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Amor a prueba de todo por pandita_chan

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Notas del fanfic:

No está beteado D: el mundo est+a en mi contra hoy :c 

Notas del capitulo:

Esto se me ocurrió una noche que me estaba quedando dormida escuchando una cumbia xD y después soñé akasjj la cosa rara, pero bueno, ojalá les guste 

Se conocieron una tarde calurosa de verano cerca de una fuente que era llamada “La separación”, sin pretenderlo esa era su función, separar a la gente acomodada de ese pueblo de aquellos que tenían menos recursos económicos, pero eso no les importó a ambos niños que se encontraron allí por casualidad…

 

El pequeño estaba llorando cerca de allí con una canastita entre sus manos; la apretaba con fuerza y sollozaba sonoramente, aun así ningún adulto se compadeció de él, al contrario de un niño que pasaba por allí quien devolvió sus pasos para saber qué le pasaba…

 

—¿Qué te pasó?, ¿Por qué lloras?— le preguntó

 

Aquel niño levantó la cara e intentó detener su llanto pasando las mangas por sus ojos mientras hipaba y moqueaba sin obtener mucho éxito…

 

—S-se me cayó mi dinero— respondió

—¿Cuánto dinero era?— le preguntó otra vez

—contó con sus deditos— Dos mil pesos— respondió mostrando dos de sus dedos mientras las lágrimas seguían corriendo por sus mejillas

—Pero es solo un poquito de dinero, no entiendo por qué lloras tanto— dijo

—Ese dinero lo había ganado vendiendo galletas, si llego sin nada a casa mi papá me pegará y a mamá también— explicó abrazándose a sí mismo volviendo a llorar

 

Estaba empezando a oscurecer y el pequeño niño no sabía cómo hacer para recuperar su dinero, no quería tener que ser apaleado otra vez por su padre, mucho menos quería que su mamita pasara por lo mismo. Mientras el otro niño lo veía rebuscó en sus bolsillos, él tenía la cantidad que le había indicado y un poco más, estaba dispuesto a dárselo con tal de que dejara de llorar…

 

—Toma —dijo extendiendo su mano—, es todo lo que tengo— explicó

—negó— No, es tu dinero, no puedo aceptarlo— respondió

—puso el dinero en el bolsillo de su camisa— Te lo regalo, los regalos no se devuelven— insistió

—sonrió agradecido— Gracias… eh, ¿Cómo te llamas?— preguntó

—Naoyuki, ¿Y tú?— preguntó de vuelta

—Yutaka— contestó levantándose del suelo

 

Hablaron un poquito más y tuvieron que separar sus caminos debido a que ya estaba de noche y si no llegaban pronto a casa los retarían a ambos. Cada quien tomo un rumbo distinto, Naoyuki hacía el sector sur de la fuente y Yutaka hacía el norte; eran de diferentes realidades socioeconómicas, pero ninguno de los dos le dio importancia a eso…

 

Antes de entrar a su casa dejó su canastita en el suelo y contó el dinero que Naoyuki le haya dejado en el bolsillo, habían dos mil quinientos pesos, quinientos más de lo que necesitaba, pero no iba a pasarle todo eso a su padre; enterró bajo el masetero de la entrada la moneda demás y luego ingresó a su casa, cuidando no hacer ruido para no despertar la furia de su progenitor y no meter en problemas a su mami tampoco. Quitó sus zapatitos, dejó la canastita y el dinero en la mesa y corrió en puntitas de pies a su habitación; se cambió con el pijama y luego de meterse a la cama se tapó hasta la cabeza para poder descansar, ya sería mañana otro día para tener que trabajar…

 

Despertó en su cama debido al ajetreó de su nana que andaba acomodando los juguetes, abriendo las cortinas y las ventanas para ventilar la habitación, se levantó de mala gana y bajó hasta la cocina para golosear lo que el ama de llaves cocinaba a esa hora. Estaba solo en casa con la servidumbre, sus padres andaba cada quien por su lado viajando por negocios, desde que tenía memoria las cosas eran así, nunca le faltó nada, salvó el calor de hogar y el cariño de sus padres. Una vez solito se arreglo y estaba listo para recorrer el pueblo alguien conocido se atravesó en su campo visual…

