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Nuestra Pequeña Rutina por lakyday

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Notas del capitulo:

Hola :) Aquí estoy de nuevo, después de mucho tiempo jeje! nwnU

MUCHAS GRACIAS A LAS PERSONAS QUE LEEN Y A LAS QUE DEJAN REWIES :DDDDDD en algún momento pensé q estaba haciendo el loco publicando cosas que nadie leía jajaja! Pero estaba equivocada! hurra!

Y también pido perdón por demorar tanto en actualizar… Lo siento! Ningún lector merece eso!…

9.9 debo confesar que tenía prácticamente listo este capítulo luego de publicar el primero, pero no me gustaba >,< y lo deje estar hasta que maduraron mis ideas y se me ocurrieron un par de cosas que, a mi gusto, lo hicieron más interesante!

Eso me llevó algo de tiempo, pero lo q más me demoró fueron las vacaciones… sí, usualmente todos escribe en vacaciones, PERO YO NO! Soy un caso especial, cuando terminan las clases vuelvo a casa y allí no tengo un espacio donde me sienta cómoda para escribir.

Pero ahora que estoy sobre la marcha de nuevo y bajo estrés también ¡mi imaginación desborda! Ya he hecho unos tres capítulos que van más adelante en la historia así que vamos bien, hay fanfic para rato :)

Ay! Amo esta pareja

Ya… he comentado mucho... GRACIAS POR LEER!! Aquí vamos!

 

Capítulo 2: “Descubriendo los deseos del corazón”.

 

Iniciaba un radiante día sábado en Tokyo y ambos aspirantes a detective bajaron a desayunar. La madre de Kyu les saludó con una sonrisa mientras terminaba de arreglarse para salir.

 

- Kyu –llamó mientras registraba su cartera.

-¿ahm?-respondió distraído mirando a Ryu quien estaba en la cocina bebiendo un vaso de agua.

-¡Kyu, no juegues con la comida! –le reclamó y seguido le dio un coscorrón.

- ¡ay! ¡kaaaasan! –se quejó mientras se sobaba la cabeza.

- estás en secundaria, ya no eres un niño y aún sigues jugando con la comida- –le regañó-  ¿eso es una carita sonriente en el arroz?

- sip, así es más divertido desayunar ¡y me da ánimos para iniciar el día! –sonrió de forma infantil.

 

La suave risa del dragón desvió la atención del de mirada dorada hacia él mientras que se sentaba frente al recién regañado para desayunar.

 

- ay, hijo, así nunca conseguirás una novia… -suspiró la señora Renjou.

 

 Kyu se sonrojó fuertemente, tratando de ocultarlo al llevar el plato del arroz cerca de su boca y comer. Ryu sonrió de medio lado al ver esa reacción.

 

- al menos sé que puedo confiar en Ryu-kun.

 

El aludido sintió una leve punzada de culpa. (n/a: hace falta que mencione la razón?)

 

- sucede que hoy ayudaré en la pastelería de una amiga y llegaré tarde para la cena, así que aquí les dejo dinero para que coman afuera  ¿entendido? –preguntó dejando aquello sobre la mesa.

- ¡entendido! –declaró su hijo, mientras que el dragón asintió una vez con la cabeza.

-entonces nos vemos a la noche. Tengan cuidado chicos y que les vaya bien en la DDS – se despidió besando la frente de cada joven.

- ¡ah! ¿kaasan, no has dicho que ya no soy un niño? –se quejó Kyu.

- calla o no te traeré pastelillos –bromeó la mujer dirigiéndose la puerta de la casa.

- ¡si, señora!

 

Con una sonrisa la señora Renjou desapareció al otro lado de la puerta, dejando solos a ambos chicos quienes estaban en las mismas condiciones.

 

Camino a la DDS Kyu contaba animado una de sus anécdotas de cuando iban a preparar pasteles a la casa de la amiga de su madre.

 

- … olvidé poner seguro a la tapa y cuando apreté el botón ¡la crema salpico toooda la cocina! Mamá estaba muy enojada y me tuvo limpiando cada rincón, mientras ellas bebían té en la sala de estar… mmm… ¿crees que debería guardarle algún pastel a Megu? –se volteó a mirar a Ryu quien iba detrás de él.

- ah, disculpa no prestaba atención…

- ¿pasa algo? –preguntó curioso y sin molestarse, pues sabía que a veces hablaba demasiado.

