue un poco más complejo. Debía soltarse del borde y tratar de nadar hasta el dragón quien lo esperaba más hacia el centro de la piscina. A simple vista no era un tramo muy extenso, pero cuando lo intentó y pataleó y braceó como su amigo le había indicado, éste se convirtió en una distancia infinita. Entonces Ryu debió acercarse y ayudarlo a volver a la orilla para que descansara unos segundos, una escena que se repitió consecutivamente, pero el azulino lograba ver que por lo menos el moreno avanzaba un poco más cada vez.

Tras corregirle la postura y la técnica un par de veces y de repetir el ejercicio muchas más, el peliverde consiguió llegar a duras penas hasta el dragón. En ese momento estaba tan cansado que el peliazul le permitió aferrarse a su cuello, cruzando los brazos por detrás, mientras que sus piernas hacían lo mismo, aprisionándole la cintura. En esa postura sus rostros quedaban uno al lado del otro, por lo que el dragón podía sentir la agitada respiración del moreno directamente en su oído, lo cual le puso nervioso y le hizo sonrojar. Por otras parte, Kyu era muy consciente de lo pegados que estaban sus cuerpos, demasiado consiente. Mas, a pesar de estar ruborizado por ello, le gustaba esa sensación. Sus pieles humedecidas haciendo mucho contacto, al punto que podía sentir en su propio pecho el colgante de su compañero, el agradable aroma de éste acariciando su nariz y su respiración venteándole en el cuello,  levemente acelerada producto del esfuerzo de sostener el peso de ambos. De pronto, sintió que el agua estaba demasiado caliente provocándole una extraña y placentera sensación. No sabía si la temperatura de su cuerpo se había elevado producto del ejercicio o por el hecho de que Ryu estuviera tan cerca de él.  Sólo supo que cuando se separaron el agua se sintió más fría, su cuerpo más expuesto y su corazón, disgustado.

 

- lo estás haciendo muy bien – le animó el peliazul mientras volvían a la zona más baja.

- no es así, hemos estado mucho tiempo aquí y aún no aprendo a nadar. Ya estoy arrugado- le dijo al tiempo que le mostraba la palma de la mano.

- es normal que no aprendas de inmediato, generalmente se necesita más tiempo para lograrlo, pero al menos ya logras mantenerte a flote así es menos probable que te ahogues… y mis dedos también están comenzando a arrugarse –rió.

- saldremos de aquí como unos ancianos –bromeó el moreno riéndose y haciendo reir a su amigo.

 

Se quedaron en la parte donde el agua les llegaba al pecho mientras conversaban y se entretenían en el agua. El peliverde, cada vez que tenía la oportunidad, discreta y casualmente rozaba el cuerpo del azulino, deleitándose en la sensación que le invadía en cada ocasión. Hasta que en un momento encontró la excusa perfecta y se montó en su espalda mientras jugaban. Ryu pensó en hundirse, llevándolos a ambs bajo el nivel del agua, para que así el moreno se quitara de encima, pero en vez de eso se quedó quieto viendo que Megumi, Kintaro y Kazuma estaban ingresando al recinto. Alzó el brazo para que los vieran cuando sintió algo extraño.

El peliverde se sintió feliz al poder acercarse tan íntimamente al dragón otra vez. No importaba que sólo fuera un juego, él se sentía bien estando cerca del azulino. Sus brazos pasaban sobre los hombros del otro chico y se cruzaban sobre el pecho desnudo de éste, mientras que su propio pecho y abdomen se pegaban la espalda de su amigo y la cara interna de sus muslos se aferraban secamente de la cadera de aquel. Ese calorcito de antes volvió a surgir en él y cayó entonces en la cuenta de que estaban en serio muy cerca, tanto que su entrepierna se aplastaba contra el trasero del otro chico. Al notar esto se ruborizó violentamente, al tiempo que un placentero escalofrío le bajaba por el abdomen, yendo directo a aquella zona de su cuerpo que de pronto despertó, endureciéndose sin piedad ni consideración del problema que causaría.

Ryu se tensó al sentir aquel cambio en el cuerpo de su compañero y bajó el brazo que alzaba. Sabía perfectamente lo que ocurría con Kyu y por su reacción el moreno, quien sintió el cuerpo del dragón tensarse, supo igualmente que éste se había dado cuenta. Entonces rápidamente se bajó de su espalda muy avergonzado, susurró un lo siento y salió disparado al baño.

