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Post Mortem por Vampire White Du Schiffer

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Notas del fanfic:

Los personajes de Bleach, pertenecen a Tite Kubo. Esto es puro divague de fan. Sin lucro. Este fanfic se podrá encontrar sólo en esta página, si lo ven en otro lado, denuncien. El shotacon es conducta ilegal. 
El fanfic me surgió de repente, la idea pues. Se va muy rápido. Perdón si deja inconforme a alguien. XD.

+ : : Prólogo : : +

¿Cuándo había comenzado esto? Bueno, podría mostrarse fecha y hora, pero sería medio aburrido. Así que en resumen se podría decir que todo comenzó cuando, por pura malicia de Aizen, Ichigo ya dormía tranquilamente en su casa, después de noches de vela. Sin embargo, ser siempre vigilado por el que antes fue capitán en la Sociedad de Almas, puede que causar algún inconveniente. Tal como el ser «ultrajado» mientras pernocta…

+ : : Ocurrió así : : +

Ichigo no había dormido bien en la última semana. Por eso, al bajar las escaleras siempre terminaba la cara para lustrar el piso. O con ojeras distintivas. O tal vez sin prestar atención a los profesores, vaya ni siquiera se mostraba beneplácito cuando sus amigos le invitaban a los videojuegos o como el caso con Orihime y Rukia, que anhelaban llevárselo para ayudarse con las bolsas de múltiples compras en las tiendas departamentales. Gracias al cielo que la Teniente del escuadrón de Hitsugaya tenía mucho trabajo en la Sociedad, sino, también iba a tener que sufrir por el seguro rechazo que le daría a ella con un corto: estoy muy cansado, lo siento.

Quizá la causa de su fatiga sería la causa de su insomnio. Apenas habían aclarado el asunto de que Rukia no era ninguna traidora, que el verdadero malvado del cuento era Aizen Sōsuke, que el plan era obtener algo mucho más grande que la destrucción, y que necesitaban prepararse arduamente para el reencuentro con el desertor. Ichigo había dado lo mejor de sí para lograr salvar a su amiga, y ahora le esperaba otro enfrentamiento. El final.

¿Era ésa preocupación la que le impedía dormir?

+ : : : : +

−Kurosaki-kun –le llamó por décima vez.

−Ah, lo siento, Inoe –respondió Ichigo y en seguida recibió un golpe en la cabeza –¡Oye, Rukia! –reclamó.

−Ni te atrevas a decir algo, eres insoportable.

−¡Qué esperas, después de todo no he logrado dormir!

−¡Es porque eres un debilucho que se preocupa de más!

Y así comenzaron a discutir tan tiernamente como siempre, mientras la princesa sonreía con una gota resbalándole por la frente.

+ : : : : +

−Qué va a saber Rukia de mis problemas –se quejó estando en la soledad de su habitación, ya que por petición de la shinigami, Kon se quedaría ella el fin de semana, en lo que él trataba de conciliarse con Morfeo.

Sus hermanas y su padre salieron de excursión a quién sabe qué lugar. Así que tenía la casa totalmente para él. Se preparó algo ligero de comer y al subir las escaleras, le llegó un mareo, definitivamente ya le hacía falta unas horas de descanso. Suspirando y todo, se lanzó a la cama, donde revolvió las sábanas. Al parecer su cerebro tenía otros planes y por ello no iba a brindar tregua. Abrió la ventana y dejó que el aire invitara a bailar a la cortina.

Cerró los ojos, convencido de que el intento podría surtir resultados esta vez. Un optimista hasta el final. Cuando de repente, sintió arena impidiéndole abrirlos de nuevo. Se dejó absorber.

La respiración era acompasada. Deliciosa. Tan lozana y fresca como una mañana de la recién nacida primavera. Y lo primero que sintió, es que había algo encima de él. Pero, vamos, era un sueño. Al fin estaba descansando y no iba a ponerse roñoso al respecto. Y luego una risa. Sí, escuchó un trino.

Ichigo –su nombre fue invocado con una sensualidad que lo hizo estremecer hasta la última partícula de su ser. Y más al ser nombrado más de una vez. Alguien le besó. Alguien le tocó. Y no se sentía nada mal. Todo lo contrario. Las manos que estaban recorriéndole el pecho, los labios y el mentón, eran demasiado agradables como para ser verdad.

Comenzó así un «Sueño Húmedo». Uno que no recordaba desde hacía cuatro años.

+ : : : : +

Tenía once años y su padre decía que los sueños que tenían eran eso. Simples quimeras.

−Pero, papá –alegó –, no lo es. Ésa persona dice que me ama….

El señor Kurosaki se enojó por ese comentario. Ichigo para ya no causar más revuelos, aseguró no volver a soñar más con aquella persona que le hacía sentirse más amado que cualquiera.

Empero, una noche después de eso, apareció de nuevo.