- pensaba… qué hacer para la cena- dijo un poco avergonzado.

- ¡Ryu! ¡¡No tenía idea de que sabías cocinar!!

- así es… y... hay muchas cosas que no sabes sobre mí –sonrió de medio lado.

 

Cuando el peliazul lanzaba esos comentarios, el de mirada dorada sentía que algo se hinchaba en su pecho y le entraban ganas terribles de preguntar y preguntar para saber todo en relación a su amigo, sin embargo, siempre las acallaba diciéndose que su compañero hablaría por su cuenta cuando estuviera listo. Era un poco desesperante. El asunto era que el comportamiento siempre tan misterioso de Ryu le atraía de sobremanera, era como si le hechizara.

 

- además –continuó el dragón, ajeno a los pensamientos de su amigo- debido a que tu madre me ha permitido vivir en su casa, siento que debo hacer algo por ella y qué mejor que cuidar de su querido hijo –declaró como si nada.

 

El de visos verdes sintió su cara arder con violencia.

 

-¡aah! ¡Ryu, eso es muy vergonzoso! –apresuró el paso dándole la espalda para que no viera en la condición tan acomplejada en la que estaba.

- ¿está mal? ah… me disculpo por mi impertinencia.

- eso no… no es eso…

- ¿eh? –exclamó el dragón confundido.

- es… como decirlo… la forma en que lo dijiste sonó…. como si… fueras una chica…

(n/a: se podría entender al revés, pero mírenlo del punto de vista que en Japón no es común que un chico cocine. es como cuando una esposa se compromete a cuidar de su marido)

- olvídalo… ¿sabes? Creo que el delantal de frutillas de mamá te quedará bien jajajaja!

-Kyu… -le advirtió.

- ya… gomen, gomen - se volteó nuevamente para encarar a Ryu y continuó- es sólo una broma ¡estoy ansioso por probar tu comida! – se ubicó a su lado- ¡realmente eres perfecto, Ryu!

 

El chico de mirada gris pensaba que estaba muy lejos de merecer tal apelativo, su linaje era una aberración. Sin embargo, esa sonrisa que Kyu le dedicaba, tan radiante, tan amable, tan ingenua, tan… hermosa, esa sonrisa hacía volar lejos todas sus preocupaciones y le provocaba en el pecho un sentimiento desconocido, nunca antes experimentado y se preguntaba qué significaría.

 

Las clases en la DDS habían durado todo el día y habían sido agotadoras especialmente hoy. Salvo breves recreos y la hora del almuerzo en la cual todos fueron al casino de la escuela a comer, habían estado metidos entre libros y casos, por lo cual al final de la jornada Megu, queriendo pasar tiempo con su novio, se acercó a Kyu quien le advertía a Kinta que esta vez no se escapara porque no se quedaría a limpiar por él.

 

- oye, Kyu…

- dime Megu –atendió con sus labios curvados en una sonrisa infantil.

- ¿tienes algo que hacer? Pensaba que podríamos ir a tomar helado o algo así…-dijo la pelirrosa con rubor en sus mejillas, pero más segura de sí misma ya que sus sentimientos eran correspondidos.

- ah… bueno, es que… eeeh…

 

Kyu miró a Ryu. Habían quedado en ir juntos a comprar al supermercado lo necesario para la cena y además pensaba pedirle que le enseñara a preparar algo sencillo.

 

-no te preocupes por mí  -dijo el dragón. Luego se despidió de todos con una reverencia y se marchó.

 

¿Qué hacer? Había pasado todo el día pensando en cuando llegaran a casa. Descubriría una nueva faceta de su amigo y eso lo tenía muy entusiasmado. Se podría haber conformado con lo sucedido la noche anterior, cuando su relación con el otro chico había avanzado un significativo paso, pero al tratarse del de ojos grises no podía desperdiciar ninguna oportunidad. Quería estar allí para Ryu y no soportaba pensar que cuando por fin el peliazul se abría otro poco más con él, al punto de tomarse la molestia de preparar la cena, estaría solo. La vida de su amigo había sido muy solitaria siempre y de alguna forma él ahora se daba cuenta de que deseaba desesperadamente llenar aquel vacío. Mientras estuviera a su lado no permitiría que Ryu se sintiera solo de nuevo, no más.

