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Nuestra Pequeña Rutina por lakyday

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Notas del capitulo:

Holass a todos, aquí vengo de nuevo a publicar la continuacion de esta historia, muy consciente del excesivo tiempo que he demorado... espero no se hayan aburrido de esperarme x_x

eh... otra vez esta parte me salió demasiado larga así que la dividí en dos capitulos que publico de corrido... si desde el principio me diera cuenta de que me van a salir largos, podría publicar una mitad y luego la otra, pero me toma por sorpresa y no hay más remedio que demorar mucho y al final publicar dos capitulos xP

 

yap, esta parte trae algo de emoción al inicio para que las personas a quienes nos gusta el yaoi no nos aburramos *u* hablo de lemon!! :DDDD aunque no es taan fuerte pero de todas formas pondré:

ADVERTENCIA: PARA MAYORES DE 16 AÑOS.

(hasta la parte que tiene asteriscos ***)

 

ya, no doy mas lata :) aqui está el capitulo...

Capítulo 7: “Lo que hay en el lado oculto del corazón, parte IV”

 

Trató de abrir los ojos, pero la excesiva  iluminación le hizo entornarlos.  ¿Dónde estaba?  Se sentía desorientado. De pronto, llegó a él una sombra que le permitió ver con más claridad.

 

“ah… ya veo, estoy en la playa” –pensó. Podía sentir la arena contra su espalda desnuda, junto a la cálida temperatura que ella y el aire poseían.

 

Entonces fijó su atención en el origen de aquella sombra, reconociendo al instante en que enfocó su mirada que el causante era Ryu. El peliazul estaba sentado a su lado y le miraba intensamente. En su interior nació la necesidad de preguntarle por qué le miraba de aquella forma tan extraña y lo iba a hacer cuando notó que su compañero comenzaba a acercarse a él. Pero no era cualquier acercamiento sino que, sosteniendo su peso en el brazo cuya palma había apoyado sobre la arena, al lado contrario de su cabeza, comenzó a bajar el rostro sobre el suyo. Al principio, por motivo de la confusión y el aturdimiento sólo se extrañó. Sin embargo, al ver que su amigo no se detenía, incluso cuando la distancia entre ellos se veía reducida hasta el punto en que se sentía vulnerado, posó ambas manos en los hombros desnudos del dragón mientras le preguntaba qué estaba haciendo, sin poder evitar pensar en lo suave que era su piel. No recibió respuesta. No logró impedir que la otra persona siguiera su camino. No provocó nada más aparte de una distracción para sí mismo, la cual propició que de un rápido movimiento el peliazul atrapara sus labios entre los propios.

Todo su cuerpo se paralizó ante el contacto y un sentimiento familiar le saltó al mismo tiempo. Un sentimiento cálido en medio del impacto y la confusión. Y no se dio cuenta cuando, de pronto, había comenzado a responder el beso.

Era una sensación agradable, suave y curiosamente placentera la que le inundaba, pero necesitaba respirar. Se separó unos centímetros  de su compañero y no pudo evitar preguntarle que hacía, mas la única respuesta que obtuvo fue que Ryu volvió a devorar sus labios y, debido a que recién había abierto su boca para hablar, aprovechó esa situación para profundizar el beso y meterle la lengua.

Este era un beso totalmente diferente al anterior, un poco más rudo, más apasionado y más embriagador. Se vio perdido en esa sensación tan placentera y excitante que era frotar su lengua contra la de su amigo y beber de sus labios como si en ello le fuera la vida.

Sin embargo, al parecer las intenciones de Ryu iban más allá de eso, porque en el momento preciso se separó de sus labios y los depositó sobre la sensible piel del espacio entre su oreja y su mandíbula, bajando por allí en húmedas caricias que le hicieron cerrar los ojos y sus pirar con una mezcla del placer producido por llenar sus pulmones de oxígeno nuevamente y aquel tacto dulcemente escalofriante. Luego de llegar a su clavícula subió hasta su oreja de una lamida que le paralizó la respiración y, en seguida, tomó con ella el lóbulo de ésta en un gesto que le hizo emitir un gemido de excitación frente al violento escalofrío que viajó desde el abdomen hasta su entrepierna.

Aún embriagado de tantas sensaciones placenteras sintió que su amigo volvía a bajar por su cuerpo con húmedos besos, pero esta vez no se detuvo en su clavícula, sino que fue más abajo. Bajó por su pecho, luego sus pectorales, su abdomen, la parte baja de este y llegó al borde del elástico del traje de baño. Kyu tragó en seco en un acto reflejo. Pero Ryu no se detuvo allí y en un rápido movimiento traspasó esa delgada línea tras la cual ya no había vuelta atrás.

