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Nuestra Pequeña Rutina por lakyday

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Notas del capitulo:

espero que les guste la aparición de este nuevo personaje :S

a mí me pareció intrigante auque sea inventado por mí jajaja

Capitulo 14: “Hijos de la desgracia”.

 

 

Ryu estaba llegando a la salida de la DDS cuando su celular sonó. Vio el número y reconoció que era Yurie, entonces colgó. El móvil sonó un par de veces y se detuvo, entonces escuchó que había recibido un mensaje. Lo abrió y leyó: “Por favor espérame, voy a la DDS. No te imaginas quien soy”. De más está decir que aquel mensaje le dejó perplejo, debía obedecer entonces para descubrir el misterio. Aunque en su interior rogaba por que no fuera Anubis.

De pronto, vio que un automóvil con vidrio polarizado se detuvo a pocos metros de él, se abrió la puerta trasera frente a él y bajo una persona, esa persona. Sin poder creer lo que sus ojos veían, sólo pudo abrazar a la chica cuando ésta se lanzó a sus brazos. Y fue cuando se vio invadido de  una mezcla entre felicidad, sorpresa y también angustia.

 

- ¡¿qué haces aquí?! –preguntó incrédulo el dragón.

- te dije que no imaginabas quien venía a verte… -le respondió con una discreta sonrisa.

- ¿ellos te han enviado? –le interrogó adquiriendo súbitamente un semblante sombrío.

- puede que sí, puede que no… de todas formas no me quedaré por mucho tiempo, así que pasé a verte…

- hace años que no nos veíamos

- por eso mismo quiero aprovechar que he venido precisamente a Tokyo.

 

La chica miró a las espaldas del peliazul y vio a dos jóvenes que los observaban, reconociéndolos al instante. El dragón siguió su mirada, se volteó y también los vio.

 

- ¿ellos son tus compañeros? –preguntó para disimular.

- sí.

 

La situación fue inevitable, la cortesía obligó a los cuatro a reunirse y presentarse.

 

- ellos son dos de mis cuatro compañeros de la sección Q de la DDS –prosiguió a hablar el dragón- Minami Megumi y Renjou Kyu.

 

La joven los miró intensamente antes de inclinarse. Sus ojos eran de un azul oscuro, contrastante con su piel clara y su largo y liso cabello negro. Parecía ser un año más grande que el grupo, sus gestos eran desenvueltos, lentos y seguros, pero no tanto como para parecer altaneros. Y cuando Kyu fijó sus ojos en los de ella sintió una extraña sensación que le oprimió el pecho. Era como si esos ojos pudieran penetrar hasta su alma.

 

Luego del saludo, Ryu presentó a la muchacha:

 

- Megumi-chan, Kyu-kun –éste último involuntariamente arrugó la nariz por una décima de segundo, extrañado por el sufijo- ella es Doi Yukiko …es… una amiga de la familia…

- Ryu… -exclamó ella con una sonrisa que no se sabía si tenía un dejo de burla o de lástima dirigida a los otros dos detectives- ellos son tus compañeros, pasas mucho tiempo con ellos, así que creo que tienen el derecho de saber que soy tu prometida ¿no crees?

 

El moreno y la pelirrosa quedaron con la boca abierta ante la declaración.

 

-¿eso es verdad? –preguntó el peliverde una vez se hubo recuperado de la fuerte impresión.

 

Ryu lo miró a los ojos y en seguida desvió la mirada como si hubiese sido regañado.

 

- sí… nuestras familias han convenido en ello…

- ¿por qué… nunca hablaste sobre esto?

- ¿por qué habría de hacerlo? –interrumpió Yukiko calmadamente- ustedes sólo son compañeros de academia, Ryu no tiene ninguna obligación de hablar sobre su vida personal con ustedes.

 

La postura sincera de la chica no atenuó en absoluto lo ácido del comentario, por el cual Kyu se vio especialmente afectado. Además, como si fuera poco, la defensa por parte del dragón nunca llegó.

En seguida, la chica de ojos azules entrelazó su mano derecha con la de Ryu mientras le decía:

 

- vamos, Ryu, no tengo mucho tiempo…

 

El moreno miró aquellas manos unidas y luego la dirigió a Megumi, quien le devolvió una mirada teñida de condescendencia y de un “te lo dije”.

 

- en ese caso –habló el peliverde con una mortal seriedad- no los interrumpimos más… vamos Megu-chan…

 

Se despidieron y se separaron. Cada pareja tomó su camino.

 

- ¿entonces aceptas mi propuesta? -preguntó Megumi.

- yo... no... tengo que hablar con él primero -dijo refiriendose al dragón con quien no perdía aún la esperanza.

- sólo estás dilatando las cosas, Kyu, déjame ayudarte.

- basta Megumi-chan. Quiero estar solo, me voy a mi casa.

 

Una vez que Ryu y Yukiko estuvieron solos, el primero le regañó muy enojado:

 

- por qué dijiste esas cosas 

- ¿acaso no era la verdad? -le respondió resueltamente.

 

Ambos se sostuvieron la mirada por unos segundos, en lo que parecía una batalla. Hasta que finalmente Yukiko la apartó y suspiró.