 

—¡Yuta- Chan!— gritó moviendo su mano

—¡Nao- Chan!— gritó de vuelta corriendo en su dirección

—¿Qué haces por aquí?— le preguntó

—Tengo que vender las galletas que hizo mamá— respondió mostrando su canastita

—Ya veo, ¿Puedo acompañarte?— consultó

—¿No te retaran tus papás?— interrogó

—Mis papás no están en casa, si que no dirán nada— contestó

—Bueno, entonces vamos— dijo y lo tomó de la mano arrastrándolo calle abajo

 

Era como si se conocieran de toda la vida, conversaban de muchas cosas que nada tenían que ver con sus claras diferencias económicas; dibujos animados, juguetes, todo era tema entre ellos, hacer amiguitos a los ocho años era muy fácil y para ambos era tan grato tener alguien con quien pasar el día, aunque fuera en esas circunstancias, eran niños tan solitarios hasta antes de conocerse que no les importó tener que desperdiciar sus vacaciones trabajando con tal de estar juntos…

 

Nao supo la razón por la cual su amigo nunca salía a jugar sino a trabajar, vio con sus propios ojos cómo aquel hombre lo retaba por llegar tarde, espió por sus propios medios cómo su padre lo encerraba para que no interfiriera cuando golpeaba su madre y escuchó con pesar los gritos y los sollozos de su amiguito queriendo impedir esa situación logrando que también se llevara un par de golpes…

 

Así al revés también Yutaka corroboró la soledad y el vacío en que vivía su amigo, teniendo todo lo que quisiera y más, pudiendo conseguir lo que se le antojara con tal de levantar el teléfono, no sabía que era pasar una navidad en familia, ni lo que se sentía ver a tu mamá en un acto escolar, comer comida hecha con cariño, que lo ayudaran con las tareas, que lo fueran a dejar al colegio, nada, nada de lo poco bueno que él tenía, Nao lo conocía y al final ya no supo si le daba más pena su amigo o él mismo…

 

 

Cuatro años de amistad se vieron rotos después de que los padres de Nao decidieran hacerse cargo de su hijo por fin, luego de tantos años en el abandono. Tomaron sus cosas y se trasladaron de cuidad sin darle el tiempo a su hijo de despedirse de nadie, un cambio radical que no le gusto, que lo hizo patalear y llorar como nunca antes, pero que por sobre todo dejó dos pequeños corazones rotos por la distancia que los separó…

 

~.ö.~.ö.~

 

Con quince años de edad, luego de haberse trasladado de improviso tras el aviso de que su padre había salido de la cárcel, Kai se preparaba para ir al colegio, habiendo llegado con una semana de retraso a la fecha en que comenzaban las clases…

 

—Péinate— le pidió su mamá dejando el desayuno en la mesa

—No alcanzo, mami, voy tarde. Adiós— le dio un beso en la mejilla y corrió

 

Luego de haber ahorrado pesito a peso su madre lo matriculó en una buena secundaria; siempre le decía que la educación era lo único que podía dejarle como herencia, por eso se sacrificó para darle buen estudio…

 

Se recriminó todo el camino el haberse desvelado viendo una película la noche anterior, se había quedado dormido, y no sólo iba llegando a su nueva escuela una semana tarde, sino que en su primer día había perdido de seguro las dos primeras horas de clases. Cuando llegó el inspector lo llevó a su salón entre regaños e indicaciones sobre las reglas de ese lugar, una vez habló con el profesor lo lanzó de un empujón dentro de la sala y cerró la puerta; de inmediato sintió las miradas sobre él…

 

—El será su compañero de ahora en adelante, llegó a estas alturas por problemas personales y llegó tarde hoy ¿Por qué?— le preguntó

—Me quede dormido— contestó avergonzado, de inmediato se escucharon las risas de sus compañeros

 

Al final de la sala había uno recién despertando luego de la siesta habitual en la clase se historia, disimuladamente se estiró y vio medio borroso al chico que estaba frente a la clase; refregó sus ojos y luego se puso a jugar con una liga de goma elástica con la cual tiraba papeles a sus amigos que se sentaban más adelante…