Cada una de las células de su cuerpo vibró en una sensación que nubló su pensamiento, llevándolo al límite de lo que se podía llamar estar consciente. Era placer. Placer puro y llano. Uno que le hizo soltar un gemido ronco a la vez que su espalda se arqueaba, sólo por sentir la humedad y la calidez de la boca de su amigo envolviendo aquella parte tan sensible de su anatomía.  Cerró fuertemente los ojos, con el pensamiento apenas enfocado producto del bombardeo de cosquilleos y escalofríos que se extendían por todo su cuerpo y que le obligaban a respirar agitadamente al tiempo que su corazón latía desbocado. Sentía que con cada movimiento del dragón la temperatura de su cuerpo subía más y más y sabía que no podría resistir mucho más tan abrumadora sensación. Sólo unos movimientos más y llegaría al clímax…

(((****)))

 

- ¡KYU!

 

Escuchó que una voz conocida le gritaba, haciéndole abrir los ojos de golpe. Miró a su alrededor sin lograr reconocer su ubicación y sintiendo como si le hubieran dado con un ladrillo en la cabeza.

 

Un momento… ¡Estaba en la habitación del hotel!

 

Se incorporó bruscamente, quedando sentado en lo que veía era su cama y notando al mismo tiempo que su ropa interior estaba húmeda.

 

- ¿Kyu, estás bien?... siento haberte despertado, creí que tenías una pesadilla, te movías mucho.

 

Un fuerte color carmesí subió por el rostro del moreno al tiempo que su mente ató cabos.

 

¡¡Un sueño!!... ¡Todo había sido un sueño!...

Y no uno cualquiera, sino de un tipo bien específico...¡¡¿PERO QUÉ DEMONIOS?!!...

No podía ser que… ¡¡Había tenido un sueño húmedo con Ryu!!

 

- oi… ¿estás enfermo? ¿tienes fiebre? Estás muy rojo…

 

Le dijo el peliazul, mientras acercaba su palma para depositarla en la frente de Kyu y comprobar si tenía razón. Una muy mala decisión, puesto que el moreno estaba tan alterado internamente y su cabeza estaba en un caos tan desastroso, que su cercanía sólo amenazaba con hacerle refulgir en plena conciencia las innombrables sensaciones que aquel aberrante sueño había colado bajo su piel. Por eso, en un acto puramente reflejo, apartó de una manotazo aquella extremidad tan próxima en una acción grosera que fue realmente despectiva.

Un tenso silencio se hizo en el cuarto. Ninguno sabía qué decir o qué hacer. Por una parte, el moreno se sentía tan sorprendido como estúpido de haber actuado tan impulsivamente, apartando a su amigo como si tuviera la peste. Y una estocada de remordimiento le asaltó el pecho cuando notó la mirada dolida que Ryu le había dirigido en los primeros segundos de sorpresa. Esto dado que la reacción de Kyu le había dejado completamente cohibido, de manera que no pudo evitar que, por unos escasos segundos, la punzada de dolor que había sentido se reflejara en su mirada.

 

- y-yo… lo sien-

- ¿Ryu-kun, por qué tardas tanto?

 

Kintaro, que había aparecido tras la puerta, interrumpió sus palabras.

 

- ¡Ah! ¡buenos días, Kyu-kun! Ryu-kun y yo vamos a desayunar, así que vístete y ven con nosotros.

 

El moreno vio cómo al instante y sin siquiera emitir sonido el peliazul dio media vuelta y salió de allí, frustrando todos sus intentos de reparar la situación.

 

- ¿Pasó algo? –preguntó Kintaro al sentir la extraña atmósfera.

- no… s-sólo…vayan sin mí… -le respondió el peliverde evitando su mirada. Necesitaba aclarar su cabeza antes de plantarle cara a Ryu nuevamente.

 

El cinta negra se encogió de hombros y desapareció tras la puerta que fue totalmente cerrada. Entonces, un suspiro de cansancio salió de la boca del moreno a la vez que sus hombros caían. Un dolor le llevó a levantar la ropa de cama lo justo para encontrarse con que allí, entre sus piernas, había una prominencia que no debía estar. Ante este descubrimiento se llevó las palmas al rostro, frotándoselo con frustración y desesperación.

 

¿Qué debía hacer ahora? ¿Qué debía pensar? ¿Cómo debía sentirse?... Ese sueño… ¡¿por qué?!... Se sentía terrible por haber soñado algo así, pero no sólo eso… se sentía tan culpable y aún peor porque lo había disfrutado… “esa” parte de su cuerpo se encargaba fastidiosamente de evidenciarlo…

 

Se levantó de la cama y fue al baño con el objetivo de valerse de una ducha para mitigar ese molesto problema. Ahí, en ese reducido espacio, trató de sacar algo en claro.