 

- bien, creo que me sobrepasé… lo siento…

- sé muy bien que fue intencional

- arrugó la nariz cuando lo nombraste, obviamente no está acostumbrado al sufijo,  y no estoy en absoluto de acuerdo. Deberías hacerte respetar más.

- eso no es asunto tuyo.

- lo es desde que te lavaron el cerebro y te alejaron de nuestra familia.

- entonces yo tenía razón, te enviaron para convencerme de volver.

- ¡¿quién crees que soy?! Yo tengo asuntos más importantes que atender que estas trivialidades. Te diré una cosa, mi querido Ryu, yo puedo hacerlo perfectamente sin ti. Nos abandonas, tú pierdes, Meiosei es mía y hago con ella lo que se me dé la gana, seré tan buen líder como tú.

 

Levantaron nuevamente una batalla de miradas. E igualmente Yukiko se rindió.

 

- pero sabes que esa no es la idea. Por favor, no me abandones, Ryu- le suplicó genuinamente.

 

Esta vez fue él quien suspiró

 

- no pienso hacerlo, por eso quiero que los dos nos desliguemos de Meiosei.

- ¿Para qué? Dime ¿Qué hay para nosotros en el exterior? ¿Para qué haber sufrido tanto?

 

Esta era una guerra que el dragón temía que llegara. Ninguno de los dos cedería. Y era imposible saber en qué terminaría.

Caminaron en silencio por largos minutos, tratando de calmar la impotencia y la rabia que sentían. Cuando lo hubieron logrado, Yukiko comentó:

 

- Kyu-kun y Megumi-chan hacen una linda pareja ¿no crees?

- es verdad…

 

Ryu trató de parecer indiferente. Si en algo era buena esa chica era en leer a las personas como si pudiera entrar en sus mentes y efectivamente era muy buena manipulándolas.

 

- podríamos hacer una cita doble con ellos ¿qué te parece?

- estas divagando…

- sí… tienes razón… aunque… me gustaría conocer a Kyu-kun, me gustaría saber que tan especial es como para que te hayas pasado de su lado en tan poco tiempo, dándole la espalda a años de entrenamiento.

- si lo conocieras quizás también te cambiaría.

- pero yo no me enamoraría de él –respondió con una voz grave, seria y penetrante.

 

Un escalofrío recorrió la espalda del dragón ante aquellas palabras. Y no pudo evitar mirarla con terror.

 

- a diferencia de Megumi…

 

Ryu cerró los ojos y expiró con dolor como si le hubieran herido. Aunque ciertamente toda su fachada había sido quebrada, por aquella trampa que Yukiko le había tendido.

 

La chica negó con la cabeza con decepción. La situación era peor de lo que esperaba, pero ahora sabía perfectamente cuál era el punto de quiebre del dragón.

 

- así que esa era la clave… -dijo al fin.

- no, incluso antes yo ya me había decidido.

- que no te hubieras dado cuenta ni puesto nombre a tus sentimientos, no significa que cambiasen una vez que lo hiciste. Acéptalo, tus sentimientos por Kyu-kun son tu única motivación para darnos la espalda.

- No. Él me mostró otra realidad, una realidad luminosa…

- te pregunto- le interrumpió- ¿sería tan luminosa si él no estuviera en ella?

 

El dragón hizo silencio. Aquella pregunta había sido como un filoso cuchillo dándole justo en el pecho, como una mano que limpia una ventana empañada. Ella tenía razón.

 

- por Kyu le das la espalda a tu familia, a todo tu sacrificio, por él me abandonas, ¿por lo menos el corresponde tus sentimientos?

 

Yukiko no estaba siendo en absoluto piadosa con su pobre corazón.

 