Ni siquiera se detuvo a saludar a sus amigos, a quienes recién notaba entrando al lugar. Solamente se apresuró y se metió en los baños que se encontraban a la salida. Una vez allí se introdujo en uno de los cubículos que servían de ducha, pues tenía en la pared las llaves de paso y la regadera.

Kyu se llevó lambas manos al rostro. En ese instante deseaba con todas sus fuerzas desaparecer, que se lo tragara la tierra, que lo partiera un rayo, cualquier cosa con tal de no tener que volver y enfrentar a Ryu, quien seguramente pensaba que era un pervertido o peor, quien se había dado cuenta de sus sentimientos poco amistosos. Se sentía horrible y un tonto por no haber podido evitarlo, más bien había estado tentando a su suerte acercándose tan descuidadamente  a su amigo, ahora que sus sentimientos incluían una atracción física también. Debió tener más cuidado de sus reacciones, pensaba, pero al mismo tiempo nunca se le había pasado por la mente que eso podía suceder, porque una cosa era haber tenido un sueño húmedo don Ruy y otra muy diferente era tener una erección mientras estaba abrazado a él. Suspiro con frustración. Además estaba muerto de angustia por lo que pasaría cuando volviera con el grupo, cuando tuviera que darle explicaciones a al dragón, unas muy convincentes para no quedar como un depravado o un rarito o que su amigo descubriera que lo veía con otros ojos. No sabía qué decirle, el azulino tenía razón, no era bueno para mentir. Rodó la llave del agua fría y se puso bajo la lluvia de la regadera para bajar aquella vergonzosa reacción que le había provocado el contacto con el cuerpo de su supuesto amigo. Una vez conseguido se quedó allí parado, sin hacer nada, tratando de dilatar lo más posible su estancia en ese lugar mientras se le ocurría algo que decir.

Finalmente, cuando la situación fue insostenible y creía haber formulado una excusa suficientemente decente, abrió la puerta del cubículo y salió de él. Fue entonces que se encontró de cara con Ryu, quien lo esperaba apoyado en el amplio mueble donde estaban incrustados los lavabos. Se quedó mirándolo con los ojos muy abiertos, sorprendido y paralizado, pues no se lo esperaba para nada.

 

- por fin –le habló calmadamente el peliazul- me estaba aburriendo de esperarte…

 

Kyu bajó la cabeza y la mirada avergonzado.

 

- y-yo… siento lo de antes –habló con un hilo de voz.

- no tienes que disculparte –escuchó que respondió el dragón para su gran sorpresa- verás… yo también soy hombre y sé que hay cosas que no podemos controlar, por ejemplo, cuando vez a la chica que te gusta en traje de baño.

 

Un momento ¿Que estaba queriendo decir el dragón?

 

- como sea –continuó hablando- no es gran cosa, sólo fue un accidente, así que olvidémoslo… - fue hacia la puerta y terminó diciendo- vamos, volvamos con los demás.

 

Entonces salió de allí, dejando a un Kyu muy confundido. El moreno repasó las palabras en su mente y lo comprendió. Ryu había pensado que había reaccionado  de esa manera al ver a Megumi en traje de baño, dado que justo en ese momento ella con sus otros dos compañeros venían entrando al recinto. Jadeó con incredulidad y luego suspiró aliviado, dándole gracias a su bendita suerte. No había sido necesario decir nada, el peliazul había sacado conclusiones por su cuenta y, aunque erradas, era más probable eso que pensar en que él mismo había provocado aquel “accidente”. A fin de cuentas, el asunto se había solucionado por sí mismo.

 

Luego de recuperar la compostura, Kyu salió de ese lugar y se reunió con sus amigos, quienes habían llegado allí por la información que les había dado la madre de Alicia, quien había visto a la pareja dirigirse a esas instalaciones.

El grupo de aspirantes a detectives estuvo bañándose en la piscina hasta que fue la hora del almuerzo. Después se dirigieron al restaurante donde habían ido los días anteriores y se les unió Alicia en el almuerzo. En seguida, dado que el autobús no pasaba sino hasta la tarde, fueron un rato a la playa. De esa manera, compartieron el resto del día con la nostalgia de saber que cada minuto que pasaba, los acercaban más al momento de la despedida de aquel hermoso lugar.

En un punto Kyu y Megu quedaron solos mientras los demás se bañaban. En esa instancia el moreno habló a la chica sin poder callar más su inquietud.

 

-megu-chan… quiero preguntarte una cosa…

- claro, dime.

- no importa lo malo o difícil que sea… tú siempre querrías que fuera honesto contigo ¿cierto?

 

La pelirrosa lo miró preocupada y confundida ante la pregunta tan extraña.

