El Príncipe Campesino
Te quite una vida de lujos, por culpa de la codicia.
“Lo Siento”
Había una vez, un enorme reino, llamado, Konoha, todo era armonía y paz, la gente disfrutaba de vivir en ese bello lugar, lleno de tierras buenas, campos verdes y el gran palacio donde vivían los reyes de Konoha. Minato Namikaze, el rey, generoso, amigable, amoroso y comprensible. Kushina Uzumaki, la reina, risueña y un poco rebelde y muy bella.
En el reino era un gran día, el 10 de octubre, el día en que la reina daría a luz a su primer hijo. Fue una gran fiesta en todo el reino y claro Minato estaba más que feliz con este nacimiento. Al niño lo bautizaron con el nombre de Naruto, era un niño muy hermoso, físicamente se parecía a su padre, pelo güero y ojos azules, pero su rostro era igual al de su madre.
Desafortunadamente, no todos estaban felices con este nacimiento, Deidara el sobrino de los reyes, sabía que si ellos tenían un hijo, eso lo despojaba de tener el trono.
-¿Cómo fue esto posible? Es increíble que me quiten mi trono con ese mocoso
-Jefe… -Hablo uno de sus acompañantes
-¿Qué sucede Suigetsu? –Gritaba furioso el chico güero
-Solo quería proponerle que si nos deshacíamos del bebe
-Oye… no sería una mala idea, al desaparecerlo y matarlo, eso hace que yo vuelva a tener mi hermoso trono.
-¿Matarlo Señor?
-Si, matarlo, por que si regresa y lo ven, sabrán que es el príncipe y lo coronaran
-¿Y si los reyes tienen otro?
-Eso es casi imposible, después de todo, este les costo procrear, es casi como un milagro, es por eso, si ellos no llegan a tener un heredero al trono, seré yo. Y si tienen otro y es mujer, igual viene siendo mio trono, una mujer no puede heredar el trono.
-Okey, entiendo…
-Lo que harás será…
Y asi, con el plan en marcha del malvado Deidara, a una semana del nacimiento de Naruto, Suigetsu salió en la noche, entrando exitosamente y sin ser detectado al palacio, entro sigilosamente a la habitación de los reyes, donde se encontraba el pequeño príncipe. Suigetsu se acerco, lo miro y le dio ternura al verlo dormido, al momento lo pensó, pero sabía que debía cumplir esa misión, lo tomo en brazos y el bebe se acurruco en su pecho, lo envolvió bien y salió del lugar, de igual manera de como había entrado.
Las ordenes de Deidara eran: Sacar al bebe, salir del reino, ir a lo mas profundo del bosque y matarlo. Sonaba fácil, pero hacerlo era más difícil. Esto constantemente batallaba en la mente de Suigetsu. Una vez adentrado en el bosque, recostó al niño en el suelo, lo destapo y al tiempo que lo hacia, el niño despertaba. Suigetsu observo sus enormes ojos azules, eran tan bellos y llenos de inocencia y pureza. Suigetsu no era un tipo malo, solo seguía ordenes, era su trabajo, pero matar a un inocente por pura codicia, sus principios no le permitían eso.
-No te preocupes Naru, te llevare lejos y nadie sabrá nada –Tomo al niño de nuevo y este solo sonreía sin saber por que –Te querré como a un hermano, no necesito del sucio dinero de alguien, con pura codicia en su corazón.
Suigetsu corrió mas allá del bosque, pasaron horas quizá, para llegar a un camino donde se podía observar el campo. Ya cansado, comenzó a caminar, hasta que pudo divisar una pequeña cabaña a la próxima entrada de al parecer otro reino. Se apresuro a acercarse y tocar la puerta. Le abrieron y era un viejo con el pelo largo y blanco como la espuma y un tanto alto.
-Niño, ya es tarde ¿Qué buscas?
-Un lugar donde descansar y el… -mostro a Naruto y se lo dio al señor –Un lugar donde vivir –Fue lo ultimo que pudo decir antes de caer desmayado a pies de la casa del viejo.
Al despertar, Suigetsu observo que estaba en esa pequeña cabaña a donde había llegado la noche anterior, visualizo el lugar y no vio ni al viejo y tampoco a Naruto, tomo fuerzas para levantarse y salió del lugar para ver si encontraba a alguien. Cuando volteo a ver el lugar de donde están las puertas del reino, vio a viejo cargando unas bolsas y en el pecho parecía tener un bulto colgando que al parecer y quería creer Suigetsu, era Naruto.
-Oh, despertaste muchacho, buenos días… -Dijo amablemente el viejo y con una sonrisa.
-Buenos días, ¿Cómo esta Naruto? –Pregunto, era lo más importante que le interesaba
-Asi que asi se llama, Naruto, Jejeje, que curioso nombre, esta bien, mira… -Le mostro el bulto que tenia y mostro al niño durmiendo, se veía muy tierno chupándose el dedo
-Gracias a dios… -Suspiro Suigetsu aliviado
-Si, realmente no me esperaba esto, pero parece una bendición, siempre quise tener un hijo y ahora gracias a ti…
-¿Podrá quedarse? –Interfirió Suigetsu inmediatamente
-¿Eh? Pero claro, solo que no tengo espacio para ti, lo siento mucho, creo que tendrás que buscar otro lugar… -Se quedo en silencio, como tratando de preguntar su nombre para completar la oración
-Suigetsu, me llamo Suigetsu señor y por eso no se preocupe, trabajare y si me lo permite hare mi casa a un lado o enfrente de la suya ¿Esta bien? Digo buscare un lugar para trabajar y lo ayudare a mantener a Naruto.