(n/a: para eso mala idea fue conseguirse una novia y dejarlo tocando el violín xD!)

 

- ¿pasa algo, Kyu?- preguntó la pelirrosa al notar la mirada de su novio perdida en la dirección en la cual el peliazul había desaparecido.

- Megu…

- ¿a dónde iremos? –preguntó con una sonrisa.

- no…

- ¿no sabes? Pues el otro día pasé a una heladería con mi hermana…

- espera –le interrumpió- verás, esto… ahora mismo no puedo –decía mirando a su novia, mientras avanzaba hacia la puerta, tendiendo cada vez más a la carrera- perdón. Te prometo que mañana iremos ¿sí?

-¡Pero, Kyu…! –no le vio el caso a continuar la frase dado que el peliverde había desaparecido.

 

En el bosque que quedaba de camino a la salida de la DDS, un atractivo joven caminaba cabizbajo y sin prisa.

 

-¡Espérame, Ryu!

 

Oyó detrás de sí una llamada cuya voz conocía a la perfección. Se volteó para asegurarse de que su mente no lo engañaba y vio a Kyu acercarse corriendo hasta detenerse sin aliento frente suyo.

 

- ¿qué pasa? –preguntó pacientemente, sabiendo que su amigo necesitaba tiempo para recuperarse.

 

El de mirada dorada le sonrió y sin previo aviso le tomó de la muñeca y le arrastró a correr hasta la salida. Una vez en la calle, se detuvieron a recuperar el aliento.

 

- ¿qué fue eso? –preguntó el peliazul desconcertado.

- nada…. Vamos.

-puedo caminar así que no tienes necesidad de jalarme de la muñeca, Kyu – exclamó el heredero notando un leve calor en el rostro al sentir el contacto con su amigo- ¿y qué pasó con Megu?

- quedamos en salir mañana –dijo mirando a su propia mano soltar a su compañero, al tiempo que trataba de controlar el rubor provocado por la vergüenza.

- ¿eso está bien? Creo qu-...

- ¡ya vamos! –le interrumpió el de visos verdes de forma grosera, pero entusiasmado.

- ah... ¡sí!

 

Ryu sintió un calor en el pecho, muy en contraste con la sensación que le invadió cuando regresaba solo a casa de Kyu. Hurgando en aquel sentimiento cálido, se dio cuenta de que le agradaba que el de hermosa mirada dorada decidiera acompañarlo. Esa sensación, era un sentimiento de… ¿placer? Placer. Porque Kyu le había preferido a él, aunque sonaba como si Megu y él estuvieran compitiendo, como si… fueran rivales. Sacudió la cabeza para alejar esos pensamientos. De ninguna manera ellos eran rivales, de partida, no existía competencia alguna, ellos eran amigos y Megu era la novia de su mejor amigo, esa era la situación.

 

Tardaron un tiempo en elegir, en el supermercado, los ingredientes necesarios para la cena, dado que a Ryu se le ocurría preparar platos que nunca en su vida había escuchado ni cuyo nombre podría repetir jamás, así que debió mencionarle las comidas más “normales” y elegir de entre las que el dragón sabía preparar.  Además, pasaron por allí a comprar un delantal de cocina más masculino, el cual fue bastante duro encontrar.

 

Ya de vuelta en el hogar y exactamente en la cocina los dos chicos se dispusieron a preparar la cena que consistía en un simple onigiri, junto con takoyaki y teriyaki. Ryu fue señalando a kyu los pasos para cocinar el onigiri y el takoyaki, luego cuando fue el turno del teriyaki le pidió ayuda para cortar los vegetales. El heredero de Meiosei se mostró muy hábil con los cuchillos, lo cual llamó la atención del peliverde, pues todo lo hacía con finísima precisión y eficiencia, era muy impresionante. Otro caso era Kyu… acostumbrado a la comida rápida nunca había manipulado un cuchillo, pero gracias a las instrucciones del dragón algo lograba hacer, claro que no se podía comparar con su amigo, él parecía un experto. En eso que se distrajo mirando embelesado la habilidad de Ryu, se hizo una cortadura en el dedo índice. El dolor le advirtió y le hizo sisear soltando de inmediato la filosa herramienta.

-¿estás bien? -preguntó el azulino preocupado.

- me corté, pero sólo un poco -le mostró el dedo levemente sangrante para tranquilizarlo.