 

—Me llamó Uke Yutaka, tengo quince y vivo solo con mi madre— contó

 

—¡Ay, mi ojo!— la liga había ido a parar directo al ojo izquierdo de Nao después de haber escuchado el nombre de su nuevo compañero

 

El profesor sólo negó con la cabeza mientras escuchaba las burlas y risas de los alumnos, estaba acostumbrado al mal comportamiento de ese alumno en particular. Le indicó el puesto que le correspondía a Kai y luego prosiguió con la clase…

 

Aun con el dolor y sin sacar la mano de donde la tenía, Nao apegó su frente al pupitre, muchos recuerdos se le agolparon en la mente, el chico nuevo era su único amigo de la infancia, no tenía dudas sobre eso, su sonrisa lo delataba, sin embargo Yuta- Chan estaba tan diferente a ese entonces…

 

~.ö.~.ö.~

 

—Ya no llores, fue solo un rasponcito— dijo

—Me duele— se quejó frunciendo el ceño

—No seas llorón, Yuta- Chan— se burló

—¡Pero duele!— alegó

 

Kai siempre se caía, y el estaba allí para ayudarlo a levantarse y consolarlo si lloraba mucho, pero esa vez había sido grave y aunque quiso ayudarlo a levantarse para llevarlo caminando de vuelta, se dio cuenta que no podía ni afirmar el pie. Lo subió cómo pudo a su espalda y caminó con él a lo largo de casi todo el pueblo para poder dejarlo en la puerta de su casa…

 

—besó su mejilla— Gracias, Nao- Chan— dijo bajándose de su espalda con cuidado

—¿Duele mucho?— preguntó

—Sí, pero no importa, mañana estaré mejor— respondió

—Ojalá— agregó

—Ahora debo entrarme. Nos vemos— se despidió moviendo su mano

—besó su mejilla también— Nos vemos, Yuta- Chan— se despidió y se fue corriendo

 

~.ö.~.ö.~

 

Sin querer se quedó dormido sobre el pupitre en esa rara posición, y fue el mismo profesor quien lo despertó de un librazo en la cabeza, ya estaba harto de él y sus forma grosera de comportarse, desde que había llegado al colegio ése niño era una pesadilla…

 

—¿Qué? ¿Qué pasó?— preguntó asustado

—Se va a dejar de soñar con “Yuta- Chan” en mi clase, sino quiere que mande a llamar a sus padres de nuevo, señor Murai— amenazó

—golpeo su cabeza sobre la mesa— no, no, maldición— susurró

—el profesor golpeó la mesa— ¡Le estoy hablando, señorito!— gritó

—¡No me grite, me duele la cabeza!— le gritó de vuelta

 

Naoyuki Murai, Kai se preguntaba si ése chico rebelde era el mismo Nao- Chan de su infancia, era demasiado un alcance de nombre y apellido con un adolescente que debía tener la misma edad. Pero en serio ¿Él era su amiguito de la infancia?, no solo estaba físicamente diferente, sino que él no recordaba que Nao haya sido grosero o mal portado, tenía que sacarse la duda de encima, pero primero tenía que dejar la vergüenza de lado…

 

Pasaron semanas y meses en los que quedó de manifiesto lo diferentes que estaban ambos chicos a cómo eran en la infancia, por parte de Nao era más el cambio de actitud, ya que el físico había sufrido los cambios correspondientes a la edad, pero seguía siendo pequeño y cachetón; ahora era grosero, peleador, y flojo en los estudios, poco quedaba del niño dulce y simpático. Al contrario de Kai; en su caso él seguía siendo retraído y vergonzoso, esforzado, honrado y estudioso, lo que había cambiado en el era más que nada lo físico, estaba mucho más alto, más delgado y ya no tenía facciones tan finas como cuando era pequeño…

 