-Si claro, creo que por eso no hay problema y por tu ayuda sería una buena ayuda.
-Gracias señor, de verdad se lo agradezco
-Bueno hare el desayuno y después ire a presentarle al rey a mi nuevo hijo.
-Por cierto viejo, ¿En que reino estamos?
-En el reino Uchiha, donde todo es paz y claro las cosechas geniales. Ah y por cierto me llamo Jiraiya y no viejo.
Comenzaron a preparar el desayuno. Suigetsu ayudo, hasta que Naruto comenzó a llorar, lo tuvo que entretener un rato, darle de comer y cambiarlo, cosa sencilla para una madre, pero para un chico de 15 años, era todo un reto.
-Oye Suigetsu… -Hablo Jiraiya mientras cocinaba –Naruto se ve, muy pequeño, ni siquiera llega al mes ¿Qué paso?
-Bueno es que… -Era natural que no le podía decir nada al respecto con Naruto, lo echaría de inmediato hasta podría llamar guardias para que lo arrestaran –Lo encontré en el bosque… tal vez fue abandonado o algo así, sentí mucha pena y es por eso que lo acogí, claro que yo no podría mantenerlo, es por eso que le pedí su ayuda y gracias a dios usted quiere un hijo, yo creo que lo trataría como mi hermano, siempre he querido uno.
-Ya veo, eres muy amable Suigetsu, criare a este niño y hare que crezca sano y fuerte para que sea un gran campesino como yo.
-Si, muchas gracias, y se que será un gran campesino.
Al acabar el desayuno, Jiraiya tomo de nuevo a Naruto y se dirigió al palacio, donde ya el rey lo esperaba. Unos soldados lo guiaron hasta la sala de audiencias.
-Su majestad, el campesino real ha venido a visitarle- Anuncio el guardia y Jiraiya entro con cuidado.
-Gracias, Jiraiya acércate… -Menciono el rey y Jiraiya obedeció y apresuro el paso. Enfrente de el estaba el rey, a su izquierda su reina y a su derecha su hijo mayor y a lado de la reina el hijo mas pequeño de al parecer 2 años de edad -¿Qué te trae por aquí amigo mió? –Hablo de nuevo el rey cuando ya Jiraiya estaba mas cerca
-Bueno, vine a presentarte a alguien…
-¿Alguien? ¿Pues de quien se trata?
-De el… -Jiraiya descubrió al niño, que con tal acto despertó y volteo a ver a los reyes y príncipes, los cuales quedaron maravillados con ese azul celeste de sus ojos.
-Es bellísimo Jiraiya… -Dijo la reina estupefacta.
-¿Y es tuyo?- Pregunto el rey
-Si Fugaku, es mio, no biológicamente, pero lo es…
-Adoptado ¿eh? Bueno este bien, te felicito amigo
-Es una hermosura de verdad
-Gracias Mikoto
-Sera un buen campesino como tu…
-Gracias Itachi
-Lo quiero…
Se escucho la voz del meno de los príncipes, a quien todos voltearon a ver y el cual no quitaba la mirada del bebe.
-Perdona Sasuke, ¿Qué dijiste? –Pregunto su madre
-Quiero a ese bebé… -Se levanto de su asiento y se acerco a Jiraiya -¿puedo cargarlo? –Lo miro fijamente y no era broma lo que decía, en verdad quería a ese niño
-Pero eres muy pequeño, te puedes caer.
-Me siento, ven vamos a mi silla y me dejas cargarlo
Jiraiya obedeció y lo siguió, una vez en el asiento del príncipe, le dio a Naruto con sumo cuidad y Sasuke tenia una carita ilusionada. Sus ojos y los de Naruto se encontraron, Sasuke no dejaba de admirarlo, incluso sus mejillas se sonrojaron, su rostro quedaría grabado para siempre en la mente del pequeño príncipe.
-Sasuke, querido… devuélvelo… -Hablo su madre de nuevo
-Pero no quiero… es mió –Hacia puchero el niño y se aferraba al pequeño cuerpo de bebe
-No cielo, no es tuyo, es de Jiraiya, es su hijo
-¿Podrá venir algún día a jugar?
-No lo creo cielo, es complicado
-Pero…
-Solo devuélvelo…
Sasuke se lo devolvió de mala gana a Jiraiya y los vio partir
-Recuerda Sasuke, que eres un príncipe y no puedes andar juntándote con los plebeyos –Dijo su padre como regaño por la actitud que tuvo su hijo –Los campesinos y los príncipes no pueden juntarse.
-Si, padre… -Bajo la mirada y comenzó a derramar lagrimas sin que nadie mas lo notara, pero a pesar de todo eso, Sasuke sabía que pronto volvería a ver a ese pequeño rayito de sol, ya sea tarde o temprano.
Imagenes:
SASU EL PRINCIPE PEQUEÑO
Naru recien nacido con su papa