- no lo hace… -respondió ella misma- pero qué importa que tú seas el único que se siente de esa manera, siempre le tendrá como amigo, su gran amigo, su mejor amigo, tú serás el número uno… de sus amigos… ¿acaso esa miserable migaja vale tanta tristeza, tanta infelicidad, tú infelicidad?... bien, supongamos que te libras de Meiosei ¿entonces qué? ¿qué harás de ti mismo? ¿quién serás? ¿a dónde pertenecerás? Si resulta que te conformas con usar la amistad de Kyu-kun para responder todas esas preguntas, que patético serías. Vivir mirando la espalda de alguien porque nunca estarás a su lado. ¿Crees que resistas esa vida? Si logras hacerlo y no volver con nosotros, ¿podrías resistir también años de silencio, de fingir, de mentir? Alegrándote falsamente cuando el amor golpeé a su puerta, cada vez que lo haga, porque te aseguro que el chico conocerá a muchas personas y será querido por muchos y tú sólo serás uno del montón, el más desgraciado lamentablemente. Y deberás cumplir tu papel de amigo con devoción, puesto que será lo único que obtendrás de él, dándole una palmada en la espalda por la vida cuando en realidad deseas fundir tu cuerpo con el de él. ¿Y si no resistes y en un arrebato de frustración le confiesas tus sentimientos? ¿qué pasara entonces? Te lo diré: él los rechazará, se sentirá asqueado y traicionado. Sin mencionar que también engañado por tus años de deshonestidad. Por otra parte, ¿qué será de ti? Habrás perdido todo por él. Estarás a la deriva, sin pertenecer a ninguna parte, sin saber quién eres, hasta que no lo soportes más y te cuelgues con un cinturón en tu apartamento. Ese será el gran final del líder de Meiosei. A menos que seas tan fuerte que logres cerrar la boca y aguatar. Digamos que hasta cuándo él se case. Te pedirá que seas su padrino de bodas y tú no tendrás excusa para negarte. Entonces, cinco minutos antes del casamiento, cuando él se esté arreglando la corbata y tu estés allí con él, tendrás un último asalto de esperanza, de que él suspenda todo y huyan juntos para ser lo que siempre debieron ser y nunca se atrevieron a exigir. Te confesarás y él te rechazará, y te odiará, porque habrás arruinado el día más importante para él, su boda. No el día en que te conoció, ni el día en que se hicieron amigos, no. El día más importante será cuando una su destino a una aparecida que no hubo estado para él ni la mitad de los años que tú estuviste. Aún te voy a dar algo de crédito y supondré que ese día tampoco dirás nada, entonces el y su mujer tendrán hermosos hijos y tú pasarás a ser el “amigo de la familia”, te encariñarás con sus hijos al punto de que casi creerás que son tuyos igualmente, patéticamente vivirás para ellos, pero nunca serás el primero para nadie, ni siquiera para ellos. Y esa será tu vida, Ryu. Nunca serás el primero para nadie (nadie que te importe de verdad). Tu vida no será para nadie. Y tu existencia será solitaria y miserable. ¿Hace falta que te ilustre como será tu vida en Meiosei, conmigo?

 

El dragón no respondió.

 

- eso pensé –dijo Yukiko con una sonrisa.

 

Se hizo un profundo silencio entre ellos, sin mencionar que la caminata se había suspendido desde hace bastante.

 

En la cabeza de Ryu revoloteaban todas las palabras de la muchacha. En su mente, las imágenes de su miserable hipotética existencia pasaban vertiginosamente. Su rostro estaba pálido, sudaba frío y se sentía enfermo. Aquellas frases habían ido intoxicando poco a poco su espíritu y, al final, podía decir:

 

- tienes razón.

 

Una sonrisa de satisfacción se formó en los labios de Yukiko Doi.

 

 

 

 

 

“Piensa en lo que te he dicho”.

“Mañana temprano dejo Japón para volver a mi casa. Supongo  que me irás a despedir al aeropuerto y espero que te decidas a seguir mi ejemplo pronto”.

 

Estas palabras recordaba Ryu cuando entró a la casa de Kyu, ya en la noche.

En la cena Kyu se dio cuenta de que su amigo estaba raro, muy pálido y demasiado pensativo. Por eso, cuando antes de acostarse el peliazul se dirigió al balcón, el moreno lo siguió en un intento por descifrar sus pensamientos.

 

- ¿Ryu, está todo bien?

- a-ah… sí… sólo estoy… algo distraído. Hoy fue un día muy intenso….

- ya lo creo… debió ser especial volver a ver a tu novia.

- ella no es… nuestras familias acordaron ese compromiso…

- ¿entonces no la quieres?

- no puedo decir eso… ella… es especial… -una punzada de tristeza sintió el moreno al oírlo- es como yo…

 

Sin saber que el dragón se refería a que Yukiko y él compartían la misma realidad, no pudo evitar hacer un comparación entre Ryu y él. Ellos eran tan diferentes. Él era impulsivo y su amigo premeditaba todo. Él era, bueno, no muy inteligente y el otro chico era un genio. Además sus niveles sociales eran también diferentes. El peliazul nunca podría decir lo mismo de su persona. Quizás por ser tan diferentes nunca podrían entenderse completamente, ni ser tan cercanos como con aquella chica. Quizás Ryu lo sabía y por eso no había querido confiarle sus problemas familiares. Es más, la DDS era lo único que tenían en común. Sus ojos se humedecieron de ponto y tuvo que restregárselos para no derramar alguna lágrima delatora. Quizás la propuesta de Megumi no era tan descabellada, pensó.

 

- ¿estás bien? –preguntó el dragón preocupado por el gesto.

- sí… una basura… en mi ojo…

 

Se hizo un silenció en el que el moreno se resolvió a preguntar:

 

- si nosotros fuéramos más cercanos ¿confiarías en mí lo suficiente para contarme tus problemas?

- ¿de qué hablas, Kyu? nosotros somos cercanos… eres mi mejor amigo… por lo mismo no quiero involucrarte…

 

Su mejor amigo. Con esas palabras era imposible ser tranquilizado, pensó el peliverde.

 

- a veces me cuesta trabajo entenderte, Ryu.

 

Para amargura de ambos esta fue la última frase que dijo y luego entró a la casa dispuesto a dormir. Dejando a un Ryu tan desecho como antes, en cuya mente inevitablemente se gestó el desafortunado proceder del día siguiente.

 

continúa...

Notas finales:

plopploplploplpop OoU


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