Ahora, los papeles, se habían invertido.... Shun se encontraba frente al vidrio, cada vez, más empañado. Para su sorpresa, el cuerpo de Andrómeda era totalmente diferente al de su hermano, de proporciones un tanto más finas. El corazón y la mente de Shaka se encontraban confundidas era como observar lo opuesto a Ikki.
El agua se deslizaba, sensualmente por la pálida piel de Shun, mientras éste enjuagaba sus cabellos y la espuma de jabón cubría cual fiel cómplice sus partes íntimas...
- ¿¡Qué estoy haciendo!? ... ¡Esto está mal! ¡Qué vergüenza siento de mí! –pensó el rubio bajando inmediatamente la vista.
De repente, la puerta de vidrio que se había convertido en el escenario más excitante para el santo de virgo, se abrió...
El peli verde salió semidesnudo, cubierto únicamente por una pequeña toalla blanca, sujetada alrededor de sus caderas. Sus cabellos y su piel aún estaban humedecidos.
- Shaka, ¡parece que tenías hambre! ¡Te comiste casi todas las galletas! –exclamó al divisar la bandeja casi vacía.
- ¿¡Qué!?.... Ahhh...perdón... es que sí tenía un poco de hambre... yo... lo lamento...
Los nervios y la excitación, aparentemente, habían influido en el apetito de Shaka.
-¡No te preocupes, Shaka! En la alacena hay más, justamente, se las traje hoy a mi hermano ¡Es un goloso obsesivo! –comentó Shun con un dejo de comicidad.
El guardián de virgo, lo miraba de reojo, nunca había tenido la posibilidad de observarlo desde tan cerca... Era completamente opuesto a su hermano.
- Ikki, ¿te sirvo una taza de café? –interrogó Shaki.
- Sí, por favor –contestó Fénix al tiempo que observaba la bandejita de galletas casi vacía.
-Vaya... ¡No te conocía con ese apetito, Shaka !
- Ikki... discúlpame... yo...
- No te apenes, Shaka era una broma. Iré a cambiarme, enseguida vuelvo-sonrió como hacia tiempo no lo hacía.
- ¡Date prisa! O nos comeremos los dos el pastel ¡Mira que Shaka tiene hambre!-dijo entre risas el conejito.
Shaka algo incómodo y aún sonrojado se levantó, dirigiéndose a la cocina para preparar café y colocar más galletitas en la bandeja.
- ¿Te ayudo? –susurró el menor.
- No, está bien... No te preocupes...
- Me siento feliz de que estés aquí, Shaka, la verdad... odio tener que dejar a mi hermano y mucho menos en su cumpleaños pero ahora, al menos podré irme tranquilo. Sé que no estará solo.
- No te preocupes, yo siempre estaré con él-murmuró Shaki.
- Lo sé... y nada, me haría más feliz que esté, junto a una persona que lo quiere y a la que yo sé , él quiere –pornunció Shun mirando de una modo peculiar al virginiano, como intentando transmitirle un mensaje que esperaba entendiera.
El joven de cabellos dorados, atónito por las palabras de su ex discípulo, solo podía contemplarlo profundamente sin saber que debía responder.
- ¡Estoy listo! ¿Comenzamos? –se escuchó la voz varonil de fénix.
- Sí, ¡vayan sirviéndose! Ahora es mi turno para cambiarme –inquirió marchándose a la habitación.
El hindú había quedado algo perturbado por todos los acontecimientos del día pero trataba de disimularlo....
- Shaka, te agradezco por este detalle... ¿Sabes? desde que era un niño, no he festejado mi cumpleaños de esta manera y hoy, tú lo haces posible. Eres muy importante para mí... ¿Lo sabías? –afirmó Ikki.
- Gracias, yo solo quería compartir contigo este día, tan especial-sostuvo tímidamente.
Cuando el peli verde regresó, empezaron con la pequeña fiesta en honor a un fénix totalmente cambiado.
Los caballeros comenzaron a disfrutar de aquella ocasión especial, conversaron animadamente, compartiendo sus historias a la vez que degustaban el exquisito pastel. El rostro del japonés parecía iluminarse de felicidad.
Casi era medianoche, Shun se preparaba para partir. Los santos de fénix y virgo decidieron acompañarlo hasta el puerto.
-Ototo... otra vez debes irte...y dejarme solo…
El barco partió en medio de la noche, los jóvenes santos observaban como se perdía a lo lejos en el mar...
Camino de regreso, el menor de los dos se mostraba silencioso. El guardián de virgo sabía que aunque no lo demostrara estaba sufriendo por la partida de su hermanito menor, por lo que trataba de acompañarlo en silencio y a una distancia prudente.
En la oscuridad de la noche, Shaka, no alcanzó a ver un desnivel en el suelo y cayó en medio de un charco de lodo. Toda su túnica y algunos de sus largos cabellos quedaron embarrados, incluso, le habían salpicado, algunas gotitas de barro en su rostro.
El mayor de los de bronce al observar al santo de virgo en ese estado tan lamentable, no pudo evitar comenzar a reír desmesuradamente, mientras lo ayudaba a levantarse:
- Mejor te cargo, Shaka... tu no conoces bien el camino... podrías lastimarte...
Shaka se encontraba muy avergonzado por lo sucedido pero a la vez, se sentía feliz que aquella desafortunada circunstancia hubiera devuelto la alegría a fénix.
Cuando llegaron a la mitad del camino, el guardián de virgo pidió:
-Ikki ¿puedes bajarme, por favor? Desde aquí, ya puedo ver bien el camino...
El santo de leo obedeció de inmediato e interrogó:
- ¿Te piensas ir así, Shaka, todo embarrado? ¡De ninguna manera! Vayamos hasta mi cabaña, allí podrás ducharte.
Una vez que los caballeros llegaron el moreno pudo observar en la luz con claridad, la crítica y vergonzosa situación de su compañero y comenzó a reír nuevamente.
- ¡Basta ya! ¡No te rías! ¡Deja de mirarme así! –Ordenó un enfadado angelito- ¿Puedes prestarme alguna de tus ropas?
El japonés, aún vencido por la risa, buscaba en el placar alguna bata que pudiera serle útil.
- Ten, ponte esto... pero te va a quedar algo grande... –comentó al observar la delgadez del escultural cuerpo del doradito.
Shaka, molesto, se la arrebató de las manos.
- iré a ducharme, no tardo
Continuará…