Iba siempre cada quien por su lado, ninguno de los dos se atrevía a hablarse aun cuando habían corroborado que sí se conocían desde antes, pero cada quien tenía sus propias razones para no acercarse, las mismas que en un principio no fueron trabas para su inocente amistad, ahora los estaban limitando. Tampoco era que a ellos les importara ser de diferentes estratos económicos, eran las personas a su alrededor las que se encargaban de hacer la diferencia, dejando siempre a Kai al margen por no creerlo digno de pertenecer a una institución de ese nivel. Y aun cuando el grupito de Nao era el que llevaba la batuta cuando de hacer bullyng se trataba, él jamás se involucró en algo que tuviera como objetivo a su amigo de la infancia, aunque tampoco podía defenderlo, sino las agresiones se las llevaría él, pero no era grato tener que verlo aguantar todo lo que le hicieran…

 

—¿Qué podríamos hacerle hoy?— preguntó Shou

—Toca educación física, ¿No?— preguntó Hiroto

—Si— le respondieron todos

—Escondámosle la ropa— propuso

—Lo que tú quieres es verlo desnudo— le dijo Saga

—Oye, si Kai no es feo, pero eso no quita que siga siendo pobre— se defendió 

—Voy afuera— anunció Nao yéndose de la sala

 

Eso era el colmo, desde que habían descubierto su situación, Kai era el blanco de entretenimiento de sus grupo de amigos, pero esconderle la ropa era mucho, y sabía que no harían solo eso, sino dejársela inutilizable, ya lo habían hecho una vez, aquella ocasión en que tuvo que hacer como si nada aun viéndolo aguantar las lágrimas. Él conocía tan bien a ese chico y sabía a qué se debía su carácter, aun así jamás lo ayudó, por el estúpido miedo al rechazo por parte de su grupo

 

~.ö.~.ö.~

 

—¿Qué le pasó a tu uniforme?— le preguntó su madre

—se encogió de hombros—

—Ten más cuidado— dijo

—Lo tendré, mami. ¿Te ayudo a coser?— le preguntó

—No te preocupes, tú ve a estudiar— respondió

 

Así lo hizo, sin embargo su madre se demoró mucho más que él en terminar de arreglar su ropa y al final igual la ayudó con lo que quedaba por remendar, pero agradecía que haya sido su uniforme deportivo el que salió dañado, si hubiese sido el que debía ocupar todos los días tendría que haber trabajado el doble para comprarlo de nuevo…

 

~.ö.~.ö.~

 

Algo así como intuición o presentimiento le aviso a Kai que tuviera cuidado con sus cosas, y aun cuando demoró y se llevó un reto por parte del profesor no dejó sus cosas en ningún momento e incluso las tuvo a la vista en todo momento y no en donde todos los demás tenían lo suyo. Eso imposibilitó la jugarreta que los amigos de Nao querían hacerle, y al final lo único que se le ocurrió realizar cómo para no perder la costumbre fue dejarlo ducharse con agua fría, aunque no fue algo que le haya afectado mucho, el agua caliente no era un lujo con el que dispusiera en su casa y más que un par de estornudos no sacaron de él…

 

~.ö.~.ö.~

 

Por lo que las casualidades le informaron Nao se iba caminando a casa todas las tardes, por lo general solo, e incluso recorrían hasta cierto punto la misma dirección a pie, claro que aunque se veían jamás se juntaban y hasta intentaban cambiar de acera para no tener que toparse directamente en el trayecto, pero eso no quitaba que se observaran y quisieran hablarse.

 

~.ö.~.ö.~

 

Esa mañana su madre había obligado a Kai a llevar paraguas a la escuela, aun cuando había un lindo sol, pero cuando salió en la tarde se dio cuenta porqué; llovía a cantaros y él se quedó en la entrada del colegio hasta que vio que todos se subían a sus respectivos autos para irse, suerte la de ellos, él tenía que irse a pie, algo amainó el aguacero en su espera, pero cómo siempre él no era el único que se iba a pie y al ver a Nao salir poco antes que él sin nada para cubrirse un impulso lo hizo correr para alcanzarlo…

 