Obviamente no era la primera vez que tenía esa clase de sueños. A su edad era algo inevitable. Generalmente soñaba con chicas que eran producto de su imaginación e incluso una vez había soñado con Megumi. Sin embargo… esta vez… su mente definitivamente se había encabronado con él…

 

¡¿Por qué?! ¡¿Por qué tenía que ser Ryu?!... ya que estaban en la playa podía haber soñado con la linda megu-chan en traje de baño o con cualquier otra chica, inclusive con Alicia-san… ¡pero no!... tenía que soñar con Ryu… con besarle y que él besara esa parte de su cuerpo…

 

Un escalofrío le recorrió la espina al recordar la sensación.

 

¿Acaso… Ryu-kun… le gustaba?...

 

no… -se respondió el mismo- no, no, No y NO… ¡Ja! ¡claro que no!. Esas cosas sólo dentro de su cabeza debían sentirse bien, porque en la realidad debía ser muy asqueroso, ya que ambos eran hombres… ¿En qué estaba pensando? A él le gustaba Megumi, eran novios, se besaban y todo eso… Megu era la persona que ocupaba su corazón de esa manera y ese sueño… eso sólo había sido un extraño malentendido… una jugarreta de su mente, porque a él no podía gustarle Ryu. No señor. No desde que su amigo era un chico al igual que él… Ese beso bajo el agua realmente debió ser shockeante, sí, eso debía ser, no había otra explicación para tan aberrante alucinación.

 

Salió de la ducha dispuesto a dejar atrás tal asunto. Se vistió y bajo a desayunar con los demás.

 

 

 

 

En serio pretendía dejarlo atrás… pero… estaba siendo muy difícil ver a Ryu y no pesar en todas las sensaciones tan vívidas que aquel innombrable sueño le había producido.

Estaban en la playa. Kinta, Kazuma, Alicia y Ryu estaban metidos en el agua. Se veía que lo estaban pasando bien, especialmente Alicia quien revoloteaba constantemente alrededor del peliazul. Hizo una mueca de desagrado. En fin, Megumi y él estaban sentados sobre las toallas, en la arena y bajo un quitasol. Él aún no se decidía en entrar al agua y la pelirrosa lo estaba acompañando, a pesar de su petición de que no se preocupara por él y fuera con los demás.

Se abrazó las piernas, ocultando la mitad de rostro tras las rodillas, procurando dejar libre su visión.

 

Por alguna razón… no podía dejar de mirar a Ryu… claro que discretamente…

A pesar de no ser capaz de mirarlo a la cara por culpa del famoso sueño, sí podía mirarlo de lejos como ahora… o mirarlo cuando hace unos minutos atrás se había sacado la remera para entrar al agua… dejando al descubierto la lisa piel de su torso, en el cual estaban delineados sublimemente los músculos de los pectorales y del abdomen… al parecer Ryu hacía bastante ejercicio…

 

Un calor le cubrió las mejillas, haciéndole consciente de sus propios pensamientos y provocándole frustración.

 

¿Por qué se ponía a pensar en esas cosas justo en ese momento?... ya sabía a la perfección que Ryu no le gustaba… sólo que… debía de sentir envidia, eso era probablemente… porque le gustaría tener un cuerpo tan atractivo como el de su amigo…

 

Miró una vez más en la dirección donde el dragón se encontraba. El rubor sin querer desaparecer.

 

Alicia estaba totalmente colada por el azulino, eso se veía a leguas… de hecho no era la única, todas las chicas de la playa por lo menos le seguían una vez con la mirada por algunos segundos… y de cierta forma les comprendía, ya que su amigo era de esas personas que parecen sacados de revista de modelos… y sumado a ello, era brillante, un verdadero genio que estaba a kilómetros por sobre la inteligencia promedio, como la suya, y ni siquiera se daba los aires de superioridad que justificadamente podría… además, a pesar de ser generalmente una persona de trato frío y formal, también poseía un lado muy tierno y cálido que hace poco había conocido muy en profundidad… definitivamente no podía culpar a Alicia-san de enamorarse de él… de hecho ambos se veían como la pareja perfecta juntos… ella era muy hermosa, elegante y seguramente venía de una buena familia al igual que Ryu… es más, ambos habían estado en el extranjero así que conocían bien el mundo más allá de Japón… estaba seguro de que si Ryu se casaba algún día, sería con una persona como ella…

 

De pronto, una tristeza se instaló en su corazón. No sabía de dónde provenía ni cuál era su razón, pero… allí estaba.

 

 

Continuará...

Notas finales:

bien, aqui no termina Ou<

esto sigue en la página siguiente :))


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