 

Ryu le tomó la mano, la llevó bajo la llave del fregadero y dio el agua para que limpiara la herida. Ante este acto Kyu sonrió.

 

- ¿qué ocurre?

- nada, es solo que estas cosas hacen que me de cuenta de la forma particular en que fuiste criado, Ryu.

- ¿ah, sí? ¿por qué?

- porque comúnmente lo que se hace es lamer la herida...

- ¿en serio? -preguntó incrédulo.

- sip

-es algo extraño...

- ¿tú crees?

- ahá

- pues es así -le aclaró con una sonrisa que fue desvaneciéndose cuando el peli azul se encogió de hombros y acto seguido se llevó el dedo a los labios y le dio una pequeña lamida. Kyu abrió los ojos de par en par mientras el rubor le cubrió violentamente hasta las orejas, en seguida se soltó del agarre de su amigo llevándose la mano al pecho y volteó la cara evitando la mirada confundida de Ryu.

-n-no me refería a eso... uno lame SU PROPIA herida...

- oh...

 

Entonces el rubor también asaltó el rostro de Ryu quien bajó la mirada muy avergonzado y sin saber donde meterse ante el estúpido malentendido.

 

- lo siento... -exhaló.

- n-no importa voy a... a... arriba por un parche jeje

 

Kyu salió disparado escaleras arriba, encerrándose dentro del baño. Sentía su corazón latir desbocado incluso parecía que martilleaba contra la puerta que tenía a sus espaldas en la cual estaba apoyado. ¡¿QUÉ HABÍA SIDO ESO?! Evocó la imagen de Ryu lamiéndole y su cara ardió aún más si es que podía. ¡¿Cómo podría mirar a Ryu de nuevo a la cara?! Se sentía muy abochornado y como que de pronto hacía mucho calor ahí dentro. Dio el agua del lavabo y se mojó el rostro un par de veces, luego se miró en el espejo diciéndose a sí mismo:

 

- fue solo un malentendido, un accidente, ya pasó... ya pasó...

 

Se rascó la nuca un poco confundido. El recuerdo de la sensación de la lengua del dragón lamiéndole le daba escalofríos... unos 'extraños' escalofríos. Sacudió la cabeza ante esos raros pensamientos y fue por el maletín de primeros auxilios.

 

Antes de salir del baño inspiró y se repitió mentalmente "no pasa nada, sólo un accidente" y bajó las escaleras.

En la mesita de estilo japonés la cena ya estaba servida y el azulino sentado, esperándole.

 

- ¡wow! ¡esto se ve delicioso! -dijo mientras se sentaba- ¡y huele muy rico!, ¡Itadakimasu!

- itadakimasu...

 

Todo sabía aún mejor de lo que olía, estaba delicioso, Ryu era un gran cocinero pensaba Kyu. Lo miró y se dio cuenta de que se veía incómodo claramente debido al "accidente".

 

- ¡está delicioso, Ryu!

- g-gracias... oye... lo siento de nuevo... -se disculpó haciendo una mueca.

- no pasa nada -dijo con una gran sonrisa- fue un malentendido, olvidémoslo -sugirió y continuó devorando con avidez.

- h-hai...

 

...

 

- ¡haaa, estoy satisfecho! ¡qué rico estaba! qué bien cocinas, Ryu.

- gracias, pero tú también colaboraste - le sonrió ya más relajado, puesto que el "accidente" en el olvido debía quedarse.

- sí... pero yo soy un desastre… -suspiró el moreno- no sirvo para nada más que para resolver casos y hasta en eso eres mejor que yo…

- eso no es cierto. Tú tienes algo que yo no. Y no te desanimes, debes tener más confianza en ti mismo, Kyu. Cuando es la primer vez, ya sea cocinando u otra actividad, cualquiera se equivoca.

- ¡yo no sólo me equivoqué! –respondió con una lejana parte de sí preguntándose que había querido decir su amigo con que él tenía algo que el dragón no- ¡soy un gran peligro!

-... eso no lo puedo negar…

 

Los dos rieron. Ambos sentían una comodidad compartiendo con el otro que no lograban con ninguna otra persona.

 

- aun así, un novato siempre se equivoca.

-¿ah, sí? Entonces dime alguna anécdota tuya –sonrió con la mirada fija en el peliazul, atento a su respuesta.