Estaba resignado a mojarse ese día, no quería que lo fueran a buscar cómo al resto, al menos en algo quería seguir siendo como antes y prefería recorrer el camino a pie, aun cuando era mucho. Su vida había cambiado tanto desde que se haya ido de aquel pueblo donde vivió su infancia, muchos podían pensar que su vida era perfecta, pero muy al contrario de lo que él mismo pensó en un principio tener que vivir con sus padres era exactamente como cuando estaba solo, si bien no estaban viajando, estaban siempre fuera de casa trabajando, puta vida que llevaba, extrañaba los días en qué se arrancaba de su servidumbre para ir a comer galletas a la casa de Kai o esas tardes en que jugaban por ahí después de vender, aun cuando cada quien tenía sus propios problemas eran buenos tiempos, y los echaba de menos, pero estaba consciente de que esa amistad había muerto…

 

No importaba si él llegaba mojado a casa, su madre sabía que a él se le perdía todo, tenía una excusa, pero él sabía lo mucho que Nao sufría estando enfermo, al menos en el pasado, no sabía si ahora también, pero no le importó; sin mediar palabra una vez lo alcanzó le pasó su paraguas y luego se fue corriendo sin mirar atrás. Cuando llegó a casa su madre lo reprendió un poco por haber olvidado el paraguas. Al siguiente día cuando llegó al salón su paraguas estaba sobre su mesa; vio de reojo a Nao y luego se sentó, al menos lo había ayudado en algo…

 

—Kai- Chan, despierta— susurró su compañero

—Estoy despierto— respondió sin levantar la cabeza

—¿Qué te pasó?— preguntó

—Me siento mal— contestó y seguido de eso estornudo

—Estás resfriado— le dijo

—Creo que sí— comentó

 

Ese chico era el único que le hablaba de su curso y siempre estaba pendiente de él, nunca recordaba su nombre, pero ahí estaba él cuando peor se sentía, como en esa ocasión; se había ganado un resfriado por haberle pasado el paraguas a Nao. Aquel chico habló con el profesor y seguido de eso se lo llevó a enfermería para que le dieran algún medicamento, en lo que se contactaba con su madre para que fuera a buscarlo…

 

—¿En cuánto creen que ese chico se tire a Yutaka?— especuló Tora

—Un mes— dijo Shou

—De aquí a fin de año— discrepó Hiroto

—Nunca— opinó Nao y sus amigos lo miraron

—¿Por qué tan seguro?— le preguntaron

—No se ve como un chico fácil. ¿O es que no lo han notado? Ése chico ha andado desde que llegó como perro faldero tras suyo y él ni enterado, es demasiado despistado— lo explicó como analizando para que nadie supiera cuanto lo conocía

—Eso es verdad— dijo Saga estirándose sobre la mesa

—¿Se han preguntado siquiera si Kai es gay?— les preguntó Nao

—Oye, ahora que lo pienso —analizó Saga volviendo a su posición original—, eso suena como si lo estuvieras defendiendo… Además que cuando algo le hacemos a él tú nunca te haces participe, ¿No será que te gusta?— especuló

—¡Por supuesto que no!— gritó levantándose de su silla

 

Todo el mundo quedó viendo raro a Nao por haber roto el silencio en que el curso estaba sumergido, de paso dándole una excusa al profesor para sacarlo de la sala…

 

—¡Fuera de la sala, seño Murai!— le gritó el profesor

—Pero —iba a reclamar—… Ok, me voy— concluyó sacando sus cosas. No tenía que darle la cara a su grupito por esa reacción

 

Nunca les dio una explicación a sus amigos, aun cuando seguían insistiendo en que le gustaba Kai, e intentó por todo medio no seguir inmiscuyéndose en los asuntos que tenían que ver con hacerle pasar un mal rato, pero aun así sus amigos lo empezaron a obligar a hacerse participe, como una forma de demostrar lo que se empeñaba en negar, si no le gustaba no veían cual era el problema para no entretenerse con su sufrimiento…

 

—Sácale las hojas— insistía Shou

—No, prefiero arrugarlas— respondió

—La idea es que no le quede materia. Por cierto es muy ordenado. Pero rompe el cuaderno, Nao— dijo Tora

—¿Sólo la mitad?— intentó transar

—No seas marica, Nao. Rompe ese cuaderno por la mierda— se enojó Saga

—Uy, si le gusta. Se los dije— molestó Hiroto

—¡No me gusta!— reclamó

 