 

- ¿pasa algo malo? - quizo saber con un nudo en el estómago.

-no, nada. Sólo quiero saberlo.

- bueno… claro que sí me gustaría. Un detective siempre busca la verdad, no importa lo mala que ésta sea –respondió confiando en las palabras del muchacho.

-eso es verdad… tienes mucha razón…

 

Entonces el peliverde le sonrió y dio gracias en su fuero interno de que cuando le dijera la verdad, al menos la chica valoraría su honestidad.

 

Pasó la tarde y llegó la hora de marcharse. Subieron a sus habitaciones por las maletas y se reunieron en recepción. Allí se despidieron  de la tía de Kazuma y le agradecieron por atenderlos y haberlos llevado al festival la noche anterior. Luego dejaron el recinto y caminaron por el pueblo hacia el paradero donde tomarían el bus, acompañados por Alicia. Para entonces el sol estaba rozando el horizonte y el cielo se teñía de tonos anaranjados y rosáceos.

De camino pasaron a una tienda de recuerdos y compraron algunas cosas. Kazuma no compró nada puesto que solía ir allí en verano, mientras que kinta compró un regalo para su padre, Kyu para su madre, Ryu para la madre de Kyu y Megumi para su hermana y su suegra. Los tres rieron al notar que habían pensado en lo mismo y se pusieron de acuerdo para no repetir, además de la idea, el regalo.

Después de pagar, salieron de la tienda y reanudaron el trayecto. Al llegar al paradero, el bus no tardó en pasar. Lo hicieron detener, se despidieron de Alicia y se subieron. En el camino de regreso se despidieron también de la hermosa playa que brillaba a través de las ventanillas del vehículo. Y, aunque les daba nostalgia dejar atrás ese maravilloso lugar y la increíble experiencia de estar allí, todos deseaban también volver a sus casas, a sus vidas normales y a sus clases cotidianas en la DDS. Porque después de semejante descanso volvían con energías renovadas para seguir estudiando, resolviendo acertijos, descubriendo asesinos y salvando gente, que era lo que mejor hacían y más disfrutaban.

 

 

 

 

Era de noche cuando Kyu y Ryu llegaron a la casa. La Sra. Renjou los esperaba con la cena preparada y los tres se sentaron a la mesa como siempre. Sólo tres días habían pasado fuera, pero se sentían como semanas. A mitad de la cena Kyu paró de contar todo lo que habían hecho y visto y la pareja de amigos le entregó los regalos, incluyendo el que iba de parte de la pelirrosa. Un llavero, un adorno de mesa y  una bola de nieve fue lo que recibió. Ella les dio las gracias, junto con un abrazo y un gran beso de madre a cada uno, y le dijo al peliverde que invitara un día a Megumi a cenar para que pudiera agradecerle apropiadamente.

En ese momento Ryu se sintió triste, pero lo ocultó. Agradecía el papel de hermano que le habían asignado, de verdad que sí. Sin embargo, no podía dejar de desear tener el papel de la pelirrosa. Quizás también sentía algo de envidia de ella, quien sin mayor esfuerzo se había ganado un lugar en el corazón de Kyu y de su madre, un lugar que él deseaba con toda su alma pero que hiciera lo que hiciese nunca podría obtener.

Luego de cenar, subieron a la habitación que compartían. A pesar de llevar poco tiempo viviendo allí, para el dragón esa casa y más aún esa pieza se había convertido en el símbolo  más profundo de la palabra hogar y ese fue el momento en que lo vio más claramente.

Cuando terminó de ordenar todo para el día siguiente y después de darse una ducha, Kyu estaba listo para dormir, sin embargo, antes decidió salir al balcón a mirar la noche estrellada. Estaba recordando y atesorando todo lo que había sucedido en aquel viaje, y como se había dado cuenta  de esos nuevos sentimientos que sentía por el azulino y con los que volvía ahora a su hogar.

Por otra parte, Ryu que acababa de terminar de ducharse, entró a la habitación y vio a través del ventanal que su amigo estaba allí afuera, mirando el cielo. Entonces tomó una manta del ropero, se la colgó sobre los hombros y lo siguió.

Se puso detrás de él y le rodeó el cuello con los brazos, cubriéndole con la manta también. El peliverde se dejó hacer dócilmente. Puesto que el dragón era un poco más alto, la posición en la que estaban era bastante cómoda, sin mencionar que por alguna razón era muy agradable para ambos compartir aquella prenda junto con el calor de sus cuerpos.

 

- ¿en qué piensas?-le preguntó con voz calmada el azulino.