 

Ryu comenzó a indagar en su pasado poniendo una expresión pensativa. Los segundos pasaron y no hablaba. Entonces Kyu notó en la mirada de su amigo que se daba cuenta de algo, luego éste subió su vista hasta toparse con la suya y en seguida la bajó con expresión algo melancólica, lo cual le arrugó el corazón.

 

- verás… mis tutores eran muy cuidadosos, supongo… que ningún accidente que me pusiera en riesgo sería tolerado.

 

Otra vez. Otra vez se manifestaba, como un fantasma, aquella solitaria vida de Ryu y los odiaba por no haberle permitido conocer a su amigo la libertad ni todas esas cosas buenas que tiene la vida.

 

-¿sabes? Estoy comenzando a odiar a tu abuelo.

- no serías el primero…-se le escapó. Al ver la mirada preocupada del peliverde decidió cambiar de tema- en fin, ahora yo tengo curiosidad ¿por qué no le has dicho a tu madre que estás saliendo con Megu?

 

El moreno cayó en la trampa, olvidándose del tema.

 

-no sé… creo que me da… vergüenza.

- ¿eh? no deberías sentirte así. Tu mamá estará feliz, Megu es una chica muy linda.

 

Kyu desvió la mirada evidentemente irritado.

 

-¿Qué ocurre?

-nada.

-no pienses mal, Kyu, no es que me guste Megu.

 

El aludido se sorprendió de su propia reacción, es que simplemente le había molestado el comentario.

“Así que esta irritación son celos de novio”, pensó.

 

 

Era ya entrada la noche. Los chicos habían levantado ya la mesa, lavado, guardado y ordenado todo en la cocina. La madre de Kyu aún no llegaba y decidieron ir a dormir, pues era tarde y este había sido un día especialmente agotador. Ryu armó el futón y una vez bajo las tapas Kyu apagó la luz y se metió en su cama.

 

Una vez más el peliverde se sentía inquieto y se daba vueltas y vueltas. Estaba seguro de que el azulino estaba dormido y él también tenía sueño, pero no podía dejar de pensar. Su mente era ocupada por los acontecimientos de la noche anterior, cuando se pasó al futón de Ryu. Sentía la necesidad de hacerlo de nuevo, porque aunque fuera vergonzoso admitirlo a él le había gustado mucho poder tocar a su amigo. Tocar su suave piel, su delgado cabello… “¡qué cosas estoy pensando! >n<”

En eso que se recriminaba mentalmente y rodaba por la superficie de su cama, se desorientó y no se dio cuenta de que el mueble acababa allí y cayó sobre Ryu.

 

-¡ouch! – se quejó el dragón.

- ¡lo siento!... –se disculpó mientras se quitaba.

- ya debería estar acostumbrado, pero no es así… -dijo más para sí mismo.

- jeje! nwnU

- ¿Tuviste una pesadilla?

- eh… no… estaba pensando…

- ya…

-… sobre… lo… de anoche… -soltó muy despacio e inseguro.

- ¿qué pasa?

- ¡no, nada! –se arrepintió el de mirada dorada, disponiéndose a levantarse para volver a su cama.

 

Sin embargo, Ryu lo tomó de brazo. No ejercía fuerza, solo puso su mano para comunicarle que quería que se quedara ahí.

 

- ¿hay algo que quieras preguntarme?

 

“¡aaah! ¡¡¿Por qué siempre sabe que decir?!! ¡Es como si leyera mi mente!” pensaba nervioso Kyu.

 

- sí… eh… etto… -se rascó la nuca con una sonrisa para suavizar la petición- ¿está bien si… si… lo repetimos?

 

El príncipe quedó sorprendido. Sospechaba que su amigo le pediría algo así, pero no se creyó a sí mismo. Ahora sólo podía responder la petición que él se había guardado con resignación.

 

- seguro…

 

Todas las noches que siguieron desde ésa, Kyu solamente tenía que llamar muy bajito a su compañero y éste la hacía un espacio en su futón para, por unos minutos, compartir el calor corporal, inocentes caricias y leves sonrojos.

 

Continuará…

Notas finales:

Jejeje ¬w¬ me he roto la cabeza pensando cómo se lo pediría Kyu, pero se me ha ocurrido al fin :)

Y como ven esa es su “pequeña rutina”

espero que les haya gustado :D

¡comenten, adelante, adelante! ¡No se corten!  ;)


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