Eso bastó para que descargara su rabia mal dirigiéndola hacia el pobre cuaderno de Kai que nada tenía que ver en el asunto. Los demás solo vieron como le sacó todas y cada una de las hojas, aunque su idea era devolvérselas para que por último traspasara la materia después, pero no pudo, porque mientras él iba sacando hojas, sus amigos las iban arrugando y rompiendo para que no quedara nada, de nada, tal vez solo las tapas…

 

Cuantas veces en contra de su voluntad tuvo que hacer algo en contra de Kai para que dejaran de molestarlo y aunque no lo hacía mientras él lo veía se sentía tan mal cuando lo veía lamentándose por lo que le pasaba, que le daban ganas de golpear a sus propios amigos…

 

Kai sabía que Nao era quien hacía las cosas en su contra, junto con su grupito, siempre se preguntaba que tanto podía cambiar la gente, cómo era posible que aquel niño cachetón y simpático que tanto lo ayudo en el pasado se haya convertido en lo que era en la actualidad; conservaba la esperanza que algo quedara de su amigo de la infancia, un mísero vestigio de aquel niño por el que tanto lloró cuando supo que se había ido lejos. Por eso mismo jamás reclamaba, se guardaba las lágrimas y las acusaciones, sabía bien que Nao tenía un extenso historial de mala conducta y que si seguía así lo iban a echar del colegio. A pesar de todo no quería tenerlo lejos, y si tenía que aguantar lo que fuera por tenerlo relativamente cerca lo haría sin importar las propias consecuencias que él tuviera que pasar…

 

—Tengo una sospecha, pero por sea caso: quiero saber, ¿quién fue el que sacó las hojas de anotaciones del libro de clases?— dijo el profesor

 

No había que ser adivino para saber que Nao había sido el culpable, no le convenía tener su expediente visible para la reunión de apoderados, pero eso era una causa mucho más grande…

 

—Una más, Naoyuki, una jugarreta más y por fin te irás del colegio. Ten cuidado con lo que hagas que te estaré vigilando— le advirtió el profesor

 

Eso significaba una expulsión inmediata y el profesor estaba furioso, sabiendo quien había sido le estaba dando la oportunidad de entregarse solo…

 

—Señor Murai, a dirección— le dijo el profesor

—¡Él no fue!— dijo Kai

—¿Entonces quién?— le preguntó

—levantó su mano auto culpándose—

 

Aunque no le creía lo mandó a la dirección igual, si se estaba entregando solo alguna razón tendría. El director tampoco era capaz de creer lo que Kai le decía, pero por tener el historial impecable solo lo suspendió de clases por una semana…

 

Luego de siete días en que su madre lo aconsejó insistentemente de no meterse más en problemas, volvió al colegio y lo primero que recibió fue una jugarreta por parte del grupito de Nao, aunque el propio Nao quería saber porque Kai se había echado la culpa de algo que no hizo, quería preguntárselo e iba a hacerlo, pero en un momento en que sus amigos no estuvieran cerca, el único momento del día en que nadie podría interrumpir su conversación era a la salida, estaba seguro de que sus amigos tenían cosas mucho mejores que hacer que espiarlo…

 

—Ven conmigo— dijo tomándolo de la mano  

 

Todo el rato que lo arrastró no le habló nada, simplemente apretó su mano para que no se soltara y una vez lejos de todo lo soltó…

 

—Kai, ¿Por qué te echaste la culpa de lo que hice?— preguntó

—Eso ya pasó, olvídalo. Al menos no te echaron— respondió

—Sabes que de todas formas me echaran, tarde o temprano— dijo

—Tú no eras así— susurró

—Las personas cambian, Kai— contestó

—Ahora lo sé— comentó

—Aun no me dices por qué te echaste la culpa de algo que yo hice— insistió

—Si te echan no podré verte nunca más, no quiero alejarme de ti otra vez— respondió por fin