Ichigo, he venido a verte – susurró la voz al jovencito, que vibró de pies a cabeza, con alegría. Estaba contentísimo, sabía que la persona del sueño era real –Shh, debes guardar silencio, Ichigo, sino tú padre podría venir. –y el niño obedeció, dándose la vuelta. Medio dormido, medio despierto.

Entonces, aquella persona se recostaba encima de él. Lo besaba en los pequeños labios, en las pequeñas mejillas. Y lo acariciaba profundamente. Deleitándose con sentir el roce de grandes manos sobre sus botones rosas. Sobre la cintura.

Ahhh –gimió el pequeño y la persona le besó para cortar el ruido. Era tan indefenso y por ello, hermoso.

Eres muy lindo –le dijo la voz –, pero hoy no cuento con mucho tiempo.

No, espera –gimoteó aun siendo acariciado en la nuca –. No te vayas –suspiró.

−¿Tú crees en mí, verdad, Ichigo? –le metió la mano en la pijama.

–ladeó la cabeza –. Pero papá dice que tú no existes –respondía, seguramente, en el sueño. Entonces, la persona se aprovechaba y le apretaba la entrepierna a modo de juego.

Claro –consintió –, él tiene miedo de que me ames –se burló, en eso, despojó al infante de las ropas inferiores, para hacerle algo placentero, y a la vez, sinvergüenza. Le masturbó lentamente, paseando los dedos por toda la extensión de ése órgano viril en desarrollo.

Ichigo amaba esas cosquillas que la persona del sueño le hacía sentir. Eran tan extrañas, pero no era malo, ya el miedo de recibirlas se había ido. Además, sabía que si se portaba bien, ganaría un premio. Quizá otro beso húmedo o…

Algo se acercó a su trasero, y gimió de la pura expectativa. La persona le mordía ligeramente el cuello y luego lo lamía con parsimonia. Casi con cariño. El niño sintió los embistes mucho más duros, y su boca fue tapada por la mano para evitar más escándalos, eso sin quitar lo excitante que era desprender gemidos tan tiernos. Como su edad.

+ : : : : +

En la actualidad, su boca era silenciada por una almohada, y eso porque estaba acostado bocabajo. Pero eso no desmeritaba que sentía su virilidad dura como piedra. Y de que era terriblemente placentero tener una lengua masajeándole las nalgas. Esto es un sueño. Un muy depravado y rico sueño.

−Ahhh –gimió de nuevo, tal y como lo hacía de más pequeño.

La lengua pasaba por las suaves y tersas montañas de carne, con deseo, y se hundía entre el paraje oculto. Por eso Ichigo arrugaba las sábanas a su alrededor. Sigue siendo un sueño.

Incluso los cortos besos que se le daban en la parte de los muslos, ah, eran para morir del puro deleite. Mordiendo las pantorrillas y masaje con algo más. Estaba suspirando ya descontroladamente, mordiéndose los labios. Quería más. Quería ser profanado a lo bestia, tal y como en sus sueños de la niñez. ¿Cómo pudo recordar eso en semejante momento?

Ah, más, más –gimoteó con suma necesidad, y de nuevo escuchó una risa; una tan maldita y demoniaca que le causaba espasmos de placer. Incluso eso. Ya estaba ardiendo por la parte de enfrente. Debía atenderse. Pero. Es un sueño, ¿no?

Iba a dejar el mundo pronto cuando le apretaron la cintura. Más al ser despojado de la ropa. Muy gráfico. Ya no iba a soportar mucho más los mordiscos en sus partes nobles. La necedad por obtener más fue lo que ganó. Le levantaron la cadera y sin pensárselo ya, fue penetrado de una sola estocada. Un bien proporcionado trozo de carne entraba y salía de su cavidad anal, y dioses, le encantó. Al punto que gritaba. Gritaba en sus sueños que le diera con más fuerza, que entrara más profundo. Más adentro y mucho, mucho más rápido. Y como medalla, le masturbaron con esas características. A la par de las estocadas. De las mordidas en el lóbulo de la oreja. Del toqueteo morboso en la cintura, en el ombligo y en las caderas. Hasta que con los espasmos que lo anuncian, llegó el orgasmo. Cayó rendido.

Qué buen sueño (polvo).

+ : : : : +

Cuando abrió los ojos, se sentía adolorido y… húmedo de cierta parte. Las piernas flaqueaban y se descubrió en pleno día, desnudo, en su cama, con las sábanas revueltas. El cansancio no estaba, el dolor sí. Aunque mejor dicho iba a ser una combinación extraña de ambos. Fue entonces cuando su cerebro reaccionó, y junto con una nota que estaba cerca de él, se dio cuenta de la verdad.

«Te extrañé mucho, Ichigo.

«Atte. Aizen.

Notas finales:

Siempre fue mi deseo hacer algo así con el pobre de Ichigo, jaja, y por éso nació este fic. Si tiene algún error, ojalá me lo puedan decir. 
Muchas gracias por leer, a los que lleguen a comentar, a agregar a Favoritos. Gracias a mi hermoso Ángel. 
¡Espero leerlos en algún lado!


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