 

El moreno sonrió, un poco sonrojado debido a todas las emociones que despertaba su amigo en él.

 

- adivina…

- en el viaje.

- lo pasé muy bien.

- yo también.

- me alegra que fueras, Ryu. Me gusta estar contigo.

 

El peliazul se sonrojó y le dijo:

 

- a veces eres demasiado honesto ¿lo sabes?

- lo siento… -dijo con un puchero.

- no lo hagas, esa es una de las cosas que me gustan de ti…

 

El corazón de Kyu dio un brinco y latió aceleradamente al escucharlo. Por un corto momento malentendió aquella frase, pero luego se dio cuenta de que el dragón no se refería al gustar en sentido romántico, sino que  a ese que se dice entre amigos. Trató de convencerse de ello, pero las ilusiones eran una cosa muy difícil de erradicar.

Por su parte, el peliazul obviamente lo decía en sentido romántico. Se habiá arriesgado un poco al decirlo, pero lo había pensado en el camino de regreso y había decidido averiguar si el moreno realmente sentía algo más que amista por su persona. Dado el “accidente” que había ocurrido en la mañana, cuando había dado término al tema por sus propias concusiones, la ilusión de que su amigo correspondiera sus sentimientos había nacido intensamente en su corazón. Aun había una remota posibilidad de que él hubiera sido el causante de esa “reacción” por parte de Kyu y aunque parecía absurdo, lo ocurrido en el festival, cuando se habían tomado de la mano, daba algo de crédito a esa loca teoría.

 

- b-bien… si te agrada eso de mí, entonces seguiré siendo así de honesto…

-okay –le respondió con acento extranjero y una sonrisa.

 

Permanecieron un rato en silencio, cada uno perdido en sus pensamientos hasta que Ryu se decidió a hablar, presionando al moreno para conseguir más señales que avalaran o invalidaran su presentimiento de tener una posibilidad.

 

-dime, Kyu… ¿te aburriste de mí? –le preguntó con expresión fría.

- ¿de qué estás hablando? –exclamó sorprendido de la extraña interrogante.

- antes te pasabas un rato a mi cama todas las noches. Últimamente ya no lo haces ¿es porque te aburriste de mí?

- No… no es eso, de ninguna manera… -balbuceó incómodo por el tema.

-¿y entonces?

 

Debía darle una respuesta simple e irrefutable, pues no podía arriesgarse a que retomaran esa rutina, no confiaba en su cuerpo  desde lo que había pasado en la mañana.

 

-es que… no es algo prudente de hacer entre… dos… amigos…

 

El dragón hizo un silencio. En serio dolía tener el papel de amigo cuando deseaba tanto más. Al final respondió:

 

- sí…. Tienes razón…

 

Luego de decir eso separó de él, le dejó puesta la manta sobre los hombros y entró a la habitación en total silencio.

¿Qué acababa de suceder? se preguntó Kyu. Parecía que Ryu se hubiera enojado. ¿Acaso le habían molestado sus palabras? De pronto parecía dolido…

Luego de quedarse durante unos minutos más afuera y no pudiendo pensar en otra cosa más que en la gélida expresión del dragón y su súbito interrogatorio, decidió que era hora de descansar. Al entrar en la habitación vio que el peliazul ya estaba acostado en el futón, pero con la luz apagada y el lugar a oscuras no sabía si estaba durmiendo. Quería preguntarle qué le pasaba, si estaba enfadado quería hacer algo para remediarlo, quería estar bien con él, porque le dolía cuando no era así.

 

- Ryu, hay una cosa que quiero decirte… sólo escúchame y luego prometo dormirme y no molestarte más…

 

Silencio.

 

- yo… tengo un secreto… - continuó, sabiendo que quizá no era escuchado- verás… no puedo contártelo, perdón por eso, pero es que me da miedo… tengo miedo de que me mires de una forma diferente a como lo haces ahora… y yo sé que lo harías…

 

Silencio.

 

- eso es todo.

 

Iba  a cerrar los ojos para quedarse dormido cuando escuchó que Ryu le decía:

 

- yo tengo uno igual… - dos en realidad, pensó.

 

Kyu sonrió y su pecho se llenó de alegría. ¿Podía ser que Ryu hubiera respondido a su declaración indirecta? Si era así, entonces debía ser más claro y darle más señales. Ahora estaba decidido, terminaría su noviazgo con Megumi, ese era el primer paso.

 

 

Continuará...

Notas finales:

eso por ahora... trataré de actualizar más rápido >o<

espero que les haya gustado nnU

y siempre se agradecen los comentarios

esop, chau!


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