—¿Aun cuando te he hecho tanto daño?— consultó

—Yo sé que tú no eres así, tú eres un chico bueno… Sé que en el fondo, muy en el fondo algo queda del Nao- Chan que me ayudaba cuando era pequeño, aquel que sacrificaba sus vacaciones para pasar el tiempo conmigo, el chico que gastaba su mesada en comprar cosas para los demás, él que le daba pancito a las palomas y él que guardaba su colación para dársela a la señora que se sentaba fuera de la iglesia… Algo ha de quedar del Nao del que yo me enamoré— contestó

—¿Qué?— No creyó escuchar bien lo último

—Nada. Olvida lo que dije ¿Sí? Ya no volveré a meterme en tus asuntos, lo juro— respondió

—¿Ni siquiera me pedirás que deje de molestarte?— interrogó

—Estoy acostumbrado a que me traten a palos— dijo encogiéndose de hombros

 

Sacó más de una razón a la luz pero se negaba a creer que su amigo de la infancia estaba enamorado de él, no, no y no, no podía ser, ¿Por eso le aguantaba todo y jamás reclamaba?. ¿Qué mierda de persona era él? Estaba dejando al margen a la única persona que fue su verdadero apoyo cuando más lo necesitó. Él sabía que Kai era una persona de buenos sentimientos, no se merecía que lo quisiera de esa forma, no después de todo el daño que le hizo…

 

Después de eso le importó bien poco que siguieran tachándolo de marica y que lo molestaran con que le gustaba Kai, simplemente dejó de hacer todo lo que le obligaron y poquito a poco comenzó a revelarse contra su grupito, más no alejándose de ellos, no le gustaba estar solo, aun cuando sabía que había alguien más que dispuesto a no dejarlo solo nunca…

 

~.ö.~.ö.~

 

Durante el segundo semestre en el colegio el profesor podía disponer de la piscina para hacer actividades, los chicos que estaban desde antes lo sabían y se lo pidieron logrando que el docente accediera, suponiendo que todos sus alumnos sabían nadar, nunca nadie se preocupo de preguntar si era cierto que todos tenían dominio dentro del agua, porque de ser que uno no supiera nadar las actividades se suspendían. Al estar en conocimiento de eso, y temiendo a que le hicieran algo peor de lo que le venían haciendo Kai calló y jamás dijo que no sabía nadar. Las primeras clases se salvó, porque dividieron la clase por grupo, pero luego de la tercera no solo le tocó verse frente con la piscina sino con el grupito de Nao, y para agravar el asuntó el profesor tuvo que atender un asuntó de urgencia, eso lo dejó totalmente expuesto…

 

—Parece gato, se arranca del agua— comentó Saga

—¿Y si lo lanzamos al agua?— propuso Hiroto

—Sí, pero cuando termine la clase— accedió Shou

 

Nao no estaba presente cuando esa decisión se tomó, pero se imaginaba que sus amigos traían algo entre manos y esperaba que no fuera tirar a Kai a la piscina, él recordaba que no sabía nadar, y no sabía si con el tiempo había aprendido, pero prefería no pensar en eso…

 

El profesor los dejó toda la clase solos, dejó también el libro y las llaves del recinto sobre la mesa que disponía en ese lugar, por lo que cuando la hora pasó todos los alumnos procedieron sin hacer mayor alboroto, además que era la última clase del día. Cómo siempre teniendo cuidado con sus cosas Kai fue el último en ir a cambiarse, pero la lentitud le dio la ventaja a quienes querían verlo en el agua, ya habían salido casi todos, faltaba solo ese grupito y fue precisamente el momento en que lo vieron solo cuando dejaron sus cosas de lado para poder empujarlo, en el momento justo en que Nao iba saliendo de los vestidores…

 

—¡No! ¡Déjenlo, no sabe nadar! — gritó

 

Pero ninguno hizo caso a sus gritos, los dos que estaban ceca lo llevaron a tirones hacia fuera y cuando estaba lejos del recinto llegaron los otros dos, pero no veía a Kai en ningún lado, y siguieron como si nada sin soltarlo, arrastrándolo rápidamente lo más lejos que podían de ese lugar. No lo habían dejado solo en la piscina ¿O sí?...

 

—¿Dónde está?— preguntó tratando de soltarse del agarre de sus amigos

—¿Quién?— le preguntó Tora

—Kai, ¿Dónde está?— volvió a preguntar

—Pataleando en la piscina— le contestó Saga

—¡SUELTENME!— les gritó a quienes lo tenían sujeto 

—¿A ti que te pasa?— interrogó Shou al ver su cara de pánico

 

No le contestó, ni hizo caso a sus gritos, solo corrió y corrió de vuelta a la piscina, no podía ser que lo hayan dejado solo mostrando claros signos de no saber nadar. Al ingresar al lugar cayó por ir corriendo y por lo resbaloso del suelo, pero no escuchó nada, se levantó del suelo adolorido y lamentablemente lo primero que vio fue el cuerpo inmóvil de Kai flotando en la piscina. Sin pensarlo dos veces lo sacó de allí y pidió ayuda…

 

Mientras los otros cuatro se quedaron allí sin saber qué hacer, Hiroto les recordó a los otros dos el grito de Nao diciendo que Kai no sabía nadar, el miedo se apoderó de sus cuerpos ¿Qué pasaba si Kai se moría ahogado? En un impulso nervioso y curioso devolvieron sus pasos hacia el recinto para saber que había sucedido, entraron con cuidado dejando sus cosas en el suelo y a penas llegar al sector de la piscina vieron a Nao tratando de reanimar a su compañero…

 

—Yuta- Chan, despierta, por favor— susurraba insistentemente

—Nao— lo llamó Saga

—¡Yo les dije que él no sabe nadar!— gritó

—Cálmate— pidió Shou

—¡¿Cómo quieres que me calme?! Mi único amigo verdadero se muere ¡Y fue su culpa!— contestó apuntándolos

—Hay que hacer algo— dijo Hiroto tirándose los pelos

—Yo hice todo lo que sé y no se despierta, solo hay que esperar a que llegue la ambulancia— respondió serio

 

El grupito veía a Nao insistiendo, insistiendo y susurrando cosas sin prestarle mayor atención a su alrededor; en ese momento quedo de manifiesto el hecho de que lo conocía mucho más de lo que decía, que lo quería mucho más de lo que estaba dispuesto a asumir…

 

La ayuda se demoró un poco en llegar, y no llegó solo la ambulancia, el profesor también se hizo presente, y fue él quien llamó a la madre de Kai para avisarle lo que sucedió. A ellos los hicieron salir del recinto mientras los paramédicos procedían con lo correspondiente al caso, pero no se vieron libres de preguntas, el profesor los interrogó sobre lo sucedido, más ninguno de los autores y cómplices dijo nada, aunque la culpa los carcomiera por dentro…

 

—Quiero saber que fue lo que paso. Tengo que darle una versión a su madre, no se queden callados— pidió

—Antes dígame que pasó allá adentro— pidió Nao

—Está vivo, pero será trasladado a un servicio de urgencia— respondió

—el grupito suspiró con alivio— al menos estaba vivo

—Él no sabe nadar, se cayó a la piscina— contestó Nao

 

Su grupito lo miró con sorpresa, no los había delatado aun pudiendo, pero se notaba el alivio que sentía al saber que Kai estaba vivo, sin embargo eran otros los planes de Nao, y se los hizo saber en cuanto el profesor se fue en la ambulancia con Kai al servicio de urgencia…

 

—No nos delataste, gracias— dijo Shou

—Esa decisión no está en mis manos, yo no lo hice porque estoy más que seguro que si sale de está él los perdonará. Pero les juro por lo más sagrado que tengo que si las cosas salen mal yo mismo los haré pagar, como sea— advirtió

—¿No te estás tomando muy a pecho el asunto?— comentó Tora

—No hay como tomarse a la ligera un asunto así, casi mataron a un chico inocente, ¿Por el simple hecho de ser humilde? —apretó los puños con rabia—, solo espero que salga de está, les conviene a ustedes también— respondió

 

Tomó sus cosas del suelo y sin voltear dirigió sus pasos lo más rápido que pudo hacia donde sabía había sido trasladado Kai, no importaba si no podía verlo, él iba a acompañar a la madre de su amigo en eso…

Notas finales:

Gracias por leer y si les gustó subiré la conti C: 


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